BBC ha divulgado que el
gobierno ecuatoriano solicitó formalmente a la embajada de Estados Unidos en
Quito, el retiro de los integrantes de la Oficina de Cooperación de Seguridad
de dicha sede diplomática.
Casi de inmediato, el
vocero de la sede diplomática, Jeffrey Weinshenker, esclareció que el plazo
concedido es hasta fines de abril, justificando que, aunque respeta la decisión
del gobierno de Correa, la cooperación brindada ha servido para avanzar “en la
lucha contra el tráfico de drogas, el tráfico de seres humanos, el terrorismo y
otros delitos transnacionales”.
Correa siempre ha visto
con recelo la presencia en estos momentos de hasta 50 militares USA en su país,
lo que manifestó desde enero pasado. Aunque la embajada quiere disminuir la
presencia de este numeroso grupo de agentes desestabilizadores, lo cierto es
que existen fuertes antecedentes de injerencia norteamericana dentro del
Ecuador y la vinculación de la embajada USA en complots para derrocar al
gobierno.
En estos planes han
estado involucrados varios agregados diplomáticos pertenecientes a agencias de
inteligencia norteamericana como la NSA, la DIA, la CIA, el FNI, la USAID – la
cual termina pronto sus actividades en el país en septiembre próximo-, así como
otros funcionarios vinculados a los Departamento de Defensa y
Departamento de Estado de EE.UU.
El ensayo golpista en
Ecuador
Hasta el momento se ha
confirmado la intervención de agentes de inteligencia norteamericanos, ubicados
en la embajada USA en ese país, como los responsables de promover y financiar
los hechos que condujeron a la intentona de golpe de estado del 30 de
septiembre de 2010.
Correa retrató el siniestro
plan de la oposición que involucró a estamentos castrenses, policiales y
partidos de derecha. Él sabía sobre la participación directa de funcionarios
diplomáticos en la guerra sucia establecida desde el mismo momento que asumió
la presidencia.
No detallaré cada parte de
los acontecimientos, los que son harto conocidos por el mundo. Sin embargo, hay
sucesos que merecen analizarse y que comprueban que no se limitaron a una
sublevación de escasos policías y militares en repudio a lo que veían como una
ley que afectaba sus derechos. Fue realmente un ensayo de golpe de estado que
sirvió a las fuerzas de la oposición para evaluar la capacidad de respuesta del
pueblo y de las instituciones gubernamentales, incluidas las fuerzas policiacas
y militares del país, así como la posición de otras naciones ante el ataque
premeditado y violatorio de la institucionalidad. Esto por supuesto, merece ser
analizado en cada una de sus particularidades.
Las naciones que han
padecido los golpes de estado ven con sorpresa ciertos indicios putchistas que
tuvieron lugar durante el día 30 de septiembre: la toma de instalaciones militares
y el acuartelamiento sospechoso de las fuerzas armadas, el desconocimiento de
las autoridades gubernamentales; el cierre de los principales aeropuertos del
país y principales carreteras y vías de acceso a la capital; el establecimiento
de un entarimado mediático para distorsionar los hechos, la supresión de los
órganos de difusión vinculados al gobierno, como TV Ecuador; el ataque y toma
de la sede de la Asamblea Nacional; la incitación al caos y a la indisciplina
social, avalado por el abandono deliberado de los órganos policiales y
militares de sus misiones de proteger a la ciudadanía y a la propiedad,
incluida la guardia de seguridad legislativa, así como la creación de un
ambiente de nociva confusión en casi todo el país.
Varios artilugios fueron preparados
en este caso. Un hecho precedente y sospechoso, sin embargo, ocurrido días
antes y que podría estar vinculado a las acciones del día 30, cuyo propósito
podría haber sido inhabilitar a Correa en su capacidad de acción y movilidad
durante la intentona golpista, fue que éste fue sometido a una inadecuada
androscopía, cuando lo recomendable era realizarle una osteostomía,
procedimiento menos invasivo y de mejores resultados de acuerdo a su padecer de
la rodilla. Sospechosamente, muchos años antes, se utilizaron procedimientos
quirúrgicos inadecuados en ex mandatarios como Juan Velazco Alvarado, en Perú,
y Saddam Hussein, en Irak, para inhabilitarlos físicamente en medio de crisis
políticas en sus países respectivos. No se descarta, pues, que esta haya sido
una maniobra premeditada para incapacitar a Correa y hacerlo vulnerable en
medio de la planeada crisis golpista.
Otra de las maniobras
previas al golpe se realizó el 22 de septiembre de 2010, cuando grupos
opositores trataron de recoger firmas para revocar al presidente Correa, según
estipula la Constitución del 2008, para que el Consejo Nacional Electoral
llamara a la consulta popular. Los resultados de la firma privada
Cedatos-Gallup indicaron, mediante sondeos, que la maniobra no prosperaría. Otras
encuestadoras también favorecían a Correa. Es por ello que el camino de las
urnas estaba cerrado para los planes de la derecha de derrocar a Correa por vía
legal. Solo quedaba la opción golpista.
Asimismo, como antecedente
a la intentona golpista, otra igualmente denigrante se llevó a cabo el 16 de
septiembre de 2010, cuando varios legisladores de la oposición ecuatoriana
acudieron a la Organización de Estados Americanos (OEA) para difamar el
contenido de un proyecto de ley de comunicación en Ecuador, considerado por
ellos como dañino a la libertad de expresión por parte del gobierno de Correa.
La difamatoria comisión incluía a Fausto Cobo y Andrés Aguirre, ambos del
Partido Sociedad Patriótica; César Montufar de la Concentración Nacional;
Leonardo Viteri, del Partido Social Cristiano; Magali Orellana de Pachakutik;
Andrés Páez, legislador de Izquierda Democrática; así como al independiente
Fernández González.
Mientras los revoltosos
atentaban contra el orden institucional, no se hizo esperar la primera reacción
política de la oposición y de los autores de la asonada golpista: el cabecilla
del Partido Sociedad Patriótica, el ex mandatario Lucio Gutiérrez, convocó a la
disolución de la Asamblea Nacional y a realizar, de inmediato, nuevas
elecciones presidenciales, dando por adelantado la caída del gobierno de
Correa. Fueron momentos, incluso, en que se manejó la eliminación física de
Correa cuando el mismo fue custodiado por policías insubordinados en el
Hospital de la Policía de Quito. Varios de los amotinados trataron de acceder
agresivamente al local donde yacía el presidente para presumiblemente
asesinarlo. El plan golpista alcanzó su clímax en esos momentos.
Poco a poco se fue
desentrañando la verdad de lo que sucedía.
Tal vez varios elementos
influyeron en que los amotinados no atentaran contra la vida de Correa, pero
los más importantes fueron la capacidad movilizadora del pueblo para defender a
la democracia y la reacción internacional a favor de Correa, mientras las
instituciones armadas y policiales observaban con sospechosa indiferencia el
desarrollo de los acontecimientos. Gracias a ello, varias fuerzas políticas del
país, incluidas algunas opositoras, se vieron obligadas a distanciarse de los
golpistas.
La posición de una parte
considerable del movimiento indígena del país repudiando la intentona golpista,
encabezado por la Confederación de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador
(CONAIE) y sus filiales ECUARUNARI, CONFENIAE y CONAICE, quienes se
deslindaron de los complotados al declarar, en voz de Asencio Farinango,
dirigente de Comunicación de ECUARUNARI, lo siguiente: “Porque somos
opositores al gobierno nos quieren relacionar con estos hechos, pero como
movimiento indígena hoy más que nunca respaldamos el poder democrático y
llamamos a fortalecerlo”.
Por su parte, otro de los
sectores que se deslindó de los golpistas fue la Cámara de Industrias y de la
Producción de Pichincha que, en voz de su presidente, declaró: “Uno de los
principios fundamentales que rige la vida democrática es la estabilidad (…) La
estabilidad es un requisito indispensable para la inversión extranjera, la
producción y el empleo (…) No se puede aceptar el desorden e irrespeto a
autoridades”.
La Iglesia Católica, por su
parte, sin condenar abiertamente los desmanes y la actitud inconstitucional de
los golpistas, pidió al gobierno de Correa la realización de un proceso de
diálogo. Inusitadamente, expresó en un comunicado firmado por sus obispos:
"Pedimos al gobierno y al Parlamento no imponer sus decisiones en forma
unilateral, sino abrir un auténtico proceso de diálogo que conduzca a una
convivencia constructiva y participativa". Para ellos, absurdamente, los
hechos sucedidos son responsabilidad del gobierno por no atender, supuestamente,
los reclamos de varios sectores del país. Su actitud contrastó con la del
alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, enconado opositor a Correa, quien expresó:
“Sigamos altivos, rebeldes y opositores, pero jamás golpistas y contemplativos
con la delincuencia”.
Al analizar todas estas
declaraciones controvertidas de la oposición, quien no está acostumbrado a la
buena fe de la oligarquía, piensa que este intento golpista, o bien no incluyó
a todos los opositores, o varios de ellos se dedicaron a la espera dudosa para
alinearse a los golpistas y, en último caso, este conato fue un medidor de la
situación. Muchos, es cierto, permanecieron agazapados en espera de una orden y
un apoyo que nunca llegó. Esta vez no era fácil repetir la aventura hondureña.
La campaña mediática como
precedente golpista.
Los autores intelectuales
de la asonada golpista contra Correa siempre contaron con una sucia campaña
mediática orquestada por la Voz de las Américas y la Sociedad Interamericana de
Prensa, a los que responden los principales medios privados de comunicación,
así como la complicidad de muchas cadenas informativas, para crear las
condiciones previas al intento de golpe de estado o para desinformar a la
opinión pública sobre la marcha de los sucesos.
En el Ecuador ha operado la
VOA con casi una decena de medios y programas que transmiten su emisión
insidiosa contra el gobierno de Rafael Correa, entre los que se destacan La Voz
de los Caras. Radio Quito, Bolívar FM. Organización Radio Centro, El Telégrafo
y la Prensa, la Voz del Tomebamba, Luz y Vida, Ecos del Oriente. HCJB World
Radio, C.R.E. y Melodía, y las Ondas Azuayas de Cuenca.
La VOA y sus emisoras
afiliadas en Ecuador trabajan sistemáticamente con vistas de confundir
ideológicamente a las masas populares e indígenas, apoyada por el trabajo de
zapa que realizan varias ONGs. Como resultado de esta táctica han logrado crear
conflictos diversos entre el gobierno y el movimiento indígena mediante el
empleo de la mentira, la confusión y la detracción de los objetivos reformadores
del gobierno de Rafael Correa.
Es por ello que no resultó
extraño que se emplearan en la actividad golpista mediática acciones como:
- El uso la red social
Twitter para apoyar el plan golpista o minimizarlo por algunos periodistas de
derecha de Venezuela y de otras naciones, tal como lo hizo la directora de la
organización no gubernamental Control Ciudadano, Rocío San Miguel.
- Inculpar a Correa y a su
gobierno por los sucesos que sacudieron a Ecuador, tal como lo hizo la
opositora Globovisión.
- La reaccionaria Sociedad
Interamericana de Prensa (SIP), controladora de los medios de comunicación y
agente de la subversión contrarrevolucionaria y anti ALBA, se opusiera a
enlazar los medios de radio y televisión a la señal estatal de Ecuador, previsto
en el estado de excepción decretado por el Estado. Tácitamente, apoyó el
intento golpista contra Correa.
- La transnacional CNN fue
empleada para que uno de los autores intelectuales del plan golpista, el ex
presidente Lucio Gutiérrez, hiciera campaña contra el gobierno ecuatoriano.
- Otro diario de derecha,
La Nación, obvió la represión contra el pueblo y los abusos de los amotinados,
dando sobre cobertura a un supuesto atentado contra Fausto Lupera, partidario
de Lucio Gutiérrez.
- Otro medio escrito, en
este caso el diario uruguayo el País, mintió deliberadamente en un editorial
sobre los sucesos en Ecuador, con independencia de apoyar a la democracia en
Ecuador, al decir que: “El detonante para la actual situación ha sido la decisión
del gobierno de modificar un sistema de beneficios y promociones, que
impactarían en el salario de la policía local. Todo en medio de un clima
enrarecido, donde el presidente Correa amenazaba con disolver el Parlamento,
para destrabar una serie de reformas, que legisladores de su propio partido se
negaban a acompañar. Nada extraño en un país donde el propio hermano del
presidente se ha convertido en uno de los principales dirigentes opositores a
su gestión.”
La actividad de la embajada
norteamericana.
La Embajada de EE UU en
Ecuador, con una exagerada representación diplomática compuesta por 185
funcionarios y ubicada en la Avenida Avigiras E12-170 y Eloy Alfaro, en la zona
norte de Quito, en un enorme complejo constructivo donde están representadas casi
todas las agencias norteamericanas, entre ellas la CIA y el FBI, era dirigida
por la señora Heather Hodges, como embajadora, y quien fuera en 1991 nada
menos que Subdirectora de la Oficina de Asuntos Cubanos, así como
por Andrew G. Chritton, como ministro consejero.
Parte esencial de la
actividad de espionaje en Ecuador la han desarrollado la Sección Política
(POL), el Grupo Militar de los Estados Unidos (USMILGRP), la
Sección Antinarcóticos (NAS), el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados
Unidos (USACE); la USAID, los Cuerpos de Paz, entre otras.
Según un informe del mes de
febrero de 2010, titulado “APOYO DEL GOBIERNO DE ESTADOS UNIDOS AL DESARROLLO Y
A LA SEGURIDAD DEL ECUADOR EN 2009”, aparecido en el sitio web de la embajada
de Estados Unidos, éste había desembolsado ese año un total de $59.767.437 de
USD.
La USAID recibió 8,8
millones de dólares para su labor desestabilizadora dentro de Ecuador, bajo la
cobertura de un programa denominado “Paz, Seguridad e Inversión en el Pueblo”:
Otros cerca de 9,4 millones lo destinó la USAID al programa “Democracia y
Gobernabilidad”, supuestamente para favorecer a los “procesos democráticos”
dentro de Ecuador, entiéndase financiamiento a la oposición al gobierno de
Correa. Otros programas usados bajo la falsa cobertura de “Crecimiento
Económico” y “Medio Ambiente”, que han recibido 4,59 y $5,54 millones de USD,
respectivamente, han tenido la misma finalidad desestabilizadora.
En cuanto a la Asistencia
Militar, los Estados Unidos desembolsaron en el 2009 casi 13 millones de
dólares en financiamiento de programas de las FF AA de Ecuador, incluyendo
abastecimiento militar, asesoría, capacitación, además de otros 35 millones
para la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) y organizaciones “no gubernamentales”.
Por otra parte, la Sección Antinarcóticos desembolsó ese año cerca de 8
millones a los cuerpos especializados de la Policía.
Según estudios realizados
hace algunos años por las organizaciones norteamericanas Latin América Working
Group (LAWG) y el Center for International Policy (CIP), el gobierno
norteamericano ayuda a las FFAA y los cuerpos policiacos ecuatorianos con
grandes cantidades de recursos militares y financieros, desde los años noventa.
Aunque en apariencia estos recursos están destinados al enfrentamiento al
narcotráfico y la presencia guerrillera colombiana en Ecuador, muchos de estos
recursos se dirigieron a financiar la persecución y espionaje contra las
fuerzas progresistas de Ecuador. En alguna medida estas partidas han continuado
llegando hasta militares y policías que conspiran a favor de EE UU.
(Continuará)
Percy Francisco Alvarado
Godoy
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Los cuerpos policiales
ecuatorianos han sido favorecidos por la sistemática ayuda financiera y
logística norteamericana, entre ellos el Grupo Operaciones Especiales (GOE) de
la Policía Nacional Ecuatoriana, el Grupo Intervención y Rescate (GIR) de la
Policía Nacional Ecuatoriana, la Unidad Lucha Contra el Crimen organizado
(ULCO) de la Policía Nacional Ecuatoriana, el Grupo Especial Móvil
Anti-Narcóticos (GEMA) de la Policía Nacional Ecuatoriana y la Unidad
Antisecuestros (UNASE) de la Policía Nacional Ecuatoriana. Muchos miembros de
estos organismos policiales han establecido fuertes lazos de colaboración,
incluidos de pertenencia, con agencias norteamericanas como la CIA, el FBI, la
DIA y la DEA durante estos últimos años y se han convertido en fuentes del
espionaje estadounidense en Ecuador.
Según un documento
aparecido el 5 de noviembre de 2008, elaborado por la Comisión de investigación
de los servicios de inteligencia militares y policiales, creada el 15 de mayo
de 2008 por el presidente Correa, mediante el Decreto 1080, y titulado “Informe
de Penetración de la CIA en las Fuerzas Armadas y Policía Nacional”, existen
abundantes pruebas de la actividad de espionaje norteamericana dentro de las FF
AA y la Policía Nacional del Ecuador.”
A grandes rasgos, el
Informe corroboró:
- Excesiva autonomía
de los cuerpos policiales y su dependencia a intereses indicados por agencias
acreditadas en la embajada de EE UU en Ecuador.
- El contubernio entre las
FF AA y la US Army para el mantenimiento de la geopolítica norteamericana en la
región.
- Empleo de los cuerpos
policiales para labores de espionaje de las fuerzas progresistas en Ecuador,
como el espionaje electrónico, telefónico y seguimientos, siguiendo
instrucciones de agencias norteamericanas acreditadas en la embajada de EE UU
en Quito.
- La inteligencia policial
dirigida por la Dirección General de Inteligencia y el resto de dependencias
especializadas como la Unidad de Investigaciones Especiales (UIES), la Unidad
de Antisecuestros y Extorsión (UÑASE), el Comando Operativo Anti Coyotes (COAC)
y la Dirección Nacional Antinarcóticos (DNA), son financiadas en gran medida,
desde hace años, por el gobierno norteamericano.
- “Existen mecanismos
formales e informales de colaboración de los organismos de inteligencia
ecuatorianos con las instituciones que dependen de la Embajada de Estados
unidos, principalmente con Agregaduría de Defensa (DAO), Agencia Antidrogas
(DEA), Grupo Consultivo de Ayuda Militar (MMG), y Agencia Nacional de Seguridad
(NSA, National Security Agency), además de la estación local de la CIA.”
(Textual)
- Se han demostrado casos
de reclutamiento y control de personal de las principales agencias de
inteligencia por parte del FBI y la CIA.
- Los mecanismos formales
creados entre la embajada norteamericana y las FF AA y la Policía Nacional, se
materializan en abastecimiento logístico, entrenamiento y capacitación,
donación de partidas financieras, entre otras.
- “Esta dependencia
vuelve al país vulnerable y menoscaba su capacidad de formular y aplicar
políticas soberanas en el control del narcotráfico o de la frontera norte y
puede condicionar la continuación de la cooperación a la entrega de información
a los organismos de Inteligencia de EE.UU. o a la implementación de sus
prioridades en materia de seguimiento y defensa.” (Textual)
- “En el área de
inteligencia y desde el año 2001 hasta el 2008, se han capacitado en cursos y
seminarios locales en diferentes especialidades, un total de 2.898 elementos de
la Policía Nacional. En el área antinarcóticos, entre oficiales y personal
subalterno, se han capacitado en el exterior un total de 97 elementos.”
(Textual)
- “Existen indicios
sugerentes de que el ataque de las Fuerzas regulares de Colombia a Fuerzas
irregulares colombianas en territorio ecuatoriano se hizo en base a una
operación combinada entre Colombia y EE.UU., con la participación de una red de
inteligencia extranjera operando en el Ecuador, que conocía con antelación del
bombardeo y de los pasos subsecuentes que el Gobierno de Bogotá iba a tomar.”
(Textual)
- “Las reuniones mantenidas
con personal de la CÍA en Ecuador demuestran las relaciones que se han
construido con personal de la Policía y las Fuerzas Armadas desde hace muchos
años y reafirma la existencia de redes como las que manejaba Leila Hadad Pérez,
alias SWAT, así como vínculos con oficiales de organismos especiales y de
inteligencia de las dos instituciones.” (Textual)
Correa y el quintacolumnismo
La intentona golpista en
Ecuador fue la antesala, sin lugar a dudas, del incremento de la labor
desestabilizadora de la derecha ecuatoriana. Quisieron probar, en el 2010, si
existían condiciones para derrocar a Correa, pero no emplearon todos los
recursos disponibles y muchos de los responsables de esta intentona se
ocultaron en la sombra o se lanzaron, hipócritamente, y, cuando todo el mundo
repudió la asonada, a hacer declaraciones a favor de la democracia.
Muchos peligros amenazan a
la Revolución Ciudadana impulsada por Correa, entre ellos nuevos intentos por
derrocarlo por la vía violenta, ante la imposibilidad de hacerlo en las urnas.
Su próxima postulación es un reto para estas fuerzas de la derecha y para los
propios EE UU.
La principal vulnerabilidad
de las aspiraciones de Correa radica en que muchos ministros y dirigentes, con
independencia de los avances sociales, hacen política desde sus puestos, sin
involucrarse directamente con los sectores populares. Hay una falta de
compromiso cuestionada por los sectores más radicales de la izquierda dentro de
la variedad de posiciones dentro de esa tendencia.
Otra vulnerabilidad es la
presencia de militares y sujetos dentro de las fuerzas de seguridad no
vinculados ideológicamente a la Revolución Ciudadana y que conspiran
diariamente en contubernio con los servicios de inteligencia foráneos.
La cruenta guerra
mediática, cada vez en aumento, ha representado un temporal que Correa ha
sabido capear con verdades e inteligencia. La misma ha tenido momentos álgidos
a raíz del caso Assange.
Quedan retos evidentes. Uno
de ellas es la necesidad de buscar la unidad de las fuerzas progresistas,
perfeccionar los métodos de trabajo con las masas, enfrentar con oportunidad y
convicción la desinformación entre las bases populares y los movimientos
sindical e indígena, esclarecer más que imponer, y esa será, sin lugar a dudas,
la clave del triunfo. Es la hora de rectificar errores y de fortalecer la fe en
el pueblo, de depurar a oportunistas y a quienes perjudican el trabajo del
gobierno desde adentro.
El verdadero enemigo
desembolsa grandes cantidades de dinero de forma descarada y controla desde su
complejo de oficinas diplomáticas, las actividades de muchos elementos dentro
de la FF AA y la Policía Nacional. Se debe confiar, es cierto, en el soldado
honesto y patriota. A la par, se debe ser cuidadoso con aquel que se vende y es
capaz de traicionar a la Constitución cuando su protector de la CIA se lo
aconseja.
Correa, como líder y hombre
probo, mantiene su pelea contra las fuerzas oscuras de la reacción y del
Imperio. Como dijo una vez a Radio Pública, para que lo escuchara su amado
pueblo: “Yo no voy dar marcha atrás, si quieren vengan a buscarme acá, denme un
tiro y que siga adelante la República, me matarán a mí, como decía Neruda,
podrán cortar las flores, pero no impedir la llegada de la primavera”.
Percy Francisco Alvarado
Godoy
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