De: Irene Perpiñal [mailto:irenecuba@hotmail.com]
Enviado el: martes, 01 de marzo de 2016 02:16 p.m.
Para: Froilan y Adys; museocheguevara@fibertel.com.ar; Rafael Rampinelli 5511 43451762
Asunto: Re: El Che vive.Entrevista realizada por Andy Jorge Blanco, estudiante de periodismo.
Amigos
que aire puro leer estas notas, acerca de tanto
trabajo personal, vuestra terquedad,vuestra
capacidad de lucha y resistencia, cuando todo
parecía perdido ustedes siempre apostaban a más
creo que Ché nos va moldeando,siempre en un
nuevo día aparece algo que lo encarna, a veces
son jóvenes que lo traen sin saberlo ,algún obrero
indeciso, turistas lejanas casi ausentes lo traen
entra un niño y lo nombra, un niño argentino !!
..papá mirá al Ché !!,
y ahi el milagro del Che nuestro de cada dia
y e vuestro de siempre
besos
Irene
De: Froilan y Adys <froilan@cubarte.cult.cu>
Enviado: lunes, 25 de enero de 2016 02:44 a.m.
Para: Irene Perpiñal
Asunto: Fw: El Che vive.Entrevista realizada por Andy Jorge Blanco, estudiante de periodismo.
Pluma como adarga al brazo
Los investigadores Adys Cupull y Froilán González han consagrado más de 40 años al estudio de Ernesto Che Guevara. Sobre el Guerrillero Heroico poseen 18 libros traducidos a varios idiomas
Adys Cupull y Froilán González contribuyeron al hallazgo de los restos del Che y sus compañeros de la guerrilla boliviana.
Por Andy Jorge Blanco.
El amor y la pasión por el Che les brotan como a tantas personas en los cinco continentes. Con solo entrar a su casa en Cayo Hueso, Centro Habana, se percibe. Una extensa galería de fotos del Guerrillero Heroico en la sala y el comedor demuestra que allí,“el más auténtico ciudadano del mundo”, vive.
Adys Cupull Reyes y Froilán González García son una pareja de historiadores y escritores que han dedicado su vida al estudio de José Martí y sus padres, Julio Antonio Mella, Mariana Grajales, Celia de la Serna Llosa, Tina Modotti, Néstor Baguer y Ernesto Guevara. De este último han escrito 18 libros, frutos de una investigación de más de 40 años. Tal parece que utilizan la pluma como adarga al brazo.
Unidos también en la vida y con una familia de la que se sienten orgullosos, el dúo guevariano nunca imaginó escribir acerca del comandante de la batalla de Santa Clara. Los proyectos se centraban en Mella y Martí, de quienes investigaron durante su misión diplomática en México, entre 1974 y 1980.
Fue entonces en 1983, al designar a Froilán como Cónsul General de Cuba en Bolivia, y a Adys al frente de la oficina de prensa y cultura, cuando surgió para siempre en su obra el pensador internacional, porque decirle argentino y cubano sería cercenarlo.
“Hasta ese momento lo que dominábamos del Che era mínimo, el promedio de cualquier cubano. Nuestra obra sobre él es fruto de la ignorancia y el desconocimiento, porque el no saber y querer aprender nos llevó a investigar Bolivia, y de allí surgieron la nueva edición que hicimos de su diario, De Ñacahuasú a La Higuera, La CIA contra el Che…, hasta el último que es El asesinato del Che en Bolivia: Revelaciones. Hoy estamos entregando todo nuestro archivo al Memorial en Santa Clara”, dice Froilán y vuelve a encender el habano que se apagó mientras hablaba, como si así rindiera homenaje al carismático comandante.
Adys vuelve al punto de la conversación y comenta: “El Che nos ha dado cultura. Era un hombre eminentemente culto; sabía de poesía, filosofía, economía…, su visión del mundo era amplia. Nosotros hemos leído casi todos los libros que él menciona y así nos ha enseñado”.
- ¿Cómo lograron, mediante su obra, humanizarlo para dejar de verlo cual escultura de mármol?
Froilán: Eso es un error de algunos historiadores, porque si se empieza a poner a los héroes y a las grandes figuras como si fueran santos en un altar, de tanto que se elevan parecen inalcanzables. Los grandes hombres y mujeres tienen virtudes, defectos, contradicciones. Y nosotros queríamos saber cómo él era y sus conflictos, por eso entrevistamos a sus hermanos, compañeros de juego. Para ellos el Che era Ernestito, el pela’ o, el muchacho que se enredaba con un carnero fajador que había en Alta Gracia, se encaramaba en un árbol y se escapaba para el río…, y fuimos descubriéndolo de esa manera.
Adys: Conocimos a los tíos, a la maestra de tercer grado, y esos testimonios ayudaron a conformar la vivencia de ese pequeño que va creciendo. Nos preguntábamos siempre cuál era el Che que los niños querían ser, y en busca de él fuimos a Argentina.
Como un recuerdo que asalta la memoria, entre una bocanada de humo de tabaco, Froilán evoca el viaje a Alta Gracia el pasado 14 de junio: “En el acto, un señor pidió la palabra y dijo que la idea del museo en esa localidad nació aquí, en la calle San Lázaro, número 1013, donde vivimos Adys y yo, pues en la época en la que él era Intendente, nosotros le sugerimos convertir una de las casas del comandante en museo. El compañero explicó eso y las personas aplaudieron.
“Pero la verdad histórica es que la idea de esa instituciónen Alta Gracia fue de Rosendo Zacarías, un niño pobre de allí, amigo del Che, que ante el anhelo de conocer Córdoba y Buenos Aires participó en un maratón en el que el premio a los tres primeros lugares era visitar estas ciudades; el niño corrió, pero alcanzó el número 57 y llorando se desplomó. Con el paso de los años pudo realizar todos sus sueños: conoció Córdoba, Buenos Aires y se convirtió en museo una de las casas del Che”.
- Cuando llegaron por primera vez a La Higuera en 1984, aún no se habían encontrado los restos del Che. ¿Qué sintieron entonces?
Froilán: Nuestras investigaciones nos llevaron a los lugares donde se enterraron el comandante Ernesto Guevara y sus compañeros, y lo manifestamos en La CIA contra el Che, a pesar de que muchos aconsejaban no hacerlo porque de haber alguna equivocación iban a cuestionar el libro completo, pero teníamos la seguridad de que los bolivianos que dieron esa información no mintieron. Y cuando comenzó la búsqueda por donde dijimos, encontraron unos restos de vaca y desecharon el lugar, tildándonos de mentirosos. Finalmente volvieron allí, y varios centímetros más abajo estaban. Fuimos los primeros en Cuba en conocer la noticia.
- Entonces no estuvieron errados…
Froilán: No, no. El mismo día y a la misma hora que los hallan, Ronald Méndez, un periodista boliviano que se encontraba en el lugar, agarró el celular y llamó para hacernos la misma pregunta que tú nos haces:“¿Qué sentíamos?”. Nosotros no sabíamos lo que había pasado, le preguntamos, y nos dice: “Acaban de aparecer los restos; estoy aquí…, estoy aquí”.
Adys: En los dos años que duró la búsqueda vivíamos con la angustia de que no los encontraban, pero al mismo tiempo estábamos seguros de que iban a aparecer. Y ahí guardamos la tierra con la que se cubrieron los restos durante ese tiempo, nos la trajeron en un cofre unos argentinos.
- ¿Cuánto cambió La Higuera desde aquel primer acercamiento?
Froilán: Es válido destacar la labor meritoria de las brigadas médicas cubanas que han pasado por Vallegrande y La Higuera, porque con gran amor se dedican a proteger, cuidar, plantar árboles y flores, y mantener de manera digna esos lugares.
“Ahora, en el aniversario 48 del asesinato, hicieron un trabajo relevante, empezando por los doctores Ramón Pérez Maza y Roberto Pérez, en conjunto con un grupo de galenos como Alberto Núñez, Yolanda García, Alfredo Nova Pérez, quien restauró el dedo que le faltaba a la estatua del Che que hay allí; Yoel Téllez González y Karel Guilarte, que instalaron la luz eléctrica y los paneles solares en La Higuera; Maribel Basterrechea y Orestes Sauchay, entre muchos otros. Es decir, no solo la brigada salva vida y cura enfermedades, sino ayuda a rescatar la memoria histórica y a preservarla”.
- En la búsqueda exhaustiva de información para los libros sobre el Guerrillero Heroico, ¿estuvieron en algún momento desanimados para continuar?
Froilán: A cada obstáculo en el camino nos hemos sobrepuesto. El Che, Tania y sus compañeros nos han dado energías para enfrentar los problemas, las incomprensiones, las críticas.
Adys: Lo que hemos hecho ha sido amándolo. Cuando nos íbamos de viaje dejábamos todo arreglado por si no había regreso. Era la época del Plan Cóndor. Estábamos arriesgando la vida, pero la convicción que él tuvo para vivir y morir se impregnó en nosotros, y fue lo que nos llevó a continuar.
- Y si ahora mismo el Che estuviera aquí, escuchándolo todo, ¿qué le dirían?
Froilán: Que con Bolivia no se equivocó, que sembró, y que el presente boliviano debe mucho a su trabajo.
Adys: Que está presente, que él no se ha ido, y que vive en las cosas que estamos haciendo y en la vida del pueblo cubano. Vive, vive.
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