El paro llena las aulas de La Habana
Los cubanos
desempleados residentes en el municipio envían a sus hijos a estudiar a su país
para no hacer frente al gasto de los libros de texto, el comedor o las
matrículas universitarias
02.10.2013
| 02:24
JoséRamón
Chaple, Leiviz Peña y la pequeña Melanie Peña en una sidrería ovetense. Lne
E. VÉLEZ Melanie Peña ha cambiado el colegio público Dolores Medio, en la calle de
la Luna, por una escuela cubana de la región de Holguín. Su madre emigró del
país gobernado por Fidel Castro hace trece años "detrás de un futuro
mejor". Ahora busca trabajo "de lo que sea" para salir a flote y
criar a su hija de ocho años, pero las cuentas no le salen. Por eso, este año
ha tomado una decisión drástica. La niña ha vuelto a Cuba con sus abuelos para
no pagar el dinero de los libros de texto ni del comedor. "Si Dios quiere,
mi Melanie estudiará su carrera en Cuba y le saldrá gratis. Luego, que ella
decida", explica la madre, Leiviz Peña, mientras lee con calma las ofertas
de empleo del periódico en su minúsculo piso de alquiler del casco antiguo.
El caso de la pequeña Melanie Peña no es el único del municipio. Según la
presidenta de la asociación "Cien por Cien Cubano", Baby Marín, cada
vez más cubanos solicitan el cambio de residencia de sus hijos de Oviedo a Cuba
ante la imposibilidad de hacer frente a los gastos escolares. "Los libros,
el material y el transporte suponen un esfuerzo muy grande para las familias
con todos sus miembros en paro", comenta Marín, acostumbrada a atender en
la sede de la agrupación, en Pumarín, a una decena diaria de compatriotas
inmersos en un complicado proceso burocrático para nacionalizar a sus hijos.
Según el último censo del Ayuntamiento, 344 cubanos residen en Oviedo y la
mayor parte tiene su domicilio en Pumarín y el Milán. La hostelería les brindó
su primera oportunidad laboral pero la crisis les quitó el sueldo e incluso la
oportunidad de volver a tenerlo.
Leiviz Peña y su pareja, José Ramón Chaple, llevan varios años
desempleados. Ella habla alemán, holandés e italiano además de español fruto de
un periplo vital que la hizo vivir en Alemania, Holanda e Italia y finalmente
España. "Estudié técnico de pediatría y geriatría, y trabajé de camarera y
telefonista en todas partes, pero ahora no encuentro nada", comenta
desesperada.
La pareja no descarta regresar a su país "si las cosas por aquí siguen
igual de mal". Jamás llegaron a pensar que volverían cuando salieron de
Cuba, pero para ellos la reagrupación familiar es lo primero.
Chaple pasa por la misma situación que su novia. Su hija de diecisiete años
prefirió estudiar en Cuba antes que en España y acaba de conseguir una
residencia por cinco años. El tiempo suficiente para acabar una carrera.
Los emigrantes cubanos valoran muy positivamente la calidad de la enseñanza
de su país. "Otra cosa son las posibilidades laborales al acabar",
comenta Chaple.
El matrimonio formado por Yamira García y Alberto Sosa planea que su hija
Lisbet, también de ocho años, estudie en Cuba a partir del año que viene. La
pequeña está matriculada en el colegio de Fozaneldi y los costes escolares
vacían el bolsillo de sus padres mucho antes de final de mes. "Quiero darle
el mejor futuro y para eso tengo que mandarla a Cuba con mis padres. Aquí nunca
voy a poder pagarle una carrera universitaria", explica la madre, que
todavía no sabe si conseguirá la residencia cubana de la niña para el próximo
curso.
Melanie Peña habla por teléfono con su madre tres veces por semana. Está
muy contenta en Holguín. Asiste a clases de baile español y saca buenas notas.
"Siempre me pregunta por los papeles porque tiene miedo de tener que
volver y no poder salir sola a la calle", comenta su madre, que asegura
que se le pasan las penas cuando la oye hablar. La niña tiene un plan en caso
de que no consiga la residencia definitiva. Le ha dicho a su abuela que la
esconda debajo de la cama.