Una lucha justa y digna Por Alejandro Dausá. Bolivia. Me llegó la noticia del fallecimiento del pastor bautista Lucius Walker, un afronorteamericano que dedicó muchos años de su vida a causas justas del Tercer Mundo. Casi en simultáneo recibí una foto en la que aparezco junto a un periodista que me entrevista. Al fondo se observa parte del edificio de la Oficina de Intereses de los EEUU en La Habana. Es probable que alguna gente ignore que los EEUU tienen no sólo una representación sino abundante personal en Cuba. La fotografía fue tomada en agosto del año 1993, en pleno verano caribeño. Nos encontrábamos junto a otras setenta personas realizando un ayuno voluntario de protesta, en solidaridad con el grupo que coordinaba Lucius Walker. Algunos de ellos habían sido detenidos en Laredo por autoridades fronterizas norteamericanas, que intentaron decomisarles sin éxito un autobús. El vehículo era de esos típicos para el transporte escolar, de color amarillo y poco confortable; pensaban hacerlo llegar a Cuba como parte de una donación, pero en particular como estrategia que procuraba quebrar de hecho el bloqueo norteamericano contra la isla. Los integrantes de la segunda Caravana de Pastores por la Paz habían decidido romper el bloqueo sin más, y sin solicitar los injustos y humillantes permisos requeridos por el Departamento del Tesoro. De esa forma, trasladaban diferentes objetos por la frontera hacia México, con el mensaje explícito de que se destinaban a Cuba. Aduaneros y policías irritados decidieron pinchar los neumáticos del transporte en plena franja fronteriza, a fin de frustrar el plan de los caravanistas. En un giro impensado, éstos se declararon en huelga de hambre dentro de aquel micro, convertido en un horno a causa de las altísimas temperaturas de la tierra texana. Raúl Suárez, pastor bautista cubano, decidió convocar en La Habana al ayuno solidario y de protesta que mencioné al comienzo. Lo hicimos bajo unas carpas improvisadas, en pleno malecón habanero. El denominado "período especial" estaba en su punto más crítico; Cuba se había quedado virtualmente sola, enfrentando incontables carencias materiales. Desde diversas partes del mundo se pronosticaba su hora final. De aquella experiencia recuerdo la tremenda solidaridad de miles de personas, que pasaban por ese popular paseo y se acercaban a toda hora para expresarnos su simpatía, no sólo por nuestro gesto, sino principalmente por el que estaba realizando aquel grupito de norteamericanos en Laredo. En un momento hubo que tomar la decisión de no recibir más ayunantes, porque apuntaba a convertirse en algo masivo. Algunas noches recibimos la visita de Fidel, que llegaba de improviso para interesarse por la situación. La huelga de hambre de los caravanistas duró veintitrés días; nuestro ayuno ocho o nueve. La solidaridad internacional y la cobertura de prensa colocaron al gobierno norteamericano en una situación incómoda, que lo hizo retroceder y permitir el paso del pequeño vehículo. Diecisiete años después, todo cubano conoce al movimiento Pastores por la Paz. Los autobuses amarillos siguieron llegando y se los puede ver circulando por todo el país; algunos fueron pintados por hermanos norteamericanos con símbolos, imágenes y leyendas alusivas a las lucha contra el bloqueo. Resultan una especie de recordatorio rodante del coraje de un pequeño grupo de personas que se enfrentaron al imperio motivadas por su fe.+ (PE) Nota relacionada. Falleció Lucius Walker, fundador de Pastores por la Paz. PreNot 9075 del 100909. PreNot 9079 100910 Agencia de Noticias Prensa Ecuménica 54 291 4526309. Belgrano 367. Cel. 2914191623 Bahía Blanca. Argentina. www.ecupres.com.ar asicardi@ecupres.com.ar |