CARTA ABIERTA A UN INQUISIDOR
DEL PENSAMIENTO CRÍTICO
Doctor Alejandro Ordoñez
Ilegítimo Procurador General de la Nación
Guió don Quijote, y habiendo andado como
doscientos pasos, dio con el bulto que hacía la sombra,
y vio una gran torre, y luego conoció que el
tal edificio no era alcázar, sino la iglesia principal del pueblo, y dijo:
-Con la iglesia hemos dado, Sancho.
-Ya lo veo -respondió Sancho-. Y plega a Dios
que no demos con nuestra sepultura;
El Quijote. Miguel de Cervantes Saavedra
El pasado 4 de septiembre tuve conocimiento a través de los medios
oficiales de comunicación de la decisión tomada por su despacho de destituirme
de mi condición de docente de la Universidad Nacional de Colombia e inhabilitarme
por 13 años para ejercer cargos públicos; un fallo que llama la atención tanto
por la sevicia con que pretende eliminarme del espacio público y universitario,
como por la pobreza intelectual y argumentativa que acompaña el mismo, haciendo
uso de pruebas ya superadas en el proceso judicial y limitando el legítimo
derecho a la defensa que me asiste.
La investigación disciplinaria en mi contra la inició su despacho
con base en una noticia publicada por el periódico El Espectador, el 27
de mayo de 2009, circunstancia que -como lo anotó en su momento mi defensa-
dejaba en claro su interés específico en el caso, y aunque la investigación fue
asignada al Procurador 1º. Delegado para la vigilancia administrativa, no
escapa a mi entendimiento que Usted funge como "titular y jefe único
del Ministerio Público, ante el cual todos los demás funcionarios que trabajan
en la procuraduría son subordinados, incluyendo desde luego el mencionado
procurador delegado y los abogados y abogadas que le asisten en su función, junto
con todos y cada uno de los procuradores judiciales en lo penal".
¿Podría esperarse una decisión distinta de una entidad oficial donde
algunos de sus empleados han sido designados no por sus capacidades y
competencias jurídicas, menos aún por sus calidades éticas, sino como parte de
un entramado clientelista, en el que Usted, como cabeza visible de ese
organismo, vinculó laboralmente a personas ligadas con lazos familiares o de
amistad a servidores públicos que intervinieron para su reelección como procurador?
La ecuanimidad no ha sido precisamente una de las virtudes que ha caracterizado
su ejercicio profesional; su flagrante violación al artículo 126 de la
Constitución Política Nacional, así lo corrobora. 2
También habla de su falta de imparcialidad el hecho de que antes de
iniciar el proceso disciplinario en mi contra, se hubiese pronunciado
públicamente señalando la validez de los supuestos computadores del guerrillero
de las FARC, abatido en Ecuador, "Raúl Reyes", impugnando la decisión
de la Corte Suprema que declaró su ilegalidad y aduciendo que se obtuvieron "en
un contexto de lucha contra el terrorismo, al amparo de la seguridad nacional e
internacional, en el marco del desarrollo de un conflicto no
internacional", eliminando así las garantías mínimas para un proceso
justo.
Curiosa "justicia" la de este país tanto tiempo consagrado
al Sagrado Corazón de Jesús, donde el Instituto Nacional Penitenciario y
Carcelario, INPEC (adscrito al Ministerio de Justicia y del Derecho) niega mi
condición de servidor público para mantenerme durante más de dos años en una
prisión de alta seguridad, junto con peligrosos paramilitares, narcotraficantes
y guerrilleros; mientras que su Ministerio Público ratifica tal condición para
iniciarme una investigación disciplinaria, en el momento en que los jueces
validaban una captura ilegal, producto de mi secuestro, tortura y expulsión de
México; acción en la que, cabe anotar, participaron funcionarios públicos
colombianos y sobre la cual no hay la más mínima alusión en su pliego de
cargos, pese a que fueron puestos de presente ante la Viceprocuradora General,
por una delegación de reconocidos juristas mexicanos, y circunstancias que yo
mismo relaté en mi testimonio ante la juez cuarta penal del circuito
especializado de Bogotá, en presencia de la Procuradora Penal II que allí
concurría en calidad de agente especial de su despacho.
¿Olvidó Usted y su delegada que como entidad que representa a los
ciudadanos frente al Estado es un deber de la Procuraduría "vigilar el
cumplimiento de la constitución, las leyes, las decisiones judiciales y los
actos administrativos; proteger los derechos humanos y asegurar su efectividad,
con el auxilio del Defensor del pueblo; y defender los intereses de la sociedad"
(Art. 277 de la Constitución Nacional)? ¿Es esta la democracia garantista que
tanto se enorgullecen los gobernantes colombianos?
El fallo que ha proferido su despacho causa indignación porque
siendo Usted constitucionalmente el garante de los derechos fundamentales de la
sociedad colombiana ha sido el primero en pisotearlos; sin embargo, no es un
azar que provenga de alguien que ha militado en la Fraternidad Sacerdotal San
Pío X (Fraternitas Sacerdotalis Sancti Pii X), la misma que en cabeza
del ex arzobispo Marcel Lefevbre calificó la dictadura argentina -en la que
hubo más de treinta mil desaparecidos- como "un gobierno de orden, que
tiene principios"; y que a través del obispo británico Richard
Williamson –ordenado por el mismo Lefevbre- afirmó que el holocausto era
"un mito prefabricado" y que "ningún judío había muerto en la
cámara de gas" (El País, febrero 1 de 2009). 3
Ante sus correligionarios Usted puede ufanarse de ser un consecuente
soldado de los caballeros templarios porque en pleno siglo XXI anuncia con sus
trompetas de guerra que el aborto es un delito de lesa humanidad; porque
persigue con su espada católica las uniones entre homosexuales; porque
reivindica la Iglesia que legitimó el genocidio contra los pueblos originarios
de América y ejerció el "santo oficio de la inquisición" a través de
la tortura, la hoguera y el descuartizamiento; porque justifica los miles de
"infieles" que murieron a mano de los cruzados; porque guarda en una
de las gavetas de su escritorio un índice de lecturas prohibidas ( Index
librorum prohibitorum et expurgatorum) y porque asiste a las
ceremonias lefebvristas que se ofician en la Iglesia de los Sagrados Corazones
de Jesús y de María, de espalda a los feligreses y en latín, quizás para
excluir de la santificación a quienes, además de la pobreza, sólo poseen el don
de las lenguas vernáculas.
Como muchos compatriotas de mi generación me formé en escuelas y
colegios que siendo públicos profesaban la fe católica, y a sus estudiantes se
les exigía presentar para su ingreso la partida de bautizo, y el registro de
matrimonio de los padres. Además contábamos con los servicios espirituales de
un capellán, siendo obligatoria la asistencia a las celebraciones litúrgicas,
que si nos atenemos a su parecer ya estaban contaminadas del "humo de
Satanás" porque no se celebraban en latín. En estos centros educativos los
cursos de religión constituían una asignatura más donde estudiábamos la biblia,
en su edición oficial (la de Jerusalén) porque las demás estaban proscritas; fue
muchos años después que comprendí que existían otros libros sagrados como el
Corán, el Talmud, el Tao, o el Popol Vuh; y que en el mundo además de católicos
existían protestantes, judíos, musulmanes, budistas, gnósticos, agnósticos,
mormones y animistas entre muchas otras doctrinas religiosas, y, lo más
importante, entendí que no era un pecado pertenecer a ellas. Así mismo, advertí
que en la Iglesia católica coexistían corrientes "progresistas" y,
también, "tradicionalistas" como la que Usted adscribe.
Ese conocimiento y ese respeto hacia los creyentes y no creyentes
fue posible gracias a la formación que me brindó la Universidad Pública, donde
la libertad de cátedra, y el pluralismo ideológico fueron siempre pilares
fundamentales, como una valiosa conquista del movimiento universitario de
Córdoba (1918) que se expandió a todo el continente. Son esos mismos principios
los que su despacho acaba de cercenar gracias a su arbitraria decisión contando
con la impasible mirada del rector de la Universidad Nacional, Ignacio
Mantilla, quien frente al caso no sólo ha guardado un silencio cercano a la
estolidez, sino que ha invocado el poder ilegítimo que Usted ostenta para
solicitar su actuación disciplinaria sobre los trabajadores y funcionarios del
Alma Mater que se han movilizado para reivindicar sus legítimos derechos.
Acción que menoscaba la autonomía universitaria y que pretende ser repicada hoy
por las directivas de otras universidades públicas. 4
Estas lejanas vivencias y aprendizajes que marcaron mis primeros
años de estudio hasta concluir el bachillerato, me permiten recordarle que
cuando Usted valida las supuestas pruebas del computador de Reyes y la USB, a
sabiendas de que son ilícitas e ilegales y que fueron analizadas y superadas en
el proceso judicial, a la vez que me señala de difundir con mis escritos el
pensamiento revolucionario de las FARC; divulgar sus ideas en foros
internacionales; organizar eventos en la Universidad Nacional "con sentido
político" invitando a los estudiantes a que se unan a las filas de las
FARC y pretender crear un centro de investigación de esta organización armada,
está faltando una vez más al octavo mandamiento de la Ley de Dios "No
levantarás falsos testimonios, ni mentirás". Y digo una vez más,
porque ya lo hizo en el proceso contra la Senadora Piedad Córdoba.
En su conocido catecismo el Padre Gaspar Astete nos recordaba que
había tres tipos de mentiras: jocosa, la que se recurre para hacer un
chiste; oficiosa, la que se dice por utilidad propia; y perniciosa,
la que busca dañar al prójimo. Déjeme decirle, señor procurador, que Usted ha
incurrido en las tres: ha dicho una mentira jocosa porque acusarme de que
participé en eventos nacionales e internacionales para difundir el pensamiento
revolucionario de las FARC francamente produce risa; ha recurrido a una mentira
oficiosa para defender sus convicciones político-religiosas personales y ha
dicho una mentira perniciosa que tiene como propósito mi eliminación física del
campus universitario colocando en alto riesgo mi integridad personal y la de mi
familia (y desde ya lo responsabilizo de las consecuencias que esta temeraria
falsedad pueda tener).
Las dos primeras mentiras son pecados veniales, pero la última
constituye –en la interpretación que hace el padre Astete- un pecado mortal. No
quisiera preocuparlo, señor Procurador, pero sus contravenciones a los
principios cristianos son muchos más graves que esto, porque además de sus
mentiras perniciosas ha incurrido en perjurio ya que en el momento de su
posesión, Usted Juró solemnemente que ejercería "el control
disciplinario del servidor público, adelantando las investigaciones y
sancionando a los funcionarios que incurran en faltas disciplinarias en el
desempeño de sus funciones y desarrollando investigaciones cuando se presenten
irregularidades en el manejo del patrimonio público".
Pero Acaso ¿no pidió Usted absolver al coronel Alfonso Plazas Vega
condenado por la desaparición de 11 personas en los sangrientos hechos del
Palacio de Justicia? ¿No solicitó eximir de responsabilidad penal a oficiales,
suboficiales y soldados judicializados por caso de "falsos
positivos"(ejecuciones extrajudiciales realizadas por el Estado)en
Bosconia (Cesar) argumentando que estos crímenes se hicieron para defender la
institución? ¿No desestimó las contundentes pruebas contra el ex senador –y
primo del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez- Mario Uribe por sus vínculos
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con el paramilitarismo? ¿No se enfrentó a la Corte para buscar la
absolución del político Mauricio Pimento, electo gobernador del Cesar con votos
amarrados a través del terror paramilitar? El filo de su espada justiciera no
ha rozado ni de cerca a los servidores públicos que han defraudado el erario
público, no obstante ha sido desenvainada para inhabilitar a quienes hemos
disentido de las políticas oficiales, denunciado el terrorismo de Estado y
propugnando por una salida dialogada al conflicto armado y social colombiano.
La Doctrina Católica enseña la obligación de cumplir con los
mandamientos para alcanzar la salvación divina, esto lo consagra ya no digamos
el Concilio Vaticano II, -el que tengo entendido Usted aborrece por su
ecumenismo y excesiva liberalidad- sino el mismísimo Concilio de Trento. Créame
que no es mi aspiración verlo abrasado por las ardientes llamas del infierno; no
desearía para Usted la suerte que corrieron decenas de ejemplares de obras
escritas por Marx, Descartes, Friedrich Nietzsche, José María Vargas Vila y
Gabriel García Márquez, entre muchos otros, cuya quema pública Usted propició
en sus años juveniles. Le aclaro sí, que no le escribí para recordarle sus
deberes de cristiano que tanto lo desvelan; soy respetuoso de las creencias
políticas y religiosas y estoy seguro que los dolores del alma que deben
asistirle por su torcido proceder serán purificados en su fuero interior
gracias el sacramento de la penitencia.
Mi carta es para hacer pública mi indignación por el reiterado daño
que Usted le ha venido causando a la sociedad colombiana, prevaricando e
incumpliendo sus responsabilidades como funcionario público y regando la
simiente de la intolerancia, en un país donde las élites gobernantes se han
caracterizado precisamente por excluir y aniquilar todo lo que se opone a sus
mezquinos intereses, como lo hicieron con la Unión Patriótica, organización
política y legal, a la que le asesinaron más de cinco mil militantes; y como lo
sigue haciendo el gobierno del presidente Juan Manuel Santos con líderes
populares que han participado en las recientes movilizaciones sociales.
Su nociva actuación no es nueva: como presidente del Consejo de
Estado Usted favoreció las fumigaciones con glifosato de cultivos de uso
ilícito, vulnerando los derechos colectivos de las comunidades a disfrutar de
un ambiente sano y permitiendo que se atentara contra la salubridad pública y
la conservación del ecosistema; de este modo despejó el camino para la
aplicación de las políticas antidrogas, acrecentando la pérdida de nuestra
soberanía nacional y el afianzamiento de las estrategias contrainsurgentes que
han tenido continuidad bajo la actual administración.
Todavía está fresca en la memoria de los colombianos su desempeño
como magistrado del Consejo de Estado frente a los procesos de la parapolítica.
Particularmente, frente a la solicitud de pérdida de investidura del entonces 6
congresista William Alfonso Montes Medina -quien reconoció haber
firmado el "Pacto de Ralito" suscrito entre paramilitares y políticos
para ‘refundar’ la patria- Usted se pronunció señalando que "no obran en
el proceso suficientes elementos probatorios que permitan afirmar la
pertenencia del congresista a los mismos, de la sola firma del documento arriba
señalado no se puede inferir tal aseveración" (Bogotá, D.C., 20 de
noviembre de dos 2007), pruebas que Usted minimizó y que fueron suficientes
para que la Corte Suprema condenara penalmente al ex congresista a 90 meses de
cárcel; Otro tanto sucedió con los congresistas Ciro Ramírez, Álvaro Araujo,
Erick Morris, Jairo Enrique Merlano y Luis Humberto Gómez Gallo, entre muchos
otros que la Corte condenó ¿determinaron estos complacientes pronunciamientos
su nombramiento como Procurador General de la Nación?
¡Qué lejos estamos de aquellos tiempos en que el entonces Procurador
General de la Nación, Carlos Jiménez Gómez, se levantó erguido y con pruebas en
mano reveló a la comunidad nacional e internacional los nombres de 163 personas
involucradas en actividades de paramilitarismo, específicamente relacionadas
con los escuadrones del MAS (Muerte a Secuestradores)! Entre los comprometidos
figuraban 59 miembros de las Fuerzas Armadas en servicio activo, incluido al
hoy general® Álvaro Velandia Hurtado, responsable de la desaparición forzada de
la estudiante Nidya Erika Bautista!. La Procuraduría ordenó la destitución de
este oficial en 1995, sin embargo, siete años después Usted, como magistrado
del Consejo de Estado, votó la revocatoria de la sentencia, logrando la
restitución de este general comprometido en delitos de lesa humanidad.
Pero Usted también le ha hecho otros favores al paramilitarismo: a
principios del 2010, por ejemplo, conceptuó que los vicios de trámite de la ley
que convocaba al referendo reeleccionista, con el cual pretendía perpetuarse en
el poder el ex presidente Álvaro Uribe Vélez eran subsanables y pidió que se
declarara exequible. En un país donde los procesos burocráticos caminan tan
lentamente, entregó su fallo dos semanas antes del tiempo previsto por la ley
¿tanta prisa tenía para garantizarle a su mentor político la posibilidad de un
tercer mandato?
No nos digamos mentiras, señor Procurador (I), sus convicciones
religiosas a las que refería al iniciar esta carta son solo una fachada para
llevar adelante la tarea servil que le han encomendado las élites bipartidistas
de este país: esto es, borrar del camino cualquier vestigio de oposición política
y social; pues si con el accionar de las fuerzas militares y paramilitares en
Colombia se elimina al contradictor político, y con el apoyo de la rama
judicial se fabrican falsos positivos judiciales; con el Ministerio Público que
usted regenta de manera ilegítima, se ha buscado inhabilitar políticamente a
figuras representativas de la oposición; no de otra manera se explican las
arbitrarias investigaciones que abrió contra el senador Jorge Robledo, la
senadora 7
Gloria Inés Ramírez y el concejal Jaime Caicedo, como lo hizo en su
momento con la Doctora Piedad Córdoba y, ahora intenta hacerlo con los
funcionarios públicos que han viajado a La Habana a entrevistarse con la
delegación de las FARC . Esta mesa de diálogo con representantes del gobierno
se instaló hace cerca de un año para concertar salidas políticas al conflicto
armado y social colombiano ¿Pretende criminalizar, también, las expresiones de
apoyo al proceso de paz? Ni el mismo senador republicano Joseph McCarthy se
hubiera atrevido a tanto.
Con esta misiva pongo a su disposición mi libro La Vorágine del
Conflicto Colombiano: una Mirada desde las Cárceles, que recoge relatos de
vida de los protagonistas del conflicto armado y social (militares, paramilitares,
guerrilleros, milicianos y delincuentes sociales), los cuales recopilé durante
los dos años que estuve injustamente privado de la libertad sindicado de
rebelión y concierto para delinquir. Tengo la sospecha que este ejemplar
terminará alimentando sus piras bibliográficas (en su momento los guardias
penitenciarios realizaron acciones similares con las bibliotecas que creamos
los presos políticos en La Modelo y la Picota); lo invitó, sin embargo, a que
venza sus prejuicios medievales y lo lea, quizás le ayude a recordar la verdad
a gritos de los estrechos nexos que han tenido el Estado Colombiano, las
Fuerzas Militares, latifundistas y políticos nacionales y locales con las
organizaciones paramilitares; también le aportará algunos elementos sobre el oscuro
desempeño del ex comisionado de Paz Luis Carlos Restrepo, a quien ha defendido
con vehemencia su despacho.
Finalmente quisiera decirle que pese a la falta de ponderación en
sus decisiones, he cumplido, a través de mi defensa, con el ritual de apelación,
que Usted deberá resolver en los próximos días. Desde mi secuestro en México,
el 22 de mayo de 2009, el Estado colombiano ha menoscabado casi todos mis
derechos fundamentales; los regímenes autoritarios suelen instrumentalizar a
organismos como la Procuraduría y a personajes como Usted para conculcar los
derechos humanos y las libertades públicas, por eso no puedo más que rememorar
la digna actitud asumida por el astrónomo y matemático Giordano Bruno cuando
fue condenado a la hoguera por el Santo Oficio de la Inquisición:
"Bruno escucha en silencio, arrodillado delante de sus
jueces. Pequeño, flaco, descarnado, con la barba oscura y descuidada, agotado
por casi 2.800 días de prisión, por las privaciones, la tortura, por una
inquietud que duró siete años y nunca compartida con alguien, por nadie
confortado, Bruno se yergue, la mirada orgullosa y llameante. Luego se alza,
mirando en derredor con una mirada torva y amenazadora, colmada de un desprecio
incontenible, y pronuncia las últimas palabras de las que se tiene testimonio
seguro. Son palabras ásperas, duras, que surgen de un espíritu que domina al de
los 8
jueces y de los presentes, que está más allá de la muerte ya
inminente. Son palabras proféticas que, sin que nadie las comprenda, anuncian
el futuro de la Iglesia y tal vez, de la humanidad: ‘Tal vez tenéis más
temor vosotros al pronunciar mi sentencia, que yo al recibirla’ [Primitivo
Martínez Fernández. La Inquisición. El Lado Oscuro de la Iglesia]
Atentamente,
Miguel Ángel Beltrán Villegas
Profesor Asociado. Universidad Nacional de Colombia
Bogotá, octubre 3 de 2013