La infinita búsqueda de Alejandra Jaimovich (Casapueblos-AEDD) por Casapueblos
Viernes,
13 de Septiembre de 2013
Testimonio
sobre la joven militante de la Juventud Guevarista, secuestrada en 1977.
Noticia
de Casapueblos-AEDD
Sus hermanos Adriana y Oscar Jaimovich y su
compañera de militancia Estela Moyano testificaron sobre el secuestro y
asesinato de la joven militante de la Juventud Guevarista.
Por Alexis Oliva
(El Argentino, edición Córdoba)
(El Argentino, edición Córdoba)
Sobre la desaparición de Alejandra
Jaimovich, militante de la Juventud Guevarista, secuestrada el 1º de junio de
1976 a sus 17 años, declararon tres testigos en el juicio por los crímenes de
lesa humanidad cometidos en los centros de detención del Tercer Cuerpo de
Ejército durante la última dictadura.
En primer lugar, Estela Moyano relató que
con su hermana mayor Nora y Jaimovich comenzaron a militar en 1974 en la
corriente juvenil del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), y desde
días después del golpe de Estado del 24 de marzo del ‘76 Alejandra se hospedaba
en su casa. “Un día, Alejandra se va, con la idea de volver. Uno ya empezaba
que habían puesto preso a un amigo, que otro había desaparecido…”, narró la
testigo. El 1º de junio, la joven retornó a buscar unas pertenencias a la casa
de sus compañeras, donde la esperaba un grupo del Ejército que la secuestró junto
con Nora.
Ambas fueron llevadas al Departamento de
Informaciones (D2) de la Policía de Córdoba. Tres días después, Nora fue
liberada, por el insistente reclamo de su familia. Pero Alejandra fue
trasladada a la “escuelita” de Pilar, donde padeció torturas y vejámenes, y
luego al campo de La Perla. Allí fue vista por los sobrevivientes Graciela
Geuna y Piero Di Monte, quienes luego ayudarían a la familia Jaimovich a
reconstruir el destino de Alejandra, asesinada en un “traslado” treinta días
después de su detención.
Según relató Adriana Jaimovich en la
audiencia de ayer, el 25 de mayo del ‘76 una “patota” militar había asaltado la
casa familiar buscando a su hermana. “Decime dónde está tu hija, porque si no
la vamos a matar”, amenazó a su padre quien comandaba el grupo. A principios de
junio, en el velorio de Adriana Ruth Gelbspan -otra militante asesinada en un
fraguado enfrentamiento con la Policía- le dijeron a Luis Jaimovich que su hija
había sido apresada y estuvo en el D2. A su vez, su esposa Elena se contactó
con la familia Moyano, que le confirmó la versión. Entonces comenzó una
búsqueda tan larga como infructuosa.
“Mis padres eran escribanos muy conocidos
en la ciudad –refirió Adriana-, y se acercó mucha gente ofreciéndoles
información, a veces con dinero, a veces sin dinero. Le decían: ‘La pasaron a
tal parte… La llevaron a Buenos Aires…’. Era una forma de tener a mis padres
aterrados y sin hacer demasiado, porque la base de eso era: ‘No hagan ruido,
porque si hacen ruido la van a matar’. Hoy sabemos cuán poco tiempo estuvo
Alejandra en La Perla y nos damos cuenta de la gran extorsión y mentira en que
tuvieron a mis padres encerrados”.
Por su parte, Oscar Ezequiel Jaimovich
refirió que tras el secuestro de su hermana menor, él y Adriana se exiliaron en
Israel, pero sus padres se negaban a abandonar el país. “Mi mamá no quería
dejar la casa, porque decía que Alejandra iba a llamar en cualquier momento”,
recordó. Mientras que a su padre “había gente que le decía que Alejandra estaba
viva, lo que lo paralizaba y no le permitía hacer su lucha pública y directa”.
Hacia 1978, convencieron a sus padres de
que se trasladaran a Israel, donde formaron la Comisión de Familiares de
Víctimas del Terrorismo de Estado de Argentina. Desde allí, intentaron
que el gobierno ese país presionara al argentino para que diera información,
pero “las respuestas fueron vagas”. Incluso, a fines de los ‘70 realizaron
gestiones a través del ex primer ministro Golda Meir y su sucesor Yitzhak
Rabin, también sin resultados.
En 1980, a través de Amnesty internacional
el matrimonio tomó contacto con la sobreviviente Geuna, a quien visitaron en
Suiza. Ella les contó que a su hija “la vio en La Perla, estuvo unos días
acostada a su lado en la colchoneta, y luego fue trasladada”. Los represores le
dijeron que la llevaban al Buen Pastor, pero cuando tiempo después Geuna les
preguntó por Alejandra, le respondieron: “¿No te das cuenta que la hemos
liquidado?”. (Al declarar el 1 de agosto pasado, Geuna recordó ese diálogo,
mantenido con el actual imputado Luis Alberto Cayetano Quijano).
Desde entonces, los Jaimovich tuvieron “una
percepción clara de que Alejandra no iba a volver, que cambió también su forma
de lucha. A partir de ahí, ya pudo hacerse una denuncia abierta”, explicó
Oscar. Sobre ese momento, su hermana Adriana rememoró: “El encuentro con
Graciela produjo en la familia un cambio, porque ya no fue buscarla, sino
exigir justicia. Y mi padre se dedicó a trabajar con la esperanza de llegar a
este juicio”.
No pudieron, porque Elena falleció en 1998
y Luis en 2008. Pero sus hijos viajaron desde Israel para contar ayer su
trágica historia, frente a un tribunal de la democracia. “Hemos venido desde
lejos, mi hermano y yo, a dar nuestro testimonio, porque creemos que es nuestra
obligación cívica y moral, pero también venimos en representación de nuestros
padres, Luis y Elena, que hubieran querido estar y no están”, fueron las
palabras con que Adriana les rindió un merecido homenaje.
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Ricardo Casabella
Ricardo Casabella