lunes, 5 de noviembre de 2012

 
TORTURADO  Y  ASESINADO  EN  ARGENTINA  VUELVE  A   SU    PUEBLO  UN   HEROICO   CUBANO 
  Chaubloqueo y Museo Che Guevara   Toto
 
Mensaje de Rene González Sehwerert en nombre de los Cinco (presos) para el acto de homenaje a los compañeros Crescencio Galañena y Jesús Cejas,
con motivo de la llegada a Cuba de los restos mortales de Crescencio.

Queridos compañeros:

Este conmovedor tributo es suficiente para hacernos recordar en un solo acto a cuanto de perverso convoca la supervivencia del imperialismo. Los restos del compatriota que hoy honramos son los de un representante legal ante el gobierno que violando las más elementales normas del derecho internacional y la decencia humanas, por razones de ideología, no vaciló en desatar las fuerzas más oscuras de sus organismos represivos en una venganza cruel, sin sentido y sin siquiera un propósito político concreto. Ser dignos hijos de la Cuba revolucionaria fue suficiente razón, a los ojos de los criminales, para que Crescencio y Jesús sufrieran de atroz ensañamiento.

Todavía deambulan por Miami algunos de los participantes directos de estos crímenes. Hijos legítimos de un sistema que los engendra con toda naturalidad, sus prontuarios delictivos harían méritos en cualquier antología de la degeneración humana. El servicio que sus capacidades para generar sufrimiento representa para el imperialismo es la mejor acusación contra el capital; y razón de sobra para que sigamos defendiendo una alternativa que nos haga mejores personas.

Crescencio y Jesús, en la hora postrera, supieron demostrar que esa alternativa ya ha dado frutos en lo mejor de sus hijos. Su martirologio los elevó por encima de sus victimarios. Impotentes, estos no pudieron sino acudir a calumniarlos, y al hacerlo los elevaron más. Hoy sabemos que enfrentaron a los criminales como verdaderos héroes. Su sangre se unió a la de miles de argentinos hasta que ahogó en la ignominia a la historia de abusos y desmanes que el imperialismo norteamericano ha tejido en Nuestra América.

Hoy, cuando en un solo acto se nos vienen a la memoria la ilegalidad, la cobardía, el ensañamiento, la calumnia y la crueldad que se combinaron en este solo crimen, no podemos dejar de olvidar la advertencia de ese otro grande que resume en una sola vida lo mejor de Cuba y de Argentina: En el imperialismo no se puede confiar, pero ni tantito así.

En el mundo actual, plagado de injusticias, no se podría garantizar que se haga justicia por este crimen. A la memoria de Crescencio y de Jesus, los cubanos sí podemos hacer justicia. Construyamos el futuro en que se entierre para siempre el sistema monstruoso que engendra a tipos como sus victimarios. Construyamos la alternativa que defendieron, hasta llegar a la mas elevada heroicidad en los momentos postreros de sus preciosas vidas.

A sus familiares y a su pueblo. Con recogida admiración, vaya un abrazo de los Cinco.

Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René.
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Después de un sentido homenaje popular, los restos mortales de Crescencio Nicomedes Galañena Hernández reposan en el Panteón a los Caídos por la Defensa de su natal Yaguajay.
Galañena fue uno de los dos diplomáticos cubanos asesinados por la dictadura militar de Argentina, en Agosto de 1976, y sus restos óseos fueron encontrados en junio pasado cerca del aeródromo de San Fernando, en la nación suramericana, en el interior de un barril oxidado, entre una mezcla de cemento y cal.
En un momento del tributo que el pueblo rendían al diplomático, Graciela Ramírez, coordinadora del Comité Internacional de Solidaridad con los CINCO héroes cubanos prisioneros en Estados Unidos, hizo público un mensaje de condolencia de los antiterroristas a los familiares de Galañena, una de las tantas víctimas de la Operación Cóndor.
Acompañaron a los familiares y yaguajayenses en el homenaje, Juliana Marino, embajadora de la República de Argentina en Cuba, dirigentes del Partido y el Gobierno de Sancti Spíritus y especialmente Miguel Cejas Alfonso y Teresa Cejas Arias, padre y hermana respectivamente de Jesús Cejas Arias, el otro diplomático cubano que acompañaba a Crescencio, también asesinado por la dictadura militar de Argentina en agosto de 1976 y cuyos restos no se han localizado aún.
Por Oscar Alfonso Sosa/Radio Sancti Spiritu