Martes 24 de noviembre de 2009 - El señor González supo tener casa, mujer, auto e hijos. Después, el divorcio lo dejó en calzoncillos. Ahora vive solo en un departamento alquilado, donde sopla el viento de Siberia.
domingo 27 Diciembre de 2009 - El señor González supo tener casa, mujer, auto y 3 hijos. Después el divorcio lo llevó a conocer otra pareja con quien convive tras 31 años y 2 hijos en una trastienda donde hace calor cubano.
Desde que le ocurrieron estas cosas, se ha convertido en un hombre de derecha.
De joven y sin darse mucha cuenta González comenzó a pensarse "de izquierda"
Considera que el divorcio es una maldición. Las parejas duraban más y mejor cuando se comprometían para toda la vida. Los hijos se criaban felices y derechitos. Imperaba la obediencia. Resplandecía la familia. Los hijos respetaban a los padres.
Considera al divorcio como derecho de la pareja y no quedar por hipocresía encadenados a una mentira. Los hijos lo percibían y sufrían. Temían a los padres. La familia era una ficción.
Ahora, la mujer se ha convertido -dice el señor González- en una mercenaria que calcula cuando y cómo logrará sacar una buena tajada, una generosa cuota alimentaria que le permita vivir sin trabajar, con la casa y el auto y los hijos que engendró su marido.
Se que aunque cobre cuota alimentaria, la que parió los hijos deberá trabajar y poner el alma para sostenerlos espiritual y moralmente.
En materia de trabajo y negocios, el señor González está un poco desilusionado porque fue esquilmado varias veces por el Estado argentino: le tocó sobrellevar el Rodrigazo, hiperinflación 1, hiperinflación 2, el corralito, el corralón...y hasta tuvo la mala suerte de que estatizaran las AFJP, justo cuando había depositado voluntariamente unos 100.000 dólares que nunca volverán. Ahora sólo confía en el trabajo duro y el ahorro en efectivo.
En alerta permanente ya que fuimos esquilmados varias veces por el Estado argentino (copado y dirigido por particulares apátridas) nos tocó sobrellevar el Rodrigazo, hiperinflación 1, hiperinflación 2, el corralito, el corralón... pero no caí con las AFJP a las que siempre vi como apátridas.
El señor González está muy angustiado por su seguridad y la de su familia. Tuvo una tienda en Flores: lo asaltaron tres veces y una de ellas le gatillaron el revólver en la sien. Por fortuna, la bala no salió. En distintos hechos le han robado de todo: el auto, el celular, la laptop, la billetera y hasta una bicicleta. En su círculo de amigos y parientes hay relatos diarios de asaltos, asesinatos, violaciones, secuestros.
Hará 30 años trabajé en una tienda en Flores, los fines de semana faltaban objetos, pensé y tras cerrar un sábado revisé el lugar, para descubrir un ladrón escondido en el sótano. Lo entregué a la policía y me enteré que el Lunes fue puesto en libertad.
Experimenta -como suele decirse ahora- una pavorosa 'sensación de inseguridad'. La misma que han de sentir los condenados ante el pelotón o las vacas, atropellándose por la manga hacia el matadero.
Fea sensación tuve al reclamar al Comisario por liberar al ladrón y oirlo amenazarme de variadas formas y con su colt 45 a centímetros de su mano sobre el escritorio.
Ha dejado atrás las ilusiones de su juventud (peronismo, socialismo, nacionalismo, radicalismo, marxismo, Flower Power) y ahora sólo anhela una Justicia rápida y severísima, una Policía de mano dura y un país provisto de cárceles.
Marxista intuitivo sin haberlo leído, González brega por apoyar los aciertos de peronistas que llevan a juicio a los homicidas violadores y ladrones de bebés que actuaron protegidos por sus uniformes y el periodismo cómplice.
Grandes, espaciosas, civilizadas y sobre todo seguras, en el sentido que los criminales no puedan escapar hasta que hayan purgado sus condenas, que en delitos graves (asalto con armas, homicidio, violación) deberían ser de por vida.
González Eladio sueña con cárceles globalizadas donde si él comete un delito se encuentre en el patio de recreo con policías, marinos, prefectos o militares asesinos que purguen de por vida el daño que hicieron a la sociedad humana.
A medida que pasan los años, el señor González ha ido elevando a un altar las figuras históricas que representan a la Fuerza, en sus más variadas encarnaciones. Desde Juan Manuel de Rosas, Julio Argentino Roca, Facundo Quiroga (cuya divisa negra rezaba 'religión o muerte') y el no menos sanguinario matador de españoles e indios Félix 'El Fraile' Aldao, hasta el comisario Evaristo Meneses, el policía tucumano Mario 'Malevo' Ferreyra o el subcomisario Luis Abelardo Patti. González siente afecto por todos aquellos hombres que han inspirado temor en los enemigos de la ley y el orden, a como dé lugar.
González junta llaves de bronce y las aporta para la construcción de la escultura a la mujer originaria, que reemplazará la del genocida Julio Argentino Roca.
Sin embargo no está incurso en el militarismo: tiene un primo desaparecido y perdió un hermano en la Guerra de las Malvinas, de manera que les bajó la persiana para siempre. Para él, las Fuerzas Armadas son 'los milicos' y hace años que no cree en nada de lo que digan.
Quien vivió antes que Eladio González en su casa de La Paternal, también había sido secuestrado y asesinado. Eladio González es pariente lejano y político de José Leónidas Ardiles piloto argentino muerto en combate en Malvinas.
Tampoco cree ni media palabra de los anuncios, proclamas, promesas y juramentos de ningún político.
Puede decirse que el país, con sus auges y decadencias, construyó paulatinamente las ideas de González: ahora piensa -incluso- que el derecho de huelga no debería existir para los gremios de estricto servicio público, como los docentes, los transportistas, los médicos, los policías, enfermeras.
Eladio González considera la huelga sagrada y sagrada también la educación, la salud y la seguridad.
González siente poca simpatía por las villas y los villeros. Cuando ve que el Estado se propone 'urbanizar' las miserables barriadas, otorgando a cada ocupante el título de propiedad de una casa que no compró, siente el gusto de la bilis en la garganta. Todo vale. Todo cuesta. Todo se paga.
Eladio González desprecia a quienes hace 200 años recibieron propiedades extensísimas que no ganaron y que fueron robadas al habitante originario. Oligarquía expoliadora que nunca pagó nada y robó todo. Gente que cree que Patria es un lugar llamado Suiza ó Punta del Este.
¿Cómo puede haber propietarios que no compraron lo suyo? Al señor González le parece injusto: piensa que equivale a alentar la usurpación, masiva y por la fuerza, de casas y tierras. A la larga, sospecha que el Estado otorgará un certificado legal por todos y cada uno de los bienes robados.
Pienso que se debería reclamar esas propiedades mal habidas para que el estado con ellas pueda poner en marcha granjas productivas donde el argentino encuentre trabajo digno, y se pueda alimentar hasta al último habitante indigente.
El señor González considera que ser homosexual no es un mérito. Sólo una condición humana (eterna, verificable en todo lugar y tiempo de la historia) por la cual nadie debe ser perseguido, pero tampoco premiado con medalla de oro. El señor González considera que la mayoría es normal, y usa la palabra 'normal'.
Eladio González bautizó un lugar de su tienda como salón padre Grassi, otro como patio Michael Jackson y hasta un puentecito "Bambino Veira" , en homenaje a los pedófilos y sus amigos periodistas.
El señor González juzga que no es bueno encontrar las calles, las rutas y los puentes cortados por manifestantes con el rostro enmascarado y garrotes amenazadores.
Me duelen profundamente mis compatriotas de los tres sexos tirados en el piso, tapados por cartones y cucarachas. También los niños de cinco, ocho o once años con su perfume a Poxi Ran destructor de neuronas. Las cámaras pudieran mostrar que delincuente - comerciante se los vende.
Considera que esos manifestantes son treinta gatos que no representan a nadie. Debería concurrir la policía a barrerlos con un camión hidrante y, si se resisten, mal no les vendría una buena tunda.
Pienso que si todos los necesitados se animaran, serían medio millón de almas ante las que hasta el fascista periodista Rolando Hanglin abriría su odio de clase.
No el paredón de Fidel Castro y el Che Guevara, no: sólo un par de empujones para que salgan del paso.
Eladio González se extasió ante la noticia de que la Cuba de Fidel y el Che tiene CERO de desnutrición infantil y CUATRO de mortalidad infantil, pero se horroriza con el asesinato de jovencitos que van a recitales en Argentina.
Los ciudadanos tienen el derecho esencial de circular libremente por el territorio argentino, para trabajar, para visitar al cuñado o para mirar el paisaje. Debe garantizarse ese derecho, opina González.
Opino que el cuñado de Macri tiene que seguir vivo, aunque moleste.
El señor Gonzalez está espantado por los homicidios, asaltos y violaciones que cometen muchachitos de 12, 13 y 14 años. Considera que se les debe dar un castigo igual al de los mayores, ya que sus crímenes son propios de adultos. Si la policía estuviera atenta y vigilante, actuando sin complejos y sin pactos oscuros en todas las cuadras de cada ciudad, estas desgracias no sucederían, suele decir González.
Pienso que revolucionando los planes educativos se puede llegar a que los jóvenes argentinos a los dieciseis años voten como lo hacen sus pares cubanos.
El señor González considera que los niños deben ir a la escuela todos los días.
Pienso que los niños y los adolescentes también deben ir a la escuela todos los días.
El señor González opina que los adolescentes deben ser tratados con más rigor, en los colegios secundarios donde actualmente organizan 'tomas revolucionarias', 'campings solidarios', 'viajes de egresados-alcohol-drogas', 'jornadas de reflexión libres de todo estudio', o le prenden fuego al pelo de la profesora de Geometría.
Pienso que a los adolescentes se les debe motivar y otorgarle responsabilidades en trabajos sociales practicados desde la escuela, ya que necesitan vestir su alma con solidaridad y no diferenciarse creyendo valer más por las zapatillas que calza.
El señor González estaría más contento si se pronunciaran menos palabrotas por radio, por televisión, en las revistas, y especialmente en boca de grandes referentes nacionales como Maradona o Reutemann.
Me averguenzo del mutismo que Reutemann, Rolando Hanglin y toda la prensa argentina guardó cuando Cuba donó para los inundados de Santa Fé nueve toneladas de vacunas antileptospirosicas y antimeningococicas.
El señor González admira la civilización americana, es decir el American Way of Life. Todo lo que inventaron los yanquis lo maravilla. El ascensor del señor Otis, la navajita del señor Gillette, los neumáticos del señor Goodyear, los autos del señor Ford, las películas de John Wayne, y le gusta ver a Marilyn Monroe cantando 'Happy Birthday, Mr. President...'
Deploro el "American Way of Death ", admiro a Martin Luther King, de joven trabajé años en Firestone de Lavallol y ví como mantenían informados a los capitalistas en Akron Ohío, de cada paso que daba el movimiento obrero en Argentina. Me duelen las masacres en escuelas, comercios ó cuarteles norteamericanos. Están enfermos y quieren exportar su enfermedad.
Al señor González le gustaría vivir en el primer mundo, sea Nueva York, Los Angeles, Madrid, Milán o París. Y sobre todo le gustaría que la vida argentina se desarrollara de una manera semejante a la de esas naciones.
Quiero a mi Argentina como antídoto y ejemplo contra toda la perversión Europea, Americana ó Asiatica, por algo Che Guevara nació aquí.
El señor González gusta mucho de las mujeres, pero siente terror a la traición frívola de la juventud.
No entiendo porque Abel Posse ó los judíos tienen a las mujeres en otro nivel, igual que los musulmanes. Tengo terror al antinatural sentimiento filicida de quienes pasaron los cincuenta años y quieren poner en la juventud la culpa de todo el veneno que destilaron y la perversión que practicaron en sus miserables vidas.
El señor González no es partidario de la legalización del aborto, la despenalización de las drogas ni el matrimonio gay. Está lejos de aplaudir una guerra santa contra estas causas. Pero no le gustan. Ni un poquito.
Rolando Hanglin es un perverso que intenta estimular al animal (que hasta la derecha lleva dentro de sí), para que esta libre una guerra santa ó pecaminosa, contra quienes pretenden que las mujeres no mueran abortando en consultorios clandestinos, o que los amigos de Rolando no puedan contraer matrimonio.
El señor González no es muy creyente. Se crió en una familia católica, judía, o islámica. Pero la vida lo ha hecho un poco escéptico. Sin embargo, respeta a las iglesias. Todos los credos le parecen una forma de encaminar al hombre hacia los buenos instintos. Todos. Los umbanda, los pentecostales, los kabalistas, le parecen dignos del mayor respeto. Son también una expresión de autoridad espiritual, y el señor González añora la autoridad. Por eso prefiere la misa en latín.
Pienso que el Santo Padre debería exigir la extradición de Grassi y los obispos pedófilos que ya conocemos para que purguen sus culpas (antes de ir al infierno) en cárceles del Vaticano. Lo de la piedra de molino en el cuello y arrojarlos al Mediterráneo me parece exagerado.
El ideal de González es la clásica vida en familia. El papá, trabajando, proveyendo los bienes de toda la familia, tomando las decisiones centrales y ejerciendo el mando principal. La mamá, atendiendo a los hijos y comandando las relaciones familiares. Como aporte complementario, la mamá puede trabajar, y a veces no tiene más remedio. Pero su responsabilidad esencial es la casa.
Pienso que todos tienen que tener trabajo remunerado no esclavo. El hombre también puede, como aporte complementario planchar, lavar los platos ó la ropa, encerar, hacer la cama y abrir la puerta para ir a jugar.
González cree en los hombres de negocios, en los triunfadores, en los pioneros, en los jueces incorruptibles, en la ley y el orden, en el campo argentino y su capacidad inagotable, en el mérito de un trabajo bien hecho. Opina que los hombres pueden nacer en la miseria y criarse en la exclusión, para después alcanzar la fortuna y el éxito, a base de trabajo y ahorro.
Eladio González opina que se debería arrancar de cuajo la cultura del juego por dinero en la Argentina, y que la opción diaria del argentino sea el estudio gratuito, la cultura gratuita y el progreso, tal como ocurre en Cuba desde hace 50 años sin Casinos, ni Bingos, ni Lotos, ni Loterías.
En cuanto a Israel e Irán, el señor González no tiene dudas. Está a favor de Israel, de acá a la China. Primero, porque siempre admiró a esa nación valiente, progresista y culta. Segundo, porque Israel nunca nos puso ninguna bomba. Tercero, porque los judíos son parte constitutiva del tejido étnico argentino. González tiene amigos, compañeros de colegio, cuñados y médicos judíos.
El gobierno de Israel averguenza a los judíos sensibles al votar para que continúe el bloqueo de 48 años al querido pueblo cubano.
En cuanto a los iraníes, sólo los conoce por la tétrica imagen del Ayatollah Khomeini y dos atentados sangrientos. No se comportan como amigos.
Eladio González ve a los iraníes como modernos judíos asediados en el pogrom mental que Rolando Hanglin quiere instalar en nuestras mentes. Luego vendrá la invasión norteamericana justificada equivalente a Auschwitz, Treblinka etc. Por eso Eladio González está a favor del respeto a Irán.
El señor González cree firmemente en la propiedad privada.
Creo en Ferrocarriles del Estado Argentino, en Lineas Marítimas del Estado Argentino, creo en Aerolíneas la de hoy y no la que regalaron los amigos de Hanglin a Iberia. Creo en la propiedad pública.
Y usted, amigo lector: ¿Es como el señor González, un hombre de derecha?.... .Tal vez pertenece a la derecha pero todavía no se dio cuenta...
El pequeño manual de la CIA con el que Rolando Hanglin el cipayo pretende encauzar los malos sentimientos de mis compatriotas, me hace ver aún más claramente que visceralmente,
YO…. Eladio González… Toto,… soy de izquierda,
y creo que debería republicar su artículo solo que reemplazando el
apellido González por el suyo Hanglin.
Créame que encaja perfectamente.
Mi desprecio por usted. Eladio González toto
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¡Salven a los argentinos! "las ballenas"
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