sábado, 28 de septiembre de 2013

Alfredo Bravo un docente argentino superior homenaje a su memoria secuestrado y torturado Unidad Socialista Chaubloqueo museo Che Guevara





De: Programa Educación y Memoria [mailto:educacionymemoria@buenosaires.gob.ar]
Enviado el: jueves, 26 de septiembre de 2013 02:35 p.m.
Para: destinatarios-no-revelados:
Asunto: Homenaje al Maestro Alfredo Bravo


Homenaje a Alfredo Bravo
Boletín Nº151


El Programa Educación y Memoria desea homenajear, en el mes del Maestro y a diez años de su fallecimiento, a la figura de Alfredo Bravo, docente, escritor y político comprometido con su tiempo, que nunca abandonó sus ideales y siguió luchando hasta el fin de sus días por una sociedad democrática, justa e igualitaria. De una personalidad incorruptible, su defensa por la vigencia plena de los Derechos Humanos es un ejemplo a seguir.

Nació el 30 de abril de 1925 en Concepción del Uruguay, Entre Ríos. A los 18 años, se recibió de maestro y se instaló en un pueblo del Chaco santafesino para comenzar a ejercer su profesión como maestro rural.

En Buenos Aires inició su militancia gremial, participó en la redacción del Estatuto del Docente y fue uno de los protagonistas de la unificación del gremio de maestros en la CTERA (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina). En 1974 fue su secretario general y, un año más tarde, fue impulsor de la fundación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), llegando a ser elegido copresidente.

El 8 de septiembre de 1977, durante la última dictadura cívico-militar, Bravo fue secuestrado por un grupo de tareas mientras daba clases en una escuela nocturna. Permaneció desaparecido hasta el 20 de septiembre de 1979, que recuperó su libertad. Una vez liberado, continuó con su compromiso y militancia en defensa de los Derechos Humanos en la APDH.

Durante el gobierno constitucional de Raúl Alfonsín fue designado Subsecretario de Actividad Profesional Docente del Ministerio de Educación y tres años más tarde, cuando se promulgó la ley de Obediencia Debida, por la que alrededor de ochocientos oficiales de las Fuerzas Armadas quedaron en libertad, renunció al cargo.

Electo diputado nacional por la Unidad Socialista en 1991, batalló contra las transformaciones neoliberales. Su mandato legislativo fue renovado en 1995 y 1999. En el 2001 fue consagrado por el voto popular como senador por la ciudad de Buenos Aires.

Luego de participar activamente en la reunificación del Partido Socialista, en el 2002 fue aclamado en un congreso partidario como candidato a presidente para las elecciones del año siguiente.






Hincha y socio de River Plate, fue miembro de la Asamblea de Representantes entre 1993-1997 y candidato a Presidente en 1997 por la Agrupación Tradicional River Plate. En el 2001 integró su última fórmula junto a Carlos Lancioni.

En las primeras horas del 26 de mayo de 2003, Alfredo falleció de un ataque al corazón. Sus restos fueron velados en el Salón de los Pasos Perdidos ante familiares y muestras de afecto y respeto por la trayectoria impecable de un gran hombre.

En la despedida el discurso más emotivo fue el de Laura Bonaparte, de Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora: “Querido compañero socialista, compañero maestro de la educación laica y gratuita, compañero articulador de diferencias (...) Te elegimos y te nombramos senador nacional, compañero defensor de los derechos de la mujer, compañero luchador contra cansancios, vientos y mareas, compañero doblegador de torturas y torturadores, compañero de ideales llevados a la práctica.

Quiénes lo conocieron de cerca lo definían como un hombre apasionado, comprometido con sus ideales, de una conducta insobornable y defensor acérrimo de los Derechos Humanos. Él prefería una definición más simple y profunda: “Soy maestro, maestro de grado”.

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