VALIOSO LIBRO SOBRE MALVINAS COMPILADO POR
FERNANDO DEL CORRO
Más reflexiones y polémicas, a 31 años de la
recuperación de Malvinas
La fecha del 2 de abril, como ocurre desde
1982, genera mucha discusión y apasionamiento. Más allá de las diferencias, eso
confirma que las Malvinas son una de las pocas, pero decisivas, cuestiones
nacionales.
EMILIO MARÍN
Soldados argentinos prisioneros custodiadores por un profesional inglés. foto y texto Toto
El acto central de homenaje a los caídos en
la recuperación argentina fue en Puerto Madryn, Chubut, con discurso de la
presidenta Cristina Fernández. Actos similares se hicieron en las provincias.
El feriado por las islas era en un fin de semana largo que incluía Pascuas y un
lunes puente, de modo que para algunos puede haberse desdibujado en parte el
sentido malvinero.
Sólo en parte y para una parte, pues para la
mayoría es una cuestión muy sentida; lo era desde mucho antes de 1982 y lo
siguió siendo después, a pesar de la derrota táctica de las armas argentinas.
El discurso de la presidenta en Madryn volvió
sobre el sentido patriótico de esa causa, buscando unir a los argentinos. El
sentido abarcador de la exhortación está justificado, aunque el resultado final
no alcanzará al cien por ciento de los aludidos. Siempre habrá una minoría que
sirva intereses anglo-estadounidenses. Los llamamientos a “los 40 millones de
argentinos” son una forma del discurso; en la realidad se le habla a 39
millones, por poner un número.
La postura presidencial fue sólida en dos
tramos. Cuando deploró que el Reino Unido no quiera hablar con autoridades
democráticas, cuando antes lo hizo con gobernantes de facto. Y cuando informó
de un emprendimiento científico en el mar, en colaboración con Canadá,
contrastando con el armamentismo impulsado por Londres.
La invitación al diálogo sigue sin respuesta
de David Cameron, el premier que en junio pasado se negó a recibir un sobre de
CFK con documentación alusiva a las negociaciones preconizadas por la ONU.
El embajador británico en Buenos Aires, John
Freeman, tampoco dijo ni mu. Asumió en junio pasado y en su currícula consta
que “entre 2001-2004 fue Representante Permanente Adjunto ante la OTAN y
Representante Alterno ante el Consejo del Atlántico Norte, Bruselas”. Un
diplomático de armas llevar...
José "Leónidas" Ardiles teniente piloto fuerza aérea argentina, caído en Combate no en las Termóphilas sino en las Islas Malvinas. toto y texto Toto
Farsa o recuperación
Aunque parezca mentira, a 31 años del
desembarco en Puerto Argentino, se sigue discutiendo si fue una farsa
dictatorial o una recuperación nacional.
El cronista opta por la segunda opción, aún
criticando la dictadura militar-cívica, la entrega y el terrorismo de Estado,
este último incluso aplicado parcialmente en las islas con torturas a algunos
soldados propios.
Con esas aclaraciones, debe valorarse el
desembarco de abril de 1982, sostenido durante 74 días, hasta la rendición
incondicional (por más que el general Mario B. Menéndez tachara esa expresión
del acta firmada ante su vencedor, el general Jeremy Moore).
Es necesario hacer esa distinción respecto a
Malvinas, y no tratar al tramo abril-junio de aquel año como si fuera
exactamente igual al grueso del período dictatorial.
Esa diferenciación la hizo muy bien Cristina
Fernández, en un discurso anterior: “Debemos saber diferenciar, separar quienes
gobernaban bajo formas no democráticas, del hecho en sí del ejercicio de la
soberanía nacional y el rechazo al colonialismo. Se quería ocultar lo que había
pasado cuando trajeron escondidos a los que habían ido a combatir. Nuestros
jóvenes y niños deben saber que se debe honrar la memoria de los caídos por la
patria, porque hubo gente que sin estar obligada, fue a dar su vida. Vamos a
pedirle a las provincias que en cada uno de sus colegios, un aula lleve el
nombre de alguno de los combatientes que murieron: soldados, oficiales o
suboficiales, su historia y su fotografía”.
Varios desmalvinizadores
Aquella cita de la presidenta figura al
comienzo de “La Guerra de Malvinas: ensayo de revisionismo histórico”, escrito
por Oscar Abudara Bini y Domingo Dellepiane. Es un capítulo del libro de
reciente aparición “Malvinización y desmentirización”, compilado por el
profesor de la UBA Fernando del Corro, miembro del Instituto Dorrego, ediciones
Fabro.
Denostar el sentido patriótico de la breve
recuperación emparentándola con la dictadura, y arrojar a ambos factores por la
bañadera, como si fueran igualmente mugrientos, ha sido el punto de vista de
los colonialistas británicos. Para ellos 2 de abril es sinónimo de Galtieri y
dictadura, en tanto Falklands y Margaret Thatcher lo eran de una democracia que
ya entonces y mucho más hoy, cuesta adivinar entre las ruinas de la crisis
capitalista en el Reino Unido y otros miembros de la OTAN. En particular entre
uno de sus últimos adherentes, España, afiliada allí por Feli-“pillo” González.
Además de esos enemigos externos, hay que
contar a quienes, en lo interno, alimentaron entonces -y siguen haciéndolo hoy-
una capitulación. Carlos Menem y su canciller Domingo Cavallo firmaron en
febrero de 1990 un acuerdo con Londres reanudando las relaciones normales con
el agresor, colocando la soberanía “bajo un paraguas”, que en realidad fue un
ataúd. Y luego dieron cabida a multis inglesas en las privatizaciones, como la
British Gas en Metrogas.
Más recientemente, cuando Londres manipulaba
un referéndum con los kelpers, el 10 y 11 de marzo pasado, hubo historiadores
que le daban legitimidad. Luis Alberto Romero, escribió el 26 de febrero en “La
Nación”: “Nuestro gobierno la descalifica, argumentando que no son 'pueblo'
sino mera 'población implantada', sin derechos sobre el territorio en que
viven. La mayoría de los argentinos se declara democrática, pero pocos aprueban
esa acción popular públicamente. Como otras veces, las islas nos enfrentan con
nuestras contradicciones y con nuestros traumas”. En febrero de 2012, Romero,
Beatriz Sarlo, Jorge Lanata y otros desmalvinizadores habían abogado por
respetar la “autodeterminación” de los kelpers.
La Academia y el Gaucho
Historiadores de esa cepa mitrista visceral,
de la Academia Nacional de Historia, tienen una visión antinacional sobre
Malvinas desde muchísimos años. En el muy interesante libro “Historia y vida de
nuestras Malvinas”, del profesor Honorio Romero, se lee: “ante el pedido de un
homenaje al gaucho Rivero, la Academia Nacional de Historia dice en un dictamen
del año 1966 que 'si no se aportan pruebas de que el levantamiento (de Rivero)
obedeció al noble propósito patriótico de expulsar a los usurpadores de la
soberanía nacional, no corresponde el homenaje proyectado. Expresa además que
'los antecedentes documentales hasta ahora conocidos no son nada favorables
para otorgar a Rivero títulos que justifique el homenaje que se proyecta”.
Romero aclaró: “Rivero fue sospechado de
cuatrerismo. Ninguna justicia lo condenó” (pág. 85). También citó al
investigador académico Martiniano Leguizamón Pondal, para afirmar que “Rivero
cayó en la batalla de Obligado el 20 de noviembre de 1845 luchando contra los
invasores ingleses y franceses”.
O sea que haberse rebelado con ocho
trabajadores rurales en Malvinas y hacer ondear la celeste y blanca durante
casi cinco meses, tras la usurpación de 1833, y luego morir en defensa de la
Patria en 1845, no eran títulos suficientes para un homenaje.
La Academia mitrista sintonizaba otra onda
histórica, anglo-yanqui, ganadera-terrateniente. No le perdonaba a Rivero sus
luchas ni algunos asados con vaquitas ajenas, siempre ajenas para gauchos a los
que pagaban con papeles sin valor.
Cementerio de héroes argentinos en Darwin, Islas Malvinas.
¿En serio que pelearon?
Descalificar la resistencia del gaucho Rivero
y negar los combates de 1982 forma parte de la misma visión filo-inglesa de la
historia. No hubo luchas, no hubo resistencia y no se puede luchar contra
semejante enemigo, sería la conclusión derrotista.
Y sin embargo durante la guerra de Malvinas
hubo muchas conductas heroicas, que por eso acreditan el feriado del 2 de
abril, que los desmalvinizadores quisieron eliminar a favor del 10 de junio
(fecha donde en 1829 se crea la comandancia político-militar de las islas).
En el capítulo de Abudara Bini y Dellepiane,
de “Malvinización y desmentirización”, se citan los casos de soldados rasos
como Oscar I. Poltronieri, los oficiales de aviación, el contralmirante Carlos
Hugo Robaccio del BIM 5 y otros suboficiales y oficiales que lucharon a brazo
partido e impusieron bajas a los británicos.
Esto contradice aquella fábula de que no hubo
lucha. Jefes ingleses y militares estadounidenses confesaron que la guerra fue
pareja y pudo tener otro resultado, caso del almirante Sandy Woodward, quien en
su libro “Los cien días”, graficó, en términos futbolísticos, que su equipo
“había ganado 10 a 9 y en tiempo de descuento”. Los derrotistas locales siempre
hablaron de una goleada en contra, de 10 a cero.
En el capítulo del volumen compilado por Del
Corro, firmado por Jorge Luis Reyes, veterano de Malvinas (fue teniente de la
Fuerza Aérea), hay referencias a las “Pérdidas de la Task Force británica”.
Reyes escribió: “Los registros propios (ingleses) hablan de 348 hombres caídos
con 777 heridos”. Tuvieron, según este autor, 34 aviones derribados, 8 barcos
de guerra y transporte hundidos o destruidos, otros 7 averiados gravemente y 5
averiados de menor consideración.
Esta lucha, trascendente desde el punto de
vista histórico-político-cultural, es lo que no permite a los desmalvinizadores
mover ni menos eliminar el feriado del 2 de abril.