Cangamba: el valor insuperable
A 30 años de una de las batallas más heroicas del internacionalismo cubano en África
Luis Hernández Serrano
serrano@juventudrebelde.cu
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9 de Agosto del 2013 18:12:14 CDT
Aldea de Cangamba, provincia de Moxico, República Popular de Angola, el 2 de agosto de 1983. Allí se abre una nueva página heroica del internacionalismo con que Cuba otra vez comenzaba a saldar su deuda de gratitud con África. Comienza la histórica Batalla de Cangamba, una de las más valerosas de la lucha de todo el continente por su verdadera independencia.
Participaron angolanos combatientes de la Brigada 32 de Infantería Ligera (BIL) de las Fuerzas Populares de Liberación de Angola (Fapla) y un grupo de oficiales cubanos que los ayudaban a defender sus posiciones.
Entre los objetivos de la Unita (Unión para la Independencia Total de Angola) y de otras fuerzas aliadas, secundados por las fuerzas armadas de Sudáfrica, estaba aislar la provincia de Moxico, impedir a toda costa el arribo de refuerzos de angolanos y cubanos, y apoderarse de la ciudad de Luena, a la que pretendían proclamar como la capital de una llamada República Negra, separada de Angola, con vistas a recibir reconocimiento internacional.
La localidad era el sitio más abrupto, alejado y de más difícil acceso en toda la región centrooriental de Angola. El enemigo perseguía desplazar —y exterminar— a todo defensor de ese paraje africano, una vía sumamente importante para el paso de fuerzas y medios de la Unita, encabezada por Jonas Malheiro Savimbi, rumbo al mismo centro del país. Sus tropas ingresaban a tierra angolana por el este, cruzando un estratégico y escondido punto fronterizo con Namibia. Y en una buena parte de esa intrincada zona desde hacía meses actuaban las tropas racistas de Sudáfrica.
El gran objetivo de la Unita era tomar aquella comarca, hacer prisioneros a los 82 cubanos que se encontraban destacados allí y usarlos para obligar a Cuba a negociar directamente con la Unita, sin la participación del Gobierno angolano.
Esta organización enfrentaba una circunstancia muy crítica en cuanto a sus planes de expansión y, por lo tanto era sumamente importante que las tropas ya formadas en unidades semiirregulares no comenzaran a encarar dificultades logísticas.
Como sabía que había cubanos en Cangamba, el mando de dicha agrupación desplegó una gran fuerza en el campo de batalla para capturarlos y presentarlos a la prensa internacional.
Aldea de Cangamba, provincia de Moxico, República Popular de Angola, el 2 de agosto de 1983. Allí se abre una nueva página heroica del internacionalismo con que Cuba otra vez comenzaba a saldar su deuda de gratitud con África. Comienza la histórica Batalla de Cangamba, una de las más valerosas de la lucha de todo el continente por su verdadera independencia.
Participaron angolanos combatientes de la Brigada 32 de Infantería Ligera (BIL) de las Fuerzas Populares de Liberación de Angola (Fapla) y un grupo de oficiales cubanos que los ayudaban a defender sus posiciones.
Entre los objetivos de la Unita (Unión para la Independencia Total de Angola) y de otras fuerzas aliadas, secundados por las fuerzas armadas de Sudáfrica, estaba aislar la provincia de Moxico, impedir a toda costa el arribo de refuerzos de angolanos y cubanos, y apoderarse de la ciudad de Luena, a la que pretendían proclamar como la capital de una llamada República Negra, separada de Angola, con vistas a recibir reconocimiento internacional.
La localidad era el sitio más abrupto, alejado y de más difícil acceso en toda la región centrooriental de Angola. El enemigo perseguía desplazar —y exterminar— a todo defensor de ese paraje africano, una vía sumamente importante para el paso de fuerzas y medios de la Unita, encabezada por Jonas Malheiro Savimbi, rumbo al mismo centro del país. Sus tropas ingresaban a tierra angolana por el este, cruzando un estratégico y escondido punto fronterizo con Namibia. Y en una buena parte de esa intrincada zona desde hacía meses actuaban las tropas racistas de Sudáfrica.
El gran objetivo de la Unita era tomar aquella comarca, hacer prisioneros a los 82 cubanos que se encontraban destacados allí y usarlos para obligar a Cuba a negociar directamente con la Unita, sin la participación del Gobierno angolano.
Esta organización enfrentaba una circunstancia muy crítica en cuanto a sus planes de expansión y, por lo tanto era sumamente importante que las tropas ya formadas en unidades semiirregulares no comenzaran a encarar dificultades logísticas.
Como sabía que había cubanos en Cangamba, el mando de dicha agrupación desplegó una gran fuerza en el campo de batalla para capturarlos y presentarlos a la prensa internacional.
Fuerzas enfrentadas en Cangamba
Por la Unita, en la operación participaron las brigadas 12 y 13 semiirregulares. Incluían dos batallones independientes y una compañía de destino especial; en total unos 3 000 hombres fuertemente armados. La agrupación artillera de las FALA —Fuerzas Armadas de Liberación de Angola y brazo armado de la Unita— estaba compuesta por unas 50 o 60 piezas de artillería y morteros, siete instalaciones antiaéreas múltiples de 14,5 milímetros y de cohetes antiaéreos portátiles.
Por las Fapla, las tropas acantonadas en Cangamba sumaban 818 hombres, muchos de ellos con escasa preparación combativa. La asesoría cubana eran 82 combatientes internacionalistas.
Una vez iniciados los combates el 2 de agosto, la jefatura cubana envió un refuerzo, lo que incrementó la presencia cubana a 184 efectivos. En total, los defensores de Cangamba contaban con 18 piezas de artillería y morteros de pequeño calibre y 36 instalaciones GRD-1P con pocas municiones.
Aunque no tenían fuerzas de infantería desplegadas en el teatro de operaciones, los sudafricanos actuaban como especialistas de artillería, inteligencia, apuntadores para la aviación, en una cantidad cercana a un batallón. Igualmente participaban pequeñas unidades del denominado batallón Búfalo, con determinada experiencia combativa.
Por la Unita, en la operación participaron las brigadas 12 y 13 semiirregulares. Incluían dos batallones independientes y una compañía de destino especial; en total unos 3 000 hombres fuertemente armados. La agrupación artillera de las FALA —Fuerzas Armadas de Liberación de Angola y brazo armado de la Unita— estaba compuesta por unas 50 o 60 piezas de artillería y morteros, siete instalaciones antiaéreas múltiples de 14,5 milímetros y de cohetes antiaéreos portátiles.
Por las Fapla, las tropas acantonadas en Cangamba sumaban 818 hombres, muchos de ellos con escasa preparación combativa. La asesoría cubana eran 82 combatientes internacionalistas.
Una vez iniciados los combates el 2 de agosto, la jefatura cubana envió un refuerzo, lo que incrementó la presencia cubana a 184 efectivos. En total, los defensores de Cangamba contaban con 18 piezas de artillería y morteros de pequeño calibre y 36 instalaciones GRD-1P con pocas municiones.
Aunque no tenían fuerzas de infantería desplegadas en el teatro de operaciones, los sudafricanos actuaban como especialistas de artillería, inteligencia, apuntadores para la aviación, en una cantidad cercana a un batallón. Igualmente participaban pequeñas unidades del denominado batallón Búfalo, con determinada experiencia combativa.
La batalla
Ese día a las O5:55 horas la Unita inició ataques simultáneos de artillería y morteros a posiciones de Munhango, Calapo, Cangamba, Tempué, Cangumbe y Luena.
A las O8:00 horas, sus fuerzas de infantería atacaron a tropas de la Fapla ubicadas en Cangamba y que defendían la cabeza norte de la pista de aviación en el extremo occidental de la aldea, a unos 300 metros de la posición de los cubanos. Fueron rechazados.
A las 13:00 horas la aviación cubana asestó el primer golpe, a cuatro kilómetros al este y sudeste de Cangamba y es recibida con denso fuego antiaéreo. Poco después efectúa un segundo golpe con dos aviones.
El 3 de agosto ocurre el primer desembarco helitransportado de las Fuerzas de Destino Especial cubanas para reforzar a las fuerzas sitiadas en Cangamba. Este día partió de Huambo el Destacamento Blindado No. 1 con destino al lugar de los combates. Se previó que venciera los 650 kilómetros que la separaban del enclave de nuestras tropas en cinco o seis días, pero solo pudo mantener el ritmo previsto mientras avanzó por caminos transitables. Gran parte de la marcha tuvo que ser a campo traviesa y bajo la influencia del enemigo, por lo que apenas pudo promediar 40 kilómetros por jornada.
El 4 de agosto desembarcaron en Cangamba el médico, teniente Luis Galbán Soca, y el apuntador de aviación, capitán Julio B. Chiong Almaguer. Durante los días sucesivos, acciones similares con un fuerte hostigamiento artillero y ataques de infantería por la Unita y golpes de la aviación cubana contra las fuerzas de esta última resumen la situación combativa.
Ya el 6 de agosto parte de Menongue rumbo al teatro de operaciones el Destacamento Blindado No. 2, que encuentra grandes obstáculos en su camino y se retrasa. También sostuvo algunos combates. Al día siguiente, el 7 de agosto, un batallón de infantería ligera actúa para realizar la penetración y golpear en pequeños grupos la retaguardia enemiga. Lo integran 218 combatientes, de ellos 150 angolanos y 67 cubanos, más un namibio de la Swapo (Organización Popular del África Sudoccidental), de una compañía de destino especial. Esta unidad, comandada por el mayor Rafael Ramos Fajardo, despega desde Luena en siete helicópteros en tres vuelos sincronizados para coincidir en Cangamba. Después despega una pareja de aviones Mig-15 desde Menongue.
Mientras, en las posiciones de los combatientes cubanos, se toma la decisión de no dejarse coger prisioneros de la Unita y uno de los combatientes propone guardar un cartucho para cada uno «para no caer en manos enemigas».
El 9 de agosto, a las O7:OO horas, parte de Calapo en siete helicópteros una compañía de las Fapla con 144 hombres y tras una hora de vuelo desembarcan en un punto a dos kilómetros al sudeste del barrio 4 de Febrero, en Cangamba, para desarrollar acciones en la retaguardia de la Unita en esa dirección y atacar las alturas dominantes donde estaban emplazados los morteros de grueso calibre que tan fuertemente hostigaban a los cercados.
Otros 90 combatientes de las Fapla parten hacia Cangamba el 10 de agosto desde Luena en cinco helicópteros, para desembarcar al sur de la aldea y hostigar a la FALA, situar emboscadas y minar los caminos. Iban con ellos un médico y un equipo de filmación cubanos. Se evacúa a los heridos. Este día a las 11 de la mañana llegan a Cangamba en cuatro helicópteros el ministro de Defensa de Angola, coronel Pedro María Tonha, «Pedalé», y el entonces general de división Leopoldo Cintra Frías, jefe de los cubanos.
Ante el empuje angolano-cubano, la Unita y los militares sudafricanos se retiran a toda carrera, no sin antes destruir almacenes de municiones y llevarse consigo bajas que pudieron rescatar. Se contaron dentro del poblado 493 cadáveres de la FALA, pero se consideró siempre que eran muchos más, pues era práctica de la Unita borrar toda huella de sus bajas.
El jueves 11 de agosto de 1983, en medio de una enorme solemnidad, se efectuó el sepelio de los caídos en la batalla de Cangamba en el cementerio de la Misión Militar Cubana. Junto a ellos se le dio sepultura a un combatiente de la Swapo.
Fuente: Cangamba, Jorge Martín Blandino, Editorial Verde Olivo, 2006.
Decisivo mensaje de Fidel
El Comandante en Jefe Fidel Castro envió a los defensores de Cangamba un mensaje decisivo:
«A los cubanos y a la 32 Brigada de la Fapla.
«Queridos compañeros: Durante días hemos seguido hora a hora la heroica resistencia de ustedes frente a fuerzas muy superiores en número y medios de los títeres de Sudáfrica en Cangamba.
«Hemos adoptado todas las medidas para apoyar las tropas sitiadas. El envío de refuerzos cubanos por helicópteros a ese punto es prueba de nuestra determinación de librar y ganar esa batalla junto a los angolanos.
«Poderosas columnas blindadas avanzan ya rápidamente en dirección a Cangamba.
«Todo depende ahora de la capacidad de ustedes de resistir el mínimo de tiempo indispensable para que esas tropas lleguen a su objetivo.
«Si el enemigo toma Cangamba no tendrá piedad con los heridos y prisioneros.
«Desde sus posiciones, bien atrincherados, con serenidad, confianza en sí mismos y total determinación, deben rechazar los ataques enemigos, resistir a pie firme el fuego artillero y aniquilar a los que intenten apoderarse de la posición.
«Es preciso ahorrar municiones y asegurar un fuego certero, así como soportar con firmeza el hambre y la sed si se agotan los víveres y el agua.
«Todos los medios y fuerzas cubanas se emplearán si fuera necesario para liberarlos del cerco enemigo.
«Nuestras tropas llegarán rápido, en tres o cuatro días, pero si la distancia, los obstáculos naturales y la acción del enemigo las retrasan el doble o el triple del tiempo o aún más, hay que resistir, porque llegarán allí a cualquier precio.
«Que Cangamba se convierta en cementerio de los mercenarios que sirven a los odiosos intereses de los racistas sudafricanos.
«Que Cangamba sea un símbolo imperecedero del valor de los cubanos y angolanos.
«Que Cangamba sea ejemplo de que la sangre de los angolanos y cubanos derramada por la libertad y dignidad de África no ha sido en vano.
«Confío en el valor insuperable de ustedes y les prometo que los rescataremos cueste lo que cueste.
«¡Patria o Muerte!
«¡Venceremos!».
Ese día a las O5:55 horas la Unita inició ataques simultáneos de artillería y morteros a posiciones de Munhango, Calapo, Cangamba, Tempué, Cangumbe y Luena.
A las O8:00 horas, sus fuerzas de infantería atacaron a tropas de la Fapla ubicadas en Cangamba y que defendían la cabeza norte de la pista de aviación en el extremo occidental de la aldea, a unos 300 metros de la posición de los cubanos. Fueron rechazados.
A las 13:00 horas la aviación cubana asestó el primer golpe, a cuatro kilómetros al este y sudeste de Cangamba y es recibida con denso fuego antiaéreo. Poco después efectúa un segundo golpe con dos aviones.
El 3 de agosto ocurre el primer desembarco helitransportado de las Fuerzas de Destino Especial cubanas para reforzar a las fuerzas sitiadas en Cangamba. Este día partió de Huambo el Destacamento Blindado No. 1 con destino al lugar de los combates. Se previó que venciera los 650 kilómetros que la separaban del enclave de nuestras tropas en cinco o seis días, pero solo pudo mantener el ritmo previsto mientras avanzó por caminos transitables. Gran parte de la marcha tuvo que ser a campo traviesa y bajo la influencia del enemigo, por lo que apenas pudo promediar 40 kilómetros por jornada.
El 4 de agosto desembarcaron en Cangamba el médico, teniente Luis Galbán Soca, y el apuntador de aviación, capitán Julio B. Chiong Almaguer. Durante los días sucesivos, acciones similares con un fuerte hostigamiento artillero y ataques de infantería por la Unita y golpes de la aviación cubana contra las fuerzas de esta última resumen la situación combativa.
Ya el 6 de agosto parte de Menongue rumbo al teatro de operaciones el Destacamento Blindado No. 2, que encuentra grandes obstáculos en su camino y se retrasa. También sostuvo algunos combates. Al día siguiente, el 7 de agosto, un batallón de infantería ligera actúa para realizar la penetración y golpear en pequeños grupos la retaguardia enemiga. Lo integran 218 combatientes, de ellos 150 angolanos y 67 cubanos, más un namibio de la Swapo (Organización Popular del África Sudoccidental), de una compañía de destino especial. Esta unidad, comandada por el mayor Rafael Ramos Fajardo, despega desde Luena en siete helicópteros en tres vuelos sincronizados para coincidir en Cangamba. Después despega una pareja de aviones Mig-15 desde Menongue.
Mientras, en las posiciones de los combatientes cubanos, se toma la decisión de no dejarse coger prisioneros de la Unita y uno de los combatientes propone guardar un cartucho para cada uno «para no caer en manos enemigas».
El 9 de agosto, a las O7:OO horas, parte de Calapo en siete helicópteros una compañía de las Fapla con 144 hombres y tras una hora de vuelo desembarcan en un punto a dos kilómetros al sudeste del barrio 4 de Febrero, en Cangamba, para desarrollar acciones en la retaguardia de la Unita en esa dirección y atacar las alturas dominantes donde estaban emplazados los morteros de grueso calibre que tan fuertemente hostigaban a los cercados.
Otros 90 combatientes de las Fapla parten hacia Cangamba el 10 de agosto desde Luena en cinco helicópteros, para desembarcar al sur de la aldea y hostigar a la FALA, situar emboscadas y minar los caminos. Iban con ellos un médico y un equipo de filmación cubanos. Se evacúa a los heridos. Este día a las 11 de la mañana llegan a Cangamba en cuatro helicópteros el ministro de Defensa de Angola, coronel Pedro María Tonha, «Pedalé», y el entonces general de división Leopoldo Cintra Frías, jefe de los cubanos.
Ante el empuje angolano-cubano, la Unita y los militares sudafricanos se retiran a toda carrera, no sin antes destruir almacenes de municiones y llevarse consigo bajas que pudieron rescatar. Se contaron dentro del poblado 493 cadáveres de la FALA, pero se consideró siempre que eran muchos más, pues era práctica de la Unita borrar toda huella de sus bajas.
El jueves 11 de agosto de 1983, en medio de una enorme solemnidad, se efectuó el sepelio de los caídos en la batalla de Cangamba en el cementerio de la Misión Militar Cubana. Junto a ellos se le dio sepultura a un combatiente de la Swapo.
Fuente: Cangamba, Jorge Martín Blandino, Editorial Verde Olivo, 2006.
Decisivo mensaje de Fidel
El Comandante en Jefe Fidel Castro envió a los defensores de Cangamba un mensaje decisivo:
«A los cubanos y a la 32 Brigada de la Fapla.
«Queridos compañeros: Durante días hemos seguido hora a hora la heroica resistencia de ustedes frente a fuerzas muy superiores en número y medios de los títeres de Sudáfrica en Cangamba.
«Hemos adoptado todas las medidas para apoyar las tropas sitiadas. El envío de refuerzos cubanos por helicópteros a ese punto es prueba de nuestra determinación de librar y ganar esa batalla junto a los angolanos.
«Poderosas columnas blindadas avanzan ya rápidamente en dirección a Cangamba.
«Todo depende ahora de la capacidad de ustedes de resistir el mínimo de tiempo indispensable para que esas tropas lleguen a su objetivo.
«Si el enemigo toma Cangamba no tendrá piedad con los heridos y prisioneros.
«Desde sus posiciones, bien atrincherados, con serenidad, confianza en sí mismos y total determinación, deben rechazar los ataques enemigos, resistir a pie firme el fuego artillero y aniquilar a los que intenten apoderarse de la posición.
«Es preciso ahorrar municiones y asegurar un fuego certero, así como soportar con firmeza el hambre y la sed si se agotan los víveres y el agua.
«Todos los medios y fuerzas cubanas se emplearán si fuera necesario para liberarlos del cerco enemigo.
«Nuestras tropas llegarán rápido, en tres o cuatro días, pero si la distancia, los obstáculos naturales y la acción del enemigo las retrasan el doble o el triple del tiempo o aún más, hay que resistir, porque llegarán allí a cualquier precio.
«Que Cangamba se convierta en cementerio de los mercenarios que sirven a los odiosos intereses de los racistas sudafricanos.
«Que Cangamba sea un símbolo imperecedero del valor de los cubanos y angolanos.
«Que Cangamba sea ejemplo de que la sangre de los angolanos y cubanos derramada por la libertad y dignidad de África no ha sido en vano.
«Confío en el valor insuperable de ustedes y les prometo que los rescataremos cueste lo que cueste.
«¡Patria o Muerte!
«¡Venceremos!».