¿ POR QUE SACUDE EL KIRSCHNERISMO Y… UN MUNDO MEJOR
ES POSIBLE ?
ADRIANA VEGA
La política de la década del 70 en
la Argentina fue planeada desde lo cívico - militar como una lucha
contra la subversión. Los revolucionarios argentinos realizaron operaciones
en casi todo el territorio en contra de un plan sangriento que se
llamó CÓNDOR.
Actos de liberación generados por
distintos ejércitos revolucionarios a partir de 1959, (verdadera
Independencia de la República de Cuba) se extendieron en nuestro país desde
la organización guerrillera argentina creada en 1968 por Envar El
Kadri. Mantenida incluso durante la tercera presidencia de Juan
Domingo Perón y contra las Tres A de López Rega, aumentó
asumir funciones la vicepresidenta María Estela Martínez de Perón.Su
marido, que por tercera vez tomaba el poder, falleció el 1º de julio. Considerablemente,
se acentuó después de la masacre de Trelew.
Al enfatizarse estos graves problemas
sociales, como respuesta fue iniciada una mayor y cruel
represión ya que inmediatamente se creó el Consejo de Seguridad
Interior para ”aniquilar” a los elementos revolucionarios y se
obtuvieron relaciones carnales con el Fondo Monetario Internacional.
En febrero de 1975, mediante el decreto
Nº 261 firmado por la presidenta Perón, se pusieron en marcha las
operaciones para evitar tales actos de rebeldía generando
el “Operativo Independencia”.
En octubre de 1975, soldados de distintas
provincias fueron trasladados a los cerros y montes tucumanos para ubicar y
“aniquilar” a los grupos guerrilleros que diestramente estaban dominando la
zona. Tres meses después, fue detenida Martínez de Perón y comenzó el
autodenominado Proceso de Reorganización Nacional.
A la finalización del convulsionado 1975,
fue difundida una solicitada de la CGT, firmada por Casildo Herrera,
quien ya había organizado su huida del país. Aquel pedido estaba
dirigido a las Fuerzas Armadas y destacaba su respeto a la voluntad popular
respaldando lo constitucional del país, y la solidaridad activa en la
lucha contra la subversión. Como epílogo emitía un emocionado homenaje a los
militares que se “jugaban la vida” en defensa de los ideales nativos.
En diarios de sesiones del Congreso
Nacional hay suficientes señales acerca de las presiones de los militares
sobre los ministros. El 20 de marzo de 1975 Defensa envió otro
proyecto de ley al Parlamento y a las 03:20 del 24 de marzo
de 1976, los comandantes generales de las Fuerzas Armadas Jorge
Rafael Videla -Ejército-, Emilio Eduardo Massera -Marina- y Gral. Orlando
Agosti- Fuerza Aérea, juraron cumplir con los objetivos del Proceso de Reorganización
Nacional.
Se informó que María Estela M. de
Perón habitaba prisionera en el interior del país con custodia militar,
disolvieron el Congreso y la cesaron todas las actividades políticas,
gremiales y empresarias. Cuatro días después del funesto
golpe militar, el Fondo Monetario Internacional otorgó al
gobierno de facto un crédito de U$S 127.600.000 como urgente apoyo a
la nefasta dictadura entrante.
Jorge Rafael Videla asumió como
presidente de facto, otro militar más- y la economía comenzó a depender de
las estrategias del dominante Martínez de Hoz. Algunas
voces de obispos católicos insistieron en que “los buenos
cristianos debían percibir el momento, no caer en
el revanchismo y custodiar al gobierno militar cuyos integrantes les
parecían bien inspirados”.
Por el III Cuerpo de Ejército se
informó que habían quemado obras de Eduardo Galeano, Gabriel García
Márquez, Pablo Neruda, el Vargas Llosa de entonces y Antoine de Saint
Exupery, con el fin de evitar textos que perturbaban los
valores de la juventud. Se elevó la copa con un brindis
antibolivariano por el imperio, en cuyas entrañas se tomaron
lecciones de torturas específicas al estilo Reinhard Heydrich, “el verdugo
de Hitler”, el peor abyecto de los criminales nazis apodado la
“bestia rubia”. Ambicioso, resentido, frío y calculador, el jefe de
seguridad del III Reich, ideólogo de la ‘solución final’, impulsó con saña
el exterminio de millones de judíos. Acabó en Praga asesinado por un
comando checo. Salvo el final, muy similar a Aztiz.
Fue la unión de civiles oligárquica de
derecha, el clero siempre oportunista y los sindicatos que a la vuelta de
Perón tirotearon en Ezeiza contra gente del pueblo y
organizaciones desarmadas. La cultura no se hizo esperar. El genocida Videla, a mediados
de mayo de 1976 compartió un almuerzo con Horacio Ratti (presidente de la
Sociedad Argentina de Escritores) y los literatos Jorge Luis Borges,
Leonardo Castellani (jesuita) y Ernesto Sábato luego designado por el
presidente Raúl Alfonsín para presidir la CONADEP e investigar
la desaparición de personas.
El incorregible Borges, estimó decir:
“Agradecí en persona el golpe de estado que salvó al país de la
ignominia y manifesté simpatía por haber enfrentado la
responsabilidad del gobierno” Más adelante Georgie se miró al
espejo ofreciendo su firma para la primer solicitada de Madres de
Plaza de Mayo y familiares de detenidos a disposición del Poder
Ejecutivo Nacional, hoy 30.000 desaparecidos.
El l 2 de agosto de 1976, el diario
Clarín dando el presente por los medios monopólicos, afirmó que “la
comunidad había tomado conciencia de la efectiva dimensión de la operación
subversiva” y que todos los sectores sociales e individuos, sin
excepciones ni neutralidad debíamos admitir que estábamos en guerra,
imperaban sus leyes y éramos una nación en armas para vencer al
enemigo.
El momento de crueldad mayor entre
argentinos impuesto con los tanques, no para liberar sino oprimir y
entregar al imperio.
Debemos reconocer que en los años 70
vivimos una respuesta política a la "crisis de gobernabilidad"
que se manifestaba en todos los niveles de la sociedad. La misma que
amotinó al proletariado negro en EEUU, se saquearon barrios, hubo
insubordinaciones colectivas, sabotaje en fábricas y universidades. Las
disidencias se extendieron en el año 87 a las universidades de de Alemania
Occidental y a centros industriales del resto de Europa con acciones
obreras diferentes a las huelgas comunes. Se redujo el ritmo de fabricación,
hubo secuestros de patrones, toma de rehenes. Es cuando también aparece la
lucha feminista y acusa a las clases políticas de provocar con una visión
masculina, competitiva, machista y belicista que se olvida del cuerpo, de
la reproducción, del sexo y del afecto.
Con Alfonsín se acentuaron las
protestas por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida,
agravados luego por los indultos firmados por el presidente
Carlos Menem con el propósito de contribuir a la “pacificación y a la
unidad nacional”. Década que se convirtió en la democracia de los
cementerios porque se vendió todo y que continuaron en
protestas durante el gobierno provisorio de Eduardo Duhalde. El Congreso
Nacional declaró la nulidad de dichas leyes, se reabrieron algunas causas,
los militares fueron detenidos, se volvió a votar y Néstor
Carlos Kirchner asumió la Presidencia.
En todo este marco y resumen,
la economía creaba la mayor de las dificultades para el nuevo
presidente, que de inmediato instituyó el Museo de la Memoria y ordenó al
jefe del ejército retirar en un acto público los retratos
de los dos mayores verdugos que creó nuestra Nación, los ex dictadores
Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone.
Entre otros hechos significativos, el
mencionado junto al Pte. Hugo Chávez tomaron la decisión de expulsar al
Alca y con una vibrante multitud se repudió y arrojó a
Bush al espacio sideral de Mar del Plata, aniquilándolo. Tuve el
honor de presenciarlo.
Dice Lester Thuron que el capitalismo le declaró la guerra a la clase
obrera y la ganó. Agrega Gotz que la globalización no se expresa sólo por
la revolución informática ni por escudriñar nuevas salidas
comerciales. Al intervenir y reglamentar el Estado impuesto, reemplaza
capas enteras de la sociedad civil, y la vuelve vulnerable por la
importancia de sus funciones. Dicho ordenamiento obligado será el mercado y
se hace apremiante quebrar la combatividad de los asalariados, los
sindicatos, los acuerdos de las empresas. Aparece la palabra
"desregulación".
Se estimulaba la expansión de la
manufactura y la demanda con medidas fiscales y monetarias. Se distribuía
sólo una parte de la riqueza producida y se creaban escasos empleos con
gasto público, en tanto el fondo monetario acumulaba una deuda que no
anhelábamos. El capital puso todo por terminar la simbiosis con el estado,
incapaz de asegurar el crecimiento de proveedores internos por
planificar antes el avance de las infraestructuras y servicios públicos
indispensables. La competitividad y la insuficiencia de reestablecer la
gobernabilidad iban en igual dirección: el capitalismo independizarse
del Estado y éste ponerse al servicio de las empresas, aceptando el poder
de las leyes del mercado.
El éxodo, la fuga del capital se
aceleró con el desarrollo de las multinacionales, en su gran mayoría
norteamericanas, todavía lejos de la globalización impuesta luego, en los
90. Las multinacionales se convirtieron en transnacionales cosmopolitas y
el crecimiento de cada grupo dependió de sus exportaciones y del aumento de
participación en el mercado mundial.
El imperativo de competitividad
conduce a la globalización y consume al nacionalismo económico. No
se desarrolla sin tecnologías de la información y hace
sentir la crisis del capital. La transnacionalización de las firmas y su
éxodo del espacio nacional se convierten en un imperativo de persistencia.
En cambio, el estado y la política
Keynesiana (benefactora) presentan más inconvenientes que ventajas para el
capitalismo, porque aumenta su peso e influencia sobre la humanidad
amenazado por la socialización y la estatización. En los 90 se vendía todo,
se traspasaba el país completo y el uno a uno contentaba a la clase alta y
media por la facilidad de su acceso al dólar.
La principal “extravagancia” de
Argentina era ser el país latinoamericano que llevó más a fondo las
recetas neoliberales. Fue el “niño modelo”, el mejor alumno del FMI, el de
las “relaciones carnales” con USA. La convertibilidad y la “libertad” absoluta
para entrar y salir capitales estaban con el fin de satisfacer al extremo
los intereses de bancos y transnacionales, interesados en que
una devaluación no bajara sus ganancias y pudieran llevárselas cuando
quisieran junto con el capital. El colapso de la Rúa y Cavallo mostraron a
los países latinoamericanos lo que les esperaba si continuaban el
camino por el que Argentina avanzó raudamente, en medio de los
aplausos del FMI, la Secretaría del Tesoro de EE.UU. y los miles y miles de
charlatanes que trabajaban de “expertos”, profesores o consultores
económicos.
Néstor Kirchner trajo el
"compromiso fordista / keynesiano, la significación de trabajo y
de ciudadanía que se hermanan en una sociedad laboral y hacen del
derecho publico la labor y el centro de sus propias convicciones
sociales. Y si bien esta medida prolonga el Capitalismo en el sistema, se
busca el concepto de clase, fundamento básico de trabajo y de
ciudadanía y hace del derecho publico el centro de sus convicciones
sociales. Más estabilidad y normalidad productiva, crecimiento del empleo
mercantil, incremento de la dignidad y aminorar la decadencia
educativa porque en busca del Estado Benefactor se suministran bienes
públicos y acarrea la expansión del crédito.
No es la Revolución sino “capitalismo
bueno” si cabe la ironía, un camino abierto al pleno empleo y de lo
lindo, mejores amigos de la estabilidad social y de la paz.
La política de privatizaciones sugerida
por el Consenso de Washington a partir de la década del 90 tuvo como
objetivo principal, y lo logró en gran parte, revertir las medidas
nacionalistas tomadas por los países periféricos durante la mayor
parte del siglo XX.
La competividad y la globalización tienen
espaldas anchas, pero para sus actores principales no es una restricción
impuesta: es un conjunto de limitaciones que imponen con el fin de cargar
al mundo su poder.
El nacionalismo económico o Tercera
posición se concentra sobre la dependencia económica o
neocolonialismo. Sostiene que los sectores y empresas básicas de la
economía permanezcan en manos de capitales nacionales, muchas veces
estatales, sin caer en la explotación materialista del liberalismo. Sus
orígenes los encontramos en la creación de empresas estatales que
explotan productos estratégicos como YPF para el petróleo en la
Argentina de 1922.
A partir de la década del 90
resurge del nacionalismo económico como la nacionalización de
hidrocarburos en Bolivia con Evo Morales y los acuerdos tomados
en el Mercosur y la Comunidad Sudamericana de Naciones estrechamente
relacionadas con reivindicaciones sindicales y organizaciones
sociales, adoptando un nacionalismo popular con amplio apoyo de la
población, como ocurre en Venezuela.
Las sociedades deberían recuperar su
propio poder poniendo fin al dominio adquirido por el valor financiero
sobre ellas. Harían falta varios instrumentos para terminar con la
dictadura del capital financiero: una voluntad política común de los
Estados, ya que el poder económico existe por la sumisión de los gobiernos
e intenta continuar con la guerra que el capitalismo le declaró a la clase
obrera y a la sociedad.
Mirada que debe cambiar en un mundo
que muere y transforma los gérmenes de otros mundos posibles. Como
nos enseñó el Comandante Ernesto Che Guevara “No se puede
construir el socialismo con las armas melladas del capitalismo…” Con los K
no hemos llegado a la Revolución, pero todo está más distendido y la unidad
latinoamericana se impregna de lo bolivariano auténtico mientras
Fidel no deja de pensar con el motivo de satisfacer un mundo como el
de Martí, posible y servicial para la unidad de
bolivianos, venezolanos, ecuatorianos, uruguayos,
argentinos, brasileños, etc. etc. etc. más bien venidos quienes deseen
integrarse.
Bs.As. 3 DE NOVIEMBRE DE 2012
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