domingo, 17 de julio de 2011

Genocidas argentinos condenados por fin Argentina justa y ejemplar

http://www.laarena.com.ar/opinion-en_el_caso_vesubio__el_tribunal_de_lapa_lavo_sus_culpas-63450-111.html 

SIETE GENOCIDAS CONDENADOS EN OTRO JUICIO EJEMPLAR

En el caso Vesubio, el Tribunal de LAPA lavó sus culpas 

Fue un fallo ejemplar, luego de un juicio que insumió un año y medio. Siete genocidas se fueron a la cárcel (5 ya estaban) por los crímenes cometidos en El Vesubio. Otros cinco aguardan lo que será Vesubio II.

EMILIO MARÍN-Desde Buenos Aires 

El cronista subió al mediodía hasta el 6 piso de los tribunales de Comodoro Py 2002. Se acreditó para asistir a la audiencia final del juicio de “El Vesubio”, que comenzaría esa tarde. La empleada miró su DNI y le aseguró que podría entrar en la “sala AMIA” a partir de las 16 horas. Sólo le preguntó si era “de las Víctimas”. Sí, dijo. “Le pregunto, porque los familiares de los procesados van arriba”, aclaró la judicial.

En efecto. Los familiares de los represores ocuparon la bandeja superior y cuando todo hubo finalizado putearon de lo lindo. Es que a las 18 y 45, luego de la lectura del fallo por el secretario, Guillermo De Simone, los 7 se iban a prisión con severas condenas sobre sus espaldas.

La platea procesista debió agradecer que a sus familiares no los secuestraron ni violaron ni desaparecieron ni les robaron sus hijos ni pertenencias ni los torturaron en muchos casos hasta la muerte (como al delegado bancario Luis Pérez, ex Vanguardia Comunista, cremado por sus asesinos en un tambor de combustible).

Estos señores de la picana, juzgados por 157 casos de privaciones ilegítimas de la libertad, torturas y homicidios, entre otros delitos de lesa humanidad, tuvieron un juicio con todas las garantías legales.

El proceso comenzó el caluroso 26 de febrero de 2010 y concluyó este semilluvioso 14 de julio de 2011. El cronista estuvo en el principio y fin. Con el corazón recorrido por muchos sentimientos  y los ojos bañados –conocía a muchas de las víctimas- trata de contar lo que vio. Al final decidió quedarse abajo, donde podría registrar mejor los dos escenarios: por la pantalla gigante vería la sala, y al estar con los defensores de los derechos humanos, vería mejor ver lo que sucedía en la calle. Y cree que no se equivocó.

Bajo una molesta llovizna, en el escenario montado por HIJOS, con la locución de Agustín Cetrángolo y Amy Rice Cabrera, se fueron leyendo las adhesiones, con algunos oradores. Tati Almeyda, de Madres Línea Fundadora, reivindicó este juicio por los derechos humanos, y desde el público se la saludó con el famoso “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza”.

Un largo cartel con los nombres y fotos de militantes de la UES, sostenida por sobrevivientes que fueron secundarios y hoy tienen 50 años, estaba abajo del palco. Un pasacalle decía: “Ayer Vanguardia Comunista, hoy Partido de la Liberación, Roberto Cristina presente”.

Por el escenario pasaron el Coro de la Asociación de Ex presos políticos de Córdoba, la trovadora Alejandra Rabinovich y la murga rosarina “La Memoriosa”. Subieron al escenario el legislador y docente Tito Nenna y Roberto Baradell (Suteba), quien dio un pequeño discurso. A esa altura todo se hacía rapidito porque por la pantalla gigante se veía que estaba por comenzar la audiencia. La llovizna había parado. Hasta la naturaleza sabía que debía portarse bien y hacer su aporte a la justicia.

 

Se van a Devoto

A las 18 horas entraron a la sala los integrantes del Tribunal Oral Federal 4: Leopoldo Bruglia, José Gorini y Pablo Bertuzzi. Este TOF arrastraba mala fama por sus fallos en el caso LAPA pero ahora se reivindicó. El paneo permitía ver al fiscal Félix Crous, de labor muy valiosa. Más atrás estaban los querellantes Liliana Mazea, Rodolfo Yanzón, Pablo Llonto, Mirta Mántaras y otros jóvenes que el cronista no reconoció.

La pantalla mostraba también al público de las “Víctimas”, como dijo la judicial. Puro pueblo. Mucha gente de pie porque el lugar estaba colmado. Algunos levantaban pancartas con caras de los desaparecidos del antro que funcionó desde mediados de 1975 hasta octubre de 1978 en Camino de Cintura, cerca de avenida Ricchieri, en La Matanza (nunca tan patente este nombre).

“El Vesubio” confirma la genialidad de Rodolfo Walsh en su “Carta de un Escritor a la Junta Militar”, cuando les enrostró que a partir del 24 de marzo de 1976 las Tres A se habían convertido en las Tres Armas. El lugar comenzó a funcionar durante la Triple A como “La Ponderosa” y desde el golpe de Estado como “El Vesubio”, siempre con el terrorismo de Estado, más artesanal el primero, más escala industrial el siguiente…

El secretario leyó sin cometer ningún yerro durante 45 minutos el fallo unánime. Unánime. Importante que tres pares de ojos hayan visto lo mismo en un expediente tan largo y complicado. El primer condenado fue el general Héctor Gamen, ex jefe de la Brigada X de Palermo, que era la unidad superior de la que dependía el campo de exterminio, con el intermedio del Regimiento 3 de Tablada. Gamen estaba libre hasta este jueves. Se fue esposado, por ser autor mediato de 22 homicidios y otros 25  delitos; igual le pasó a las muñecas del coronel Hugo Pascarelli, quien también gozaba de la libertad pese a los 3 crímenes y 44 delitos más. El tipo, muy elegante según las imágenes, recibió su perpetua.

Esos primeros párrafos leídos por De Simone fueron los más aplaudidos. El “abajo” de la calle y el “arriba” de la Sala AMIA estaban de acuerdo en los vítores por las condenas. El “más arriba”, del palco cívico-militar, rumiaba su odio y quizás su venganza, que habrá que conjurar llegado el caso.

El entusiasmo generalizado tenía que ver con que durante este año y medio Gamen y Pascarelli llegaban y se iban de Tribunales como panchos por su casa. Más, varias veces insultaron a abogados de la querella y provocaban a los sobrevivientes que los cruzaban en los pasillos. Eso se terminó. El público aplaudía y cantaba, tribunero, “Mirá, mirá, sacale una foto, se van para Devoto con el c. roto”. El cronista confiesa que cantó con todas las letras. Gracias al debate por la ley de medios, los lectores saben que no hay periodismo “independiente” ni “objetivo”. Cada quien tiene su opinión. Más cuando hay pugna entre vida y muerte, entre derechos humanos y fascismo.

 

Las dos muertes

Un tercero que seguro habría ido tras las rejas era el coronel Pedro Durán Sáenz, jefe de El Vesubio entre 1977 y mediados de 1978. Además de sus crímenes y torturas, era un sádico que abusaba sexualmente de las prisioneras, aún de las embarazadas de cuatro meses, como denunció por videoconferencia la pampeana Elena Alfaro. El genocida se murió el 6 de junio de este año, por lo que se fue al infierno formalmente como inocente. Esta fue una de las consecuencias de la demora en las causas. Juzgar a los asesinos 35 años después tiene de injusto que a julio de 2011 los represores fallecidos sean 276, 4 antes de la condena, y los condenados 187 (http://www.cels.org.ar/wpblogs/). Este violador de lunes a viernes, que el fin de semana era un padre ejemplar, engrosó esa triste estadística, originada en las complicidades civiles, entre las más destacadas, de la justicia.

Justamente, al finalizar la audiencia, habló Luis Alem, Subsecretario de DD HH de la Nación. Y dio en la tecla, al plantear que hay que enjuiciar a los cómplices civiles del Proceso. El cronista pensaba en José Martínez de Hoz, en los dueños de Clarín y La Nación que se quedaron con Papel Prensa, en el cardenal Jorge Bergoglio taaan amigo del almirante Emilio Massera y en varios camaristas y jueces…

El secretario del TOF 4 siguió con su impecable lectura. Los cinco agentes del Servicio Penitenciario Federal detenidos seguirán así unos cuantos años más.

José Maidana fue condenado a 22 años y 6 meses de prisión. A Diego Chemes le correspondieron  21 años y seis meses. Ramón Erlán escuchó que le daban 20 años y seis meses de prisión. Ricardo Martínez recibió 20 años. Y Roberto Zeoliti tendrá 18 años para reflexionar sobre sus delitos.

Lo bueno es que la justicia los igualó. Hasta ahora los oficiales llegaban y se iban con las muñecas libres; solo sus relojes estaban allí. Los 5 agentes sí iban esposados. Ahora los 7 están parejos. Presos.

Cerró el acto Jorge Watts, ex militante de Vanguardia Comunista y testigo que en mayo del año pasado comenzó la ronda de testimonios. Contrastó el digno ejemplo de la testigo Ana María Di Salvo, que antes de morir fue al juicio a aportar todo lo que sabía, con el miserable Durán Sáenz, que fue a ocultar y se murió mintiendo.

Fiel a ese estilo tan maoísta de comparar muertes diferentes, Watts estaba inspirado en el artículo “Servir al Pueblo” donde el líder chino sostenía: “Morir por los intereses del pueblo tiene más peso que la montaña Taishan; servir a los fascistas y morir por los que explotan y oprimen al pueblo tiene menos peso que una pluma”. Las muertes de personas como Di Salvo tienen más peso que nuestro Aconcagua; las de los canallas como Durán Sáenz, menos que una pluma.

 

 

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Actividad reciente:

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Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba
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