miércoles, 14 de noviembre de 2012

NIÑOS   PRESOS   INFANTES  CONDENADOS   BAJAR   LA EDAD   PUNIBLE   NORUEGA


Sobre la Edad Punible.
 El castigo no es la solución,  ni la ley procura la venganza.
Por William Quinteros.
Noruega.
Aunque las firmas estén para  reducir la edad punible de dieciocho años a dieciséis, aun creo que tenemos tiempo para pensar de forma constructiva  en busca de soluciones menos primitivas.
La cárcel  es un mal negocio, está  probado, basta observar las estadísticas para saber que la cantidad de  personas «recuperadas» que salen de la prisión para reintegrarse a la sociedad, son mínimas en comparación con los reincidentes. Otro aspecto es el peso económico que representa  mantener personas aisladas de la sociedad.  Baste con averiguar cuánto cuesta un «preso» por día en gastos de mantención, cuidado, seguridad y administración.
Reducir la edad de responsabilidad penal, no hace otra cosa que aumentar la cantidad de «presos», dejando intactas las causas de la criminalidad. Esta es una realidad que no solamente afecta a nuestro país, por eso, para escribir este artículo  he tomado en consideración trabajos  de la Unión Europea, a través de organismo especializado EMCDDA (European Monitoring Center for Drugs and Drud addiction).
Esta organización ha elaborado un documento donde presenta la reintegración social como el tratamiento más efectivo contra la drogadicción. Creo que ya no tiene sentido  cuestionar el hecho de que es el consumo de drogas el principal motivo de criminalidad. Es claro también que el consumo de drogas tiene como base fundamental, la exclusión social. Cuando digo drogas incluyo el alcohol, principal problema social.
La  exclusión social se puede describir como la inhabilidad o ineptitud de un individuo o de un grupo para participar completamente y adecuarse a las exigencias sociales, económicas, políticas y culturales de una sociedad.
También podemos ver  la exclusión social como un proceso en el cual la sociedad de forma activa  desarrolla prácticas discriminatorias tanto individuales como de grupos, negándole el acceso a los recursos básicos para desarrollarse socialmente.
Creo que esto son dos aspectos de una misma realidad. Una persona que presenta la inhabilidad o ineptitud para adecuarse a la vida social, rápidamente es estigmatizada, de alguna forma segregada. En muchos casos el alcohol y la droga son refugios, maneras de vivir esta marginalización.
Partiendo de esta descripción es que tratamos de encontrar las llaves que nos abran puertas para la reinserción  social.  Según los materiales consultados,  existen pasos o instancias básicas para la reinserción social.
Un primer paso sería el tratamiento de desintoxicación y des acostumbramiento al uso de drogas. El segundo paso sería el de la vivienda.
La solución al problema de la vivienda es un proceso de tres etapas  bien diferenciadas. Una que podríamos llamar de emergencia, la persona es instalada en un lugar donde tiene la posibilidad de ser  diagnosticada  y tratada de forma inmediata. La segunda instancia es una vivienda donde recibe el apoyo que la persona  necesita para que vaya adquiriendo nuevos hábitos que le permitan encarar la tercera instancia que es la de procurar una  vivienda estable.
El tercer paso  está relacionado con la educación, y el entrenamiento vocacional.  Buscar en la persona potencialidades a ser desarrolladas productivamente, en forma de capacitación laboral.
Este proceso tiene por objetivo  el lograr una ocupación laboral, que en primera instancia puede ser un empleo asistido para ir evolucionando hasta un contrato de trabajo  corriente. 
Esta descripción no refiere un orden cronológico, es decir un antes y un después, muchos de los pasos a dar se dan simultáneamente.  Pero cada uno de ellos es imprescindible y requieren un seguimiento profesional.
Esto no es nada nuevo, pero no por ello deja de ser una alternativa que probablemente podemos definir como exitosa según experiencias en diferentes países de la Comunidad Europea.  Tratamiento, vivienda, educación y trabajo.  Lo que queda por discutir, es la implementación de una posible política de reinserción social, sus costos. 
En ese sentido debemos tener en cuenta que desde una primera instancia las personas afectadas a un proyecto de inserción social deben estar dispuestas a ser productivas.  La persona que  ha cometido un delito debe  tener la oportunidad de sumarse a este proyecto, como alternativa de otras sanciones penales, pero este proyecto parte de la base de la voluntad del sujeto.  La cárcel es un centro de socialización de la criminalidad, lo propuesto es una recuperación productiva del individuo para la sociedad.
En alguna medida  el gobierno mediante sus organismos, ha tratado de poner en práctica estos conceptos, pero lo que se necesita es una sistematización y normalización de una política a nivel nacional de reinserción social, y no más cárceles. + (PE)
Nota. Este artículo también fue publicado en el diario uruguayo  Ecos Regionales de la ciudad de  Flores, Uruguay.           
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