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Martes, 04 de Octubre de 2011
¡ Nunca olvidará Cuba !
Por Julio César Sánchez Guerra*
Quizás alguien miraba por la ventanilla, el Mar Caribe; otro leía un periódico, la aeromoza se movía por el pasillo con una taza de café, casi todos pensaban en la alegría de volver a casa; entonces, estalló el crimen.
Muchas veces he imaginado con dolor aquel último minuto, al que podemos entrar por la voz grabada del piloto de la aeronave de Cubana. Siempre nos conmueven las escenas de llanto, las palabras enérgicas de Fidel, el silencio del pueblo.
El crimen en Barbados, el seis de octubre de 1976, es una página horrenda que mancha a los asesinos, y al gobierno de los Estados Unidos.
La Agencia Central de Inteligencia estaba al tanto de la trama que se tendía sobre aviones cubanos, por eso los terroristas pudieron decir: ¡Pusimos la bomba, y qué! El crimen fue doble, nunca hubo arrepentimiento.
Es larga la historia de atentados contra Cuba; se nos pierde en el horizonte entre el humo, la metralla, las enfermedades y las mentiras para ocultar los crímenes. No olvido, desde la altura de los 5 años, la madrugada del 13 de mayo de 1963 en que lanchas piratas atacaron y quemaron los almacenes de azúcar del Central de Pilón al sur de Oriente. Una niña de ocho años, dormida, fue herida en un muslo.
Cada uno de nuestros muertos por actos terroristas, son un dolor en el corazón de la familia, una silla vacía, un niño que creció sin su padre, una tumba en el cementerio o en la nada del mar, un silencio indescriptible en la memoria.
Por eso Cuba tiene que defenderse y salvar la vida de su pueblo, por eso estaban allí, en las fauces del monstruo, nuestros Cinco héroes, sirviendo desde el martirio a la felicidad de todos los ciudadanos del mundo, porque las bombas también podían matar a jóvenes como Favio di Celmo.
La impunidad de los asesinos es una prueba del apoyo del gobierno yanqui al terrorismo; el ensañamiento contra los Cinco es prueba de la venganza y de la bilis de los que sueñan con destruir a la revolución; impedir el regreso de René a casa es un acto inhumano que nace de la frustración y el odio.
José Martí, cuando se cumplían vente años de otro crimen espantoso, el fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina por el colonialismo español, pronunció un discurso que deberían leer todos los que en el mundo alientan el terrorismo. Allí afirma: Donde se fue muy vil, se ha de ser muy grande. Cuba será grande para enfrentar la vileza, y las bombas del terror no podrán impedir, en torno al tronco negro de los pinos caídos, los racimos gozosos de los pinos nuevos.
El crimen y la mentira serán derrotados por el amor y la verdad. No somos un pueblo de cobardes ni indiferentes, amamos la justicia y la libertad en el mismo cielo donde los asesinos hacen estallar nuestras esperanzas. ¡Nunca olvidará Cuba!
*Funcionario del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos. Isla de la Juventud