Querida Carmen Baez: tu reenvío con el discurso antológico de Fidel fue fabuloso. Te lo
agradeceré siempre. Las predicciones del gigante cubano lamentablemente se siguen
cumpliendo y es triste. Por eso yo te comparto algo cubano que me llegó hoy para que
te distiendas. Un abrazo paternal y revolucionario. Toto Eladio González
De: Ronel González Sánchez [mailto:ronelgonzalezsanchez@gmail.com]
Enviado el: miércoles, 01 de julio de 2015 .
EN LA 48 JORNADA NACIONAL CUCALAMBEANA, LA CASA IBEROAMERICANA DE LA DÉCIMA JUAN CRISTÓBAL NÁPOLES FAJARDO DE LAS TUNAS, EN COLABORACIÓN CON JOSÉ LUIS ZAMUDIO ALAVÉS, PRESIDENTE DEL PATRONATO DE ALVARADO, MÉXICO, OTORGA EL PREMIO IBEOAMERICANO DE DÉCIMA HUMORÍSTICA 2015 AL TEXTO "EL MÓVIL DE MI VECINA" DEL POETA HOLGUINERO RONEL GONZALEZ SÁNCHEZ.
QUEDA TERMINANTEMENTE PERMITIDO REPRODUCIR, COPIAR, MEMORIZAR, OBSEQUIAR, ETC, ETC, ETC. ESTE TEXTO.
EL MÓVIL DE MI VECINA
E-se-lular que tienes cielito lindo junto a la boca, no se lo des a nadie, cielito lindo, que a mí me toca… "Canción de Cubacel".
Mi vecina se compró
un moderno celular
y no para de llamar
al novio que la dejó.
Habla tan alto que yo
me atormento a cada rato
porque emplea en su arrebato
el vocablo más grosero,
y, aunque es ridículo, quiero
agarrarle el aparato.
Es que de lejos se nota
que, como es cosa de estreno,
el equipo está tan bueno
que cualquiera se alborota.
Ella que es mujer grandota,
de volumen extrahumano,
cuando se exhibe, temprano,
con su artefacto de lujo
en mi mente lo dibujo
y no me cabe en la mano.
Desde el balcón se lo he
vacilado, al estar sola,
y no veo si es Motorola,
Samsung, Nokia o LG,
mas no le preguntaré
porque dudo que me escuche.
Prefiero tragarme el buche
de mi ignorancia, creyendo
que el que ella tiene es tremendo,
por el grosor del estuche.
Aunque pienso que ella cuida
bien su móvil regordete,
si anda como un reguilete
el celular se le olvida,
y pone en riesgo la vida
útil del cel, sin motivo.
Además, creo abusivo
que a otro se lo haya dado
o que con short apretado
recubra el dispositivo.
Estoy tan obsesionado
con el flamante instrumento,
que cuando ella falta, siento
mi cargador dislocado.
La tecnología me ha dado
duro con el desarrollo.
Sin dinero soy un rollo
y el presente me atropella,
por eso sueño que ella
me pueda brindar... su apoyo.
Se me ocurrió la otra tarde,
al mirarla en el balcón,
robarle el telefonón,
pero ese fue un plan cobarde.
Aunque por dentro me arde
la envidia, la envergadura
de semejante locura
me pudiera pervertir
y yo no puedo vivir
fuera de su cobertura.
Yo, que tengo uno chiquito,
con pocas aplicaciones,
voy a inventar mil razones
para pedirle el bendito
objeto. -¡Lo necesito!
-gritaré, aunque se moleste,
y por mucho que me cueste,
le diré, sin titubear,
que al menos para jugar
una noche me lo preste.
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