El tango ¿ es machista ?. Por Manuel Gonzalez.
Nota publicada en Punto Tango 26 – Diciembre 2008
Alguien tenía que meterse alguna vez en este delicado tema. Y bueno, parece que me gusta la boca del lobo. Daré entonces, mi opinión sobre este tema que muchas damas critican y muchos hombres esquivan.
Escuchando Tangos o milongas como “Tortazos” o “Amablemente”, pareciera no haber mucho más que decir, pero como me referiré al tango en tanto baile, contaré lo que opino.
Primero y principal, empezaré diciendo de que el tango, antes de separarse en el papel de hombre y mujer, es una danza, en donde para que funcione, se establecen códigos o reglas. Sean estas postura, abrazo, comunicación, musicalidad y sobre todo conducción y seguimiento”.
Esta claro que en esta danza, donde el baile no se limita a un espacio fijo, alguien debe guiar la caminata y movimientos y alguien seguirlos. Es aquí es donde se forma el conflicto, ya que lo más común es que el hombre guíe y la mujer siga… es por eso que muy inteligentemente, en muchos países (no Argentina), se llama Leader a quien guía (usualmente el hombre) y Follower a quien sigue o corresponde y no hombre y mujer. Con este comentario, puede observarse que no es que el tango sea machista, si no que a mucha gente (hombres y mujeres) le gusta ver al papel de quien lleva o dirige la danza, como una figura de autoridad sobre el otro y no como una “regla del juego” cuando uno quiere bailar. Y como comúnmente se ve al hombre en este papel, muchas mujeres critican la situación con el calificativo de machista, y muchos hombres aprovechan para tratar de sentirse dominantes, por guiar a una mujer. Diferente sería si todo el mundo bailara llevando y siguiendo, como se dan casos hoy en día en las milongas gay o queer. Pero, como lo más usual no es así, la eterna discusión perdura.
Quisiera aclarar que cuando digo Hombre y Mujer, quiero decir “quien lleva, y quien sigue” expresando así que también las mujeres pueden aprender o bailar llevando la danza y los hombres seguirla.
Es erróneo calificar al tango como machista, solo porque las reglas de comunicación son como son. Es como si dijéramos que el “Poliladron” (*), es un juego machista porque los policías persiguen y los ladrones escapan, y que el ajedrez es machista porque las piezas negras empiezan luego de hacerlo las blancas… claro, el tema es que en estos juegos no es lo más común que los hombres hagan siempre de policías, y las mujeres jueguen siempre con piezas negras de ajedrez.
Si alguien elige el Tango como danza, debe respetar ciertas reglas del mismo, es por eso que cuando yo mismo bailo siguiendo a alguien (de mujer si quieren verlo así) siempre trato de entender y seguir la guía de quien me lleve (hombre o mujer).
No es que el tango sea machista. La gente lo es, hombres y mujeres en su mayoría. Quizá esto se acepte por tradición, gusto o comodidad y por eso, se mantiene un ambiente machista en la milonga. Es raro ver que las mujeres saquen a bailar o cabeceen a los hombres, porque ellas mismas también quieren conservar ese ambiente.
A pesar de que el tango como danza –no es machista-, si creo que se mantendrá el machismo en “la milonga”, pues los hombres siguen sacando a bailar a las mujeres, y las mujeres siguen bailando (en su mayoría) de quien sigue y esto tiene un paralelismo idéntico a la seducción en la vida actual: no se ve a muchas mujeres encarando (*2) tipos por la calle, y no hay muchas mujeres que nos inviten al cine y a cenar pagando todos los gastos.
Otras de las muchas discusiones, se originan cuando las mujeres exigen libertad en el baile y critican no poder poner su “parte creativa”, o que el hombre, no le da el lugar para poder hacer adornos o piruetas. Lamentablemente, muchas mujeres se ponen a aprender seminarios de adornos, ganchos y giros, con la intención de mejorar su baile, e implementar amplitud de posibilidades y por que no, tener una mejor imagen estética, y es entendible que luego de tomar esas clases, quieran poner en práctica eso que aprendieron.
El problema es que ese tipo de cosas, no debieran salir porque alguien que las sabe, tiene ganas de hacerlas por lucirse, o por querer demostrar que se puede aportar destreza, sino de un entendimiento y comunicación en la pareja, donde la música tenga una importante relación, y que si o si, quien lleva la danza y es quien mira hacia donde se va, es quien decide que pasos se realizarán a continuación (sea hombre o mujer quien guía). Es fundamental que las mujeres entiendan que los adornos no pueden hacerse en cualquier momento, y que no hay que ver como machismo, que ellas no puedan meter adornos donde les plazca. El hombre debe avisar con su marca y música si se puede o no se puede aportar adornos, ya que de lo contrario puede la pareja chocarse, patear o pisar a otras parejas y hasta mesas (cosa que desgraciadamente se ve muy a menudo en muchas pistas). Este tipo de cosas, son las que suceden cuando la mujer trata de meter adornos, boleos etc, sin avisar, en vez de sentir la música del hombre, y solamente si esa música sugiere adornos, o da espacio para un juego, allí jugar.
El esquema de comunicación ideal, sería que el hombre recibe la música y se la transmite con sus sentimientos a la mujer, quien responde sensiblemente esperando sentir el matiz de lo que propone el hombre, y poniéndole a esos pasos, su propio estilo y sensibilidad.
En el tango, cada hombre y cada mujer son diferentes y cada cual responde a la música de manera diferente. Para expresar sutilezas en el cuerpo del otro hay que aprender a escuchar.
En el tango uno siempre esta conectado y todo tiene una comunicación o un resultado directo en el otro. Para que el baile funcione, las reglas del dialogo de los cuerpos deben respetarse, y si cada uno piensa en hacer pasos o adornos individualmente para lucirse (hombres o mujeres), nada bueno saldrá de ello.
Poliladron (*): Juego infantil donde los niños juegan a policías y ladrones.
Encarar (*2): Acercarse a charlar con alguien teniendo intenciones íntimas
Manuel González – de El Amague – www.elamague.blogspot.com
Nota publicada en revista PUNTO TANGO Nº 26 – Diciembre 2008
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