DERECHA DERROTADA EN ELECCIONES REGIONALES EN VENEZUELA
Chávez ganó las elecciones y también le viene ganando al cáncer
El domingo hubo elecciones regionales en Venezuela. Hugo
Chávez había sido operado por cuarta vez de un cáncer, en Cuba. Salió bien de
su operación y sus candidatos arrasaron a la derecha en las urnas. Un domingo
de celebraciones.
EMILIO MARÍN
Chávez hizo un dramático anuncio el sábado 8 de
diciembre: debía volver a La Habana para operarse por cuarta vez de cáncer. Esa
cirugía, muy complicada, fue hecha por especialistas cubanos en la clínica
Cimeq, el martes 11. Insumió seis horas y se complicó con una hemorragia,
oportunamente conjurada, confirmando que no era una cuestión menor como quien
se opera de apéndice.
El venezolano pudo resistir y los médicos cubanos, más
toda la tecnología disponible -según agradeció el ministro de Ciencia y
Tecnología venezolana, Jorge Arreaza- hicieron posible ese resultado positivo.
El posoperatorio llevará su tiempo. No es cuestión de
“levántate y anda”. De todas maneras, aún en la unidad asistencial habanera,
Chávez comenzó a dar instrucciones para
orientar la marcha del gobierno, según lo confirmó Arreaza, ministro y yerno
suyo.
Al lado del convaleciente hay varios dirigentes, entre
ellos el titular de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, haciendo de enlace
con el Palacio de Miraflores. Allí funge Nicolás Maduro, al que Chávez confirmó
como vicepresidente a cargo del Ejecutivo, y más, lo designó como el hombre que
los venezolanos debían votar, en caso que su enfermedad no le permitiera asumir
el 10 de enero. En las presidenciales del pasado 7 de octubre, el actual presidente
ganó con el 55 por ciento de los votos y obtuvo un nuevo mandato para
2013-2019.
Pero si no puede asumir por sus problemas graves de salud
o si luego de hacerlo debiera dejar el cargo por esa circunstancia, la
Constitución ordena convocar a nuevos comicios en 30 días. En tal caso, que
ojalá no ocurra, el Gran Polo Patriótico y el Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV) ya tienen fórmula. Es Maduro. Se cae de maduro.
La enfermedad del bolivariano ha preocupado a amplísimos
sectores de su pueblo que valoran la
obra de estos catorce años de gobierno.
También han expresado su preocupación y afecto
mandatarios, comenzando por los de siete países que junto a Venezuela componen
la Alianza Bolivariana de nuestra América (ALBA). El sábado 15 hubo un acto y
reunión de este espacio en Caracas conmemorando el octavo aniversario de su
creación, cuando en relativa soledad Chávez y Fidel Castro le pusieron su
piedra fundacional en la capital cubana. Evo Morales llegó a Caracas y prometió
que muy pronto estará visitando al operado en la Cimeq. Rafael Correa ya lo
hizo. La lista es larga.
Entre los pocos gobernantes que no expresaron
sentimientos humanitarios debe señalarse al Premio Nobel de la Paz, Barack
Obama.
Cuando la vida del operado todavía corría peligro, en
declaraciones a la televisión, aquél manifestó: “he visto políticas de Chávez
autoritarias y de represión de la disidencia”. Añadió: “obviamente lo más
importante que debemos recordar es que el futuro de Venezuela debería estar en
manos de los venezolanos”. Es que cree que en la patria de Bolívar no mandan
los venezolanos. Le gustaría que estuviera en sus manos, como en esas 48 horas
del golpe de abril de 2002, cuando Chávez
fue derrocado y casi es fusilado en la isla de Orchilla.
Obama debería saber que ese pasado no vuelve; esa vuelta
de página es el legado de Chávez, vivo o aún muerto, algo que no logró este
cáncer casi tan maligno como la Casa Blanca.
Una victoria dedicada
El domingo 16 había elecciones regionales, donde se
elegían los gobernadores de 23 estados y 237 legisladores de los Consejos
Legislativos. Aunque sin la fuerte atracción de las presidenciales de octubre,
también se jugaban mucho el gobierno y la oposición.
Es que además de las gobernaciones y legislaturas, cuya
importancia no se puede desconocer aunque viene creciendo la envergadura de las
comunas, impulsadas por el proyecto bolivariano, había otros valores políticos
en danza por la enfermedad presidencial.
La gravedad del diagnóstico y la cirugía anticiparon una
seria posibilidad de que pronto haya que votar otra vez para presidente. Las
urnas del domingo 16 funcionaban como una especie de preliminar para ese match
donde la oposición volvería a cargar con su eterna pretensión de pulverizar el
socialismo del siglo XXI.
Del padrón de 17.4 millones de votantes, lo hizo casi el
54 por ciento, una buena marca en un país donde el voto no es obligatorio y
tratándose de comicios regionales, que no son los más convocantes. Ese buen
caudal amplió la posibilidad de victoria de los candidatos de Chávez. De todos
modos, esa marca queda atrás del 81 por ciento de participación en octubre, que
fue todo un récord.
El Gran Polo Patriótico fue indiscutible vencedor, pues
venció en 20 de los 23 estados. Pero antes de entrar en detalles conviene
subrayar que la votación fue transparente, con el sistema electoral que muchos
observadores internacionales de 18 países calificaron como uno de los mejores
del mundo. Ya esa opinión habían emitido el Centro Carter y otras entidades con
motivo del comicio presidencial. Nuevamente hubo un éxito notable en cuanto a
la eficacia y limpieza de los procedimientos, lo que contrasta con los
problemas, demoras y algunos fraudes que registra la historia electoral
estadounidense.
La Misión de Acompañamiento Internacional informó:
“comprobamos la modernidad del sistema. Su velocidad es impresionante, así como
la inviolabilidad del secreto del voto, lo que pone al sistema electoral
venezolano entre los líderes en la materia. Hemos aprendido mucho con el acto
electoral en Venezuela”. Fin a las denuncias de “fraude”.
El gobierno quería mantener sus 16 estados y ganar en los
regidos por la MUD, como Amazonas, Carabobo, Lara, Miranda, Nueva Esparta,
Táchira y Zulia.
Los resultados dados a conocer oficialmente por Tibisay
Lucena, presidenta del Consejo Supremo Electoral, escrutado el 95 por ciento de
los votos, dio pie al festejo rojo, rojito. Los de Chávez habían ganado en los
estados propios y habían recuperado cinco adversos:
Carabobo, Monagas, Nueva Esparta, Táchira y Zulia. Este último
era muy valorado pues es un distrito petrolero y con un desarrollo industrial y
económico. Era gobernado por Pablo Pérez, quien disputó con Capriles en la
interna del MUD para la candidatura presidencial y alentaba esa ilusión para la
próxima. No podrá ser. Carabobo es el tercer estado más poblado y cuenta con el
polo industrial de Valencia y Puerto Cabello. También allí ganó el chavismo.
Premio consuelo
Junto con esos 5 estados recuperados, del lado socialista
quedaron Anzoátegui, Apure, Aragua, Barinas, Bolívar, Cojedes, Delta Amacuro,
Trujillo, Vargas, Yaracuy, Falcón, Guárico, Mérida, Portuguesa y Sucre.
La oposición retuvo sólo tres: Amazonas, Lara y Miranda,
donde Henrique Capriles se impuso con el 50,35 por ciento frente al 46,13 por
ciento del socialista Elías Jaua, ex vicepresidente y nominado por Chávez para
dar batalla en ese distrito.
Lara también era un escenario de disputa, pero su
mandatario y ex chavista, Henry Falcón, logró un caudal de más del 54 por
ciento de los votos, sacándole doce puntos al bolivariano Luis Reyes.
Con gran valor simbólico, más que estratégico, en el
estado natal del presidente, Barinas, ganó Adán Chávez, su hermano mayor. Otros
dirigentes y ex ministros, como Aristóbulo Istúriz, que supo estar en
Educación; Tareck El Aissami, en Seguridad, y Henry Rangel Silva, en Defensa,
se convirtieron en los gobernadores en Anzoátegui, Aragua y Trujillo,
respectivamente.
Un dato que muestra la amplitud de las posiciones
nacionales y bolivarianas en las Fuerzas Armadas, es que el presidente propuso
como candidatos a doce ex militares, de los cuales once lograron la victoria.
Uno de los exitosos fue Francisco Arias Cárdenas, quien estuvo con Chávez desde
sus conspiraciones de febrero de 1992, y será el gobernador de Zulia, estado
con mucha riqueza y población.
Esa incidencia de ex militares en la estructura político,
habla de la incidencia de posturas diríase “sanmartinianas” en la Argentina,
pero es visto como una muestra más del sentido “dictatorial” que tendría el
gobierno venezolano, según la mentalidad de los dirigentes del MUD y de la
embajada de Estados Unidos en Caracas (sin embajador desde 2010).
El premio consuelo de la oposición fue la victoria de
Capriles en Miranda, con una población de 2.6 millones de personas. A su favor
podrá decir que debió “bailar con la más fea”, en el sentido que el gobierno
bolivariano le puso allí a un “peso pesado” como Jaua y éste tuvo un amplio
apoyo político, proselitista y publicitario.
De todas maneras, con Miranda y dos estados más, a la
derecha no le alcanza para levantar cabeza. Capriles no tiene asegurada su
candidatura, si es que hay votación otra vez por la enfermedad del presidente.
Esta fue la elección número 17 desde diciembre de 1998 y Chávez sólo perdió
una, en 2007 en el plebiscito por la reforma constitucional. Ha sido el triunfo
número 16 del presidente, mucho más fácil y por margen más amplio que su cuarta
victoria, muy complicada y no definitiva, contra el cáncer.
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Sergio Ortiz
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