Reportaje a Rubén Dri, filósofo,
teólogo y docente de Filosofía y Ciencias de la UBA
Escrito por
Hernán Giardini - Rebanadas de Realidad -
Dri:-La Teología de la Liberación surge a partir de nuestras prácticas, asi vamos redescubriendo las prácticas de liberación de Jesús
“JESÚS MURIÓ PARA DARLE VIDA AL PUEBLO, IGUAL QUE EL CHE”
Reportaje
a Rubén Dri, filósofo, teólogo y docente de Filosofía y Ciencias de la UBA
Por Hernán Giardini
Abril
01, 2008
- ¿Cómo surgió la Teología de la Liberación?
- Hoy se vincula fácilmente a la Teología de la
Liberación con los curas tercermundistas, pero lo que hay que tener en cuenta
es que cuando comenzamos nosotros con los curas tercermundistas o Sacerdotes
para el Tercer Mundo en realidad no existía la Teología de la Liberación.
Es decir, no habíamos elaborado una teología que
correspondiese a la práctica de liberación. Ello no quiere decir que en el
cristianismo no existía. Sí existía, lo que pasa es que estaba muy soterrada.
Tuvimos que redescubrir las raíces de liberación del
cristianismo. La Teología de la Liberación surge a partir de nuestras
prácticas, que son prácticas de liberación, y vamos redescubriendo las
prácticas de liberación de Jesús, las prácticas de liberación de los grandes
profetas hebreos, de las comunidades cristianas primitivas, del movimiento
cristiano primitivo… y a partir de ahí se va reelaborando naturalmente una
Teología de la Liberación.
Porque la teología no es otra cosa más que la
reflexión de fe que se hace a partir de la propia práctica. Ahora, cuando
nosotros comenzamos a tener una práctica popular, una práctica junto a los
sectores populares, junto a los pobres, en contra de la dominación, vamos
entrando en contradicción con la teología que habíamos recibido.
Y a partir de ahí se comienza con la reelaboración de
la propia teología, es decir, repensar nuevamente nuestro cristianismo,
repensar nuevamente nuestra fe, que va a dar como resultado lo que se denominó
Teología de la Liberación. Entonces, no es esto un descubrimiento que hacen algunas
mentes lúcidas, no surge en las academias, no surge en la institución de la
Iglesia como tal, sino que surge a partir de las prácticas de liberación de
sacerdotes, de cristianos, de monjas, de religiosos, que en la medida que van
asumiendo el proceso de liberación popular van repensando su propia fe.
- Usted plantea que a partir de la Teoría de la
Liberación redescubrieron en el cristianismo su faceta liberadora, ¿eso
significa que ya existía pero que estaba oculta?
- Sí, ya que es una nueva relectura del cristianismo,
de la propia historia. Y con eso vamos a la vez redescubriendo que en realidad
esta práctica de liberación existió siempre, solo que fue muy perseguida, pero
siempre estuvo y afloró.
Muchas prácticas que se denominaron como herejías, de hecho
eran prácticas de liberación, eran elaboraciones teológicas que las prácticas
de dominación en las estaba muy comprometida la institución católica finalmente
terminaron persiguiéndolas.
- Esto puede verse claramente en la obra de Fray
Bartolomé de las Casas…
- Sí, porque en el momento de la Conquista de América
podemos distinguir tres líneas religiosas: una era la que estaba totalmente
alineada con la conquista, que es la que tenía el poder, donde la institución
Iglesia estaba totalmente alineada con la conquista, con el genocidio, igual
que pasó aquí con la última dictadura militar.
Pero como aquí, en aquella época también hubieron
divergencias: hubo una corriente intermedia que trataba de suavizar el trato
con los indígenas, pero que no se comprometía con una denuncia formal,
concreta, de todas las atrocidades a las que cometían, la invasión española.
Y después estaba la corriente radical, que es la que
nosotros consideramos también en la línea de la Teología de la Liberación, con
todos los condicionantes y contradicciones de la época, pero que se
comprometieron en serio contra las atrocidades propias de la Conquista, donde
la figura más destacada fue Fray Bartolomé de las Casas, quien fue perseguido y
tuvo que escapar de Chiapas porque querían asesinarlo.
Luego se va a la Corte de España, porque aparte de ser
un defensor de los indígenas tenía visión política y se daba cuenta que no
podía defender a los indígenas estando solamente en América, y se va a pelear
al centro del poder, donde va a tener una disputa con la extrema derecha
católica, representada por Sepúlveda, que consideraba que los indígenas no eran
seres humanos y que estaban para ser dominados.
- ¿Cómo se fueron desarrollando luego estas diferentes
posturas dentro del catolicismo en la historia de América Latina?
- Cuando aquí se produce el proceso independentista
aparece con mucha claridad una institución que está muy pegada a la monarquía y
por ende al Vaticano, y por otro lado un clero criollo que está por la
independencia. En la época de los unitarios y federales aparece por una parte
una institución jerárquica con quienes manejaban el poder, que incluso apoyó el
genocidio de la Guerra contra el Paraguay, y estaban los curas del interior que
estaban con los caudillos, que incluso se opusieron a la Guerra y fueron
perseguidos. Como vemos, estas líneas estuvieron siempre presentes. Con sus
contradicciones, siempre en el seno del cristianismo y de la Iglesia una
Teología de la Dominación, de parte de una institución de poder, y una de Teología
la Liberación que acompañaban prácticas de liberación, de curas, de laicos y
religiosos.
- ¿Uno de ellos fue Camilo Torres no?
- Lamentablemente su figura no aparece en la gran
prensa, en los medios de comunicación, pero el mensaje de Camilo Torres está
presente y hoy sigue concitando la inspiración de cristianos para tener un
compromiso acorde con el mensaje cristiano, que es un mensaje de liberación.
Camilo señalaba muy profundamente que la única manera de hacer efectivo el amor
es en una práctica de liberación, en una revolución. Lo que hay que ver es el
contexto para interpretar cómo se hace una revolución, pero es así. No debe ser
un amor platónico.
Cuando se ama, se ama a la persona, y amar al pueblo
es comprometerse en serio. En ese sentido, el compromiso de Jesús fue
revolucionario y lo llevó a la construcción de un movimiento, que yo lo llamo
en mi libro “El Movimiento Antimperial de Jesús”, porque él va construyendo un
construyendo un movimiento de liberación del pecado mayor, que era el Imperio
Romano.
Y Camilo Torres lo veía en esa opresión imperial
contra América Latina y contra su Colombia. Por eso asume la lucha contra esta
opresión, tomando las armas, que era lo que dictaba ese momento. Lo que no
quiere decir que hoy imitar a Camilo Torres signifique tomar las armas, hay que
ver el contexto histórico que nos toca; pero sí significa asumir el compromiso
de liberación en serio contra la opresión.
- Como lo hizo Romero en El Salvador…
- Sí, monseñor Romero tuvo una formación tradicional,
de derecha, de la Iglesia, por eso había nombrado arzobispo de El Salvador, de
la capital, y era un obispo de absoluta confianza de la Iglesia. P
ero al constatar la miseria y la lucha del pueblo
salvadoreño, y el compromiso de algunos sacerdotes, sobre todo uno que fue
asesinado por sumarse a la lucha de los campesinos… ahí Romero estuvo como dos
horas frente al féretro y a partir de ahí se da cuenta de lo que está pasando
en su país, y que si el quería ser fiel a Cristo tenía que sumarse al pueblo, y
se produce en él un cambio muy profundo, y toma un compromiso muy fuerte con su
pueblo.
Y uno piensa: si algo de eso hubiesen hecho nuestros
obispos en 1976 otra hubiese sido la historia... Romero les dice a los soldados
que de ninguna deben obedecer órdenes inmorales, y les ordena que paren la
represión, y con eso se decretó su muerte. Y por eso el pueblo lo transformó en
santo.
- Como el padre Mujica en nuestro país…
- Su práctica era muy coherente con su teología. Y la
de él también es una conversión, porque venía de una familia de la oligarquía.
Pero Dios está en el pueblo, en el pobre. Y el encuentro con el pueblo, con el
pobre, a las personas muy honestas lo convierten, y luego lo comprometen.
- Otro de los que practicaban la Teoría de la
Liberación fue Miguel Ramondetti…
- Miguel fue un entrañable amigo mío. Con él, aparte
de compartir ideológicamente, teológicamente, la lucha y las concepciones, he
tenido una amistad muy profunda. Camilo Torres ha señalado, muy claramente, que
se nos ha transmitido una Teología de la Muerte, que Jesús buscaba la muerte.
Pero Jesús no quería la muerte, de ninguna manera, el muere precisamente porque
quería la vida, pero la vida para el pueblo, lo mismo que el Che Guevara y que
Camilo Torres, en la medida en que mueren por dar vida, y no por buscar la
muerte.
Cuando uno está empeñado en la lucha, nunca tiene
asegurada la victoria, tiene su riesgo, incluso la muerte.
Ahora bien, su muerte… ¿es una derrota?
Hay que ver qué significa entonces la derrota porque
decir que el Che o Jesús fueron derrotados…
Yo quiero decir: ¿Quién triunfó? ¿Pilatos?
¿A quién entusiasma hoy Pilatos?
¿Quién encuentra su sentido en la vida con el nombre
de Pilatos?
En cambio, cuántos lo encuentran con el nombre de Jesús,
o del Che Guevara.
Entonces, sus muertes en un sentido son una derrota,
pero en otro aspecto expresan victorias muy profundas, porque tienen sentidos
muy profundos que siguen entusiasmando; siguen dándole sentido a multitud de
seres que lo encuentran en la práctica de estos personajes.
- En ese sentido no sería criticable el hecho de que
el pueblo tome las armas para liberarse…
Después de la dictadura genocida se ha comenzado a
bajarnos un mensaje de que nunca más las armas, nunca más la violencia,
cuando este continente sufre la violencia hace más de quinientos años, ¿no es
cierto?
Es como si nosotros pudiésemos dictarle a los pueblos
la manera de defenderse.
La manera en que se van a defender los pueblos, éstos
deben descubrirla en su propio contexto. Si en un momento determinado es la
lucha armada, será la lucha armada, pero eso hay que verlo en el contexto, en
la situación histórica. Nosotros no le podemos dictar a los pueblos cómo se van
a defender. Este no es un momento de lucha por las armas, es otro momento
histórico para el pueblo argentino.
Pero yo no sé como va a ser dentro de veinte años,
cómo se va a tener que defender el pueblo argentino, pero sin dudas que se va a
tener que defender de una u otra manera. Por eso yo no puedo dictarle “nunca
más las armas”, cuando de hecho lo están masacrando desde arriba.
- ¿Cómo y dónde se está aplicando la Teología de la
Liberación hoy?
-Como movimiento termina en el año 74, aunque nunca
fue propiamente una institución.
Pero la práctica o Teología de la Liberación continuó,
aunque naturalmente tomó otros carriles.
Recordemos que la dictadura hizo una gran persecución,
hay una gran cantidad de curas asesinados, desaparecidos, torturados,
exiliados.
Pero ha quedado sobre todo en movimientos de base, en
comunidades donde se ha continuado. Ahora en Santiago del Estero se va a ser un
encuentro, que se hace todos los anos, de comunidades de todo el país sobre
Teología Popular.
Hay un grupo de curas que se hacen llamar Sacerdotes
de los Pobres que son una continuación de los Sacerdotes para el Tercer Mundo.
También se da mucho con las comunidades campesinas, en
el MOCASE, en el Chaco con los indígenas, en Corrientes con los pequeños
productores.
Es decir, la Teología de la Liberación no ha muerto,
en la medida en que no han muerto las prácticas de liberación; solo van tomando
otras formas, se van realizando de otras maneras, y no necesariamente en las
parroquias.
*Rubén
Dri es Filósofo, Teólogo y Docente de Filosofía y Ciencias de la Educación de
la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires
(UBA). Participa activamente en la Asamblea de Juan. B. Justo y Corrientes. Es
autor, entre otros libros, de Proceso a la Iglesia Argentina: las relaciones de
la jerarquía eclesiástica y los gobiernos de Alfonsín y Menem.