miércoles, 22 de junio de 2011

Locos argentinos hacen la Patria Hernán Brienza

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Desde el Loco Dorrego a la Loca Cristina - Por Hernán Brienza

El 16 de junio de 2011  

Palabras dichas Por Hernán Brienza durante la inauguración de la Escuela de Capacitación Política del Frente Transversal.

“Buenas tardes a todos y a todas. Quiero decir que vengo no como periodista. Entre los periodistas hay una cosa así de que ante cualquier cosa dicen “vengo a hablar como periodista”. Yo, si me permiten, vengo como un compañero más, que ha tenido la posibilidad de llegar a los medios de comunicación, después de una vasta carrera. Peleándola, conociendo cómo es el vientre de la ballena, pudiendo salir a decir algunas cosas en un momento muy delicado, como fue el 2008 y el 2009.

Me gusta estar acá, me gusta charlar con los protagonistas del movimiento nacional y popular. La primera pregunta que siempre siempre intento responder es qué hacemos acá. Por qué estamos luchando, por qué estamos trabajando, por qué hacemos un salto cualitativo y cuantitativo colectivo que nosotros hacemos. Yo soy de la generación del 70, nací en el 71, así que imagínense, hice el primario durante la dictadura militar y cuando tuve que salir a trabajar, ya me habían domesticado en la escuela para ese ejército de reserva que era el 25% de desocupación.

Por lo tanto no había otra posibilidad que sentir miedo, angustia, desolación, ante un país que te dejaba absolutamente abandonado, que te dejaba afuera y que la única salida que te dejaba era para los más tilingos, decir que este es un país de mierda y yo me voy por Ezeiza, a España, a Italia, a los países que alguna vez habían traído.

Me gusta estar acá, me gusta charlar con los protagonistas del movimiento nacional y popular. La primera pregunta que siempre siempre intento responder es qué hacemos acá. Por qué estamos luchando, por qué estamos trabajando, por qué hacemos un salto cualitativo y cuantitativo colectivo que nosotros hacemos. Yo soy de la generación del 70, nací en el 71, así que imagínense, hice el primario durante la dictadura militar y cuando tuve que salir a trabajar, ya me habían domesticado en la escuela para ese ejército de reserva que era el 25% de desocupación.

Por lo tanto no había otra posibilidad que sentir miedo, angustia, desolación, ante un país que te dejaba absolutamente abandonado, que te dejaba afuera y que la única salida que te dejaba era para los más tilingos, decir que este es un país de mierda y yo me voy por Ezeiza, a España, a Italia, a los países que alguna vez habían traído.

Si uno piensa en estos términos, gran parte de la clase obrera estudió en la Universidad de Buenos Aires gratarola. Todos les hemos pagado los estudios y se iban a dar el esfuerzo colectivo a otros países. Ahí hay una señal cultural, de lo que en algún punto también somos los argentinos.

En ese momento de gran angustia política, de gran desazón ideológica, de gran olvido de algunas cuestiones que tenían que ver con lo nacional y lo popular, tuve la oportunidad de entrevistar en varias veces a Fermín Chávez, quizá uno de los pensadores nacionales que hicieron más escuela. Y Fermín me dijo “pará la moto. Tenés que mirar la actualidad con perspectiva histórica”. Y ¿qué significa mirar con perspectiva histórica? Significa no angustiarse por los momentos coyunturales. Esta pelea no es de ahora. Esta pelea no es de cincuenta años ni de cien años. Esta pelea es de toda la vida. Y va a continuar cuando pase este momento que está pasando. Eso me lo dijo en el año 93, 94.

Eran años oscuros, porque los que lo vivieron pueden decir lo que era el pensamiento único. La posibilidad de que cuando vos decías algo, te decían “no, te quedaste en el 45, olvidate, no podés hablar”. Y empecé a tirar de la piola, qué significaba esto de la perspectiva histórica, qué somos, y ¿por qué hay que tener perspectiva histórica? Porque hay que mirar para atrás y hay que mirar hacia el futuro. Ahí nos empezamos a sentir un poco más acompañados. A ver qué somos. Qué somos, el movimiento nacional y popular. Somos un movimiento nacional y popular que nació, quizás, en el grito de Tupac Amaru allá en el Cuzco.

Y somos el movimiento nacional y popular que escribió Bernardo de Monteagudo en ese diálogo entre Atahualpa y el rey Fernando XII. Y somos el Plan Revolucionario de Operaciones de Moreno. Y somos San Martín y somos Dorrego y somos los federales y somos los últimos montoneros que fueron reprimidos por el Ejército Nacional de Mitre y sus coroneles. Para que ustedes vean la brutalidad de la represión, en Cañada de Gómez, una tarde, después de una batalla ganada por los coroneles de Mitre, pasaron a degüello a 400 soldados federales. En una tarde, mataron 400 personas. Con lo cual hay una matriz, una continuidad en las prácticas represivas del poder concentrado en Argentina, y el poder concentrado en Argentina no es otra cosa que el modelo liberal conservador.

Liberal, conservador y autoritario. A veces elige ser solamente conservador y a veces muestra su cara y es el sector liberal conservador. Que siempre ha tratado de institucionalizar. Siempre los golpes de estado los ha hecho el mismo sector. El liberalismo conservador echó abajo al gobierno de Manuel Dorrego en 1828; ha cometido el golpe de Estado más brutal del siglo XIX, que es la Batalla de Caseros, donde gran parte del ejército grande estaba financiado por Gran Bretaña, pero también integrado por las garcas de Brasil, por un ejército brasileño que llegó victorioso el 20 de febrero sobre Buenos Aires, apañado por los sectores del sector liberal. Fijensé, esta triple alianza entre brasileños, liberales orientales y liberales argentinos.

Que va a ser la misma que apenas quince años después va a pelear contra Francisco Solano López y el Paraguay que se levantaba como un proyecto nacional y popular del siglo XIX.

Nombre a Moreno porque me parece clave el Plan Revolucionario de Operaciones, porque ahí, de alguna manera, nace nuestra identidad, nuestra tradición. Ustedes saben que Mariano Moreno está visualizado como el padre del Idealismo Argentino, pero en ese texto, que es un texto maravilloso, que muy bien ha trabajado Norberto (Galasso), hay un sexto artículo que es fundamental. Dice Mariano Moreno: las fortunas agigantadas en pocas manos, son perjudiciales para el futuro de nuestros pueblos. Para ser un pueblo feliz hay que perjudicar a las minorías en favor de las mayorías”. Esto no es otra cosa que la distribución de la riqueza. No lo dice Mariano Moreno, porque no está en sus palabras, en su lenguaje, en su visión económica del momento. Pero está planteando esto, que hay que distribuir la riqueza.

Y el segundo punto que utiliza Mariano Moreno es decir que el Estado debe intervenir, debe hacerse de 300 millones de pesos para intervenir en agricultura, en industria y en minería. O sea, lo que dice Mariano Moreno -que en realidad se lo sopla Belgrano-, que el Estado tiene que intervenir en la economía. La economía no va sola. Ellos que han intentado desmonopolizar el comercio y la economía de ese momento. Ahí hay una clave: ¿qué significa el movimiento nacional y popular? Significa desmonopolizar. Significa quitarle al capital concentrado la mayor cantidad de recursos posibles. Y democratizar, es dividir el poder que tienen los poderes concentrados. Ya sea con la república, con el liberalismo, con las organizaciones sociales.

Es tratar de hacer que el poder concentrado en los más poderosos pueda dividirse, pueda tener la mayor cantidad de poderes posibles. Y la tercera es la distribución de la riqueza. Esto surge en los debates de los hombres de magia. Tenemos tres “D” que van a servir para analizar 200 años de historia. Y qué gobiernos democratizaron la distribución de la riqueza y desmonopolizaron. Y ahí tenés un mapa, te hacés una guía. Ahí ya sabés qué gobiernos están de nuestro lado y qué gobiernos no. A mí me gusta decir que los gobiernos que estuvieron de nuestro lado, esa famosa tradición a la cual siempre nos aferramos, que es Dorrego, Rosas, Irigoyen, Perón, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.

Porque fueron los gobiernos que han logrado llevar a la práctica este tipo de cosas. Hay chispazos en otros sectores. Hay chispazos en Alfonsín antes de la economía de guerra. ¿Qué significan estas tres D? Significan la posibilidad de mirar la historia con una posibilidad de entenderla, de pensarla. Porque el drama de Argentina es que hay un empate: el poder concentrado puede gobernar porque tiene el poder para hacerlo. Tiene la fuerza bruta para hacerlo, pero no tiene la posibilidad de convencer. ¿Por qué? Porque no nos deja ser parte. Nunca han podido hacer un país para todos. Este es el problema que tiene el poder concentrado. Este es el problema que tiene el poder concentrado.

Este es el problema que tiene el liberalismo conservador. Esto es lo que Martinez de Hoz con la dictadura: “estamos haciendo un país para diez millones de argentinos” y sobrábamos otros diez. Había otros diez millones de argentinos que no entrábamos en los planes. Porque quieren un país chico. Quieren un país del problema de Argentina en extensión, como decía Bernardino Rivadavia y después repitió Domingo Faustino Sarmiento. ¿Y cuál es el problema que tenemos aquellos que militamos o practicamos o llevamos adelante la idea del modelo nacional y popular? Que a veces no tenemos fuerza. Que a veces la fuerza de lo colectivo es menos poderosa que la fuerza de los tanques, de la guerra, la violencia y la represión.

Y ahí estamos empatados: ellos no pueden gobernar mucho tiempo porque cuando gobiernan un poco, nosotros les sacamos la gente a la calle. Y en cuanto nosotros gobernamos, ellos nos sacan los tanques a la calle. Estamos empatados. De 200 años de historia argentina, solamente 50 hemos podido gobernar nosotros y 150 gobernó el liberalismo conservador. Es un dato, porque lo que cuenta es que ellos gobernaron más que nosotros, que ellos construyeron el país como está. Veinticinco de los cincuenta años se los lleva Rosas. Desde 1852 en adelante, solamente pudimos gobernar 20 años. No más que eso. Es interesante el dato de cómo moldearon nuestro país y lo que hicieron con nuestra patria. Es interesante pensar en esos términos.

¿Qué pasa en el 2011?

Lo que pasa en el 2011 es fantástico. Es la primera vez en la historia, después de muchísimos años, que el movimiento nacional y popular tiene la posibilidad de llegar a un tercer mandato consecutivo. Tiene la posibilidad por primera vez en la historia, de llegar a 12 años consecutivos de gobiernos. Y tiene la posibilidad de discutir el empate hegemónico. Después discutiremos el 2015, no es el tiempo ahora, y veremos qué pasa. Pero la encrucijada es el 2011 y por eso es que hay que hacer todos los esfuerzos necesarios para ganar, aunque yo creo que ya casi está ganada la batalla... pero creo que no hay que rendirse. Porque como lo leí ayer en Tiempo Argentino, hay una cantidad.

Yo no comparto la estrategia de funcionarios kirchneristas que hacen pelotudeces para que Cristina no gane con menos del 45% de votos. Así que no hay que hacer boludeces, no hay que hacer lo que hacen ellos de anunciar que van a destapar ollas si los sacan del poder. Ese tipo de cosas no se hacen. Porque lo que se juega en octubre es muchísimo. Lo que se juega es la historia de estos 200 años. Y también se juega el país que queremos para adelante. Yo, que de alguna manera era un cínico al principio de esta época; yo que era un descreído en la década del 90, he vuelto a creer.

Miren, tuve la oportunidad de cubrir la Feria del Libro de Frankfurt, a la cual Argentina fue invitada de honor, y en el momento en que Cristina Fernández va a dar su alocución en la inauguración, sube Elsa Oesterheld, mujer de Héctor Oesterheld, autor de El Eternauta. Una historia tremenda. A ella la última dictadura militar le asesina cuatro hijas y sus respectivas parejas, le asesinan al marido y además le quitan los derechos de El Eternauta. No puede cobrar un peso de El Eternauta y vive en la pobreza durante 25, 30 años. Se paró frente al Estado, la abrazó a la Presidenta y lo único que dijo fue “yo en el 2003 estaba muerta. Esta gente me devolvió la esperanza”.

Y bajó diciendo cuatro palabras que me parecieron maravillosas: “La Presidenta está loca”. Me pareció maravilloso, porque en esa locura de la Presidenta va todo a nuestro futuro, va también nuestra locura, van nuestras ganas de ser como el Loco Dorrego, como el Loco Rosas, como el Loco Perón, como la loca de la Presidenta. No quiero decir nada más que esto. Creo que lo único que hay para hacer es laburar, militar, trabajar, pensar, reflexionar, juntarse y a triunfar. Gracias.