lunes, 28 de noviembre de 2011

Artículo en Kaos en la Red: "Con la Iglesia hemos topado, Sancho"

Con la Iglesia hemos topado, Sancho

por Pedro González Munné

  

  Recuerdo la primera vez que pude hablar con mi madre tras 8 años de separación desde su salida a Miami por el Puerto de Camarioca -devenido en un puente aéreo desde Varadero -y luego las visitas a finales de los años ochenta, las primeras autorizadas entre los dos países que permitía regresar durante unos días a los entonces llamados "comunitarios" residiendo en los Estados Unidos y otras partes del mundo.

  Treinta años después, más de 200,000 cubanos de los dos millones y medio desperdigados por todo el mundo, no pueden entrar a la isla, ni existe un procedimiento público de reclamación para aquellos a quienes se nos ha negado la entrada por diversos "apellidos", ya sean "balseros", "disidentes", "desertores" o cuanto nombre los burócratas rectores de la política migratoria han decidido imponer.

  Recientemente, la polémica tuvo una respuesta del Gobierno cubano y el propio Presidente, General de Ejército Raúl Castro, el pasado primero. de agosto, durante la última reunión ordinaria de la Asamblea Nacional -Parlamento- indicó la necesidad de "actualizar la política migratoria”, un tema que va más allá de la lógica de los tiempos, es ya un asunto de justicia.

  Nadie pide la alfombra roja de bienvenida para los contados asesinos y terroristas que durante años han cometido crímenes contra la humanidad y el pueblo cubano en específico, pero justos no deben pagar por pecadores, sobre todo los cientos de miles de inmigrantes enviando religiosamente sus centavitos a los seres queridos en la isla, en cifras que superan los $1,400 millones de dólares solamente desde los EEUU.

 

Ley de Ajuste Cubano

 

  Hace 45 años el entonces presidente norteamericano, Lyndon B. Jonhson, firmó el 2 de noviembre de 1966 la ley de Ajuste cubano, dirigida a incitar la emigración ilegal de los cubanos y como dijo hace unos días el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, desestabilizar y socavar la sociedad de la isla, o textualmente: "Para quienes estén dispuestos a arriesgar la propia vida y la de otras personas, incluyendo niños, mujeres y ancianos, (Estados Unidos) abre sus puertas sin obligarlos a cumplir requisito alguno".

  Esta Ley, indiscutiblemente es otra de las muestras junto al embargo de cinco décadas contra Cuba, causa de penurias y separación familiar de los cubanos, en la guerra sin fin del imperio norteamericano contra la isla. Hoy en día, mantiene la puerta abierta a un grupo de inmigrantes indeseados mientras la política de Washington ha evolucionado al otro extremo, o sea, evitar el flujo de ilegales por todos los medios posibles.

 

Llamado de la iglesia cubana

 

  La única institución en la isla independiente del control del Gobierno y el Partido Comunista de Cuba es la Iglesia Católica, la cual en un país donde priman las creencias de las religiones afrocubanas, o sea la santería, se ha convertido en un puntal de soluciones a problemas surgidos en esta guerra inacabable contra el imperio, como fue el caso de la reciente amnistía de los presos políticos del grupo de los 75 y la tolerancia de grupos disidentes, como ha sido el caso de las llamadas "Damas de Blanco".

  Ahora la Iglesia, adarga al brazo, enfoca contra lo que llama su revista (Palabra Nueva, Octubre 2011), una "nación fragmentada" y cita los Lineamientos del reciente congreso del Partido Comunista de Cuba, el cual en su número 265 pide: " “Estudiar una política que facilite a los cubanos residentes en el país viajar al exterior como turistas”.

  De ello dice Orlando Márquez en su texto en Palabra Nueva: "Afirmaciones de este tipo sirven para recordarnos que nuestro alcance y límites no dependen de la libre voluntad o capacidad personal -tampoco entonces nuestros sueños o aspiraciones-, sino solo del permiso que el Estado, o más bien ciertos funcionarios con poder, nos conceda..."

 

Lo que somos y podemos ser

 

  Según estadísticas cubanas la emigración legal e ilegal supera anualmente los 41,000 cubanos y guiándonos por quienes llegan a los EEUU, esa cifra se compone en su mayoría por jóvenes y personas en edad laboral, lo cual constituye un desangramiento importante a la sociedad cubana, con una economía similar a cualquier país pobre del Tercer Mundo, a pesar de sus logros sociales indiscutibles.

  Hoy se permiten nuevos pequeños negocios familiares, los cuales durante años han sido mantenidos con los centavitos del inmigrante, ganados duramente en el capitalismo.  Ellos han creado, mantenido y apoyado tantos "paladares" -restaurantes privados- pequeñas fincas, camiones y "almendrones" -remendados autos norteamericanos de los 50 - y tantas y otras empresas.

  Como digo, la Iglesia toma una posición por aquellos sin voz, quienes por miedo a represalias, a la cancelación del tan anhelado permiso de entrada -o de salida-, o sencillamente porque perdieron la fe en que sus protestas iban a ser escuchadas.

  Es hora, no solo de ser realistas, sino del imperio de la justicia y la unión en paz de la familia cubana. Eso no conlleva leyes de Congresos extranjeros, ni cónclaves de exiliados de Miami, ni costosos congresos en Palacios. Se trata solamente del concierto de hermanos bajo la ley, a lo que José Martí llamó, una Nación con todos y por el Bien de Todos.