<![if !vml]><![endif]>DEMOCRACIA
Arturo Illia.
La anulación de los contratos petroleros
Arturo Illia anuló los acuerdos con empresas multinacionales para reimpulsar el desarrollo industrial de YPF. El conflicto con los empresarios y la decisión de cumplir su promesa.
POR: Grupo Crónica
19/12/2014 17:25:18
Por Felipe Pigna
Una de las primeras medidas del gobierno del Dr. Arturo Illia fue anular los contratos petroleros firmados por Frondizi, tal como lo había prometido en la campaña electoral. El decreto 744 decía:
Decláranse nulos de nulidad absoluta, por vicios de legitimidad y ser dañosos a los derechos e intereses de la Nación, los contratos relativos a la explotación y exploración de petróleo suscriptos por YPF en el período 1º de mayo de 1958 al 12 de octubre de 1963. […] YPF se hará cargo de todas las actividades que se fijaron las empresas contratantes. (1)
Conviene recordar que esta decisión era parte de la plataforma electoral de Illia y que a poco de resultar electo la había ratificado en un interesante reportaje que le hizo la revista Panorama:
[Panorama:] ¿No le parece un prejuicio la idea de que los capitales extranjeros son un peligro?
[Illia:] No hay ningún peligro: el mundo se va achicando y todos nos necesitamos unos a otros. [...] El problema hay que ponerlo en su verdadero nivel. Hemos manejado nuestro petróleo, desde que fue descubierto, a través de YPF, que durante 60 años demostró ser idónea y capacitada para explorar, explotar, industrializar y comercializar el petróleo. Es muy importante que el petróleo siga en manos de una empresa que ha demostrado que sabe manejarlo. Si acá existe una experiencia industrial, es casualmente sobre el petróleo. En cuanto a los contratos, es evidente que no han sido hechos con limpieza, porque se hicieron a puertas cerradas. No se dieron a conocer, no se mandaron al Parlamento, no intervino la dirección de YPF. Esto es lo que no debe hacerse.
[Panorama:] Es decir, usted está en contra de los métodos que se emplearon en la negociación de los contratos, pero no en contra del hecho en sí…
[Illia:] Sí, es evidente. Si viene una compañía y actúa de acuerdo con YPF, con un contrato de locación y obras, manejando nuestra entidad todos los problemas, ¿qué importancia tiene? Por otra parte, el pueblo sospecha que convenios firmados de esa manera pueden entorpecer, más adelante, la propia independencia de YPF, que ellos sean una primera interferencia. Hay una gran sensibilidad popular sobre el tema del petróleo. El pueblo está con un poco de alergia hacia este problema. Pero la irritación no es contra el capital extranjero. Al contrario. Nosotros necesitamos que vengan al país inversores de capital extranjero. Aquí no hay ninguna posición agresiva del gobierno contra capitales extranjeros. Queremos mantener nuestras relaciones internacionales en un terreno de cordialidad y amistad, pero también de igualdad. Nosotros vamos a dar todas las garantías para que los capitales extranjeros vengan a trabajar de acuerdo con el interés nacional. Aquí hay un nacionalismo sano, no un nacionalismo extremista.(2)
Pese a ese tono moderado, este primer choque del gobierno con el conglomerado de sectores opositores tuvo, en las mismas filas de la UCRP, comentarios adversos sobre su “oportunidad”. Emilio Gibaja,(3) un cercano colaborador de Illia, nos decía sobre el tema:
Fue un postulado de la plataforma. Illia se comprometió y yo creo que después de ganar las elecciones, gente de otros partidos por supuesto, pero del partido también, alguien le habrá comentado que si le parecía prudente hacerlo. A lo que Illia responde: “Yo prometí esto y yo lo que prometo en mi vida lo he cumplido”. Él asume en octubre y en noviembre se dicta la ley de anulación de los contratos petroleros. El embajador norteamericano fue a verlo y le dijo que eso significaba que su país no lo iba a apoyar. Illia le dijo que no estaba para negociar ningún tipo de cosas. Después vino un delegado de Kennedy y ahí charlaron largo, e Illia le mandó una carta a Kennedy. Kennedy hizo públicas declaraciones diciendo que este es un gesto de soberanía de un país y nosotros, mientras se cumplan las disposiciones de indemnizaciones que estaban pactadas en los contratos, no tenemos qué decir. Pero a los diez días lo matan a Kennedy y viene Johnson y ahí empezaron a cambiar las cosas.(4)
Las “cosas” que menciona Gibaja eran los crecientes aprietes, tanto de las compañías extranjeras como de sus socios y representantes locales. Como era de suponer, don Álvaro “hay que pasar el invierno” se anotó en primera fila, con una carta pública al presidente que anticipaba el argumento lamentablemente reiterado de que “nos vamos a caer del mundo”:
Si los contratos de petróleo y acuerdos de garantía que el país ha estipulado libremente se transforman en un tema político, ya sea con propósito deliberativo o simplemente por un manejo erróneo, la Argentina pasará lisa y llanamente a un segundo plano en la consideración de los organismos internacionales responsables y de los inversores auténticos y verá acentuarse a corto plazo la desocupación, la recesión económica y la inflación.(5)
Como también era de esperar, desde las filas desarrollistas se atacó la anulación de los contratos firmados por Frondizi. Los editoriales del diario Clarín, por ejemplo, al tiempo que defendían las cifras de extracción de petróleo durante la vigencia de las concesiones, argumentaban que las denuncias por irregularidades debían ser tratadas por la “vía judicial”, que ya entonces no era un dechado de velocidad. En este sentido, décadas después, nos decían Domingo Cavallo y Oscar Camilión:
Cavallo: El gran error de Illia fue no darse cuenta que la política petrolera de Frondizi era una muy buena política, y que había que mantenerla y no perturbarla con la anulación de los contratos petroleros. Pero fue un buen gobierno de un hombre decente, que si bien había sido elegido con solo el 22,23% de los votos, estaba tratando de manejar bien al país.
Oscar Camilión: La Argentina perdió el ómnibus, desdichadamente, y esa es una de las cosas graves que hay que imputarle al gobierno de Illia. La paralización del proceso que representó el doble error de la anulación de los contratos del petróleo y de la pesificación de los depósitos de dólares.(6)
En el otro arco se ubicaban quienes, con diversas posturas ideológicas, sostenían la nulidad absoluta de los contratos por los argumentos esgrimidos por Illia, como el Dr. Alfredo L. Palacios, el Dr. Alfredo Orgaz, ex presidente de la Suprema Corte; el Dr. Carlos Sánchez Viamonte; lo más alto que tenemos en derecho institucional y expertos como el brigadier general Guillermo Zinny, ex vocal del directorio de YPF; el Dr. Rodolfo Fitte, ex presidente de YPF; el Ing. Juan Sábato, ex investigador de la CADE; el Dr. Silenzi de Stagni, ex titular de la cátedra de minería, por no citar sino algunos nombres […].(7)
Como nos decía Gibaja, la anulación de los contratos no implicó romper frontalmente con los capitales extranjeros:
Argentina pagó las indemnizaciones, así que no sé qué más vueltas dieron. Fue un verdadero hervidero con que no iba a haber petróleo, que íbamos a tener que empezar a importar, todo eso lo dirá la historia si tuvo razón o no. Pero que fue un acto de soberanía no hay ninguna duda. [Illia] Tuvo una discusión con Rockefeller(8) también, porque venía a instalar un banco y entonces le dijo: “Usted, que es accionista de la Standard Oil, sabe cómo es mi posición. Cuando nosotros decimos que no, es no, y eso no implica que no podamos tener relaciones bilaterales, pero en este momento la disposición del Banco Central no admite la entrada de nuevos bancos extranjeros”. Ahí quedó la cosa. Rockefeller le envió una carta agradeciéndole la entrevista. Obviamente que a los sectores empresarios les molestó, como les molestó la ley de medicamentos. Él era un hombre así, calculo que por su estilo, habrá meditado mucho la sanción de esa ley.(9)
Y no nos caímos del mundo
Como suele ocurrir y pese a los agoreros, tras la anulación de los contratos petroleros no nos caímos del mundo. Aunque la realidad económica durante el gobierno de Illia no fue floreciente, lo cierto es que hubo signos claros de recuperación con respecto a la crisis iniciada poco antes del derrocamiento de Frondizi y que se profundizó con las políticas “liberales” de los ministros Pinedo, Alsogaray, Méndez Delfino y Martínez de Hoz cuando Guido llevaba el título de presidente. Una crisis que, gracias a las recetas “monetaristas”, nos había vuelto “pioneros” en algo que el resto del mundo recién conocería en la llamada “crisis del petróleo” de 1973-1974: la estanflación, es decir, la mezcla explosiva de estancamiento económico con alta inflación, algo que hasta entonces no figuraba en los manuales.
El producto bruto interno, que había caído el 1,6 y el 2,4% anual, respectivamente, en 1962 y 1963, en los dos años siguientes creció al 10,3 y 9,1% anual. El déficit fiscal, que Martínez de Hoz había dejado en más del 6% del producto, para 1965 se había reducido al 3,6%, y con una política que no se basaba en el recorte sistemático de la salud, la educación y los sueldos de los empleados públicos, sino en el aumento de la recaudación impositiva al haber mayor actividad económica. Donde todo pareció seguir igual fue en el aumento del costo de vida, con tasas de inflación similares al período de Guido.
Según el análisis de Mario Rapoport:
La política se orientó también a estimular la demanda efectiva por medio de un fortalecimiento de poder de compra de los salarios, utilizando para ello varios instrumentos. En primer lugar, se estableció un salario mínimo, vital y móvil, que fijaba un piso para los sueldos más bajos de la escala. Simultáneamente, se operó sobre un conjunto de precios que afectaban la canasta familiar. Así, se mantuvieron congeladas las tarifas públicas y se fijaron precios máximos para un conjunto de bienes de consumo esenciales. De esta forma se produjo una redistribución progresiva del ingreso, que permitió a los salarios volver en 1965 a una participación relativa en la distribución del ingreso similar a la alcanzada durante el último año del gobierno de Frondizi, e incluso superarla en 1966, pasando del 41,6% en 1962 al 45,8% en el último año mencionado.
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1. Decreto 744 del 15 de noviembre de 1963, publicado en el Boletín Oficial el 19 de noviembre de 1963.
2. Panorama, nº 3, agosto de 1963, pág. 26-29.
3. Emilio Gibaja era militante radical desde su juventud y en 1947 había presidido la FUBA. Fue colaborador de prensa del gobierno de Illia y secretario de Información Pública del gobierno de Alfonsín.
4. Entrevista del autor a Emilio Gibaja, en Lo pasado pensado... cit., pág. 93-94.
5. Carta de Álvaro Alsogaray al presidente Illia, publicada en La Prensa, 6 de noviembre de 1963.
6. Entrevistas del autor a Domingo F. Cavallo y a Oscar Camilión, en Lo pasado pensado... cit., pág. 95.
7. Propósitos, nº 8, 6 de noviembre de 1963.
8. El empresario estadounidense David Rockefeller, accionista principal de la Standard Oil, en 1949 fue nombrado vicepresidente del Chase National Bank que se fusionó con la Bank of Manhattan Company en 1955, dando origen al Chase Manhattan Bank, del que fue designado presidente en 1961.
9. Entrevista del autor a Emilio Gibaja, en Lo pasado pensado... cit., pág. 94.
Una de las primeras medidas del gobierno del Dr. Arturo Illia fue anular los contratos petroleros firmados por Frondizi, tal como lo había prometido en la campaña electoral. El decreto 744 decía:
Decláranse nulos de nulidad absoluta, por vicios de legitimidad y ser dañosos a los derechos e intereses de la Nación, los contratos relativos a la explotación y exploración de petróleo suscriptos por YPF en el período 1º de mayo de 1958 al 12 de octubre de 1963. […] YPF se hará cargo de todas las actividades que se fijaron las empresas contratantes. (1)
Conviene recordar que esta decisión era parte de la plataforma electoral de Illia y que a poco de resultar electo la había ratificado en un interesante reportaje que le hizo la revista Panorama:
[Panorama:] ¿No le parece un prejuicio la idea de que los capitales extranjeros son un peligro?
[Illia:] No hay ningún peligro: el mundo se va achicando y todos nos necesitamos unos a otros. [...] El problema hay que ponerlo en su verdadero nivel. Hemos manejado nuestro petróleo, desde que fue descubierto, a través de YPF, que durante 60 años demostró ser idónea y capacitada para explorar, explotar, industrializar y comercializar el petróleo. Es muy importante que el petróleo siga en manos de una empresa que ha demostrado que sabe manejarlo. Si acá existe una experiencia industrial, es casualmente sobre el petróleo. En cuanto a los contratos, es evidente que no han sido hechos con limpieza, porque se hicieron a puertas cerradas. No se dieron a conocer, no se mandaron al Parlamento, no intervino la dirección de YPF. Esto es lo que no debe hacerse.
[Panorama:] Es decir, usted está en contra de los métodos que se emplearon en la negociación de los contratos, pero no en contra del hecho en sí…
[Illia:] Sí, es evidente. Si viene una compañía y actúa de acuerdo con YPF, con un contrato de locación y obras, manejando nuestra entidad todos los problemas, ¿qué importancia tiene? Por otra parte, el pueblo sospecha que convenios firmados de esa manera pueden entorpecer, más adelante, la propia independencia de YPF, que ellos sean una primera interferencia. Hay una gran sensibilidad popular sobre el tema del petróleo. El pueblo está con un poco de alergia hacia este problema. Pero la irritación no es contra el capital extranjero. Al contrario. Nosotros necesitamos que vengan al país inversores de capital extranjero. Aquí no hay ninguna posición agresiva del gobierno contra capitales extranjeros. Queremos mantener nuestras relaciones internacionales en un terreno de cordialidad y amistad, pero también de igualdad. Nosotros vamos a dar todas las garantías para que los capitales extranjeros vengan a trabajar de acuerdo con el interés nacional. Aquí hay un nacionalismo sano, no un nacionalismo extremista.(2)
Pese a ese tono moderado, este primer choque del gobierno con el conglomerado de sectores opositores tuvo, en las mismas filas de la UCRP, comentarios adversos sobre su “oportunidad”. Emilio Gibaja,(3) un cercano colaborador de Illia, nos decía sobre el tema:
Fue un postulado de la plataforma. Illia se comprometió y yo creo que después de ganar las elecciones, gente de otros partidos por supuesto, pero del partido también, alguien le habrá comentado que si le parecía prudente hacerlo. A lo que Illia responde: “Yo prometí esto y yo lo que prometo en mi vida lo he cumplido”. Él asume en octubre y en noviembre se dicta la ley de anulación de los contratos petroleros. El embajador norteamericano fue a verlo y le dijo que eso significaba que su país no lo iba a apoyar. Illia le dijo que no estaba para negociar ningún tipo de cosas. Después vino un delegado de Kennedy y ahí charlaron largo, e Illia le mandó una carta a Kennedy. Kennedy hizo públicas declaraciones diciendo que este es un gesto de soberanía de un país y nosotros, mientras se cumplan las disposiciones de indemnizaciones que estaban pactadas en los contratos, no tenemos qué decir. Pero a los diez días lo matan a Kennedy y viene Johnson y ahí empezaron a cambiar las cosas.(4)
Las “cosas” que menciona Gibaja eran los crecientes aprietes, tanto de las compañías extranjeras como de sus socios y representantes locales. Como era de suponer, don Álvaro “hay que pasar el invierno” se anotó en primera fila, con una carta pública al presidente que anticipaba el argumento lamentablemente reiterado de que “nos vamos a caer del mundo”:
Si los contratos de petróleo y acuerdos de garantía que el país ha estipulado libremente se transforman en un tema político, ya sea con propósito deliberativo o simplemente por un manejo erróneo, la Argentina pasará lisa y llanamente a un segundo plano en la consideración de los organismos internacionales responsables y de los inversores auténticos y verá acentuarse a corto plazo la desocupación, la recesión económica y la inflación.(5)
Como también era de esperar, desde las filas desarrollistas se atacó la anulación de los contratos firmados por Frondizi. Los editoriales del diario Clarín, por ejemplo, al tiempo que defendían las cifras de extracción de petróleo durante la vigencia de las concesiones, argumentaban que las denuncias por irregularidades debían ser tratadas por la “vía judicial”, que ya entonces no era un dechado de velocidad. En este sentido, décadas después, nos decían Domingo Cavallo y Oscar Camilión:
Cavallo: El gran error de Illia fue no darse cuenta que la política petrolera de Frondizi era una muy buena política, y que había que mantenerla y no perturbarla con la anulación de los contratos petroleros. Pero fue un buen gobierno de un hombre decente, que si bien había sido elegido con solo el 22,23% de los votos, estaba tratando de manejar bien al país.
Oscar Camilión: La Argentina perdió el ómnibus, desdichadamente, y esa es una de las cosas graves que hay que imputarle al gobierno de Illia. La paralización del proceso que representó el doble error de la anulación de los contratos del petróleo y de la pesificación de los depósitos de dólares.(6)
En el otro arco se ubicaban quienes, con diversas posturas ideológicas, sostenían la nulidad absoluta de los contratos por los argumentos esgrimidos por Illia, como el Dr. Alfredo L. Palacios, el Dr. Alfredo Orgaz, ex presidente de la Suprema Corte; el Dr. Carlos Sánchez Viamonte; lo más alto que tenemos en derecho institucional y expertos como el brigadier general Guillermo Zinny, ex vocal del directorio de YPF; el Dr. Rodolfo Fitte, ex presidente de YPF; el Ing. Juan Sábato, ex investigador de la CADE; el Dr. Silenzi de Stagni, ex titular de la cátedra de minería, por no citar sino algunos nombres […].(7)
Como nos decía Gibaja, la anulación de los contratos no implicó romper frontalmente con los capitales extranjeros:
Argentina pagó las indemnizaciones, así que no sé qué más vueltas dieron. Fue un verdadero hervidero con que no iba a haber petróleo, que íbamos a tener que empezar a importar, todo eso lo dirá la historia si tuvo razón o no. Pero que fue un acto de soberanía no hay ninguna duda. [Illia] Tuvo una discusión con Rockefeller(8) también, porque venía a instalar un banco y entonces le dijo: “Usted, que es accionista de la Standard Oil, sabe cómo es mi posición. Cuando nosotros decimos que no, es no, y eso no implica que no podamos tener relaciones bilaterales, pero en este momento la disposición del Banco Central no admite la entrada de nuevos bancos extranjeros”. Ahí quedó la cosa. Rockefeller le envió una carta agradeciéndole la entrevista. Obviamente que a los sectores empresarios les molestó, como les molestó la ley de medicamentos. Él era un hombre así, calculo que por su estilo, habrá meditado mucho la sanción de esa ley.(9)
Y no nos caímos del mundo
Como suele ocurrir y pese a los agoreros, tras la anulación de los contratos petroleros no nos caímos del mundo. Aunque la realidad económica durante el gobierno de Illia no fue floreciente, lo cierto es que hubo signos claros de recuperación con respecto a la crisis iniciada poco antes del derrocamiento de Frondizi y que se profundizó con las políticas “liberales” de los ministros Pinedo, Alsogaray, Méndez Delfino y Martínez de Hoz cuando Guido llevaba el título de presidente. Una crisis que, gracias a las recetas “monetaristas”, nos había vuelto “pioneros” en algo que el resto del mundo recién conocería en la llamada “crisis del petróleo” de 1973-1974: la estanflación, es decir, la mezcla explosiva de estancamiento económico con alta inflación, algo que hasta entonces no figuraba en los manuales.
El producto bruto interno, que había caído el 1,6 y el 2,4% anual, respectivamente, en 1962 y 1963, en los dos años siguientes creció al 10,3 y 9,1% anual. El déficit fiscal, que Martínez de Hoz había dejado en más del 6% del producto, para 1965 se había reducido al 3,6%, y con una política que no se basaba en el recorte sistemático de la salud, la educación y los sueldos de los empleados públicos, sino en el aumento de la recaudación impositiva al haber mayor actividad económica. Donde todo pareció seguir igual fue en el aumento del costo de vida, con tasas de inflación similares al período de Guido.
Según el análisis de Mario Rapoport:
La política se orientó también a estimular la demanda efectiva por medio de un fortalecimiento de poder de compra de los salarios, utilizando para ello varios instrumentos. En primer lugar, se estableció un salario mínimo, vital y móvil, que fijaba un piso para los sueldos más bajos de la escala. Simultáneamente, se operó sobre un conjunto de precios que afectaban la canasta familiar. Así, se mantuvieron congeladas las tarifas públicas y se fijaron precios máximos para un conjunto de bienes de consumo esenciales. De esta forma se produjo una redistribución progresiva del ingreso, que permitió a los salarios volver en 1965 a una participación relativa en la distribución del ingreso similar a la alcanzada durante el último año del gobierno de Frondizi, e incluso superarla en 1966, pasando del 41,6% en 1962 al 45,8% en el último año mencionado.
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1. Decreto 744 del 15 de noviembre de 1963, publicado en el Boletín Oficial el 19 de noviembre de 1963.
2. Panorama, nº 3, agosto de 1963, pág. 26-29.
3. Emilio Gibaja era militante radical desde su juventud y en 1947 había presidido la FUBA. Fue colaborador de prensa del gobierno de Illia y secretario de Información Pública del gobierno de Alfonsín.
4. Entrevista del autor a Emilio Gibaja, en Lo pasado pensado... cit., pág. 93-94.
5. Carta de Álvaro Alsogaray al presidente Illia, publicada en La Prensa, 6 de noviembre de 1963.
6. Entrevistas del autor a Domingo F. Cavallo y a Oscar Camilión, en Lo pasado pensado... cit., pág. 95.
7. Propósitos, nº 8, 6 de noviembre de 1963.
8. El empresario estadounidense David Rockefeller, accionista principal de la Standard Oil, en 1949 fue nombrado vicepresidente del Chase National Bank que se fusionó con la Bank of Manhattan Company en 1955, dando origen al Chase Manhattan Bank, del que fue designado presidente en 1961.
9. Entrevista del autor a Emilio Gibaja, en Lo pasado pensado... cit., pág. 94.
informó el Museo " ERNESTO CHE GUEVARA " de Caballito, CABA
calle Rojas 129, esq. Yerbal, Buenos Aires (cod. AAC 1405) Argentina
Visitar lunes a viernes de 10 a 19 hs. (corrido) – entrada libre y gratuita
Escuela de Solidaridad con Cuba " CHAUBLOQUEO "
Registro donantes voluntarios de Células Madre (INCUCAI)
Coordinador Mesa Vecinal Participativa en Seguridad de Caballito
Telef. 4 903 3285 Irene Rosa Perpiñal - Eladio González (Toto)
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