foto - juntos los dos líderes del Movimiento 26 de Julio. De lentes Abel Santamaría Cuadrado, de corbata el doctor Fidel Castro Ruz.
ABEL, EL ELEGIDO, EL MAS GENEROSO DE LOS JÓVENES DEL MONCADA.
Y lo hermoso nos cuesta la vida
En la noche del 25 de julio de 1953, Fidel pidió
voluntarios para atacar la posta número tres.
Abel fue rechazado para esta misión, pues Fidel
trataba de salvaguardar al segundo jefe del movimiento 26-7, para que en el
caso de que él muriera, Abel pudiera continuar dirigiendo la acción.
Se le destinó tomar el Hospital Civil Saturnino
Lora.
Ramón Pez Ferro, sobreviviente junto a Melba y
Haydée, contaría años más tarde que Abel se veía feliz por cómo se iban dando
los acontecimientos.
“Distribuía las municiones, corregía el tiro de la
gente, daba indicaciones, recomendaciones, hacía alguna que otra observación.
Es decir, cumplía a plenitud su papel dirigente y se preocupaba por la
seguridad de los otros”.
Sin embargo, a la postre la acción armada fracasó
y las propias enfermeras del “Saturnino” se brindaron para vestir y vendar como
enfermos a los asaltantes y que estos pasaran inadvertidos.
Pero uno de los hombres que se encontraban en el
hospital recordó las caras de los revolucionarios y los delató ante el ejército
batistiano.
“Abel, una vez capturado, soportó que le sacaran
los ojos y lo torturaran y no consiguieron doblegarlo, ni al él ni al resto de
los hermanos. Todos prefirieron morir antes que dejarse arrancar una palabra”,
apuntó Pez Ferro.
"Siempre que pensamos en la vida, pensamos en
Abel, porque era realmente todo lo bueno de la vida. El único deseo de Abel era
que Fidel viviera, porque él sabía que con Fidel se hacía la Revolución. Abel
nunca se planteó vivir él, y él era la vida misma", afirmaba Haydée.
“Es mejor saber morir para vivir siempre”, dijo a
su hermana, horas antes de ser asesinado.
Abel no fue solo el alma del movimiento, sino,
además, como diría el Comandante en Jefe Fidel Castro “el más generoso, querido
e intrépido de nuestros jóvenes, cuya gloriosa resistencia lo inmortaliza ante
la historia de Cuba”.
escultura y HONOR A QUIEN HONOR MERECE Abel Santamaría Cuadrado héroe y mártir del asalto al cuartel Moncada de la tiranía batistiana.
escultura y HONOR A QUIEN HONOR MERECE Abel Santamaría Cuadrado héroe y mártir del asalto al cuartel Moncada de la tiranía batistiana.
ABEL Y LA HISTORIA ME ABSOLVERÁ
En La Historia me absolverá (1954), Fidel Castro
denunció la masacre de sus compañeros apresados tras el asalto al Moncada: “Las
fotografías no mienten y esos cadáveres aparecen destrozados”. Desde luego que
sí, porque al menos 34 presos fueron acribillados hasta con una ametralladora
calibre 30 en el campo de tiro del cuartel, pero la leyenda negra estriba en
que fueron torturados. Sobre Abel Santamaría, Castro refirió puntualmente: “Con
un ojo humano ensangrentado en las manos se presentaron un sargento y varios
hombres” ante Melba y Haydée. Solo que jamás se ha visto la foto necrológica de
Abel.
LA HISTORIA DE UN SER DE OTRO
MUNDO.
Cuenta Silvio Rodríguez que compuso la Canción del
elegido mientras recordaba los relatos del Moncada narrados por Haydée Santamaría
Cuadrado, quien enaltecía siempre la valentía de aquellos 61 hombres asesinados
y entre ellos Abel, su hermano menor.
A él, precisamente, el trovador dedicó su canción,
la cual podría igualmente narrar la historia de los tantos mártires que murieron
con el sueño de ver a Cuba Libre.
Sin embargo, fueron los Santamaría Cuadrado, una
familia consagrada por completo a la causa independentista, a quienes la
tortura y el asesinato de su hermano mediano con apenas 26 años, más que
debilidad, dio fuerzas para continuar la lucha.