“Hija Predilecta” la llamó Simón Bolívar cuando le explicaron que aquella extensión riquísima de América, de hermosos paisajes se llamaba Bolivia, en su honor. La propuesta fue realizada por el prebístero, Manuel Martín Cruz, en la primera Asamblea Deliberante realizada en Chuquisaca. Ese querido país situado como un corazón en el mismo centro de América del Sur, fue llamado oficialmente República de Bolivia el 3 de octubre de 1825. Esa vez, Simón Bolívar habló de gratitud, bondad y merecimiento, y señaló que la Libertad estaba arraigada en su propio nombre. En aquella Asamblea, se le proclamó Primer Presidente de la República y luego le sucedió, Antonio José de Sucre, El Mariscal de Ayacucho. Así se forjaron las raíces constitucionales de la Nación boliviana, por hombres y mujeres que no le pidieron nada y dieron hasta su propia vida, por liberarla del coloniaje español. Entonces Bolivia tenía mar, y poseía otras extensiones de tierra que perdió durante guerras fronterizas promovidas por intereses de los grandes monopolios expansionistas venidos de Alemania, Inglaterra, y los Estados Unidos de Norteamérica. Sus Compañías fueron promotoras de guerras fraticidas entre Chile, Bolivia y Perú; Bolivia y Brasil; y Bolivia y Paraguay, en las que perdieron la vida miles de bolivianos, paraguayos, peruanos, brasileros y chilenos. Bolivia es el corazón que late, que ha sufrido la inmensidad de las divisiones planeadas por los intereses foráneos sobre su aguerrido pueblo: más de 150 golpes de estado en su historia. En los últimos años, actuaban impune Los Novios de la Muerte y asesinos nazis llegados de Europa después de la Segunda guerra Mundial, pertenecientes a las hordas hitlerianas. Persecuciones, encarcelamientos, desapariciones, torturas, asesinatos. Inestabilidad política que acompañó el hambre y miseria de las masas desposeídas cuya dignidad y autoestima venció la discriminación, la ignorancia, y expotación a que estuvieron sometidos. Bolivia ha sufrido por décadas una elevada mortalidad infantil y materna, y se señaló siempre por ser uno de los países de menor esperanza de vida. Había desconsuelo y pobreza donde la riqueza natural se desborda desde las elevadas cumbres, el altiplano, hasta los grandes valles intramontanos y selvas. Posee grandes reservas de petróleo y gas; y está considerado el cuarto productor mundial de estaño. Es abundante en cobre, plata, tungsteno, antimonio, hierro, milenium, zinc, oro, amatista y gemas. Posee el Salar de Uyuni considerado uno de los más grandes del mundo. Su clima varía desde las nieves perpetuas, frío seco, templado, húmedo y caluroso tropical que propicia una amplia y diversificada producción agrícola y pecuaria. Produce arroz, maíz, casi todas las viandas, vegetales y frutas. Además soya, trigo, cebada, quinua, coca, papas de las que cuenta con una de las más amplias variedades del mundo, y plantas medicinales. Posee Bolivia una importante cuenca fluvial, forma parte del desarrollo hidrográfico de la Amazonia. Varios de sus ríos son navegables, igualmente el lago más alto del mundo que es el Titicaca. Su historia está forjada en un largo tiempo de luchas por la emancipación de su pueblo y contra la penetración del Imperio de Norteamérica en sus asuntos internos. Parió guerrillas, mártires, y héroes, asesinatos de inocentes en las minas, universidades, campo; y también luchas internas, venganzas, odio, muertes injustas. El pueblo cansado de las humillaciones respondió con una sorprendente decisión democrática en la última elección presidencial. Hoy, los sueños de redención de los bolivianos se vuelven realidad, se pone en práctica la justicia a favor de las masas, y se realizan grandes transformaciones económicas, políticas y sociales. Bolivia es Titicaca, Tiahuanaco, Samaipata; es el quechua, aymara, guaraní, chiriguano y guarayo. Es el Cristo de Cochabamba, la virgen de Urcupiña, el petróleo de Camiri; la vicuña, la llama, alpaca y guanaco del Altiplano. Bolivia es La Paz con sus aguayos y polleras, Sucre y Santa Cruz con su Vallegrande, Cochabamba con el Cerro de la Coronilla, Beni y su río Mamoré; Pando y su taquirari, Tarija y sus viñedos, Oruro con los mineros de Huanuni y Siglo XX. Es Potosí con su cerro de plata, saqueado. Bolivia es el carnaval de los cambas; el Ekeko y La Diablada de los collas. Es el cuñapé, el chairo, el locro, el charqui, el chuchuhuasi, el api, el tereré y el mate. Es quena, zampoña, tarka, pinkillo, y charango. Bolivia es Elsa Paz y Mario Chávez. Mirar Bolivia es apreciar la pintura de Lorgio Vaca y Miguel Alandia; la voz de Zulma Yugar y Gladys Moreno; la cinematografía de Jorge Sanginés y Beatriz Palacios, las obras literarias de Sergio Almaraz, Jesús Lara, Augusto Céspedes y Néstor Taboada; es la poesía de Yolanda Bedregal y la guitarra de Benjo Cruz. Es el valor de Juana Azurduy de Padilla, Bartolina Sisa, Eduardo Avaroa, Pedro Domingo Murillo y Marcelo Quiroga Santa Cruz. De los sacerdotes Luis Espinal y Mauricio Lefebre; del Che, Inti y Coco Peredo. Bolivia es la Cantuta y el Cóndor majestuoso y ritual en las altas cumbres andinas. Es mirar la luminosidad del Illimani y las aguas del Piraí. Siempre será Bolivia corazón de Nuestra América, única, indivisible, independiente y soberana. Agradecida forma de honrar al Libertador. |