viernes, 24 de diciembre de 2010

Celia de la Serna madre del Che Guevara wikileak argentino Adys Cupull

Seminario del Pensamiento Iberoamericano de Mujeres Ilustres (Tres Madres)  Celia de la Serna Llosa, resumen de su vida y obra.

 

El mundo entero convertido al Socialismo.

 

Por Adys M. Cupull

 

 

 

“…y no es la mamá la que está hablando, es una vieja señora que aspira a ver el mundo entero convertido al socialismo”.

                                                             Celia de la Serna       

 

 

Celia de la Serna Llosa, es de la tierra de José de San Martín y Ernesto Che Guevara. De allí, donde se empinan las altas cumbres nevadas de los Andes y se levanta el Aconcagua. De donde  se juntan las aguas del Paraná y el Uruguay, para formar el ancho y abierto estuario de La Plata.

 

De la tierra de las pampas y el mate; donde retumban las voces de Martín Fierro y Don Segundo Sombra; y se irradian al mundo los versos de Alfonsina Storni y los tangos de Carlos Gardel. De la Patria de la legendaria Evita Perón, donde  crece el ceibo en cuyos racimos de flores rojas y brillantes, yace el símbolo de la nación.

 

Nació en Buenos Aires, el 23 de junio de 1906. Su abuelo paterno, Juan Martín de la Serna, era propietario de grandes haciendas, participó en la Campaña del Desierto librada durante décadas por los ejércitos de soldados gauchos que exterminaron a la población indígena para apoderarse de las tierras. De esta forma adquirió nuevas propiedades en la provincia de Córdoba, donde una estación del ferrocarril y a su vez el lugar donde se encuentra, llevan su apellido. Como era  costumbre en la época, compró el título de Senador de la República  lo que le permitió incrementar sus riquezas. Juan Martín de la Serna,  era descendiente  del Virrey de la Serna, español que gobernó Perú en el siglo XVIII.

 

El padre de Celia se nombraba Juan Martín de la Serna Ugalde, desde muy joven se integró a las filas de los radicales y mantuvo una posición firme contra la corrupción. Estudió Derecho y Ciencias Sociales. Se destacó como dirigente de la Juventud Radical del partido Liberal Popular. Fue profesor universitario, Diputado Nacional y heredero de importante fortuna.

 

Su madre era católica, y descendiente también  de familia procedente de España. Celia tuvo dos hermanas y dos hermanos.

Quedó huérfana de niña y creció al amparo de sus hermanos mayores dentro de una familia perteneciente a la  aristocracia de Buenos Aires. Mujer sencilla y comunicativa, virtudes que la distinguieron. Por tradición familiar fue educada en una Instituición Católica para Señoritas. Desde temprana edad mostró la rebeldía ante las injusticias, voluntariedad,  osadía  y audacia.

 

En esta institución cursó grados primarios, y parte de los secundarios, además de asistir a misa, aprendió a coser, bordar, tejer. Estudió francés, luego aprendió algo de inglés y alemán. Desde joven fue una lectora incansable. Conoció a importantes autores entre ellos a Amado Nervo, María Rosa Oliver, Gabriela Mistral. De joven leyó a Charles Baudelaire, Pablo Verlaine y   Stéphane  Mallarmé.

 

Visitaba con frecuencia la hacienda de sus padres, amaba la naturaleza, jugaba tenis, montaba a caballo, nadaba en los ríos. Fue una de las primeras mujeres argentinas  en subir a un avión, junto a su hermano Jorge que  aprendía a pilotear.

 

En 1926, sin concluir el nivel preuniversitario y ante la insistencia de las monjas y la familia para que tomara los hábitos, abandonó la Escuela para Señoritas.

 

A principio de 1927 con la oposición de la familia,  se comprometió en matrimonio con Ernesto Guevara Lynch, cuya familia también poseía haciendas. Un intenso amor que la hizo separarse de sus hermanas.

 

Casada con el arquitecto Ernesto Guevara lo acompañó a la  selva de Caraguatay en la provincia de Misiones, donde poseían tierras sembradas de hierba mate. Allí comenzó una nueva vida como esposa, madre, y se adecuó al medio donde la población era mayoritariamente   guaraní,  trabajadores de la hacienda, con quienes convivió. Allí pasó su primer embarazo. Y regresó con su primogénito.

 

Tuvo cinco hijos. En 1936 preocupados por la salud de su hijo mayor, se trasladaron de Buenos Aires para Altagracia en la provincia de Córdoba. Como ella no había culminado sus estudios superiores, los continuó a distancia desde Alta Gracia.

 

Celia se convirtió en la maestra de su hijo mayor cuando  motivos de salud  impedían al niño ir a la escuela. Fue colaboradora permanente de la Escuela Primaria José de San Martín, donde asistieron sus hijos.

 

Mujer sobresaliente para la época rigurosa y de tabúes que le tocó vivir. Considerada y querida  por las familias  humildes de Alta Gracia, su casa se convirtió en el lugar que todos los niños compartían. Conducía el auto familiar y transportaba a sus hijos y otros niños a la escuela.  

 

Se actualizaba de los hechos nacionales e internacionales, era considerada una mujer politizada, cuyos conocimientos trasmitía a los demás. Se preocupó por las contiendas fronterizas como la guerra  que se desarrolló en El Chaco, entre bolivianos y paraguayos. Y fundó junto a su esposo el Comité de Ayuda Acción Argentina para socorrer a los republicanos durante  la Guerra Civil Española,  y finalizada esta.

 

Durante la II Guerra Mundial, cuando en Europa, se desarrollaba el fascismo y Alemania invadía otros países, Celia estuvo atenta ante el armisticio franco-alemán. Conoció que  Charles De Gaulle se encontraba en Inglaterra desde donde  pronunció un llamamiento a la resistencia por la independencia  de su patria. Celia vivía en la ciudad de Córdoba y allí fundó el Comité de ayuda a Charles De Gaulle.

 

El mayor orgullo y preocupación en su vida fueron sus hijos, exigía el estudio y la graduación de cada uno en su carrera universitaria. Era discutidora y madre cariñosa que inculcó los valores de solidaridad, justicia, humanismo, amor por la lectura, amor a la naturaleza.

Fue madre y amiga de su hijo mayor y no aprobó de inmediato sus primeras acciones internacionalistas. Razón por lo cual en una importante carta Ernesto  le pide que sea como Mariana Grajales, la madre de los Maceo, Y le reafirma que estaba actuando en contra de sus propias convicciones.

 

Desde 1956, Cuba comenzó a ser el centro de sus desvelos, el apoyo al Ejército Rebelde se hacía desde su propia casa, donde cada noche, trataban de escuchar las comunicaciones a través de  Radio Rebelde.

 

Fue a partir de 1959, cuando comenzó la transformación que la convertiría en aliada de las ideas socialistas de su hijo que defendió conscientemente, igualmente a Cuba y la Primera Revolución Socialista de América. Habló de la Revolución en diferentes foros,  universidades e instituciones y centros laborales de  varias ciudades: Argentina, Uruguay,  Chile,  Brasil y Cuba. Escribió las crónicas de su primer viaje a la isla, publicadas en el periódico del Partido Comunista de su país. Colaboró con el Movimiento de Liberación Nacional de Argentina.

 

 Se enfrentó a la reacción sin miedo. Aglutinaba a cientos de jóvenes, mujeres y hombres que escuchaban sus conferencias, con una oratoria ágil, profunda, animosa. Escribió varios artículos acerca de Cuba en el semanario VANGUARDIA de Buenos Aires, con el título LA OBRA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA.

 

Cuando se produce la invasión de Estados Unidos a Cuba,  por  Girón, Celia se puso  a disposición de la Embajada de Cuba en Buenos Aires. En 1962 vivió junto al pueblo cubano los históricos hechos de la Crisis de Octubre. En ese mes y año su casa fue allanada  en su país, por la Sección Especial de la Coordinación Federal.

 

También allanaron el apartamento de su hija Celia. El  28 de marzo de 1963 en su último viaje de regreso  a su pueblo, pasó por Italia, Praga, desde Europa viajó a Río de Janeiro y  y desde allí en ómnibus hasta Uruguay, y luego a la ciudad de Salto, fronteriza con Argentina. Cuando se dispuso a pasar en una lancha ambas márgenes  del río Uruguay, para continuar a Buenos Aires llega a la ciudad de Concordia donde fue detenida a las 11 y 20 del día 23 de abril de 1963,  registrada en los cargos como  PELIGROSA. La noticia corrió por el mundo tergiversada, plagada de mentiras “la señora Celia de la Serna Guevara, madre del conocido líder castrista Che Guevara,  la nombrada señora, viajaba desde Salto, Uruguay, y llevaba abundante  material de propaganda comunista y castrista”.

 

Su expediente fue llevado para el juzgado de Concepción de Uruguay a fin de que se recibiese y alojara en la cárcel pública, acusada de introducir propaganda de tendencias comunistas.

 

Fue conducida bajo guardia armada para ser interrogada, y enjuiciada, e incomunicada en la Cárcel Pública Local Se le aplicaron leyes represivas que violaron la Constitución Nacional.

 

El material ocupado, fue el siguiente:

 

Un folleto, Autocrítica de la Revolución

Fotos de Celia en compañía de su hijo y nietos

Una banderita con las insignias cubana y venezolana.

Fue trasladada luego a la Cárcel de Mujeres de Buenos Aires, Se le había declarado absuelta en el juicio, pero el Poder Ejecutivo no aceptó la decisión. Se le ordenaba a que se declara funcionaria   del gobierno de Fidel Castro.

 

Después de dos meses de presidio, la intervención del juez   Kent fue decisiva para lograr su libertad. Constituyó un tribunal en la misma cárcel, terminado el juicio en la madrugada del  24 de junio ordenó dejarla en libertad y que inmediatamente  la sacaran de la prisión. Afuera estaban sus hijos y un alto jefe militar argentino,  quien la trasladó en su auto particular hasta  su hacienda próxima a la frontera con Brasil, donde permaneció algunos días. Posteriormente simulando ser su esposa, cruzó la frontera y se trasladó a Montevideo.

 

Argentina en los años de la década de 1960 era un país ocupado por su propio ejército. Enferma continuó su apoyo a la Revolución Cubana. 

Regresó a su país y vivió clandestina, era una de las personas más buscada. Había burlado la  injusticia que cometieron. Poco después de la excarcelación recibió una carta de su hijo Ernesto, con pasaje para Cuba, pero se negó a viajar explicando que se exiliaba en Uruguay para continuar como hasta el momento trabajando en defensa de Cuba, que era trabajar  en defensa de los pueblos de América.

 

La cárcel le hizo sufrir y meditar. Robusteció su conciencia revolucionaria. Salió convencida de que el único camino que les quedaba a los pueblos era el de la lucha para poder alcanzar su liberación definitiva.

 

Celia estaba operada, después de la prisión su salud se quebrantó más. Pero no dejó de ser  madre y abuela, exigente y generosa.

 

Falleció el 18 de mayo  de 1965, llamó a Juan Martín y Roberto, sus dos hijos cumplían años el mismo día, los felicitó.

 

Su hijo Ernesto estaba en El Congo, públicamente los adversarios desinformaban sobre su desaparición. Días antes de partir le respondió a ella, una carta en la que Celia le pedía ir a Cuba.

 

Su hijo le informaba que iría a cortar caña, lo que por su sagacidad nunca creyó, y le respondió con la esperanza de saber la verdad  de su ausencia, la misión internacionalista  en África, que su fallecimiento impidió que  ella conociera.

 

En todos sus hijos contribuyo con la formación humanista que poseen, y veló por la unidad de la familia, lo que consta a través de documentos y cartas familiares.

 

Celia le respondió a su hijo Ernesto, una carta que  él nunca pudo leer, en la que  volcó su dolor de madre, sus dudas, su sentimiento maternal que le hacía saltar a la defensiva alertándolo. Defendiendo el Socialismo como el Sistema Social  más justo del mundo.

 

 Al finalizar esta carta le dice:

 

“…y no es la mamá la que está hablando, es una vieja señora que aspira a ver el mundo entero convertido al socialismo”.

 

         

 

Fuentes. Froilán González y  Adys Cupull, Canto Inconcluso, Editora Política 1998 

                                         Idem  Amor Revolucionario, Editora. Xalaparta, España                                          

                                        Idem  Canto Inconcluso, Editora del Pueblo, China,  2008

                                        Idem  Canto Inconcluso, Sur Editores, Quito, Ecuador 2009