Presidente del
Senado desde 2011, Jean Pierre Bel es el segundo personaje del Estado
francés según la Constitución. Este amigo íntimo del Presidente de la
República François Hollande se ha convertido en el primer socialista que
ocupa este cargo en la Cámara Alta del Parlamento bajo la V República.
Domina el idioma español y es un buen conocedor de América Latina y
particularmente de Cuba.
Nacido en 1951 en el seno de una familia de resistentes comunistas del sur
de Francia, Jean-Pierre Bel se involucró a partir de los años 1970 en las
redes de solidaridad con la oposición española en lucha contra la dictadura
de Francisco Franco, acogiendo a refugiados y brindando apoyo material a
los antifascistas. Durante una de esas operaciones, fue arrestado por la
policía franquista y estuvo varios meses en las cárceles españolas.
Elegido alcalde en 1983 y senador en 1998, Jean-Pierre Bel presidió el grupo
socialista del Senado de 2004 a 2011 y fue miembro durante más de diez años
del Buró Nacional del Partido Socialista, antes de ser elegido número dos
de la Nación. Jean-Pierre Bel es un ferviente partidario de un acercamiento
entre Francia y América Latina, particularmente con Cuba, no sólo por
razones políticas sino también afectivas. En efecto, admirador de la
Revolución Cubana desde la adolescencia, encantado por la inteligencia
notable del pueblo de José Martí, el Presidente del Senado se casó con una
cubana y de esa unión nació una hija.
En estas conversaciones realizadas en la isla, el Presidente del Senado
aborda las relaciones entre Cuba y Francia, la política de la Unión Europea
hacia el gobierno de Raúl Castro, el conflicto bilateral entre Washington y
La Habana así como las perspectivas de su normalización bajo el segundo
mandato de Barack Obama. Evoca también la distinción que le concedió a
Eusebio Leal, historiador de La Habana, que recibió en nombre del
Presidente de la República la Cruz de Comendador de la Legión de Honor. Por
fin, este diálogo termina con una reflexión sobre la figura de Maximiliano
Robespierre, Héroe de la Revolución Francesa.
Salim Lamrani:
Señor Presidente, ¿en qué estado se encuentran las relaciones entre Cuba y
Francia?
Jean-Pierre Bel:
Las relaciones entre nuestros dos países se encuentran en una etapa
crucial. Hubo recientemente, a finales del mes de enero, el encuentro entre
la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en
Santiago de Chile, donde los dirigentes de ambos continentes pudieron
intercambiar puntos de vista e ideas sobre el futuro de nuestro mundo y
sobre el modelo de sociedad que queremos construir. Cuba ha tomado la
presidencia de esta institución, la CELAC, que agrupa las 33 naciones de
América Latina y del Caribe, y se trata de un acontecimiento muy
importante. El Primer Ministro francés, Jean-Marc Ayrault, estaba en
Santiago y le puedo afirmar que hay una voluntad muy fuerte por parte de
nuestro país, Francia, de profundizar las relaciones con Cuba. Hablé
personalmente con el Presidente de la República, François Hollande, y hay
una verdadera determinación de reforzar nuestros lazos con La Habana.
SL: ¿Cuáles son los
vínculos entre ambas naciones?
JPB:
Los lazos son múltiples y son de orden histórico y cultural. La Revolución
Francesa y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
influenciaron mucho a los grandes pensadores cubanos, particularmente al
Apóstol y Héroe Nacional José Martí. La Revolución Francesa también marcó
la Revolución Cubana en su lucha por la independencia. El himno nacional
cubano, La Bayamesa, se inspira directamente en La Marsellesa y hay una
gran similitud entre nuestras banderas. Grandes personajes franceses
participaron en la organización de este país. Para La Habana, por ejemplo,
fue un arquitecto francés quien realizó las grandes infraestructuras
alrededor de la capital. Franceses de Burdeos fundaron la ciudad de
Cienfuegos. Cuba es un país que siempre ha fascinado a los franceses. La
epopeya revolucionaria de Fidel Castro marcó a mi generación. Todos
teníamos el retrato de Che Guevara en nuestras habitaciones.
Más que un símbolo, Francia y Cuba comparten una historia común. Tenemos
entonces la responsabilidad, nosotros, las generaciones de hoy, de retomar
esta historia y hacer que nuestros dos países, nuestros dos pueblos,
recuperen una amistad fuerte y fraternal.
SL: ¿Y hoy en día?
JPB:
Hoy en día la época es diferente y deseo, tomando en cuenta mis lazos
particulares con Cuba, contribuir a volver a encontrar esta vía de la
amistad y compartir nuestros puntos de vista. Francia tiene un papel que
desempeñar en Cuba y están presentes importantes empresas francesas, como
por ejemplo Bouygues que está construyendo varios complejos hoteleros y
tiene muchos proyectos en esta isla. También está el magnífico matrimonio
entre Cuba y Francia con la marca Havana Club y la empresa Pernod-Ricard
que permite llevar a través del mundo la excelencia cubana en materia de
ron. Air France también ocupa un espacio importante en Cuba. Todos queremos
profundizar nuestros lazos con Cuba y desarrollar nuestra cooperación, y
para ello debemos respetar lo que es este país, su identidad, su sistema y
su modo de funcionar. Tenemos mucho margen de progresión.
SL: ¿Qué representa
para usted este viaje a Cuba?
JPB:
Estoy encargado de llevar este mensaje de amistad y fraternidad de Francia
a Cuba, y este viaje tiene una dimensión emotiva particular para mí pues mi
segunda familia se encuentra en este país. Mi esposa es cubana y tengo este
país en el corazón. Pero estoy aquí como Presidente del Senado francés, es
decir como segunda figura de la República para testimoniar de la
importancia que mi país concede a las relaciones y al diálogo con Cuba.
SL: La Unión Europea
impone desde 1996 una Posición Común respecto a Cuba, oficialmente por la
situación de los derechos humanos, lo que hace de la isla la única nación
del continente estigmatizada de esta manera. Lejos de constituir una
política constructiva, se ha convertido en el principal obstáculo para la
normalización de las relaciones entre La Habana y Bruselas. ¿Acaso no sería
juicioso que la UE modificara su enfoque con las autoridades cubanas?
JPB:
Desde luego, la Unión Europea tiene que evolucionar y de hecho está
modificando su enfoque respecto a Cuba. La Posición Común es una política
anticuada y Francia quisiera ser el interlocutor en esta realidad y
convencer al resto de Europa de que el diálogo con Cuba es necesario. Somos
conscientes de las dificultades pues no tenemos la misma visión de la
realidad. Nuestros sistemas políticos son diferentes. No obstante somos
lúcidos y sabemos todo lo que ha sufrido este país durante los últimos
años. Para el pueblo cubano la realidad ha sido dura. A veces vivo con el pueblo
cubano, comparto su vida cotidiana y siempre me asombra su capacidad para
hacer frente a las dificultades, para vivir mejor, para comer mejor, para
tener más comodidad. Pero se trata sobre todo de una lucha por la dignidad.
Para nosotros, franceses, Cuba tierra de espíritus libres, es sinónimo de
inteligencia, dignidad y belleza. Desde esta perspectiva nos sentimos muy
cercanos a este pueblo y a estos valores que llevamos juntos.
SL: Estados Unidos
impone sanciones económicas a Cuba desde hace más de medio siglo. Afectan a
las categorías más vulnerables de la sociedad. La inmensa mayoría de la
comunidad internacional, 186 países en 2012, se pronuncia a favor de su
levantamiento inmediato. ¿Acaso no habría llegado el momento para
Washington de normalizar sus relaciones con Cuba?
JPB:
No quiero inmiscuirme en las relaciones entre ambos países, pero si tengo
que expresar mi opinión diría que ha llegado el momento, más que nunca, de
volver a encontrar el sentido de las realidades. Sólo hay 170 kilómetros entre
estas dos naciones que, en su historia, siempre se han mirado frente a
frente. Es tiempo de que ambos pueblos caminen juntos, uno al lado del
otro. Sería bueno para todos dejar de lado los diferendos y mirar
colectivamente el porvenir con una mirada apaciguada. Es tiempo de acabar
con las sanciones económicas que duran desde hace cincuenta años y hacen
sufrir al pueblo cubano.
SL: En nombre del
Presidente de la República francesa, François Hollande, usted acaba de
condecorar a Eusebio Leal, historiador de la ciudad de La Habana, con la
Cruz de Comendador de la Legión de Honor. Se trata de la más alta y antigua
distinción que otorga nuestra nación. ¿Qué criterios motivaron esta
decisión?
JPB: Eusebio
Leal es para nosotros un gran personaje. Me reuní con él varias veces en
París y en La Habana y nos une una amistad y una admiración fuertes.
Siempre me ha impresionado su inmenso talento, su cultura increíble y su
insaciable curiosidad. Eusebio Leal tiene la particularidad de conocer
nuestra propia historia mejor de nosotros. La estudió con mucha pasión,
particularmente el periodo napoleónico. Siempre recordaré nuestro encuentro
en el Palacio de Luxemburgo, sede del Senado de la República. Nos
encontrábamos ante el asiento donde fue coronado el Emperador Napoleón y
escuchábamos las explicaciones de varios especialistas de la época. Eusebio
Leal, historiador de La Habana, cubano, nos dio una gran sorpresa al
completar la exposición de los historiadores y esclarecer detalles y
aspectos que todos ignorábamos. De hecho, en Cuba, en La Habana, se
encuentra uno de los mayores museos en el mundo sobre Napoleón, obra de
Leal, y es de una extraordinaria riqueza. Se inauguró en 2011 con la
presencia de la Princesa Napoleón.
SL: ¿Qué valores
representa Eusebio Leal para usted?
JPB:
Eusebio Leal representa los valores de Francia, de los principios de
nuestra Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Comparte la
lucha de Francia por la libertad y la emancipación del género humano,
mediante la conquista de nuevos derechos sociales. Comparte nuestro
espíritu de resistencia y solidaridad hacia los más débiles. Es el lazo
entre la Francia de Victor Hugo y Aimé Césaire y la Cuba de José Martí. Es
el lazo entre nuestras dos culturas convergentes. Leal es al mismo tiempo
el símbolo de esta extraordinaria cultura cubana, tan cercana de nosotros.
Eusebio Leal es un grandísimo embajador de Cuba en Francia y en el exterior
y creo que merece esta distinción particularmente importante. Muy pocas
personalidades extranjeras fueron condecoradas con la Cruz de Comendador de
la Legión de Honor, que estableció Napoleón Bonaparte el 19 de mayo de
1802. Que yo sepa, salvo Nelson Mandela, nadie ha recibido semejante
distinción.
SL: Maximiliano
Robespierre, nuestro Libertador, el defensor de la soberanía popular, era
sin duda el más fiel representante de las aspiraciones del pueblo francés
durante la Revolución. ¿Cuándo le erigiremos una estatua en París?
JPB:
Muchos franceses se interesan por la historia de Robespierre y, como en Cuba,
tenemos en Francia nuestros grandes debates. El modo en que Robespierre
llevó nuestra Revolución y las razones por las cuales fue guillotinado en
pleno periodo del Terror son objeto de controversia. Es verdad que también
existió el terror blanco de los realistas. Vengo de un Departamento cuyo
presidente de la Corte de Seguridad General, en la época del Terror,
derrocó a Robespierre y le cortó la cabeza.
SL: ¿Acaso defender
el legado de Robespierre no es defender la Democracia?
JPB:
Conviene analizar estos acontecimientos con una mirada histórica. Las ideas
de la Revolución son mías. El ideal de Robespierre es mío. Quizás no
comparta hoy la forma en que se ejerció el poder en aquella época. Pero hoy
es otro día, otra época, y resulta difícil emitir juicios a posteriori pues
no vivimos la epopeya revolucionaria, y quién sabe cómo hubiéramos actuado
si estuviéramos en el poder y tuviéramos que enfrentar una guerra civil y
el asalto de todas las monarquías europeas coaligadas contra nuestra Patria
y nuestra Revolución. Puedo emitir un juicio histórico, seguro, pero no un
juicio político.
Salim Lamrani,
Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris
Sorbonne-Paris IV, es profesor titular de la Universidad de la Reunión y
periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
|