LOS MEDIOCRES MEDIOS DEL CAPITALISMO
ADRIANA VEGA
Como es el
mes del periodista y del escritor, vaya un recuerdo revolucionario para
Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Haroldo Conti, Dardo Dorronzoro, señalando
pocos ya que tuvimos en Argentina, más de cien escritores y
periodistas desaparecidos por la Dictadura Feroz del Dictador Videla.
En honor a todos
ellos, a su dignidad profesional y en contraria similitud,
reflexionaremos sobre el obsceno lenguaje que hoy reina en la prensa televisiva
y radial, donde la palabra se ha convertido en provocadora,
desmedida, irritante, acentuada y matizada desde una mediocridad que ultraja.
Ni hablar sobre investigaciones policiales que se manejan para no
descubrir al culpable, es más hacen docencia para ellos.
Algunos muy
famosos-demasiado- agravian diariamente con su morbo de crímenes
sangrientos, inseguridades violentas, muertes, violaciones e
incendios que estremecen, políticos corruptos inventados, vituperios
escandalosos sobre autoridades legítimas, aquelarres que después
subsisten en la nada o inspiran el temor del espectador. Apoyados por
abogados y ex jueces que entorpecen una investigación que nunca
llega y mayormente ataviados de palabras soeces que lanzan
como gracia desde la suciedad bocal, quienes ofenden al
espectador más activo y deberían informar con la mayor seriedad posible.
Lo policial ha
desaparecido cubierto por un morbo que se singulariza a través del sainete o el
escándalo farandulesco, impresiona mal, y nos recuerda
a José Ingenieros quien señala que el hombre superior es
el accidente provechoso para la evolución humana por su originalidad e
imaginación. Que las adquisiciones imitativas de la esencia de la sociedad
constituyen las aristas singulares del alma que lo distingue. Porque
piensa mejor y puede sobreponer sus ideales a las rutinas de los demás
no transformado en un cómico de cuarta, desadaptado del medio
social sin atributos hereditarios de la especie y menos usando
palabrotas que se repiten como si fueran poesía de primera.
A quien esto
escribe le cuesta reproducir los injuriosos vocablos, porque
retiene una enseñanza del gran García Márquez enseñándonos desde uno de
sus libros que colocar “carajo” en Cien años de Soledad, le llevó tres
meses antes de NO hacerlo.
El lenguaje actual
me recuerda los años de plomo cuando la Triple A mataba a mansalva y toda
la culpa la recibía la guerrilla.
La invitación
pública de Diego Maradona a sus detractores terminó, más allá de las
connotaciones psicoanalíticas, en un pretexto. Una Indivisa parte de la
sociedad se escandalizó con el episodio extravagante y su
fotografía fuera de foco. El Dios creado y amado por todos cuando la
patria era el futbol, tenía derechos y garantías.
En Fráncfort se
presentó Argentina como «invitada de honor de la Feria del Libro de
2010”y lingüistas y especialistas de la comunicación señalaron que en
Buenos Aires el estilo de hablar maradoniano se expandía
oscuramente por otros sedimentos de la argentinidad, en tanto un experto
en lingüística y docente de UBA, rotuló que no se trataba solo por
lo de Maradona, sino que se estaba naturalizando la agresividad en
toda la población ya que en cualquier hecho intercambiábamos palabras
violentas.
Es cierto, la
crispación se detecta en los momentos básicos de lo cotidiano y se hace cada
vez más normal cada día. Se ha abjurado de la palabra bonita.
Ningún hombre es
excepcional en todo pero los hay muy mediocres que no
descuellan en nada. Circulan, vegetan y hasta se aventuran con tanto
derecho como los talentos, siendo torpes.
Cada persona es la
renta de su herencia y educación, y guste o no, los
medios son la cátedra más fuerte que llega al pueblo entero.
Esta acción educativa es una acomodación de las predisposiciones hereditarias a
la capacidad colectiva y una incesante colocación de la persona en la sociedad.
Por eso son tan poderosos. Importan Coca Cola, la moda, el idioma y
la individualidad, el “honor” del Imperio y dibujos animados de verborragia
extranjera donde venden y compran, sugieren y atacan.
El
traslado es de un papel amplísimo, casi propio y forma la personalidad
social; la invención produce, en cambio, variaciones individuales. Una es
cautelosa y se conduce estableciendo costumbres, es progresiva y se despliega
por razón de la imaginación. El desemejante acomodo de cada individuo a su
medio depende de la armonía entre lo que imita y lo que inventa. Todos no
pueden hacerlo de la misma manera, pues esas capacidades se educan
sobre cierto contenido congénito, originariamente desigual, tomado
de la herencia psicológica.
La variación
establece la singularidad. Transformar es ser alguien, desigualarse, poseer
forma propia, un plumaje grandioso o menudo, pero que no se vive como simple
reflejo de los demás.
La ocupación
básica del hombre mediocre es la mirada que imita; la del hombre superior es su
imaginación creadora.
El mediocre
ambiciona mezclarse con los que lo envuelven; el original, alejándose de
ellos. Uno especula con la imprudencia de lo social, el otro anhela
madurar con lo correcto. En eso gravita el desengaño que suele rodear a los
caracteres originales. Se los ve peligrosos porque aspiran a pensar
con su cabeza.
El hombre mediocre
es una sombra proyectada por la sociedad; por esencia imitativo y
perfectamente adaptado para vivir en rebaño, reflejando las rutinas, prejuicios
y dogmatismos reconocidamente útiles para la domesticidad. Hereda el "alma
de la especie" y como mediocre doblega el "alma de la sociedad".
Su característica es imitar a cuantos le rodean: pensar con cabeza ajena y ser
incapaz de formarse ideales propios. Si se votara a los candidatos de la
oposición que son de tal mediocridad que nadie puede aspirar a una
democracia con igualdad y solidaridad con el pueblo, nos
llevarían a que las perspectivas del país se pusieran de rodillas frente al
imperio. Son tan anodinos y triviales que han sido extraídos a
puntapiés de las urnas por haber perdido su suerte política
y programa.
El hombre
decoroso, además de no imitar la concepción social, adquiere variaciones
propias, una personalidad que opta por la igualdad netamente
diferenciada, recapacitando conscientemente qué se le
transfiere al pueblo futuro, donde habitarán nuestros niños, alumnos, hijos,
sobrinos, nietos y bisnietos.
Aconsejo a los
medios mediocres que no investiguen, ni presuman ni adivinen ni mientan.
Eso no es la
"democracia" de la palabra sino su libertinaje.
Bs. As. 7 Y 13 de
junio del 2013
Día del
Periodista y el Escritor en Argentina