En Cuba culminó otra fase de las negociaciones de paz
entre el gobierno de Colombia y las FARC. Se reanudarán el 5 de diciembre. La
otra fuerza insurgente, el ELN, pidió la mediación de la presidenta argentina
para favorecer el fin del conflicto armado.
EMILIO MARÍN
Las principales noticias de Colombia procedieron del
exterior, más precisamente de la Mayor de las Antillas. Allí hubo intensas
negociaciones de paz entre los representantes del gobierno de Juan Manuel
Santos y los delegados de la mayor guerrilla, las FARC.
Al cabo de once días de discusiones, los dirigidos por el
ex vicepresidente Humberto de la Calle y el comandante Iván Márquez,
respectivamente, abrieron ayer un receso hasta el próximo 5 de diciembre, luego
de discutir como tema único la cuestión agraria.
Esa agenda tuvo que ver principalmente con el interés de
la fuerza insurgente fundada por Manuel Marulanda Vélez, que sostiene que la
base del conflicto armado de casi 50 años es la injusta situación que viven
millones de campesinos. Éstos carecen de tierra donde trabajar.
Sufren el desplazamiento interno por los embates del
militarismo y paramilitarismo, que los criminaliza, los fumiga junto a sus
animales y plantaciones y enferma, según los casos, o directamente los asesina,
como ocurrió recientemente con diez personas en una finca.
Los campesinos y pueblos originarios de ese país son
despojados de sus derechos y pertenencias ancestrales por las políticas
oficiales que ceden esos millones de hectáreas a latifundistas, mineras y
petroleras. Es una política preferente del presidente Santos, de la flor y nata
de la oligarquía.
En este plano los puntos de vista del Estado y las clases
dominantes se oponen por el vértice con los programas agrarios tanto de las
FARC cuanto de la segunda fuerza insurgente, el Ejército de Liberación
Nacional. Estas urgen la necesidad de una reforma agraria, defienden los
derechos de campesinos y comunidades, critican el uso del glifosato y las
fumigaciones impuestas por el “Plan Colombia” de Estados Unidos, proponen el
cuidado del medio ambiente y el rechazo de las concesiones a petroleras y
mineras, en su mayoría trasnacionales.
Se entiende la virulencia del enfrentamiento armado de
medio siglo. En ese marco fue positivo que Santos, a diferencia de su antecesor
Álvaro Uribe, abriera una negociación con las FARC, anunciada a fines de agosto
pasado y con primera etapa en Oslo. El 19 de noviembre continuó por casi dos
semanas en la capital cubana.
Foro en Bogotá
En el interín hubo posiciones muy disímiles, al
discutirse la cuestión agraria, primera de las seis temáticas que las partes
acordaron. La primera intervención del comandante Márquez tuvo tal contenido
antioligárquico que en la representación gubernamental hubo algunos de sus
miembros muy ofendidos: amagaron con dar algún portazo que por suerte no se
produjo.
Las reuniones fueron en el Palacio de las Convenciones de
Cuba, donde los delegados de la guerrilla han tenido una actitud más
dialoguista con la prensa, en tanto De la Calle y los suyos sólo una vez
aceptaron dar una declaración, sin aceptar preguntas del periodismo. Es un
síntoma político: los rebeldes tienen más propensión a la batalla de ideas.
Parece que no sólo son buenos en la pelea. A los enviados de Santos no les
gusta tener que dar explicaciones públicas, acostumbrados a mandar.
En medio de tantas diferencias, se pueden rescatar dos
acuerdos de la confrontación habanera. Uno es que se realizará un “Foro de
Política de Desarrollo Agrario Integral” en la Universidad Nacional de Bogotá,
con auspicio de la ONU. Participarán profesores, organizaciones sociales,
sindicales y empresariales -ojalá que tengan su lugar los campesinos menos
pudientes y pueblos originarios afectados-, estando previsto entre el 17 y 19
de diciembre próximo. Hasta el 8 de enero de
2013 tendrán tiempo de entregar sus conclusiones a la
Mesa de Paz instalada en Cuba.
El otro logro es que ambas partes decidieron crear un
sitio conjunto en la web. Funcionar desde el 7 de diciembre en www.mesadeconversaciones.com.co
para difundir los comunicados. Según el cable de Prensa Latina, se abriría así
“un espacio de participación virtual de la sociedad colombiana en el proceso de
paz”.
¿Cuánto se habrá podido avanzar en un acuerdo de paz que
contenga un alto grado de justicia social en el campo? Es difícil saberlo. Y
por las expresiones de los delegados de las FARC, este punto es clave para
mirar con optimismo el avance de la negociación. Ellos fueron muy severos para
juzgar los planes de la oligarquía: “las políticas neoliberales son
responsables de ese escenario y de sus efectos; el asesinato, el desplazamiento
de seis millones de campesinos, el despojo de ocho millones de hectáreas de
tierras y la muerte anual por hambre de cinco mil niños”.
La postura insurgente viene aprovechando de mejor manera la
tribuna de lucha política y propaganda que supone esta negociación. El día que
comenzó esta fase, el 19/11, Iván Márquez anunció en nombre del Secretariado
Nacional una tregua unilateral que durará dos meses, entre el 20 de noviembre y
el 20 de enero de 2013. Santos, en cambio, militarista hasta el final, insiste
en no acordar un alto al fuego bilateral y sus militares tienen órdenes de
emprender más bombardeos y operaciones ofensivas. “La respuesta del Estado es
clara y contundente -reiteró el presidente- no habrá tregua ni cese del fuego”.
Es un error político pues ante la opinión pública nacional e internacional las
FARC quedan como el sector más sensato y propenso a bajar la intensidad del
conflicto.
Piden por Cristina Fernández
El 31 de octubre un comunicado del ELN, por su parte,
propuso el cese bilateral de fuego y hostilidades, como una manera de dar
alivio al pueblo y generar confianzas. La fuerza liderada desde 1998 por el
comandante Gabino, Nicolás Rodríguez, buscaba su inserción en el diálogo de
paz.
Esta fuerza rebelde ya tuvo en el pasado negociación con
otros presidentes, que fracasaron por una u otra razón. Generalmente ese mal
resultado devino por la pretensión estatal de forzar una rendición
incondicional sin cambios en la estructura agraria y sin desmonte de los
aparatos represivos. La base social de la guerrilla quedaba en peor condición
que antes y sus militantes expuestos al
crimen político, una vez desmovilizados.
El ELN recordó: “tenemos experiencia en materia de
diálogos desde 1990 en Cravo Norte y Tlaxcala (México), en Maguncia (Alemania),
en Río Verde (Antioquia), en el Sur de Bolívar y en las conversaciones
desarrolladas en la Habana. Hemos presentado propuestas para la solución del
conflicto”.
La ex senadora Piedad Córdoba, facilitadora de la
liberación de retenidos de las FARC, estaba feliz por la apertura de la mesa
entre esa guerrilla y el gobierno. Y declaró que pronto habrá noticias sobre
acercamientos del gobierno y el Ejército de Liberación Nacional. Ella insistió
ante el Estado para que se avenga a dar participación a esa segunda
organización rebelde.
Desde otro ángulo, el presidente del Congreso, el
oficialista Roy Barreras, pidió al ELN que se sume al proceso de paz abierto
con las FARC “porque ahora las condiciones están dadas”.
El ELN tiene sus propias demandas para encarar ese
proceso. Su documento reclamaba “la depuración de las instituciones y la
revocación de los poderes locales y regionales construidos por medio de la
presión y la corrupción narcoparamilitar”.
Trasuntando el interés por ser parte de esta nueva etapa
política, el comandante Gabino dio entrevistas a diversos medios
internacionales en los últimos meses.
Concedió reportajes a los periódicos suizos L 'impartial
y Le Courrier, donde declaró: “tenemos toda la voluntad para unos diálogos
serios, realistas que aborden las causas del conflicto interno que es de
carácter social y armado”.
En otro pasaje, el jefe de los “elenos”, llamó la
atención sobre una
contradicción: “nunca el gobierno ha reconocido que la
insurgencia es fuerte, siempre han dicho que somos muy débiles y que no
representamos ningún peligro, aun así Colombia tiene las Fuerzas armadas más
numerosas, mejor dotadas militar y tecnológicamente en Latinoamérica.
Si somos tan débiles, ¿no es esto un contrasentido?”.
El 17 de setiembre, un medio argentino, Marcha, difundió
una entrevista exclusiva con Gabino, que llevó por título “ELN:
Solicitamos a Cristina Fernández su contribución”. El
video fue reproducido por CartagoTV de Neuquén y tuvo casi nula difusión a
nivel nacional. Por su importancia y porque se pidió la contribución de la
presidenta argentina, se reproduce textualmente la respuesta de
Gabino: “hoy, cuando las posibilidades de un diálogo del
gobierno con toda la insurgencia colombiana se hacen posibles, solicitamos de
nuevo y comedidamente al gobierno de la presidenta Cristina Fernández, su
contribución decidida como parte de los gobiernos del continente, amigos de la
paz de Colombia. La paz de nuestro país hace indispensable el aporte de la
comunidad internacional y los países que integran la UNASUR, el ALBA y la CELAC
pueden brindar muy positivo apoyo”.
Sergio Ortiz
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