De: Comite Gladys Marín
[mailto:comitegladysmarin1@gmail.com]
Enviado el: jueves, 13 de marzo de 2014 12:23 a.m.
Enviado el: jueves, 13 de marzo de 2014 12:23 a.m.
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Cuba, la Unión Europea
y los derechos humanos
Salim Lamrani
Opera Mundi
Cuba acaba de aceptar
la propuesta de diálogo por parte de la Unión Europea. Pero para normalizar
las relaciones, Bruselas tendrá que levantar la Posición Común - obsoleta y
contraproducente - vigente desde 1996,.
El 10 de febrero de
2014, la Unión Europea aprobó por unanimidad de sus 28 miembros abrir un
diálogo con el gobierno cubano para superar el diferendo que los separa desde
hace casi veinte años. El 6 de marzo de 2014, Cuba aceptó la propuesta de
diálogo.
En 1996, bajo la égida
del antiguo Primer Ministro español, José María Aznar, la Unión Europea
decidió alinearse con la política exterior de Washington hacia La Habana y
renunciar a su postura soberana e independiente. El acuerdo era sencillo. Por
un lado Estados Unidos, que acababa de adoptar la ley Helms-Burton que
reforzaba el estado de sitio económico impuesto a Cuba desde 1960 y
sancionaba las multinacionales extranjeras que invertirían en la isla, aceptó
preservar los intereses europeos. Pero a cambio, Bruselas debía alinearse con
su política exterior e imponer sanciones a Cuba.[1]
Desde esa fecha, la
Unión Europea impone una “Posición Común” que se ha convertido en el pilar de
la política exterior de Bruselas hacia La Habana. Limita los intercambios
políticos, diplomáticos y culturales y constituye el principal obstáculo a la
normalización de las relaciones entre las dos partes. La razón es la misma
que usa Washington para justificar su hostilidad hacia Cuba: la situación de
los derechos humanos.[2]
Cinco aspectos
fundamentales definen la política europea hacia La Habana: su carácter
unilateral, su alcance discriminatorio, su lógica contradictoria, su
fundamento ilegítimo y su ineficacia demostrada.
Las sanciones
políticas y diplomáticas que impone la Unión Europea son unilaterales y
arbitrarias. Cuba jamás ha atentado contra los intereses fundamentales de
Bruselas y nunca se ha mostrado hostil. Al contrario, el Gobierno de La
Habana siempre ha deseado establecer relaciones normales con las naciones
europeas, basadas en el respeto mutuo, la reciprocidad y la no injerencia en
los asuntos internos.
La Posición Común
también es discriminatoria y contradictoria. El único país del continente
americano que sufre semejante sanción es la isla de Cuba. Bruselas no
estigmatiza a ninguna otra nación, desde Canadá hasta Argentina, por la
cuestión de los derechos humanos. Ahora bien, según el último informe de
Amnistía Internacional de 2013, Cuba está lejos de ser el peor alumno en
cuanto a la problemática de los derechos humanos. Al revés, un estudio minucioso
del tema revela que, según la organización, la situación de los derechos
humanos en Cuba es una de las menos desfavorables del continente americano.
Incluso resulta difícil hallar una nación americana, desde Canadá hasta
Argentina, con un balance mejor que el de la isla del Caribe.[3]
Las sanciones europeas
también son ilegítimas. En efecto, si Bruselas tiene la ambición erigirse en
juez moralizador, debe ser irreprochable en cuanto a los derechos humanos.
Ahora bien, el informe 2013 de Amnistía Internacional es abrumador para la
Unión Europea y afecta singularmente su credibilidad y autoridad en dar
lecciones a La Habana. La mayoría de las naciones de la Europa de los 27
presenta una situación de los derechos humanos mucho más desastrosa que la de
Cuba[4].
A guisa de ejemplo, en
cuanto a España, Amnistía Internacional denuncia actos de “tortura y malos
tratos” cometidos por las fuerzas del orden, así como la impunidad de la cual
gozan los policías responsables de homicidios. La organización denuncia el
racismo institucionalizado contra las minorías por parte de las autoridades,
así como la violencia contra las mujeres españolas que costó la vida a 46 en
2012. Para Francia, Amnistía denuncia también la impunidad de las fuerzas del
orden responsables de asesinatos, así como actos de tortura por parte de la
policía. Nunca se han reportado hechos similares en Cuba[5].
Finalmente, al
alinearse con la política exterior de Estados Unidos contra Cuba, la Unión
Europea se encuentra aislada en la escena internacional, y particularmente en
América Latina que rechaza toda sanción arbitraria contra La Habana. Cuba
está plenamente integrada en el ámbito continental y los 33 países de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que incluso
eligieron presidente a Raúl Castro, expresaron su apoyo político y
diplomático a Cuba. En enero de 2014, 31 jefes de Estado de 33 del continente
latinoamericano y caribeño viajaron a Cuba para participar en la Cumbre de la
CELAC y reafirmaron su rechazo no sólo al estado de sitio anacrónico y cruel
que impone Estados Unidos a los cubanos, sino también a la política de la
Unión Europea.
La Unión Europea es
una potencia económica innegable, aunque se encuentra enfrentada a una grave
crisis sistémica. No obstante, mientras no adopte una política racional e
independiente –lejos de la sombra tutelar de Estados Unidos– que responda a
sus propios intereses, seguirá siendo una enana diplomática sin influencia en
la escena internacional.
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*Doctor en Estudios
Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim
Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista,
especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último
libro se titula Cuba. Les médias face au défi de l’impartialité,
Paris, Editions Estrella, 2013, con un prólogo de Eduardo Galeano.
[1] Salim Lamrani, Double Morale : Cuba, l’Union européenne
et les droits de l’homme, Paris, Editions Estrella, 2008.
[3] Amnesty International, La situation des droits humains dans le
monde, Rapport annuel 2013.http://www.amnesty.org/fr/annual-report/2013 (site consulté le 8 février 2014).
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