martes, 1 de marzo de 2016

Papa argentino Jorge Mario Bergoglio y la nueva técnica de la iglesia católica para recuperar la vanguardia perdida Inglaterra la pérfida FARC Colombia

HABEMUS PAPA PERO YO SIGO CON LA DUDA METAFÍSICA MIENTRAS FUMANDO ESPERO EL CAMBIO QUE YO QUIERO...dicen que dijo el recientemente fallecido Umberto Eco cuando el hasta entonces Jorge Mario Bergoglio se asomó al balcón para darle un peronista saludo a la muchadumbre congregada a la espera de la fumata blanca que anunciaría que « El Rey ha muerto viva el Rey »
No sabemos a ciencia cierta que opinión tenía Umberto Eco del new born Francisco al final de sus días pero todo indica que no se había reconciliado con la Iglesia, que él había abandonado years ago, pero todo indica que no hubo reconciliación ya que dejó dicho que a su muerte no quería funerales religiosos y optaba por un modesto y sencillo funeral laico
En nuestra modesta opinión Pacho además de ser jesuita-es decir de la congregación religiosa más preparada- es un muy hábil político que since long time ago ha comprendido que haya que cambiar un poco para que todo siga igual. O al decir de Calfu »Frankling Delano Bergoglio propone un New Deal para salvar a la Iglesia como su tocayo Frankling Delano Roosvelt lo hizo para salvar al capitalismo en su momento »
Claro está que no hay que ovidar que Calfu es animista-porque a su entender es la única religión no institucionalidada y ecólogica actualmente en el mercado-ya que está hasta la coronilla de las religiones monoteístas con su retahila de guerras religiosas y conversiones a la brava
Pero teniendo en cuenta que el hábito no hace al monje y que como decía el manco de Lepanto « toda persona es muy dueña de hacer de su culo un candelero » le dejamos este artículo de Arsinoé Orihuela para que ustedes saquen sus conclusiones

FRANCISCO Y LA GEOPOLÍTICA NEOPASTORAL

No es desconocida la acción pastoral católica con fines políticos. Esa acción tiene antecedentes milenarios. Y está preñada de conocimientos logísticos, discursivos, operativos etc., que más de algún mandatario de Estado debe añorar. Más no se puede ignorar que la actual cúpula de la Iglesia católica arreció esa acción, con resultados políticos notoriamente óptimos. Francisco es el operador estrella de esa acción concertada. Y los éxitos no son pocos. Por cierto que América Latina tiene prohibido olvidar –independientemente de simpatías religiosas o políticas personales– que en otra época esa acción desembocó en escenarios de colonización e inquisición fratricida.
En sólo tres años de “gestión”, el Papa Francisco consiguió posicionar a la Iglesia en foros, espacios e instancias políticas otrora vetadas para la curia romana. Cabe recordar que Jorge Mario Bergoglio desempeñó un papel protagónico en el restablecimiento de relaciones diplomáticas Estados Unidos-Cuba, que constituye un esfuerzo histórico para poner fin a más de medio siglo de enemistad entre los dos gobiernos; encabezó una jornada mundial en oposición a la guerra en Siria, y contribuyó a sembrar un cuestionamiento categórico en relación con los planes militares e intervencionistas de EU y Francia en el país árabe; allanó el terreno para una reconciliación milenaria entre la Iglesia católica romana y la ortodoxa rusa; promovió encuentros con líderes espirituales ajenos a la órbita católica, como aquella reunión que sostuvo con el actual presidente de Irán Hasán Rouhani, un político chiita de ideología islamista moderada; normalizó las relaciones con China –donde “más de 99 por ciento no son católicos”; y en su visita a México, logró transgredir el precepto constitucional de laicidad y recibir un trato de jefe de Estado, cosechando así la primera visita de un pontífice a la sede del poder ejecutivo mexicano (aunque es cierto que en esto último tiene más responsabilidad el anfitrión oficial)
Dice el refrán que “a río revuelto ganancia de pescadores”. Fue un acierto redondo la histórica elección del jesuita argentino, que por cierto es el primer Papa no europeo en 1.300 años. En el contexto de la crisis de Estados Unidos, que algunos analistas consignan como el fin de una era unipolar y el advenimiento de la multipolaridad, la Santa Sede apostó por recoger los cascajos de un orden derruido. Francisco representa esa voluntad del Vaticano por recuperar el poder de influencia que alguna vez invistió, en una coyuntura donde una multiplicidad de centros de autoridad se disputan el timón de los cambios civilizatorios en curso. Pero la Iglesia sabe que ese mando sólo es asequible en comunión con otros grupos de poder. Esto explica el carácter genérico de las críticas que profiere Francisco en relación con el desempeño de la clase política y el empresariado. El discurso del jerarca católico apunta a la renovación moral de las élites, y no a una condena de la persistencia del elitismo o a un distanciamiento de la Iglesia con los poderes constituidos.
No es accidental que a los actos de la gira papal en México solamente asistieran personajes notables e influyentes –empresarios, funcionarios públicos de alto rango, dueños de los medios de comunicación–, contraviniendo flagrantemente el discurso pastoral socialmente sensible del dirigente católico. Al respecto, Emiliano Álvarez de Morena observa: “Vemos con preocupación la aceitada logística gubernamental y la connivencia de los medios de comunicación con la administración de Peña Nieto para hacer creer a la sociedad católica –que en México se estima que es cerca del 87 por ciento de la población– que las causas del gobierno son las mismas que las de Jorge Bergoglio”.
Llama la atención la polivalencia del discurso de Francisco, cuya fortaleza radica justamente en las múltiples interpretaciones que permite, y que coincidentemente llega a tener eco entre los círculos progresistas así como entre los cónclaves políticos más recalcitrantemente conservadores. Es cierto que el actual jefe de la Iglesia católica ha dado muestras de sensibilidad social en sus discursos, y de cierta oposición a la anuencia del clero católico con el poder y los poderosos. Sin embargo, esos discursos rara vez atienden situaciones concretas, y esa retórica ambigua, que no es fortuita, abona a la anestesia política de ciertos sectores de la sociedad católica.
Por añadidura, este comportamiento tiene su correlato en las trayectorias internas de la Santa Sede. Hasta ahora no ha habido reparación para las víctimas de pederastia sacerdotal, ni castigo para los perpetradores con sotana. De acuerdo con algunos testimonios, la comisión pontificia de previsión de delitos sexuales, creada por el propio Francisco, es sólo una cortina de humo para seguir encubriendo a los abusadores sexuales. Juan Carlos Cruz Chellew, víctima de abuso clerical, dice: “La Santa Sede es un nido de víboras… El Papa no ha cumplido sus promesas, tiene un discurso muy bonito, pero no ha cambiado nada, al contrario, ha empeorado. Han creado una estructura vaticana para aplicar protocolos que sigan encubriendo a los abusadores y protegiendo a sus superiores”.
En su visita a México, otra omisión que invita a poner en tela de juicio la presunta benevolencia desinteresada o socialmente comprometida del pontífice es el silencio en torno a dos siniestros nacionales de alto impacto e interés para la sociedad mexicana: los 43 desaparecidos de Iguala y los feminicidios de Juárez. La omisión no fue sólo discursiva, sino también por acción resuelta. Lucía Baca, integrante de la Plataforma de Víctimas de Desaparición en México relata: ‘‘Intentamos llegar a él, pero fue imposible… Me di cuenta que el Papa estaba secuestrado por el gobierno mexicano, porque tienen miedo de que nos acerquemos y le platiquemos todo lo que ha pasado en el país… ya que ha sido un Papa crítico y solidario, teníamos esperanzas de que aquí diera un mensaje fuerte. Sólo mencionó a la violencia de forma genérica; parece que en el discurso también desaparecieron a nuestros hijos’’ (http://www.jornada.unam.mx/2016/02/19/opinion/005a1pol).

 La acción pastoral de Francisco está teñida de claroscuros. Por un lado, la creciente presencia del pontífice en tribunas y episodios de gran calado político, y por otro, los silencios, omisiones e incurias en relación con temas sociales ásperos, sugieren que la presente agenda programática e ideológica del Vaticano responde más a un esfuerzo concertado por recuperar influencia en la arena política internacional, que a una iniciativa genuina de cambiar en forma y fondo los destinos de la Iglesia católica.
Cabe refrendar lo sostenido en otra ocasión: “Parece que el nombramiento de un latinoamericano tiene como finalidad contener la ola de conversiones en la región que concentra la población católica más nutrida del mundo –cerca del 42 por ciento. La Iglesia echa mano de un cardenal argentino para frenar el estallido de conversiones, poner en marcha una política de reevangelización global y regional, y revitalizar la influencia política del Vaticano, especialmente en la América católica”.
Arsinoé Orihuela

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PERFIDOUS ALBION

Cuentan los crónistas de la época que Felipe II sumamente malhumorado por la gota  que lo aquejaba y totalmente encabronado con el pirata Henry Morgan ,que con total desparpajo atacaba los galeones españoles con el oro robado a los indígenas ,ordenó a su embajador en Londres que le dijera a la reina Isabel,in no uncertain terms,que si Morgan no cesaba con sus fechorías se vería en la obligación de preparar una Armada Invencible para acabar once and for all con esos cuatreros.
Isabel recibió al embajador español y despues de haber compartido con él té con scones ordenó llamar a Henry Morgan. Cuando este se presentó ante su Graciosa Majestad esta le asestó un par de sonoras bofetadas en la muelas para beneplácito del embajador allí presente pero tan pronto como este se fue Isabel abrazó a Morgan y le agradeció los servicos prestados...

LA HIPOCRESÍA DEL GOBIERNO INGLÉS

ASSANGE  NO , PINOCHET SÍ

En estos días el Comité de las Naciones Unidas contra las Detenciones Arbitrarias dictaminó que Julian Assange lleva tres años y medio en Londres “detenido arbitrariamente” e instó a las autoridades británicas que sea liberado y compensado. Sin embargo, el primer ministro británico, David Cameron, decidió desconocer la decisión del organismo internacional y de manera altanera la calificó como “ridícula” y pidió al prisionero acabar con “su saga lamentable”. 

No es la primera vez que el gobierno inglés se pasa por el forro el derecho internacional, sin importar si emana de organismos como la ONU o de acuerdos bilaterales con otros países. Así ocurrió en el año 2000, cuando el ministro de Interior de aquel entonces, Jack Straw, permitió que el exdictador Augusto Pinochet volviera a Chile a pesar de la solicitud de extradición del juez español Baltasar Garzón, por cierto, hoy abogado de Julian Assange después de ser inhabitado en España como juez de Instrucción de la Audiencia Nacional. 

Aquel fue un sonado caso en que el juez Garzón trató de hacer valer el poco usado principio de jurisdicción universal, al considerar los crímenes de lesa humanidad de Pinochet como delitos internacionales, antes incluso de la entrada en vigor de la Corte Penal Internacional. Pinochet estuvo recluido bajo arresto domiciliario en Londres durante 503 días, menos de lo que lleva Assange en la embajada de Ecuador, período durante el que todo el proceso de extradición indicaba que el dictador sería enviado a España para ser procesado. 

Pero dos semanas antes de que se dictara la sentencia del tribunal inglés de apelación, en primera instancia se había dado luz verde a la extradición, el gobierno británico contraviniendo a sus propios organismos judiciales tomó la decisión de liberar al dictador. Supuestamente Pinochet presentaba una delicada salud, motivo por el que no debía ser extraditado a España y el gobierno británico podía saltarse a la torera la separación de poderes. En marzo del año 2000 Pinochet salía del territorio británico en silla de ruedas y compungido, y llegaba a Chile de pie y bien erguido, donde lo esperaba la plana mayor militar. 
El gobierno laborista de Tony Blair pagaba así la deuda al dictador por su traidora labor a favor de los británicos durante la guerra de las Malvinas y evitaba que las víctimas de las violaciones de derechos humanos bajo su régimen pudieran reclamar justicia. 
En la actualidad la situación es la misma, se da la violación del derecho internacional; pero al revés, se evita que se ponga fin a la situación de confinamiento arbitrario de un defensor de los derechos humanos, como es el derecho a la verdad defendido por Assange. El motivo también es el mismo, el gobierno británico debe muchos favores a su excolonia, EE.UU., de la que es su mejor vasallo; pero también al revés, Assange es una amenaza al status quo y los poderes hegemónicos, mientras Pinochet siempre los reforzó con acciones como la eliminación de Allende. 
La triste realidad del “caso Assange” demuestra una vez más el principio de que los poderes hegemónicos solo respetan el derecho internacional cuando los beneficia, sin importar en lo más mínimo que su fin sea el contrario, defender a los débiles.

Fernando Casado

El Telégrafo

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LOS GUERRILLEROS NO SON DEMONIOS

A poco tiempo de definirse la finalización o no el conflicto armado entre las FARC y el Estado Colombiano, mucha gente especula acerca de lo que podrá suceder si las FARC abandonan la lucha armada y se incorporan a la civilidad.
Unos se estremecen de terror porque no creen en la desmovilización armada de las FARC y que dizque van a seguir delinquiendo; otros se alegran porque el país no va a cambiar en nada, y otros se sienten ya marcados por la clase gobernante porque crecerán el esclavismo y la explotación contra el pueblo.
Las FARC han sido principalmente un ejército defensor de los intereses de los campesinos medianos y pobres, y por extensión, consecuente con las luchas del pueblo colombiano que forma parte de los estratos inferiores de la sociedad, de las víctima de la explotación capitalista y se ha enfrentado durante medio siglo a las Fuerzas Militares y Policiales del Estado burgués, defensoras exclusivas o prevalentes de los estratos altos de la sociedad colombiana, de los intereses de las multinacionales y de las potencias capitalistas a las cuales les hemos ido regalando el país. Valga esta aclaración porque con frecuencia se piensa que las Fuerzas Militares y de Policía están siempre al servicio de todos los compatriotas, lo cual es falso.
Las FARC son, pues, un ejército financiado por ellos mismos a través de secuestros, de vigilancia de cultivos ilícitos y de actividades abominadas por el Estado; viven en condiciones muy difíciles y muy diferentes a las de los militares y policías estatales. Pero, aunque piensan lo contrario de estos, son personas que han resuelto sacrificarse para construir un estado incluyente donde puedan vivir en igualdad de condiciones todos los colombianos y colombianas. En consecuencia, no hay que temerles sino agradecerles.
 Se alegran otros colombianos que creen en nuestra falsa democracia actual, incompleta y manipulada a través de los medios por la cúpula de la burguesía que impone sus “verdades” y su visión de la sociedad y no admite cosmovisiones diferentes. Es decir, se alegran porque la situación política, social y económica seguirá siendo la misma de hace 50 años, pues con el plebiscito enterrarán lo acordado en La Habana.  Los que se sienten marcados es porque desconfían de la posibilidad de sustituir el estado actual a través de la política y no encuentran diferencias entre el estado de 1964 y el del 2016. No ven cómo superar la esclavitud económica, social, política y cultural. Y lo peor es que tienen muchas razones de peso para asumir dicha actitud, entre ellas la extrema ignorancia reinante en la mayor parte del pueblo debida a la pobre educación, sesgada y mentirosa, en que ha crecido. Estos siempre han dicho que “gracias a las guerrillas aún no nos han marcado”
La afirmación frecuente del Presidente Santos: “En La Habana no se han tocado ni se tocaran la propiedad privada y el sistema económico” le brinda completa tranquilidad a los capitalistas, a los inversionistas nacionales y extranjeros, a los terratenientes legales o ilegales, porque seguiremos viviendo en medio de las desigualdades e injusticias sociales. Las FARC han decidido no seguir haciendo solos el trabajo que nos corresponde a todos los de abajo: obreros, campesinos, intelectuales, jóvenes, los hasta ahora sectores apáticos y “apolíticos”: comprometernos en la conquista de los cambios indispensables para construir un país incluyente, democrático de verdad y con justicia social.

LIBARDO GARCÍA GALLEGO

 




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