ARGENTINA-ESPECIAL
Memoria,
Verdad, Justicia: valores no olvidados en Argentina
Por
Martin Hacthoun
Buenos
Aires, (PL) Treinta años después de restituida la democracia en Argentina, Memoria,
Verdad y Justicia siguen siendo hoy fuertes conceptos, que muchos argentinos se
esfuerzan -y persisten- en que se consoliden y perduren.
La vida y obra del poeta y militante
argentino Juan Gelman, quien falleció recientemente, son vivo reflejo de los
sufrimientos de millares de familias de este país que perdieron a sus seres
queridos, y sobre los que muchos aún desconocen su paradero.
Unas 30 mil personas fueron desaparecidas,
muchas mediante atroces e impensados métodos como lanzarlas desde un avión al
río La Plata o al Atlántico, o enterrarlas en barriles repletos de cemento y
cal, han evidenciado organizaciones de los derechos humanos, tribunales y
equipos de antropología forense.
La historia de Gelman puede ser común para
la de otro argentino, al literato le secuestraron en agosto de 1976 a la hija,
al hijo, a la nuera embarazada de siete meses; a esta la mantuvieron viva hasta
que parió en cautiverio y después la asesinaron. A la beba robada se la
entregaron a un policía de la dictadura uruguaya.
Tal saña fue consecuencia de la Operación
Cóndor que se abatió letalmente sobre Argentina y otros pueblos suramericanos
bajo las botas de las dictaduras.
“Dicha Operación fue un pacto criminal entre
los gobiernos dictatoriales de la década de 1970, Argentina, Brasil, Bolivia, Chile,
Paraguay y Uruguay y actuó como una red, un pacto criminal que dejo un saldo
fatal de más de 100 mil detenidos, torturados, asesinados en la región,
rememoró el jurista paraguayo Martín Almada, Premio Nobel Alternativo de la Paz
de 2002.
Juan Gelman tuvo que exiliarse, pasó por varios
países hasta que se asentó en Ciudad México; desde allí no dejó de escribir
sobre la vida y la muerte, contra el terrorismo de Estado que vivieron los
pueblos latinoamericanos, pero, sobre todo, su obra nunca dejó de destilar
amor.
Gracias a una larga investigación
antropológica, judicial y forense, los restos de su hijo fueron hallados en un
río en la localidad bonaerense de San Fernando; posteriormente en el 2000 los
investigadores dieron con la identidad y el paradero de su nieta Macarena
Gelman en Uruguay.
Su caso, conocido públicamente, sirvió como
testimonio y punta de lanza para la apertura de distintas causas judiciales,
tanto en Argentina como en Uruguay, contra el Plan Cóndor y el Robo de bebés.
Lo primero por lo que lucharon los grupos
defensores de los derechos humanos con el apoyo de sindicatos y de una mayoría
del pueblo que se resistía al olvido y que prevaleciera la injusticia, fue
eliminar las leyes y decretos de impunidad, recordó Stella Calloni para Prensa
Latina.
Rescatar la memoria, buscar la verdad y
encauzar la justicia “ha sido el paso más importante en el proceso de
democratización del país después de la última dictadura cívico-militar
(1976-1983), afirma la miembro del Consejo Directivo del Instituto Espacio para
la Memoria, que agrupa a organizaciones y personas destacadas en la lucha por
los derechos humanos.
“Ha sido clave para recuperar la memoria
histórica de la nación, que sufrió un vacío enorme; durante esos años de
dictadura hubo un vaciamiento de las universidades; desaparecieron alumnos y
profesores se exterminaron sindicalistas, intelectuales, artistas…”, remarcó la
investigadora.
“Nunca se pensó que esa dictadura fuera tan
ferozmente inhumana y sangrienta”, señaló por su lado el dirigente sindical
Oscar Verón.
“Argentina había vivido otros regímenes militares;
pero nunca se pensó, ni imaginaron quienes la vivieron que esta última fuera
tan ferozmente cruenta”, resumió el líder gremial.
Esa lucha por restituir la memoria, la
verdad y la justicia alcanzó su cenit cuando por instrucción del extinto
presidente Néstor Kirchner se retiró de la Casa Rosada el cuadro del general
Jorge Rafael Videla, rememoró el diputado nacional Horacio Pietragalla, hijo
restituido de padres desaparecidos.
“Con esa acción Kirchner le devolvió la fe a
cientos de miles de familias argentinas y sumo a millares de jóvenes que
encontraron una causa la cual defender y hacer avanzar”, aseguró el legislador
por el Frente para la Victoria.
Represores que habían sido absueltos o
simplemente ni encartados, volvieron al banquillo de los acusados como el
propio general Jorge Rafael Videla, quien falleció en la cárcel en 2013. El
exdictador estaba siendo juzgado en segunda instancia al momento de morir por
su participación en la Operación Cóndor.
Como él también fueron condenados, por
ejemplo, el pasado año a cadena perpetua el exgeneral Reynaldo Bignone y el
excomandante de Institutos Militares Santiago Omar Riveros.
El proceso de la restitución de la memoria,
la verdad y la justicia se encaminó por varias direcciones, una la búsqueda e
identificación de restos de los desaparecidos, así como de los bebés robados a
padres desaparecidos y asesinados, y restituirlos a sus familias, señaló
Calloni.
En el plano judicial, el otro esfuerzo se
encaminó a buscar, enjuiciar y juzgar a los represores, militares y policías. “Esos
juicios son tan fuertes; son crónicas duras de lo que vivieron millares de
familias en este país”, describió la también escritora y periodista.
Durante 2013, tribunales argentinos dictaron
sentencia en 24 juicios contra represores de la última dictadura cívico-militar
por delitos de lesa humanidad, entre estos las cadenas perpetuas a Bignone y
Riveros. Hubo fallos de condena en Mar del Plata, en Buenos Aires, Salta,
Rosario y Resistencia.
Al comenzar 2014, se desarrollaban nueve
juicios que se reanudarán a partir de febrero, más otros cuatro nuevos que
comenzarán en ese mes y en abril, todos por diversos delitos de lesa humanidad.
Entre esos procesos más connotados está el
que se viene desarrollando desde el 28 de noviembre de 2012 contra los
secuestros, torturas y homicidios perpetrados en la Escuela de Mecánica de la
Armada, en el cual se juzga a 67 represores -entre ellos dos civiles- por los
crímenes contra 789 víctimas.
En el banquillo de los acusados en la causa
conocida como ESMA III, se encuentran ocho aviadores militares y de la
Prefectura Naval acusados por los denominados "vuelos de la muerte",
desde los que se arrojaba prisioneros vivos al mar o al Río de la Plata.
Igualmente, en otro tribunal federal de esta
capital proseguirá el juicio por los crímenes cometidos en el marco de la
Operación Cóndor, el siniestro plan coordinado por la CIA con las dictaduras
suramericanas para perseguir y exterminar a opositores políticos fuera de sus
propios países.
Esas
dos causas se encuentran en el período de testimoniales, en los que prestan
declaraciones más de 150 testigos.
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos
continúa con el ofrecimiento de recompensas para quien aporte datos sobre el
paradero de 58 represores prófugos, acusados de delitos de lesa humanidad antes
y durante la dictadura cívico militar.
En el frente judicial, se abre un derrotero:
el enjuiciamiento y procesamiento de civiles que colaboraron o participaron
directamente en delitos de lesa humanidad.
El hallazgo en el sótano del Edificio
Cóndor, sede de la Fuerza Aérea, de más de mil documentos secretos de la Junta
Militar, en especial sus actas secretas en las que se detallaba el proceder
dictatorial y represivo, además del robo de propiedades y empresas, puede abrir
o profundizar nuevas causas en el plano judicial. Todavía queda camino por
recorrer.
Tras ardua y minuciosa investigación,
antropólogos forenses argentinos lograron hallar e identificar en 2013 los
restos de 20 personas, víctimas de la represión durante el terrorismo de
Estado.
En esa labor participó y coordinó los
trabajos principalmente el Equipo Argentino de Antropología Forense, y contó
con el apoyo, por ejemplo entre otros, del Colectivo de Antropología Memoria e
Identidad de Tucumán.
Particularmente en esa norteña provincia
fueron hallados e identificados los restos de seis desaparecidos en el llamado
Pozo de Vargas, y el de los militantes Oscar Wilkelman y Miguel Angel D’Andrea,
entre los ocho cadáveres hallados en una fosa común del Campo Militar de San
Pedro.
Entre los restos hallados e identificados en
2013 están los de siete mujeres, y del joven diplomático cubano Jesús Cejas,
quien fue secuestrado, torturado y asesinado en 1976. Se evidenció de que lo atormentaron
en el taller Automotores Orletti, sede central de la Operación Cóndor en
Argentina.
Cejas fue secuestrado el 9 de agosto de 1976
en el barrio porteño de Belgrano, junto con su compatriota Crescencio Galañena.
Ambos cadáveres fueron hallados dentro de barriles metálicos de 200 litros
rellenos con cemento, en el municipio bonaerense de San Fernando, donde también
hallaron los restos del hijo del poeta Gelman.
Los culpables de su desaparición fueron
juzgados y condenados; fue el primer juicio por terrorismo de Estado contra
Cuba que ha tenido lugar fuera de la isla.
En la búsqueda y restitución de identidad, la
unidad fiscal especializada en esta labor de la Procuraduría General de la
Nación desde su creación en 2012 inició 51 investigaciones sobre apropiación ilícita
de niños durante la dictadura.
La Unidad, a cargo del fiscal Pablo Parenti,
ha logrado abrir causas judiciales a 73 personas que están siendo procesadas y otras
71 que ya fueron sentenciadas por delitos vinculados al robo de niños durante
el régimen castrense.
En conversación con Prensa Latina, el
congresista Pietragalla, uno de los niños restituidos, preciso que 109 chicos,
hoy hombres y mujeres jóvenes, han recuperado su identidad, 97 están
actualmente con vida, mientras se buscan arduamente otros 400 nietos más.
Especialmente en ese esfuerzo humanitario se
han destacado las organizaciones Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, que no han
dejado de hacer cada jueves la ronda en ese histórico parque con el reclamo de
que “aparezcan con vida los detenidos desaparecidos”.
El poeta de la vida, Juan Gelman, falleció
cuando todavía buscaba afanosamente los restos de su nuera María Claudia García
Iruretagoyena. “Esa fue una de las batallas que libró hasta su muerte”, recordó
Macarena Gelman en entrevista con el diario Página 12. “Por eso, la historia
sigue abierta,” afirmó la nieta restituida.
mh