Queridos
Eladio e Irene. A ustedes no podemos negarles la foto del Comandante Ernesto
Che Guevara con Felima Archer, azafata irlandesa que le sirvió
de traductora en su escala en Dublín. Será una manera de rendir
homenaje a Bernie, quien la encontró y conversó con ella.
También al Primer Museo dedicado al Comandante Guevara en
Suramérica. La institución que han creado con tanto amor,
es fuente de inspiración para los que han vencido grandes
obstáculos, incomprensiones, intentos de desconocimientos, incluso riesgos.
Desde
ahí ustedes están luchando por las causas justas. Haciendo en
cada momento lo que debe hacerse, desde hace casi quince años exigiendo al
gobierno de Estados Unidos la libertad de Ramón, Fernando, Antonio
y Gerardo presos injustamente en cárceles de ese país.
Cada
vez que recibimos sus mensajes los comparamos como un canto a la vida
y la libertad y recordamos a José Martí y José Joaquín Palma,
el patriota y poeta cubano, que cuando estalló
la guerra por la independencia se incorporó a la lucha, fue ayudante
de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria y vivió exiliado
en Guatemala.
Allí se encontró con José Martí y se forjó una
profunda amistad, ambos fueron víctimas de intrigas, calumnias y
difamaciones estimuladas por funcionarios españoles y
presiones sobre las autoridades de ese país, para que tomaran medidas
contra ellos.
A esos funcionarios se unieron algunos adversarios
ideológicos y otros acompañados de envidias, temores, celos profesionales,
discriminación, falsos conceptos de nacionalismo, provincianismo o
regionalismo, opositores, colonizados culturalmente y todos juntos
no vacilaron en desatar campañas de desprestigio y persecuciones.
Martí escribió el prólogo al
libro de Palma titulado "Poesía",
donde le aconseja metafóricamente que cuando le
hirieran cantara, cuando lo desconocieran cantara, que cantara
cuando le llamaran errante y vagabundo, que ese vagar no era pereza, sino
desdén, que cantara siempre, y cuando muriera, para seguir probablemente lejos
de allí cantando, le dejara la lira a su hijo.
Esa lira
también la están dejando ustedes.
Un fuerte abrazo desde esta Cuba bloqueada, agredida, perseguida,
insultada, calumniada.
Pero que como martiana,
canta, seguirá cantando y preparando su lira para aquellos
que la acepten y defienden.
Ustedes, nosotros y los millones de
justos y dignos en todo el mundo cantaremos y dejaremos las liras a nuestros
hijos y nietos para que sigan cantando, que es decir: luchando por la libertad,
soberanía e independencia.
Adys
Cupull y Froilán González