Discurso completo de
la presidenta de la Nación en la Asamblea general de Naciones Unidas,
realizada en Nueva York, Estados Unidos.
"Muy buenas noches a todos y a todas; señor Presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas una especial felicitación, en representación de Antigua y Barbuda, miembro del RULAC y del CELAC, un honor para todos los latinoamericanos su presidencia, en esta 68º reunión de Naciones Unidas.
"Muy buenas noches a todos y a todas; señor Presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas una especial felicitación, en representación de Antigua y Barbuda, miembro del RULAC y del CELAC, un honor para todos los latinoamericanos su presidencia, en esta 68º reunión de Naciones Unidas.
En principio nuestra solidaridad con las víctimas del atentado de
Kenia, también de Pakistán, en general, de todas las víctimas de los
atentados terroristas que se producen, hoy, en distintas partes del
mundo. Lo nuestro no es desde una solidaridad, o mención protocolar. En
nuestro país, la Argentina, junto a los Estados Unidos de Norteamérica,
son los dos únicos países del continente americano que han sufrido
ataques terroristas. En nuestro caso, en dos oportunidades: en el año
1992, con la voladura de la Embajada de Israel, en la Ciudad de Buenos
Aires, y dos años más tarde, la voladura de la AMIA, la mutual de la
comunidad israelita en la Argentina. Algunos de sus familiares – como
siempre – nos acompañan y los diviso desde aquí.
Por lo tanto, la claridad de saber que estamos ante verdaderas víctimas
porque no son combatientes, no son soldados, es gente que subía a un
ómnibus, entraba a un bar, entraba a su lugar de trabajo y era
sorprendida por un artefacto letal, no había decidido participar en
ninguna guerra, no era combatiente, no era soldado, no había elegido ir a
pelear. Creo, entonces, que fundamentalmente a esas víctimas y a sus
familiares es con quien debe estar expresada nuestra solidaridad y
nuestra más firme condena a todo tipo de terrorismo.
No puede escapar a esta 68ºAsamblea, atravesada por la cuestión Siria, casi premonitoriamente estuve hace muy poco tiempo, aquí también, en las Naciones Unidas, presidiendo la sesión del Consejo de Seguridad. Argentina es miembro no permanente, durante los años 13 y 14 y ese 6 de3 agosto, hace poco menos de mes y medio, proponíamos la reforma del Consejo de Seguridad porque sosteníamos que su funcionamiento, su lógica databa de la post-guerra, databa de la Guerra Fría donde el temor al holocausto nuclear había creado ese organismos integrante de las potencias que había vencido a la Alemania nazi y que luego, producida el mundo bipolar y la Guerra Fría, ante el temor de un holocausto nuclear se había creado ese funcionamiento, con poder de veto, de modo tal que nadie pudiera apretar un botón y que el mundo volara por los aires.
Lo cierto es que ese instrumento que funcionó desde 1945, hoy se ha demostrado absolutamente antifuncional y obsoleto no solamente frente a la cuestión Siria, sino también ante otros frentes contra la paz y contra la inseguridad en el mundo.
Yo he escuchado y agradezco, también, el hecho de que por primera vez podamos hablar tan avanzada una sesión porque se rompo, un poco, la lógica y la inercia de lo que suelen ser estás reuniones, donde cada uno viene con un formato de discurso donde casi es un monólogo, que le impide interactuar, o tal, vez argumentar o contra-argumentar contra otros discursos y otras ponencias que han tenido lugar aquí.
Yo he escuchado atentamente muchos, casi todos los discursos que se han pronunciado, hoy, en el día de la fecha. Obviamente he prestado mayor atención a aquellos que inciden en el sistema de decisiones global, y también – por supuesto – he prestado mucha atención porque soy una firme defensora del multilateralismo al primer discurso, al del señor secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. En muchos de ellos he escuchado como que el 21 de agosto, nosotros habíamos hablado del 6 de agosto de la necesidad de reformular ese Consejo de Seguridad, de que ya no existiera el derecho de veto, que se adoptara – por ejemplo – el sistema que tenemos en los organismos regionales de América, como el UNASUR, como el CELAC, como el MERCOSUR, donde las decisiones se toman por consenso. ¿Por qué? Porque a diferencia de un organismo de gestión de gobierno, donde el derecho de veto es necesario para poder gobernar cuando se trata de la gestión de resolución de conflictos, si una de las partes que está en el conflicto, o que tiene intereses en el conflicto tiene el derecho a veto, este derecho a veto se convierte necesariamente en un obstáculo para la resolución del conflicto. No sabíamos qué iba a pasar 15 ó 16 días después. Y muchos mencionaron, aquí, que el 21 de agosto se produjo la crisis de Siria.
En realidad, resulta bastante incomprensible que se hayan dado cuenta que en Siria había una crisis únicamente el día 21, cuando estalló el escándalo de las armas químicas. Siria viene con un enfrentamiento desde hace dos años y medio, han muerto más de 150 mil personas, y el 99,99 por ciento de esas personas han muerto por medio de armas convencionales, no armas químicas. Recuerdo que en la última Reunión del G-20, cuando se abordó y se discutió el tema de la cuestión Siria planteé: “¿qué diferencia hay entre un muerto por una metralla, por una mina antipersonal, por un misil, por una granada que por un arma química?”. Tal vez impresione más o menos, tampoco es la primera vez porque se habla de armas químicas como si estuviéramos por primera vez ante un fenómeno de armas químicas o de armas de devastación masiva.
Recordaba un mandatario, que intervino también en el día de la fecha, de las cámaras de gas de los nazis, terribles, las trincheras, también armas químicas en otro lado. Yo también recuerdo, porque me lo contaron y porque lo leí, porque no había nacido, del holocausto nuclear en Nagasaki e Hiroshima y las consecuencias de ese uso de esas armas durante muchas generaciones de japoneses. Ya más, y más joven – como recordaba el presidente del Uruguay, cuando era joven – yo también fui joven recuerdo cuando tenía menos de 20 años y muchos de ustedes también lo deben recordar el uso de napalm o fósforo, en la Guerra de Viet-Nam que inmortalizaron aquellas fotografías, que recibiera el Premio Pulitzer y que eran chicos desnudos, una chica desnuda – lo recuerdo como si fuera hoy – corriendo en un camino y habiendo sido objeto de un bombardeo de napalm. También recuerdo – para ser justo – el dolor de la sociedad norteamericana viendo abrir el vientre de sus aviones y bajar, en bolsas negras, los cadáveres de sus soldados que había ido a pelear. Me imagino el dolor de cada madre, de cada novia, de cada hermana, de cada esposa, de cada hija de cada uno de esos soldados que moría, vaya a saber por qué, muchos sin saber por qué, a miles y miles de kilómetros de su país. Cuánta irracionalidad, cuanta injusticia. No hay guerras justas, no hay guerras justas, sólo la paz es justa.
Y decíamos, ese 6 de agosto, cuando abordábamos el concepto de cómo tratar la paz y la seguridad y decía yo, que la paz y la seguridad no son conceptos militares, son conceptos políticos. Hoy tuve una gran satisfacción, cuando escuchando al señor secretario general de Naciones Unidas, mencionaba este concepto que habíamos dado en el Consejo de Seguridad: la paz y la seguridad no son conceptos militares, son conceptos políticos.
Por eso saludamos el hecho de que se haya podido arribar a un acuerdo en la cuestión Siria. Nosotros nos opusimos a la intervención directa, al bombardeo. Era simple y sencillo: el argumento de que para evitar muertos íbamos a provocar más muertos no se sostenía desde ningún lugar argumentativo y racional. Pero además no hablábamos desde cualquier lugar, hablábamos de un país muy respetuoso de las normas escritas del derecho internacional. Mi país es firmante del Tratado de no Proliferación Nuclear, siendo Argentina uno de los países de mayor, sino tal vez el de mayor desarrollo nuclear de América latina. Desarrollo nuclear que lo hacemos únicamente con fines pacíficos y científicos, vendemos generadores nucleares a Egipto, a Argelia, a Australia. También tenemos la energía nuclear destinada a fines medicinales, o sea no andamos condenando el uso de la energía nuclear con fines de guerra y al mismo tiempo desplazamos submarinos nucleares como nos pasa – por ejemplo – a los argentinos en nuestra disputa de soberanía sobre nuestras Islas Malvinas, donde el Reino Unido militariza el Atlántico Sur y envía submarinos nucleares. O sea no tenemos doble estándar, no somos hipócritas. No solamente somos firmantes del Tratado de no Proliferación Nuclear, somos además miembros de la Corte Penal, de Roma, también mencionada en su discurso por el señor secretario general de Naciones Unidas, o sea cuando hablamos de la condena a dictadores hablamos de que somos parte de ese tribunal y por tanto podemos estar sometido a ese tribunal.
También formamos parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Washington; lo curioso es que mucho de los que hablan de derechos humanos, de respeto a las instituciones y al derecho internacional, y a la Corte Penal de Roma y a cuanto discurso sobre derechos humanos ande por allí suelto no han firmado ninguno de estos tratados. Y qué hablar de derechos humanos la República Argentina, hemos sido miembros fundadores e impulsores, primero, de la creación de la Secretaría de Derechos Humanos, en el ámbito de Naciones Unidas y, luego, del Tratado sobre Desaparición Forzada de Personas.
Me acompaña también, hoy aquí, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, quien también me acompañó en París para firmar aquel tratado, del cual también somos fundadores. Menciono este tema de los derechos humanos porque también en otro discurso, no quiero equivocarme, hoy se dijo: “si ese es el mundo en el que la gente quiere vivir”, se refería a aquellos países que creemos realmente que hay una diversidad cultural, y que hay valores que tal vez nos parezcan a nosotros absolutos y a otros les parezca relativo, y viceversa, he escuchado hablar de tolerancia. A mí no me gusta la palabra tolerancia, la palabra tolerancia siempre implica: “te aguanto porque no tengo más remedio”. A mí me gusta la palabra aceptar, aceptar al otro, aceptar que el otro es diferente y que el otro acepte que yo soy diferente. Se dijo, hoy aquí, que “si ese es el mundo en que la gente quiere vivir deberían decirlo y contar con la fría lógica de las fosas comunes”. Argentina también puede hablar de fosas comunes, todavía – en pleno siglo XXI – estamos descubriendo fosas con los restos de los miles de detenidos y desaparecidos, durante de la dictadura genocida, del 24 de marzo de 1976, similar a la que se instaló un 11 de septiembre de 1973, en la hermana República de Chile, derrocando al gobierno democrático de Salvador Allende.
Cuanto nos hubiera gustado que tantos discursos condenando a dictadores genocidas hubieran podido estar en aquella época, como nos hubiera gustado que vinieran a ayudar a los pueblos argentinos, chilenos y a tantos otros del continente americano, que en medio de la Guerra Fría éramos las víctimas propicias de dictadores y asesinos. Pero también se dijo acá, que si bien se respetaban los derechos humanos podría tratarse el caso de alguien que como fuera coincidente con los intereses de alguna potencia se comportarán de otro modo. De estás cosas hablamos y de este doble estándar hablamos, de la necesidad de acabar con este doble estándar y que las resoluciones, que las decisiones de este organismos multilateral, como es Naciones Unidas, se cumplan a rajatabla para débiles y para fuertes, para grandes y para pequeños. Lo estamos esperando nosotros, por ejemplo, desde 1965, cuando el plenario de la resolución y muchísimas otras resoluciones posteriores de esta Asamblea y del Comité de Descolonización obligan a ambos países, a la República Argentina y al Reino Unido a sentarse a dialogar, diálogo otra palabra que he escuchado recurrentemente en todos los discursos, a dialogar porque hay una controversia de soberanía sobre territorio malvinense. Sin embargo, caso omiso absoluto, por parte del Reino Unido y así seguimos con esto de los dobles estándares, que a algunos no les gustan que se mencione, por las hipocresías, pero que son como las brujas, que si las hay las hay evidentemente.
También he escuchado y debo decir con agrado, no solamente voy a decir las cosas que me parecen doble estándar, sino también con las que estamos de acuerdo, que finalmente se ha reconocido la necesidad como base esencial para lograr comenzar a desatar ese nudo gordiano que es la cuestión de Medio Oriente, la necesidad del reconocimiento del Estado de Palestina y del derecho del Estado de Israel también, a vivir dentro de sus fronteras en forma segura. Es más, creo que con mucho acierto se ha dicho, que es imposible lograr seguridad para el Estado de Israel si no se reconoce también la existencia y se viabiliza físicamente la existencia del Estado palestino. No podemos menos que coincidir con esta caracterización. También, he escuchado al nuevo Presidente de la República Islámica de Irán y he escuchado los comentarios que las grandes potencias han hecho sobre este cambio de gobierno. Me pareció entender, si no he escuchado mal, que hay una suerte de nueva expectativa de cambio frente a la renovación de las autoridades de la República Islámica de Irán que, como ustedes saben, tenemos una diferencia producto de que la causa AMIA y la Justicia argentina han acusado formalmente a 5 ciudadanos iraníes de haber tenido participación en la voladura de la AMIA. Desde hace 10 años, se cumplen 10 años desde que por primera vez, quien fuera presidente de la Argentina a partir del 25 de mayo del año 2003, el presidente Néstor Kirchner, reclamara en este mismo reciento cooperación a la República Islámica de Irán para el esclarecimiento de los hechos. Año tras año él, hasta el año 2007, y desde el año 2007 hasta la fecha, quien habla también hemos venido reclamando…esto es más, hace 1 año recibimos una respuesta por parte del entonces canciller iraní para entablar una conversación y arribar a un acuerdo de cooperación. ¿Por qué? Y por una razón muy sencilla: porque la causa está estancada desde hace 19 años, no se moviliza y si hay 5 acusados iraníes, con los únicos que puedo y tengo que hablar para que el juez pueda tomar una declaración a estos 5 ciudadanos es, obviamente, con la República de Irán. Parece muy obvio, pero muchas veces en este mundo tan particular, y en mi país también que es un poco particular, hay que explicar las cosas obvias. Lo cierto es que también escuché hablar hoy de elecciones imperfectas. Me gustó el término que utilizó un presidente, “elecciones imperfectas”. Creo que cuando la Argentina vino pidiendo la cooperación durante 10 años y de repente alguien que ha venido demandando la cooperación dice “bueno, vamos a conversar, vamos a cooperar”, me parece que no había otro elección posible que sentarse. Esto fue utilizado internamente en nuestro país para atacarnos políticamente. Y también aquí en Estados Unidos por los fondos buitres para ponernos en contra del Congreso americano y decir que estábamos haciendo un acuerdo con Irán. Sí, claro, un tratado con Irán pero ¿sobre qué? ¿Sobre armas nucleares? No. ¿Sobre una alianza estratégica para atacar Occidente? No. ¿Sobre un acuerdo para convertirnos al islam? Tampoco. Simplemente el acuerdo era destrabar la cuestión procesal y permitir tomar declaración a los acusados por la Justicia argentina y, al mismo tiempo, la garantía del debido proceso con una comisión de juristas internacionales, que no fuera ni iraníes ni argentinos, que garantizaran, sin ser vinculante, el debido proceso. En mi país, ese tratado ya fue aprobado hace 9 meses, casi diría que está por nacer el niño, si lo midiera en términos biológicos y de parto. Fue aprobado por todos los organismos competentes, el Parlamento, fue publicado en el Boletín Oficial, el mundo tiene conocimiento que Argentina ha dado cumplimiento a este tratado, a los que decían que era tan conveniente para Irán, diríamos que después de 9 años sin tener ninguna noticia ni ninguna notificación ni ninguna aprobación por parte de las autoridades, me permito dudar de que realmente no tuviéramos razón nosotros cuando firmábamos y decíamos que era un instrumento para destrabar la cuestión. Lo cierto es que hay nuevo gobierno; lo cierto es que esperamos que este nuevo gobierno, a quien también escuché atentamente en el discurso y también leí declaraciones del actual Presidente de la República Islámica de Irán, que dijo que de ninguna manera se niega el Holocausto, es creo algo muy importante, lo es por lo menos para mí y creo que lo es para muchísimos ciudadanos globales, ciudadanos del mundo, que hoy inclusive en su discurso manifestó que precisamente la sociedad iraní había dado muestras a través de esta elección, desplazando a quien tenía posturas, bueno, que todos hemos escuchado, no vale la pena repetirlas, por posturas más moderadas, una vocación, por lo menos lo que se dijo aquí, en este mismo lugar, con estos mismos micrófonos, una voluntad de acordar, de hablar, de estar abiertos, de ser una sociedad democrática, de paz y de buena voluntad. Bueno, el Presidente de Francia mencionó el expediente nuclear como la cosa importante de Irán. Yo quiero mencionar el expediente AMIA como la otra gran cuestión. Dijeron que van a dar muestras abriéndose a una negociación en el tema de que no quieren armas para uso militar, o sea que van a adherir –por lo menos es lo que entendí- a lo que adherimos nosotros, a la no proliferación. Ahora esperamos que nos digan si se ha aprobado el acuerdo, cuándo se va a aprobar en casa negativo y que, además, pudiésemos tener una fecha de conformación de la comisión, una fecha también para que el juez argentino pueda ir a Teherán, sí a Teherán, no tenemos miedo, vamos a ir a Teherán, no tenemos miedo. Porque además, creemos en la buena voluntad de la gente, no tenemos porqué no creer que quieren la paz. Todos los que pasaron hablando por acá, todos, dijeron que quieren la paz, que se aman unos con los otros. Así que, les creemos a todos, pero esperamos de todos opciones coincidentes entre lo que dijeron y con lo que vayan a hacer. Por eso, dejo planteado este tema puntualmente, que no tengo dudas, de ser ciertas las palabras que aquí se pronunciaron, vamos a tener respuesta positiva. Digo esto para que no se confunda nuestra profunda convicción con las normas del Derecho Internacional, tampoco se confunda nuestra paciencia con ingenuidad o estupidez. Queremos, creo que ha pasado un tiempo más que prudencial, respuestas. Lo merecen las víctimas y yo creo que lo merece la propia República Islámica de Irán si es que realmente quiere demostrarle al mundo que hay un gobierno diferente y que hay acciones diferentes. Yo confío en que así sea; no tengo por qué no hacerlo.
Con respecto a otras cuestiones que también me interesaría plantear, estos serían…Yo digo que nosotros somos cumplidores seriales de las normas del Derecho Internacional y somos también víctimas seriales de otras normas no escritas, normas no escritas pero que hoy tienen una gran importancia en el mundo de la economía y de las finanzas, normas no escritas por los grandes centros financieros, por las calificadoras de riesgo, por aquellos que especulan como los fondos buitres con aquellos países que como la Argentina defaultearon su deuda allá por el año 2001, sumiendo…
Se habló también en este recinto de pobreza, se habló de la necesidad de que los chicos y las niñas tengan educación.
Yo quiero leer 2 párrafos del discurso del señor Secretario General de Naciones Unidas: uno, que se refiere a las armas, donde habla de la pobreza y señala que “mientras tanto en momentos de necesidades humanas apremiantes el gasto en armas continúa siendo absurdamente elevado, corrijamos nuestras prioridades, invirtamos en la gente en lugar de desperdiciar miles de millones en armas letales”. La Argentina, aclaro, no produce armas químicas ni siquiera vende armas convencionales.
Sería interesante averiguar quién provee de armas a los grupos, esto lo dije en el G-20, a los grupos rebeldes que enfrentan al gobierno de Siria, porque, bueno, va de lógico que el gobierno de Siria tiene las armas que tiene el Estado, nos gustaría saber quiénes proveen las armas de los que enfrentan al gobierno sirio. Y esto no significa en absoluto tomar parte por nadie, simplemente es plantearnos cosas que so muy lógicas y que constituye hoy un verdadero negocio como es el negocio de las armas. Porque Dios mío, ¿hubo que esperar que murieran 1.000 personas con armas químicas para descubrir que habían muerto 150.000? ¿Por qué no se decretó el embargo de armas hace 2 años para evitar que muriera tanta gente? Bueno, eso deberían contestarlo los que venden armas, nosotros no las vendemos, así que es una respuesta que realmente no la podemos dar en este ámbito, aunque la imaginamos.
Quiero leer también una parte muy importante donde el Secretario General de Naciones Unidas hablaba de la situación económica. Porque si bien toda esta Asamblea fue cruzada por la cuestión Siria, está claro que la crisis económica que comenzó aquí en Estados Unidos con la caída de Lehman Brothers en 2008 y que pese a los discursos y pese a las cosas, sigue produciendo una situación volátil, quebradiza, como se dijo…Quebradiza es un término que se utilizó mucho, no acá sino en el G-20, quebradizo, vemos millones de desocupados en el mundo, similar situación a la que vivió Argentina en el año 2001 con el default de la deuda.
Y a eso iba, a que somos víctimas seriales también de esas reglas no escritas de los lobistas, de las calificadoras de riesgo, de los derivados financieros que siguen especulando como buitres sobre los países que caen en default, compran bonos a muy escaso precio y luego pretenden cobrar sumas millonarias. Esta es la historia de la Argentina, pero puede ser la historia de cualquier otro país en muy poco tiempo.
La Argentina, a partir del gobierno del presidente Kirchner, del 25 de mayo de 2003, comenzó a dedicarse a ver cómo podíamos salir de esa deuda que significaba el 160 por ciento del PBI de nuestro país; 25 por ciento de desocupación; 54 por ciento de pobreza; 30 y pico por ciento de indigencia. Muchos países que hoy también podrían verse reflejados.
En el año 2005 se produce la primera reestructuración de la deuda: entra un 76 por ciento de los acreedores. Durante mi gestión, en el año 2010, se vuelve a abrir el canje de la deuda y llegamos a un 93 por ciento de los acreedores de la deuda. Tengan en cuenta ustedes que en cualquier país que tiene una ley de quiebras cuando quiebran las empresas, se requiere para llegar a un acuerdo, por lo menos en la Argentina, que esté de acuerdo un 66 por ciento de los acreedores para que el juez de la quiebra obligue al resto de los acreedores a aceptar ese acuerdo.
Aquí en Estados Unidos creo que es también la misma cifra, el 66 por ciento. Es más, aquí en Estados Unidos pueden quebrar hasta las municipalidades y un juez puede determinar que si es necesaria la sustentabilidad de la municipalidad, puede haber menos del 66 por ciento.
Lo cierto es que la Argentina en el año 2010 había llegado y ha llegado a un acuerdo con el 93 por ciento de sus acreedores. Y desde entonces, desde el año 2005 a la fecha, ha pagado en término y rigurosamente cada uno de los vencimientos de su deuda. A punto tal que el último pago se hizo hace pocos días, era un bono con legislación local, con legislación argentina, pagadero en Buenos Aires, se pagaron 2.070 millones de dólares y de aquel 160 por ciento del PBI, hoy estamos en un 45, un poco menos, del PBI de deuda, de la cual gran parte es dentro del propio sector público y en moneda extranjera Argentina está debiendo solamente el 8,7 por ciento de su PBI, tanto a tenedores privados nacionales como extranjeros. Pero reitero: venimos cumpliendo rigurosamente. Hete aquí que en el año 2008, 7 años después de que la Argentina había defaulteado su deuda, fondos buitres, como se los llama, yo digo esta es una ONU entre los buitres de la deuda y los halcones de la guerra, es peor que la de los pájaros de Hitchcock, por lo menos Hitchcock era un buen director. Pero lo cierto es que compraron por 40 millones de dólares bonos que hoy pretenden comprar por afuera del acuerdo de los acreedores que acordaron quitas, que acordaron períodos de plazo, como hace todo grupo de acreedores que acordaron y entonces establecen quitas y plazos de pago, quieren cobrar la totalidad a valor nominal del bono, sin ningún plazo ni quita ni espera. O sea, de 40 millones de dólares que lo compraron en estos benditos mercados autoregulados, cobrar hoy 1.700 millones de dólares o más. Un rendimiento en dólares del año 2008 a la fecha que supera el 1.300 por ciento. Yo me pregunto y le pregunto al Secretario General Ban Ki-moon, ¿dónde vamos a encontrar empresarios que se dediquen a crear empleos, a innovar, a invertir en producción, en generar trabajo cuando en realidad, a partir de una suerte de economía casino, alguien compra 40 millones de dólares en bonos defaulteados y luego consigue una sentencia judicial que le dice que puede cobrar 1.300, 1.700 millones de dólares?
Esto no es un problema de la Argentina, esto es un problema del mundo. Por eso, agradecemos también a la República de Francia el haberse presentado ante la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos como “amicus curiae”. También agradecemos a la extitular del Fondo Monetario, Anne Krueger, que no es precisamente una amiga ni nunca lo fue de la República Argentina que también lo hizo.
Y recordamos aquel secretario del Tesoro americano, Paul O’Neill, que cuando decidieron soltarle la mano a la Argentina, en el año 2001, con una crisis social, institucional y más de 30 muertos por represión en las calles, dijo que los plomeros americanos o norteamericanos no tenían por qué pagar la fiesta de los argentinos. Yo digo hoy que los millones de argentinos que recuperaron el trabajo, los millones de argentinos que volvieron a tener esperanzas e ilusiones, los científicos que retronaron al país, los chicos que volvieron a tener educación, tampoco tienen por qué pagar la fiesta de los lobistas que porque participan en campañas políticas y ponen plata en las campañas de los políticos aquí, tiene el poder de lobby suficiente para lograr hacer tambalear el sistema financiero internacional. ¡Qué cosa, no! Y miren qué poco tiempo pasó entre aquella aseveración de Paul O’Neill y esto que estamos manifestando hoy. Y no estamos pidiendo nada, estamos pidiendo simplemente que nos dejen pagar. ¡Qué cosa, no! De haber defaulteado la deuda, hoy no nos quieren dejar pagar la deuda. Resulta casi absurdo en un mundo que se debate en reestructuraciones de deudas, en millones de hombres y mujeres, inclusive aquí en Estados Unidos, uno puede ver hombres y mujeres sin trabajo, que han perdido su casa, que han visto disminuido su empleo, ni qué hablar en una Europa devastada. Obviamente, la Argentina y muchos de los que estamos sentados aquí, no tenemos la suerte de ser países que emitamos moneda de reserva. Pero lo cierto es que hemos evidenciado una voluntad de cumplimiento que creo que debe ser reconocida bajo pena, bueno, de que en realidad se quiera instalar una doctrina de que se quiera castigar o escarmentar a la Argentina porque pudo salir del pozo, pudo generar empleo, pudo generar crecimiento, pudo pagarles a sus acreedores sin las recetas que se le querían imponer desde el Fondo Monetario Internacional. Dicho sea de paso, la necesidad también de determinar una ley global, una regulación global de mercados y una intervención. Porque ha habido declaraciones fantásticas del G-20 en cuanto a las guaridas fiscales, calificadoras de riesgo, movimientos de capitales. Pero lo cierto es que el mundo necesita de una normativa global para una gobernanza global, de la misma manera que se pide respetar las resoluciones del Consejo de Seguridad, de la Asamblea de Naciones Unidas, pedimos también normativas y también el respeto a la soberanía de los países y, fundamentalmente, a los países que queremos cumplir.
Yo quiero finalmente, dirigirme a todos ustedes en este día tan particular en donde se entremezclan la guerra, las violaciones a los derechos humanos, o a otras violaciones también a los derechos humanos, tal vez más sutiles como la de perder el trabajo, perder los derechos, perder la vivienda, perder la esperanza. Creo que, en definitiva, nuestra obligación como dirigentes globales, es construir una historia diferente en serio. Muchos de los que aquí pasaron tuvieron discursos un tanto ambivalentes, entre esperanzadores y entre desilusionados porque no habían podido hacer lo que querían, como si de repente hubiera sido algo así como un capricho, como querer hacer algo, no lo dejaron y se enojaron. Yo creo que lo único que uno no pude hacer cuando tiene la responsabilidad de conducir un país y, sobre todo, cuando se tiene la posibilidad de conducir un país con mucho poder, es enojarse y mucho menos equivocarse. Esto es lo único que no podemos hacer: equivocarnos. Porque los errores, no los pagan los dirigentes que toman las decisiones o hacen las elecciones imperfectas; los errores se pagan en vidas humanas, sin son de la guerra, pero también en vidas humanas si son de la economía, en desocupación, en falta de salud, en falta de educación, en falta de vivienda, en inseguridad, en mano de obra barata para el narcotráfico que tanto decimos combatir.
Una de las claves para combatir el narcotráfico es terminar con la mano de obra barata de los países emergentes y subdesarrollados y también terminar con el lavado de dinero del narcotráfico en los países centrales. Porque la verdad que el dinero del narcotráfico, no se lava en los países que producen la materia prima; el dinero del narcotráfico se lava en los países centrales. Bueno es decirlo también ya que tanto se habla del narcotráfico y se habla de tantas cosas.
Voy a terminar con una frase que pronunció el señor Secretario General de Naciones Unidas, me gustó mucho, me pareció muy apropiada la convocatoria que realizaba y que era, precisamente, una convocatoria de convertir la esperanza en acción a través del trabajo duro, del compromiso, la habilidad y la integridad y finalizaba diciendo: “Con pasión –yo soy una persona con mucha pasión, a veces dicen que me excedo en esto de la pasión y soy un poco fuerte en mis exposiciones, pero bueno-, pero sobre todo con compasión podemos construir el futuro que su gente desea y que nuestro mundo necesita”. Compasión, no es la primera vez que escucho esa palabra; debo confesarles que la escuché hace muchos años en mi país con mucha frecuencia. Tal vez lo entendí en ese momento por esto de la pasión, ¿no?, la pronunció y la pronuncia todavía un cardenal argentino que hoy es Papa, a quien también le agradezco como cristiana la intervención fundamental que tuvo también en esto de la cuestión Siria. Compasión, pasión por la esperanza, pasión por el provenir, pasión por el futuro y compasión por los que menos tienen, por los más vulnerables, por los que esperan todo, por los que no han hecho nada para merecer la miseria y el estar dejados de la mano de Dios. Con compasión para todos aquellos que son víctimas de la guerra, de la desocupación, de la miseria, de la pobreza, en definitiva, de nuestros propios fracasos como dirigencia global.
Muchas gracias y muy buenas noches a todos y a todas.
No puede escapar a esta 68ºAsamblea, atravesada por la cuestión Siria, casi premonitoriamente estuve hace muy poco tiempo, aquí también, en las Naciones Unidas, presidiendo la sesión del Consejo de Seguridad. Argentina es miembro no permanente, durante los años 13 y 14 y ese 6 de3 agosto, hace poco menos de mes y medio, proponíamos la reforma del Consejo de Seguridad porque sosteníamos que su funcionamiento, su lógica databa de la post-guerra, databa de la Guerra Fría donde el temor al holocausto nuclear había creado ese organismos integrante de las potencias que había vencido a la Alemania nazi y que luego, producida el mundo bipolar y la Guerra Fría, ante el temor de un holocausto nuclear se había creado ese funcionamiento, con poder de veto, de modo tal que nadie pudiera apretar un botón y que el mundo volara por los aires.
Lo cierto es que ese instrumento que funcionó desde 1945, hoy se ha demostrado absolutamente antifuncional y obsoleto no solamente frente a la cuestión Siria, sino también ante otros frentes contra la paz y contra la inseguridad en el mundo.
Yo he escuchado y agradezco, también, el hecho de que por primera vez podamos hablar tan avanzada una sesión porque se rompo, un poco, la lógica y la inercia de lo que suelen ser estás reuniones, donde cada uno viene con un formato de discurso donde casi es un monólogo, que le impide interactuar, o tal, vez argumentar o contra-argumentar contra otros discursos y otras ponencias que han tenido lugar aquí.
Yo he escuchado atentamente muchos, casi todos los discursos que se han pronunciado, hoy, en el día de la fecha. Obviamente he prestado mayor atención a aquellos que inciden en el sistema de decisiones global, y también – por supuesto – he prestado mucha atención porque soy una firme defensora del multilateralismo al primer discurso, al del señor secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. En muchos de ellos he escuchado como que el 21 de agosto, nosotros habíamos hablado del 6 de agosto de la necesidad de reformular ese Consejo de Seguridad, de que ya no existiera el derecho de veto, que se adoptara – por ejemplo – el sistema que tenemos en los organismos regionales de América, como el UNASUR, como el CELAC, como el MERCOSUR, donde las decisiones se toman por consenso. ¿Por qué? Porque a diferencia de un organismo de gestión de gobierno, donde el derecho de veto es necesario para poder gobernar cuando se trata de la gestión de resolución de conflictos, si una de las partes que está en el conflicto, o que tiene intereses en el conflicto tiene el derecho a veto, este derecho a veto se convierte necesariamente en un obstáculo para la resolución del conflicto. No sabíamos qué iba a pasar 15 ó 16 días después. Y muchos mencionaron, aquí, que el 21 de agosto se produjo la crisis de Siria.
En realidad, resulta bastante incomprensible que se hayan dado cuenta que en Siria había una crisis únicamente el día 21, cuando estalló el escándalo de las armas químicas. Siria viene con un enfrentamiento desde hace dos años y medio, han muerto más de 150 mil personas, y el 99,99 por ciento de esas personas han muerto por medio de armas convencionales, no armas químicas. Recuerdo que en la última Reunión del G-20, cuando se abordó y se discutió el tema de la cuestión Siria planteé: “¿qué diferencia hay entre un muerto por una metralla, por una mina antipersonal, por un misil, por una granada que por un arma química?”. Tal vez impresione más o menos, tampoco es la primera vez porque se habla de armas químicas como si estuviéramos por primera vez ante un fenómeno de armas químicas o de armas de devastación masiva.
Recordaba un mandatario, que intervino también en el día de la fecha, de las cámaras de gas de los nazis, terribles, las trincheras, también armas químicas en otro lado. Yo también recuerdo, porque me lo contaron y porque lo leí, porque no había nacido, del holocausto nuclear en Nagasaki e Hiroshima y las consecuencias de ese uso de esas armas durante muchas generaciones de japoneses. Ya más, y más joven – como recordaba el presidente del Uruguay, cuando era joven – yo también fui joven recuerdo cuando tenía menos de 20 años y muchos de ustedes también lo deben recordar el uso de napalm o fósforo, en la Guerra de Viet-Nam que inmortalizaron aquellas fotografías, que recibiera el Premio Pulitzer y que eran chicos desnudos, una chica desnuda – lo recuerdo como si fuera hoy – corriendo en un camino y habiendo sido objeto de un bombardeo de napalm. También recuerdo – para ser justo – el dolor de la sociedad norteamericana viendo abrir el vientre de sus aviones y bajar, en bolsas negras, los cadáveres de sus soldados que había ido a pelear. Me imagino el dolor de cada madre, de cada novia, de cada hermana, de cada esposa, de cada hija de cada uno de esos soldados que moría, vaya a saber por qué, muchos sin saber por qué, a miles y miles de kilómetros de su país. Cuánta irracionalidad, cuanta injusticia. No hay guerras justas, no hay guerras justas, sólo la paz es justa.
Y decíamos, ese 6 de agosto, cuando abordábamos el concepto de cómo tratar la paz y la seguridad y decía yo, que la paz y la seguridad no son conceptos militares, son conceptos políticos. Hoy tuve una gran satisfacción, cuando escuchando al señor secretario general de Naciones Unidas, mencionaba este concepto que habíamos dado en el Consejo de Seguridad: la paz y la seguridad no son conceptos militares, son conceptos políticos.
Por eso saludamos el hecho de que se haya podido arribar a un acuerdo en la cuestión Siria. Nosotros nos opusimos a la intervención directa, al bombardeo. Era simple y sencillo: el argumento de que para evitar muertos íbamos a provocar más muertos no se sostenía desde ningún lugar argumentativo y racional. Pero además no hablábamos desde cualquier lugar, hablábamos de un país muy respetuoso de las normas escritas del derecho internacional. Mi país es firmante del Tratado de no Proliferación Nuclear, siendo Argentina uno de los países de mayor, sino tal vez el de mayor desarrollo nuclear de América latina. Desarrollo nuclear que lo hacemos únicamente con fines pacíficos y científicos, vendemos generadores nucleares a Egipto, a Argelia, a Australia. También tenemos la energía nuclear destinada a fines medicinales, o sea no andamos condenando el uso de la energía nuclear con fines de guerra y al mismo tiempo desplazamos submarinos nucleares como nos pasa – por ejemplo – a los argentinos en nuestra disputa de soberanía sobre nuestras Islas Malvinas, donde el Reino Unido militariza el Atlántico Sur y envía submarinos nucleares. O sea no tenemos doble estándar, no somos hipócritas. No solamente somos firmantes del Tratado de no Proliferación Nuclear, somos además miembros de la Corte Penal, de Roma, también mencionada en su discurso por el señor secretario general de Naciones Unidas, o sea cuando hablamos de la condena a dictadores hablamos de que somos parte de ese tribunal y por tanto podemos estar sometido a ese tribunal.
También formamos parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Washington; lo curioso es que mucho de los que hablan de derechos humanos, de respeto a las instituciones y al derecho internacional, y a la Corte Penal de Roma y a cuanto discurso sobre derechos humanos ande por allí suelto no han firmado ninguno de estos tratados. Y qué hablar de derechos humanos la República Argentina, hemos sido miembros fundadores e impulsores, primero, de la creación de la Secretaría de Derechos Humanos, en el ámbito de Naciones Unidas y, luego, del Tratado sobre Desaparición Forzada de Personas.
Me acompaña también, hoy aquí, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, quien también me acompañó en París para firmar aquel tratado, del cual también somos fundadores. Menciono este tema de los derechos humanos porque también en otro discurso, no quiero equivocarme, hoy se dijo: “si ese es el mundo en el que la gente quiere vivir”, se refería a aquellos países que creemos realmente que hay una diversidad cultural, y que hay valores que tal vez nos parezcan a nosotros absolutos y a otros les parezca relativo, y viceversa, he escuchado hablar de tolerancia. A mí no me gusta la palabra tolerancia, la palabra tolerancia siempre implica: “te aguanto porque no tengo más remedio”. A mí me gusta la palabra aceptar, aceptar al otro, aceptar que el otro es diferente y que el otro acepte que yo soy diferente. Se dijo, hoy aquí, que “si ese es el mundo en que la gente quiere vivir deberían decirlo y contar con la fría lógica de las fosas comunes”. Argentina también puede hablar de fosas comunes, todavía – en pleno siglo XXI – estamos descubriendo fosas con los restos de los miles de detenidos y desaparecidos, durante de la dictadura genocida, del 24 de marzo de 1976, similar a la que se instaló un 11 de septiembre de 1973, en la hermana República de Chile, derrocando al gobierno democrático de Salvador Allende.
Cuanto nos hubiera gustado que tantos discursos condenando a dictadores genocidas hubieran podido estar en aquella época, como nos hubiera gustado que vinieran a ayudar a los pueblos argentinos, chilenos y a tantos otros del continente americano, que en medio de la Guerra Fría éramos las víctimas propicias de dictadores y asesinos. Pero también se dijo acá, que si bien se respetaban los derechos humanos podría tratarse el caso de alguien que como fuera coincidente con los intereses de alguna potencia se comportarán de otro modo. De estás cosas hablamos y de este doble estándar hablamos, de la necesidad de acabar con este doble estándar y que las resoluciones, que las decisiones de este organismos multilateral, como es Naciones Unidas, se cumplan a rajatabla para débiles y para fuertes, para grandes y para pequeños. Lo estamos esperando nosotros, por ejemplo, desde 1965, cuando el plenario de la resolución y muchísimas otras resoluciones posteriores de esta Asamblea y del Comité de Descolonización obligan a ambos países, a la República Argentina y al Reino Unido a sentarse a dialogar, diálogo otra palabra que he escuchado recurrentemente en todos los discursos, a dialogar porque hay una controversia de soberanía sobre territorio malvinense. Sin embargo, caso omiso absoluto, por parte del Reino Unido y así seguimos con esto de los dobles estándares, que a algunos no les gustan que se mencione, por las hipocresías, pero que son como las brujas, que si las hay las hay evidentemente.
También he escuchado y debo decir con agrado, no solamente voy a decir las cosas que me parecen doble estándar, sino también con las que estamos de acuerdo, que finalmente se ha reconocido la necesidad como base esencial para lograr comenzar a desatar ese nudo gordiano que es la cuestión de Medio Oriente, la necesidad del reconocimiento del Estado de Palestina y del derecho del Estado de Israel también, a vivir dentro de sus fronteras en forma segura. Es más, creo que con mucho acierto se ha dicho, que es imposible lograr seguridad para el Estado de Israel si no se reconoce también la existencia y se viabiliza físicamente la existencia del Estado palestino. No podemos menos que coincidir con esta caracterización. También, he escuchado al nuevo Presidente de la República Islámica de Irán y he escuchado los comentarios que las grandes potencias han hecho sobre este cambio de gobierno. Me pareció entender, si no he escuchado mal, que hay una suerte de nueva expectativa de cambio frente a la renovación de las autoridades de la República Islámica de Irán que, como ustedes saben, tenemos una diferencia producto de que la causa AMIA y la Justicia argentina han acusado formalmente a 5 ciudadanos iraníes de haber tenido participación en la voladura de la AMIA. Desde hace 10 años, se cumplen 10 años desde que por primera vez, quien fuera presidente de la Argentina a partir del 25 de mayo del año 2003, el presidente Néstor Kirchner, reclamara en este mismo reciento cooperación a la República Islámica de Irán para el esclarecimiento de los hechos. Año tras año él, hasta el año 2007, y desde el año 2007 hasta la fecha, quien habla también hemos venido reclamando…esto es más, hace 1 año recibimos una respuesta por parte del entonces canciller iraní para entablar una conversación y arribar a un acuerdo de cooperación. ¿Por qué? Y por una razón muy sencilla: porque la causa está estancada desde hace 19 años, no se moviliza y si hay 5 acusados iraníes, con los únicos que puedo y tengo que hablar para que el juez pueda tomar una declaración a estos 5 ciudadanos es, obviamente, con la República de Irán. Parece muy obvio, pero muchas veces en este mundo tan particular, y en mi país también que es un poco particular, hay que explicar las cosas obvias. Lo cierto es que también escuché hablar hoy de elecciones imperfectas. Me gustó el término que utilizó un presidente, “elecciones imperfectas”. Creo que cuando la Argentina vino pidiendo la cooperación durante 10 años y de repente alguien que ha venido demandando la cooperación dice “bueno, vamos a conversar, vamos a cooperar”, me parece que no había otro elección posible que sentarse. Esto fue utilizado internamente en nuestro país para atacarnos políticamente. Y también aquí en Estados Unidos por los fondos buitres para ponernos en contra del Congreso americano y decir que estábamos haciendo un acuerdo con Irán. Sí, claro, un tratado con Irán pero ¿sobre qué? ¿Sobre armas nucleares? No. ¿Sobre una alianza estratégica para atacar Occidente? No. ¿Sobre un acuerdo para convertirnos al islam? Tampoco. Simplemente el acuerdo era destrabar la cuestión procesal y permitir tomar declaración a los acusados por la Justicia argentina y, al mismo tiempo, la garantía del debido proceso con una comisión de juristas internacionales, que no fuera ni iraníes ni argentinos, que garantizaran, sin ser vinculante, el debido proceso. En mi país, ese tratado ya fue aprobado hace 9 meses, casi diría que está por nacer el niño, si lo midiera en términos biológicos y de parto. Fue aprobado por todos los organismos competentes, el Parlamento, fue publicado en el Boletín Oficial, el mundo tiene conocimiento que Argentina ha dado cumplimiento a este tratado, a los que decían que era tan conveniente para Irán, diríamos que después de 9 años sin tener ninguna noticia ni ninguna notificación ni ninguna aprobación por parte de las autoridades, me permito dudar de que realmente no tuviéramos razón nosotros cuando firmábamos y decíamos que era un instrumento para destrabar la cuestión. Lo cierto es que hay nuevo gobierno; lo cierto es que esperamos que este nuevo gobierno, a quien también escuché atentamente en el discurso y también leí declaraciones del actual Presidente de la República Islámica de Irán, que dijo que de ninguna manera se niega el Holocausto, es creo algo muy importante, lo es por lo menos para mí y creo que lo es para muchísimos ciudadanos globales, ciudadanos del mundo, que hoy inclusive en su discurso manifestó que precisamente la sociedad iraní había dado muestras a través de esta elección, desplazando a quien tenía posturas, bueno, que todos hemos escuchado, no vale la pena repetirlas, por posturas más moderadas, una vocación, por lo menos lo que se dijo aquí, en este mismo lugar, con estos mismos micrófonos, una voluntad de acordar, de hablar, de estar abiertos, de ser una sociedad democrática, de paz y de buena voluntad. Bueno, el Presidente de Francia mencionó el expediente nuclear como la cosa importante de Irán. Yo quiero mencionar el expediente AMIA como la otra gran cuestión. Dijeron que van a dar muestras abriéndose a una negociación en el tema de que no quieren armas para uso militar, o sea que van a adherir –por lo menos es lo que entendí- a lo que adherimos nosotros, a la no proliferación. Ahora esperamos que nos digan si se ha aprobado el acuerdo, cuándo se va a aprobar en casa negativo y que, además, pudiésemos tener una fecha de conformación de la comisión, una fecha también para que el juez argentino pueda ir a Teherán, sí a Teherán, no tenemos miedo, vamos a ir a Teherán, no tenemos miedo. Porque además, creemos en la buena voluntad de la gente, no tenemos porqué no creer que quieren la paz. Todos los que pasaron hablando por acá, todos, dijeron que quieren la paz, que se aman unos con los otros. Así que, les creemos a todos, pero esperamos de todos opciones coincidentes entre lo que dijeron y con lo que vayan a hacer. Por eso, dejo planteado este tema puntualmente, que no tengo dudas, de ser ciertas las palabras que aquí se pronunciaron, vamos a tener respuesta positiva. Digo esto para que no se confunda nuestra profunda convicción con las normas del Derecho Internacional, tampoco se confunda nuestra paciencia con ingenuidad o estupidez. Queremos, creo que ha pasado un tiempo más que prudencial, respuestas. Lo merecen las víctimas y yo creo que lo merece la propia República Islámica de Irán si es que realmente quiere demostrarle al mundo que hay un gobierno diferente y que hay acciones diferentes. Yo confío en que así sea; no tengo por qué no hacerlo.
Con respecto a otras cuestiones que también me interesaría plantear, estos serían…Yo digo que nosotros somos cumplidores seriales de las normas del Derecho Internacional y somos también víctimas seriales de otras normas no escritas, normas no escritas pero que hoy tienen una gran importancia en el mundo de la economía y de las finanzas, normas no escritas por los grandes centros financieros, por las calificadoras de riesgo, por aquellos que especulan como los fondos buitres con aquellos países que como la Argentina defaultearon su deuda allá por el año 2001, sumiendo…
Se habló también en este recinto de pobreza, se habló de la necesidad de que los chicos y las niñas tengan educación.
Yo quiero leer 2 párrafos del discurso del señor Secretario General de Naciones Unidas: uno, que se refiere a las armas, donde habla de la pobreza y señala que “mientras tanto en momentos de necesidades humanas apremiantes el gasto en armas continúa siendo absurdamente elevado, corrijamos nuestras prioridades, invirtamos en la gente en lugar de desperdiciar miles de millones en armas letales”. La Argentina, aclaro, no produce armas químicas ni siquiera vende armas convencionales.
Sería interesante averiguar quién provee de armas a los grupos, esto lo dije en el G-20, a los grupos rebeldes que enfrentan al gobierno de Siria, porque, bueno, va de lógico que el gobierno de Siria tiene las armas que tiene el Estado, nos gustaría saber quiénes proveen las armas de los que enfrentan al gobierno sirio. Y esto no significa en absoluto tomar parte por nadie, simplemente es plantearnos cosas que so muy lógicas y que constituye hoy un verdadero negocio como es el negocio de las armas. Porque Dios mío, ¿hubo que esperar que murieran 1.000 personas con armas químicas para descubrir que habían muerto 150.000? ¿Por qué no se decretó el embargo de armas hace 2 años para evitar que muriera tanta gente? Bueno, eso deberían contestarlo los que venden armas, nosotros no las vendemos, así que es una respuesta que realmente no la podemos dar en este ámbito, aunque la imaginamos.
Quiero leer también una parte muy importante donde el Secretario General de Naciones Unidas hablaba de la situación económica. Porque si bien toda esta Asamblea fue cruzada por la cuestión Siria, está claro que la crisis económica que comenzó aquí en Estados Unidos con la caída de Lehman Brothers en 2008 y que pese a los discursos y pese a las cosas, sigue produciendo una situación volátil, quebradiza, como se dijo…Quebradiza es un término que se utilizó mucho, no acá sino en el G-20, quebradizo, vemos millones de desocupados en el mundo, similar situación a la que vivió Argentina en el año 2001 con el default de la deuda.
Y a eso iba, a que somos víctimas seriales también de esas reglas no escritas de los lobistas, de las calificadoras de riesgo, de los derivados financieros que siguen especulando como buitres sobre los países que caen en default, compran bonos a muy escaso precio y luego pretenden cobrar sumas millonarias. Esta es la historia de la Argentina, pero puede ser la historia de cualquier otro país en muy poco tiempo.
La Argentina, a partir del gobierno del presidente Kirchner, del 25 de mayo de 2003, comenzó a dedicarse a ver cómo podíamos salir de esa deuda que significaba el 160 por ciento del PBI de nuestro país; 25 por ciento de desocupación; 54 por ciento de pobreza; 30 y pico por ciento de indigencia. Muchos países que hoy también podrían verse reflejados.
En el año 2005 se produce la primera reestructuración de la deuda: entra un 76 por ciento de los acreedores. Durante mi gestión, en el año 2010, se vuelve a abrir el canje de la deuda y llegamos a un 93 por ciento de los acreedores de la deuda. Tengan en cuenta ustedes que en cualquier país que tiene una ley de quiebras cuando quiebran las empresas, se requiere para llegar a un acuerdo, por lo menos en la Argentina, que esté de acuerdo un 66 por ciento de los acreedores para que el juez de la quiebra obligue al resto de los acreedores a aceptar ese acuerdo.
Aquí en Estados Unidos creo que es también la misma cifra, el 66 por ciento. Es más, aquí en Estados Unidos pueden quebrar hasta las municipalidades y un juez puede determinar que si es necesaria la sustentabilidad de la municipalidad, puede haber menos del 66 por ciento.
Lo cierto es que la Argentina en el año 2010 había llegado y ha llegado a un acuerdo con el 93 por ciento de sus acreedores. Y desde entonces, desde el año 2005 a la fecha, ha pagado en término y rigurosamente cada uno de los vencimientos de su deuda. A punto tal que el último pago se hizo hace pocos días, era un bono con legislación local, con legislación argentina, pagadero en Buenos Aires, se pagaron 2.070 millones de dólares y de aquel 160 por ciento del PBI, hoy estamos en un 45, un poco menos, del PBI de deuda, de la cual gran parte es dentro del propio sector público y en moneda extranjera Argentina está debiendo solamente el 8,7 por ciento de su PBI, tanto a tenedores privados nacionales como extranjeros. Pero reitero: venimos cumpliendo rigurosamente. Hete aquí que en el año 2008, 7 años después de que la Argentina había defaulteado su deuda, fondos buitres, como se los llama, yo digo esta es una ONU entre los buitres de la deuda y los halcones de la guerra, es peor que la de los pájaros de Hitchcock, por lo menos Hitchcock era un buen director. Pero lo cierto es que compraron por 40 millones de dólares bonos que hoy pretenden comprar por afuera del acuerdo de los acreedores que acordaron quitas, que acordaron períodos de plazo, como hace todo grupo de acreedores que acordaron y entonces establecen quitas y plazos de pago, quieren cobrar la totalidad a valor nominal del bono, sin ningún plazo ni quita ni espera. O sea, de 40 millones de dólares que lo compraron en estos benditos mercados autoregulados, cobrar hoy 1.700 millones de dólares o más. Un rendimiento en dólares del año 2008 a la fecha que supera el 1.300 por ciento. Yo me pregunto y le pregunto al Secretario General Ban Ki-moon, ¿dónde vamos a encontrar empresarios que se dediquen a crear empleos, a innovar, a invertir en producción, en generar trabajo cuando en realidad, a partir de una suerte de economía casino, alguien compra 40 millones de dólares en bonos defaulteados y luego consigue una sentencia judicial que le dice que puede cobrar 1.300, 1.700 millones de dólares?
Esto no es un problema de la Argentina, esto es un problema del mundo. Por eso, agradecemos también a la República de Francia el haberse presentado ante la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos como “amicus curiae”. También agradecemos a la extitular del Fondo Monetario, Anne Krueger, que no es precisamente una amiga ni nunca lo fue de la República Argentina que también lo hizo.
Y recordamos aquel secretario del Tesoro americano, Paul O’Neill, que cuando decidieron soltarle la mano a la Argentina, en el año 2001, con una crisis social, institucional y más de 30 muertos por represión en las calles, dijo que los plomeros americanos o norteamericanos no tenían por qué pagar la fiesta de los argentinos. Yo digo hoy que los millones de argentinos que recuperaron el trabajo, los millones de argentinos que volvieron a tener esperanzas e ilusiones, los científicos que retronaron al país, los chicos que volvieron a tener educación, tampoco tienen por qué pagar la fiesta de los lobistas que porque participan en campañas políticas y ponen plata en las campañas de los políticos aquí, tiene el poder de lobby suficiente para lograr hacer tambalear el sistema financiero internacional. ¡Qué cosa, no! Y miren qué poco tiempo pasó entre aquella aseveración de Paul O’Neill y esto que estamos manifestando hoy. Y no estamos pidiendo nada, estamos pidiendo simplemente que nos dejen pagar. ¡Qué cosa, no! De haber defaulteado la deuda, hoy no nos quieren dejar pagar la deuda. Resulta casi absurdo en un mundo que se debate en reestructuraciones de deudas, en millones de hombres y mujeres, inclusive aquí en Estados Unidos, uno puede ver hombres y mujeres sin trabajo, que han perdido su casa, que han visto disminuido su empleo, ni qué hablar en una Europa devastada. Obviamente, la Argentina y muchos de los que estamos sentados aquí, no tenemos la suerte de ser países que emitamos moneda de reserva. Pero lo cierto es que hemos evidenciado una voluntad de cumplimiento que creo que debe ser reconocida bajo pena, bueno, de que en realidad se quiera instalar una doctrina de que se quiera castigar o escarmentar a la Argentina porque pudo salir del pozo, pudo generar empleo, pudo generar crecimiento, pudo pagarles a sus acreedores sin las recetas que se le querían imponer desde el Fondo Monetario Internacional. Dicho sea de paso, la necesidad también de determinar una ley global, una regulación global de mercados y una intervención. Porque ha habido declaraciones fantásticas del G-20 en cuanto a las guaridas fiscales, calificadoras de riesgo, movimientos de capitales. Pero lo cierto es que el mundo necesita de una normativa global para una gobernanza global, de la misma manera que se pide respetar las resoluciones del Consejo de Seguridad, de la Asamblea de Naciones Unidas, pedimos también normativas y también el respeto a la soberanía de los países y, fundamentalmente, a los países que queremos cumplir.
Yo quiero finalmente, dirigirme a todos ustedes en este día tan particular en donde se entremezclan la guerra, las violaciones a los derechos humanos, o a otras violaciones también a los derechos humanos, tal vez más sutiles como la de perder el trabajo, perder los derechos, perder la vivienda, perder la esperanza. Creo que, en definitiva, nuestra obligación como dirigentes globales, es construir una historia diferente en serio. Muchos de los que aquí pasaron tuvieron discursos un tanto ambivalentes, entre esperanzadores y entre desilusionados porque no habían podido hacer lo que querían, como si de repente hubiera sido algo así como un capricho, como querer hacer algo, no lo dejaron y se enojaron. Yo creo que lo único que uno no pude hacer cuando tiene la responsabilidad de conducir un país y, sobre todo, cuando se tiene la posibilidad de conducir un país con mucho poder, es enojarse y mucho menos equivocarse. Esto es lo único que no podemos hacer: equivocarnos. Porque los errores, no los pagan los dirigentes que toman las decisiones o hacen las elecciones imperfectas; los errores se pagan en vidas humanas, sin son de la guerra, pero también en vidas humanas si son de la economía, en desocupación, en falta de salud, en falta de educación, en falta de vivienda, en inseguridad, en mano de obra barata para el narcotráfico que tanto decimos combatir.
Una de las claves para combatir el narcotráfico es terminar con la mano de obra barata de los países emergentes y subdesarrollados y también terminar con el lavado de dinero del narcotráfico en los países centrales. Porque la verdad que el dinero del narcotráfico, no se lava en los países que producen la materia prima; el dinero del narcotráfico se lava en los países centrales. Bueno es decirlo también ya que tanto se habla del narcotráfico y se habla de tantas cosas.
Voy a terminar con una frase que pronunció el señor Secretario General de Naciones Unidas, me gustó mucho, me pareció muy apropiada la convocatoria que realizaba y que era, precisamente, una convocatoria de convertir la esperanza en acción a través del trabajo duro, del compromiso, la habilidad y la integridad y finalizaba diciendo: “Con pasión –yo soy una persona con mucha pasión, a veces dicen que me excedo en esto de la pasión y soy un poco fuerte en mis exposiciones, pero bueno-, pero sobre todo con compasión podemos construir el futuro que su gente desea y que nuestro mundo necesita”. Compasión, no es la primera vez que escucho esa palabra; debo confesarles que la escuché hace muchos años en mi país con mucha frecuencia. Tal vez lo entendí en ese momento por esto de la pasión, ¿no?, la pronunció y la pronuncia todavía un cardenal argentino que hoy es Papa, a quien también le agradezco como cristiana la intervención fundamental que tuvo también en esto de la cuestión Siria. Compasión, pasión por la esperanza, pasión por el provenir, pasión por el futuro y compasión por los que menos tienen, por los más vulnerables, por los que esperan todo, por los que no han hecho nada para merecer la miseria y el estar dejados de la mano de Dios. Con compasión para todos aquellos que son víctimas de la guerra, de la desocupación, de la miseria, de la pobreza, en definitiva, de nuestros propios fracasos como dirigencia global.
Muchas gracias y muy buenas noches a todos y a todas.