Nietos recuperados siguen buscando a sus hermanos
Horacio Pietragalla, Victoria Montenegro y Pablo Gaona Miranda podrían definirse como compañeros, amigos o conocidos, pero decidieron llamarse “hermanos”, pues aunque no tienen la misma sangre, comparten el rasgo más distintivo de sus respectivas historias: son hijos de desaparecidos que lograron recuperar su verdadera identidad.
Pablito apareció recién hace un año y medio y ya es mi hermano”, dice Montenegro, la nieta recuperada número 78, con su mirada tierna clavada en Gaona Miranda, el nieto número 106 en recuperar su identidad. Pietragalla, desde sus casi dos metros de altura, sonríe mientras observa la escena que transcurre en uno de los pasillos del predio de la ex ESMAPablo Gaona Miranda recuperó su identidad a fines de 2012 y asegura que desde entonces fue indispensable esa hermandad a la que se refiere Montenegro. Hacia fines de 2003 empezó a sospechar que podía ser hijo de desaparecidos. Sabía que era adoptado y el hecho de tener un tío militar le había despertado algunas dudas. Esa sensación creció cuando vio a otro nieto recuperado contar su propia historia en televisión. Sintió que esa historia podía ser la suya.
El impulso no fue suficiente. Gaona Miranda decidió no compartir esa sensación con nadie. “Lo negué”, cuenta hoy cuando rememora su historia. Pero en diciembre de 2008 se animó a hablar el tema con su “madre de crianza” y activó su búsqueda. Después vinieron los análisis de sangre y el contacto con las Abuelas de Plaza de Mayo.
Al poco tiempo descubrió la importancia de entrar en contacto con otros nietos recuperados. “Es muy importante la contención. Lo fundamental es poder seguir en contacto permanente entre nosotros para apoyarnos y seguir adelante con esta lucha. Recordemos que todavía nos faltan casi 400 hermanos por encontrar y es fundamental que nosotros sigamos unidos para llevar adelante esta lucha”, asegura.
Días después de haber recuperado su identidad, Pablo Gaona Miranda fue al primer asado entre nietos en el que se celebró su restitución: fue en la casa de Pietragalla, el nieto recuperado número 75 y el primero cuya restitución de identidad fue anunciada en conferencia de prensa por las Abuelas de Plaza de Mayo.
En diálogo con Télam, Pietragalla, Gaona Miranda y Montenegro reflexionan sobre la importancia del trabajo mancomunado de los nietos y las abuelas; como así también de resignificar los espacios del terror en espacios de memoria e identificar las fechas que marcaron la historia Argentina para profundizar los procesos de Memoria, Verdad y Justicia.
Télam: -¿Qué importancia atribuyen al papel de los nietos en la contención de quienes recuperan su identidad?
Gaona Miranda: -Lo fundamental es poder seguir en contacto permanente entre nosotros para apoyarnos y seguir adelante con esta lucha. Montenegro: -Tenemos algo que es único y que nos permite entender lo que le pasa al otro. Pablito hace un año y medio que apareció y para mí es mi hermano. Horacio es mi hermano de toda la vida. Con un montón de otros chicos y chicas tenemos la particularidad de poder entender lo que le pasa al otro. Podemos estar al lado de un hermano que aparece sabiendo que a algunos nos ha costado más recuperar nuestra historia o asumir nuestra identidad. Los nietos que están apareciendo tienen más de 35 años, toda una vida viviendo con otra identidad.
Victoria habla desde su historia particular. En el año 2000 los estudios de ADN le confirmaron su verdadera identidad. Sin embargo, hasta el año 2008 decidió seguir llamándose María Sol, nombre que le habían puesto sus apropiadores. Fue apropiada por el represor Herman Tetzlaff, el mismo que se apropió de Pietragalla y lo entregó a otra familia. “Lo mejor que puede hacer cada nieto es asumir su verdadera identidad, decir su nombre”, asegura hoy.
Télam: -También es importante la difusión de la búsqueda.
Montenegro: -A los chicos muy jóvenes les cuesta mucho pensar en un país en el que entraban a tu casa, rompían todo y te hacían desaparecer. Es imposible imaginarlo cuando vas por la calle y ves murales en todas las cuadras o pertenecés a un espacio. Es muy difícil pensar esa historia. Para los chicos, es algo que pasó “en blanco y negro”. Entrar en contacto con los nietos les hace tomar conciencia de que todavía hay desaparecidos con vida, que son nuestros hermanos, que son casi 400, siguen faltando. Somos la prueba viviente de que nuestros padres existieron.
Télam: -La conversión de los espacios del terror, como lo fue la ESMA, en espacio para la memoria, recibió en su momento ciertas críticas. Todavía también hay quienes critican que el 24 de marzo sea feriado.
Montenegro: -Es un espacio que pudimos recuperar, con muchísima resistencia, sobre todo entendiendo que cuando Néstor (Kirchner) lo recupera no era prioridad de la mayoría de los argentinos la recuperación de los centros clandestinos. A partir de la recuperación de la ESMA y otros espacios que funcionaron como centros clandestinos se pudo lograr que la sociedad vaya entendiendo qué fue lo que pasó dentro de esos lugares.
Télam: -Hasta hace instantes se estaba realizando en este predio un plenario de Estudiantes Secundarios y varias muestras relacionadas con el 24 de marzo. ¿Qué valor le atribuyen a eso?
Pietragalla: -Es muy simbólico, más este año en el que se cumplen 10 años de la entrega de este predio. El 24, aparte de la marcha, habrá un acto principal acá en la Plaza de las Armas y si uno hace memoria, el día que Néstor y Juan Cabandié hablaron acá, estábamos todos afuera. El acto fue en la puerta, se entregó el predio y entramos. Pero tuvimos que ir al acto del lado de afuera y adentro estaba lleno de militares. Ahora lo simbólico es que nosotros hacemos el acto adentro de la ESMA y con los organismos de derechos humanos dueños de cada espacio, utilizando los espacios para poder reflexionar.
Télam: -Decía Pietragalla en un discurso reciente que estos procesos de recuperación de la memoria “no son una victoria asegurada” y que hay que cuidarlos. ¿Por qué?
Pietragalla: -La historia misma lo dice, los procesos de holocausto y genocidio que pasaron en el mundo son la prueba. Se mostraba el terror que fue provocado y siguieron ocurriendo. Creo que el único proceso que puede garantizar que estos hechos no vuelvan a ocurrir es tener la memoria latente y viva. Lamentablemente hoy tenemos actores políticos que pueden abrir la boca por una cuestión electoral o por una cuestión de caer bien a una parte de la sociedad tratando de bajar banderas que se fueron instalando en estos diez años. A mí me preocupa esa posición porque uno quiere que esto ya sea un consenso ganado y que de esto no se dé un paso atrás. La única garantía que nos puede asegurar que esto no vuelva a repetirse: tener una juventud consciente, sabiendo qué fue lo que pasó ese 24 de marzo.
Las historias de estos tres nietos se tocan también en otros puntos. Dos de ellos, Pietragalla y Montenegro son referentes de dos de las organizaciones más representativas de la militancia organizada nacidas al calor de los últimos años. El es dirigente de La Cámpora, diputado nacional por el Frente para la Victoria y el día que asumió su banca juró como “diputado de las Abuelas de Plaza de Mayo”.
Ella es secretaria nacional de Derechos Humanos de otra de las grandes agrupaciones kirchneristas, Kolina, donde también milita Gaona Miranda.
“Algunos de nosotros -sostiene Montenegro en referencia a lo nietos recuperados- elegimos continuar con una militancia política en un contexto diferente al de nuestros padres y poder comprender el sueño que tenían de una patria más justa. Es la prueba de que definitivamente no nos vencieron. Ellos fueron lo mejor de esa generación y esa generación lo mejor de nuestra historia”.
Y concluye: “Hoy militamos por los derechos sociales que son derechos humanos. Hay muchas víctimas de esa dictadura, son los que viven en los barrios más pobres, los que todavía no tienen documento, las víctimas de la violencia institucional, la violencia de género, de que la justicia no los atienda porque son pobres. Por ellos nuestro padres entregaron la vida”. Télam