Terrorismo imperialista
El puertorriqueño Esteban Santiago no tiene un pelo de terrorista y sí que es un joven víctima del coloniaje y del terrorismo bélico del imperio anglosajón estadounidense. Según sus familiares y amigos, era un joven sensible y gentil que se afectó grandemente por lo que vio en Irak, sobre todo por la matanza de niños iraquíes por parte de las fuerzas militares estadounidenses. Acudió al sistema de salud para veteranos, así como a las oficinas del FBI en Alaska, sin lograr que atendieran sus serios problemas de salud mental los que desgraciadamente lo llevaron a cometer una acción que en su estado normal él mismo hubiese repudiado.
Esteban Santiago no ha sido el único que ha sido afectado mental y emocionalmente por tales crímenes de terrorismo bélico. Ahora mismo estoy recordando que hará unos años un joven veterano de Texas, desde la azotea de un edificio, comenzar a disparar y a matar transeúntes. Padecía de lo mismo que Santiago.
Latinoamérica, al igual que Oriente Medio, ha sido víctima de este terrorismo bélico y en sus países han sido asesinados miles de latinoamericanos por las tropas estadounidenses. No olvidemos el Plan Cóndor, dirigido por el terrorista Henry Kissinger, que costó miles de vidas en Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia. En 1954 militares controlados por la CIA derrocaron al gobierno legítimamente constituido de Guatemala para proteger los intereses de la United Fruit Company. En 1965 tropas estadounidenses invadieron a Panamá y asesinaron a más de 3,000 panameños. Me contó una poeta panameña que no pudo ni gritar del horror que le causó ver cómo los tanques de la soldadesca estadounidense le pasaban por encima a los niños panameños. Ese mismo horror experimentó un soldado estadounidense en Irak que abandonó el ejército al ser testigo de una escena similar. Tampoco olvidemos la invasión a la República Dominicana en 1989 por la Marina estadounidense que costó la vida a más de 8,000 dominicanos.
En Puerto Rico mismo no olvidemos el bombardeo a San Juan por la Marina estadounidense el 12 de mayo de 1898 que ocasionó la muerte de puertorriqueños en sus casas y las calles de la ciudad, la Masacre de Río Piedras ordenada por el coronel Elisha Francis Riggs y la Masacre de Ponce ordenada por el gobernador general Blanton Winship.
La lista sería mucho más larga si comenzáramos por las masacres de los pueblos indígenas de Norte América para robarles sus tierras y la invasión a México para robarle la mitad de su territorio, a un costo, nuevamente, de miles de vidas.
Para concluir, recordemos aquellas palabras del nefasto general William Westmoreland con referencia a la guerra de Vietnam: "Si para salvarlos hay que destruirlos, vamos a destruirlos". De ese terrorismo bélico estadounidense es que ha sido víctima el joven puertorriqueño Esteban Santiago y, para desgracia nuestra, ahora mismo el ejército estadounidense prepara otros "Esteban Santiago" en una escuela de Puerto Rico a la que asisten jóvenes de 7 a 17 años de edad en preparación para servir de cadetes de ese mismo ejército terrorista. Los hijos de la élite que controla las corporaciones que se benefician de la guerra no van a esas guerras. Van los hijos de los pobres, los "Esteban Santiago".
10 de enero de 2017
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Rafael Cancel Miranda
Se llega más pronto a la meta de pie que de rodillas.
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