OPINIONES
A RADIO HABANA SOBRE MÉDICOS CUBANOS EN BRASIL
José Mario Zavaleta Mendoza
Agradezco a Radio Habana Cuba se me permita
opinar con relación a la llegada a Brasil del primer contingente de médicos
cubanos, y a las reacciones de algunos sectores del gremio médico de ese país.
Antes que todo debo decir que
les hablo desde un país muy pequeño pero densamente poblado, y al que la
historia lo distingue por haberle instaurado el dominio de las oligarquías que
han sojuzgado a su pueblo, imponiéndole regímenes autoritarios principalmente
de tipo militar a través de gobiernos nada democráticos, y que ante la
acentuación de la injusticia social y la opresión política hubo de alzarse en
armas llevándole a un conflicto que luego de 12 años concluyó con la firma de
los acuerdos de paz de 1992.
Una de las características del
modelo económico y social injusto impuesto a los salvadoreños tiene que ver con
un sistema de salud ineficiente y de pobre cobertura, donde los médicos generalmente
han preferido las áreas urbanas para su trabajo, que se combina en la mayoría
con acciones en el servicio público y privado. Por ello conozco en carne propia
esa realidad que igualmente sufren todos los pueblos de nuestra América, en
mayor o menor grado; y con excepción de Cuba, que luego del triunfo de la
Revolución ha desarrollado su propio modelo que precisamente satisface en su
máximo grado las aspiraciones y necesidades de su pueblo, al que le es
garantizada la salud de manera gratuita, universal e inclusiva.
Con un alto desarrollo
científico, además, que lo respalda en la producción de medicamentos, vacunas,
insumos y equipos, y sobre todo con la formación del recurso humano calificado
indispensable para garantizar su funcionamiento, a tal grado de desarrollo que
desde hace muchos años ha sido capaz de extender sus servicios solidarios a
muchos países, constituyéndose seguramente en el único país en el mundo con la
capacidad de hacerlo de manera masiva como ya lo ha hecho en varios casos, provocando
por supuesto el respeto, admiración y gratitud de pueblos y gobiernos que han
resultado beneficiados con su acciones, en la mayoría de los casos producto de
la calamidad por cataclismos o fenómenos naturales que les han afectado.
Pero también ha ocurrido con
gobiernos que por la necesidad de ampliar los servicios sanitarios de sus
pueblos, y no contar con el suficiente personal sanitario, han recurrido a Cuba
a través de mecanismos de cooperación innovadores para adquirir los servicios
de personal altamente capacitado y dispuesto a desarrollar su labor solidaria
aún en las más adversas condiciones, logrando satisfacer las necesidades de sus
pobladores.
Este mecanismo también produce
la simpatía y agradecimientos de miles de miles de beneficiarios, pero también
la animadversión de sectores políticos de derecha locales, a quienes se suman
algunos grupos entre los gremios médicos de dichos países, que al igual que los
políticos detestan todo lo que pueda representar Cuba, siendo parte activa de
las inveteradas campañas de desprestigio, difamación y de ataques contra Cuba
desde el mismo triunfo de la Revolución. Y en la actualidad muchos de ellos son
herederos de quienes se unieron a la contrarrevolución y son admiradores de los
gobiernos de Estados Unidos que ha implementado el bloqueo, la hostilidad y la
guerra a todos los niveles contra Cuba.
Por ello no ha extrañado la
actitud mezquina de algunos médicos, porque no son todos, que en los diferentes
países han mostrado su odio contra Cuba, hasta el grado de propiciar que
algunas gremiales afrenten a sus gobiernos por aceptar la ayuda de Cuba en el
campo de la salud, y mucho más si han osado con llegar a acuerdos de
cooperación en ese campo. Por supuesto su comportamiento es inmediatamente
motivo de rechazo por la mayoría de los pueblos, que ven en ellos un
comportamiento hipócrita e interesado, pues todo mundo sabe que no serían
capaces de superar las expectativas y acciones de los médicos cubanos.
Estos sectores en Brasil, como
lo serían en Honduras, El Salvador, México, Venezuela, Chile, Uruguay,
etcétera, ven en los contingentes de batas blancas cubanas como una competencia
insuperable, sobre todo en calidad humana, abnegación y sentido pleno de la
solidaridad, que no pide nada a cambio. Aquellos en cambio son interesados,
buscan siempre la ganancia por sobre todo, y no aceptan ninguna regla que no
provenga de la FDA de los Estados Unidos, y no creen en el desarrollo
científico técnico que hubiera podido alcanzar un pequeño país, pobre, bloqueado
ferozmente por el imperio más poderosa que hubiera existido, y que lo impulsa
no para el usufructo económico, sino para el bien de los suyos y de cualquier
otra persona en el planeta que lo necesitara.
Aquellos no entienden lo que
los cubanos profesan y ponen en práctica a partir de las enseñanzas de su héroe
nacional, José Martí, al enunciar que “Patria es Humanidad”, y su concepto de
las personas enfermas es la de consumidores o clientes, no la de pacientes.
Saben perfectamente que los médicos cubanos representan un peligro a sus
intereses, porque los pueblos, al conocerlos, los prefieren a ellos; y
consideran que sus ganancias se verían mermadas al haber más gente recibiendo
los servicios de las brigadas médicas cubanas, y por lo tanto menos clientes
para su beneficio.
Por lo tanto, esos médicos
brasileños no toleran que un gobierno responsable vele por los intereses de las
mayorías desposeídas, y son capaces de buscar cualquier manera de impedir que
la solidaridad se ponga en práctica, aunque muchas vidas no se salven y miles
de sus conciudadanos no puedan tener acceso a servicios médicos de calidad –
quizás por primera vez en su vida – pero eso no les importa. De eso estoy
convencido, porque la mezquindad y el egoísmo también están globalizados en
personas de esa calaña, y cuando ven sus intereses en peligro muestran su
verdadera esencia y poca calidad humana.
Pero también estoy convencido
que a pesar de tantas campañas de desprestigio y difamación contra Cuba, los
pueblos conservan ese sexto sentido del que alguna vez habló Fidel, ya que aún
sin conocer a Cuba y la realidad de su Revolución, confían en ella, que también
para ellos representa el faro de la decencia, la dignidad y la hermandad entre
los hombres y mujeres de la tierra.
¡Que vivan los médicos cubanos
en el mundo, que viva Cuba!
Muchas gracias por su atención.
El Salvador, 28 de agosto de 2013