martes, 17 de septiembre de 2019

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La CIA y la máquina creadora de encantamientos
Por Raúl Antonio Capote /Colaboración especial para Resumen Latinoamericano
10/09/2019
James Bamford, considerado casi como el biógrafo oficial de la CIA, sacó a la luz, en el año 2001, un complot denominado Operación Northwoods, diseñada para provocar la guerra contra Cuba y la Unión Soviética en 1962. Tenía un alto contenido de noticias falsas, de campañas de manipulación de la realidad y ataques de falsa bandera.
Los planes incluían la realización de bombardeos sobre ciudades norteamericanas, el hundimiento de barcos, la colocación de bombas en lugares públicos, entre otras operaciones. Una vez creado el caos dentro de los EE.UU.  la Operación Sinsonte, controlada por la CIA lograría que los medios de comunicación culparan a Cuba y a la URSS por estas acciones.
La Operación fue planeada por el general Lyman Lemnitzer, jefe del Estado Mayor Conjunto. Todos los miembros firmaron la propuesta. A solo un mes de su puesta en práctica, el presidente John F. Kennedy y el secretario de Defensa, Robert McNamara, la vetaron.
Pero nada de esto es nuevo, la mentira elaborada ha sido una práctica de los grandes medios corporativos, de la industria de las relaciones públicas, esta última una fábrica de falsedades al servicio del poder imperial del gobierno de las grandes transnacionales, de los oligopolios del capitalismo.
Uno de los ejemplos más notables de noticias falsas fue la información que el secretario de Estado de los Estados Unidos Colin L. Powell suministró en 2003 para justificar la invasión de Irak. En una reunión del Consejo de Seguridad, el alto funcionario estadounidense hizo una larga presentación de supuestas pruebas para demostrar que el régimen de Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva. Era mentira, pero ayudó a justificar la invasión.
The Rendon Group, uno de los más grandes grupos transnacionales de la industria de las Relaciones Públicas fue contratado por la CIA para desacreditar al general Noriega, entonces Presidente de Panamá. El éxito de la campaña justificó la invasión a ese país latinoamericano en 1989. La producción de fake news alcanzó niveles sin precedentes, antes, durante y después de la agresión.
El falso testimonio de una niña kuwaití, diseñado por parte de Rendon, ante el Congreso de los Estados Unidos y millones de televidentes de todo el mundo, donde acusaba a los soldados iraquíes de la muerte de 312 bebes, fue el mecanismo utilizado para manipular la opinión pública con el fin de justificar la agresión a Iraq en 1991
Burson- Marsteller (BM) otro de los grandes grupos de Relaciones Públicas, con oficinas en 35 países, intentó construir una imagen positiva de la junta militar argentina. BM ha trabajado la imagen de compañías como Unión Carbide y Monsanto y producen fake news que favorecen las ventas de muchas transnacionales acusadas de dañar los ecosistemas de las naciones donde están establecidas, apoyan con sus mentiras prefabricadas campañas políticas de la derecha en todo el mundo y combaten decididamente, lo que ellos llaman la mentira del cambio climático.
El presidente George W. Bush explicó en una oportunidad a raíz de los sucesos del 11 de septiembre “En mi línea de trabajo, tienes que seguir repitiendo las cosas una y otra vez para que la verdad penetre, en una especie de catapulta de la propaganda”.
La tecnología de hoy influye en la conducta de las sociedades modernas. Tiene la capacidad de deconstrucción histórica, de desconceptualización y apropiación simbólica que no tuvo jamás antes. Las TIC se convierten en un eficaz mediador entre la realidad y el hombre, cuya concepción de la verdad acaba siendo moldeada por las funciones de personalización de contenidos.
Frank Wisner fue nombrado en 1948 director de la Oficina de Proyectos Especiales (OSP), al año de creada la CIA. Poco después la OSP fue renombrada como Oficina de Coordinación Política (OPC) y comenzó a ser la rama de espionaje y contrainteligencia de la CIA.
El jefe de la OPC creó en 1948 un programa destinado a influir y de ser posible controlar a los medios de comunicación domésticos y foráneos, cuyo jefe de operaciones era Richard Helms. Wisner reclutó a Philip Graham de The Washington Post para conformar el proyecto desde dentro de la industria de los grandes medios. Según Deborah Davis en Katharine the Great, “a principios de los años 50, Wisner era dueño de respetados miembros de The New York TimesNewsweek, CBS y otros medios de comunicación”.[1]
El programa fue denominado Operación Sinsonte (Mockingbird en inglés) El cenzontle o sinsonte (Mimus polyglottos), es un ave que engaña a las demás imitando su canto.
En 1977 Rolling Stones denunció a varios periodistas que laboraban a sueldo de la CIA. La revista afirmó que uno de los más importantes periodistas controlado por la Operación Sinsonte de la CIA era Joseph Alsop, cuyos artículos aparecían en al menos 300 medios de prensa. Otros periodistas denunciados por  la Rolling Stones Magazine por ser asalariados al servicio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA),  fueron Ben Bradlee  (Newsweek), Charles Douglas Jackson (Times Magazine), Stewart Alsop (The New York Herald Tribune),  James Reston (The New York Times),  Walter Pincus (The Washington Post), Herb Gold (The Miami News), William C. Baggs (The Miami News) y Charles Bartlett (The Chattanooga Times). La revista anunciaba que esa era solo la punta del iceberg.
Según Nina Burleigh, “estos periodistas escribían supuestamente artículos que en la realidad eran escritos por Frank Wisner. Además, la CIA les pagaba con información clasificada que les ayudaba con su trabajo”.[2]
En la década del 50 “al menos 3000 empleados asalariados de la CIA estaban destinados solo a propaganda” . Wisner tenía el poder de “convencer” a los periódicos para que no informaran de eventos como los complots de la CIA para derrocar a los gobiernos de Irán y Guatemala.
El director de la International Organizations Division (IOD), Thomas Braden, hombre muy importante en la Operación Sinsonte, revelaría años después:
“Si el director de la CIA en el presente quiere atacar a alguien, por ejemplo, en Europa a un líder laborista, usa 50 000 dólares de los que no tiene que dar cuenta a nadie. Simplemente no tiene límites y no hay personas que estén fuera de su alcance en esta guerra, la guerra secreta…”
Drew Pearson, Joe Alsop, Jack Anderson, Walter Lippmann y Ed Murrow fueron algunos de los principales hombres de Wisner en Sinsonte.
La Operación Sinsonte fue muy activa durante el derrocamiento del Presidente progresista Jacobo Arbenz Guzmán en Guatemala, durante la Operación PBSUCCESS. En 1964, Random House publicó el libro Invisible Government, de David Wise y Thomas Ross. El libro exponía el papel desempeñado por la CIA en la política externa de los Estados Unidos. Ello incluía sus planes en Guatemala (Operación PBSUCCESS) e Irán (Operación Ajax), además de la Invasión de Playa Girón o Bahía de Cochinos (Operación Pluto), como le nombran en los EE.UU.
También describía todas las acciones de la Agencia Central de Inteligencia para derrocar al presidente Sukarno en Indonesia, además de las maniobras secretas llevadas a cabo en Laos y Vietnam. La CIA estaba considerada en esa época como El Gobierno Invisible.
En mayo de 1967, Thomas Braden escribió un artículo titulado “Estoy feliz de que la CIA sea inmoral”, en el Saturday Evening Post. Allí defendía las actividades de la División de Organizaciones Internacionales de la agencia.
En 1959 Cuba denunció las campañas difamatorias fabricadas desde los Estados Unidos por la CIA, la cual utilizó Mockingbird para intentar el aislamiento internacional de la Revolución.
Geraldine Shamma, agente norteamericana residente en La Habana, era orientada por el oficial Robert Van Horn, diplomático acreditado en la Isla, para confeccionar artículos que se publicaban en las revistas norteamericanas Time y Life.
En la conjura contra Cuba y sus cinco heroicos combatientes antiterroristas, Gerardo, Tony, René, Ramón y Fernándo, se puso en evidencia, más que nunca la verdad de lo escrito por Braden.
A través de su agencia de propaganda oficial, el Buró de Gobernadores de Transmisiones (BBG), se les pagaba en secreto a encumbrados periodistas de Miami, quienes, al mismo tiempo que el gobierno hacía su acusación, saturaban los medios de comunicación de la ciudad con reportes altamente lesivos para los cinco antiterroristas cubanos acusados falsamente en los Estados Unidos.
Más de 2,200 páginas de contratos entre periodistas de Miami y de Radio y TV Martí fueron hechas públicas por el periódico Liberation, a través de una petición de la Ley de Libertad de Información (FOIA)
Algunos de los medios que participaron como “agentes pagados” fueron los diarios El Nuevo Herald, The Miami Herald y el Diario de las Américas, así como las conocidas Radio/TV Martí y WAQI (Radio Mambí), entre otros.
Otro caso interesante es el de Daniel Gabriel, un ex asistente de operaciones en la CNN que más tarde se unió a la CIA y completó seis visitas a Afganistán e Irak en apoyo de la Operación Libertad Duradera y la Operación Libertad Iraquí.
Los “periodistas independientes cubanos” bajo pago de Gabriel operaran regularmente en las principales ciudades de Cuba, incluyendo La Habana y Santiago de Cuba, con noticias locales y reportajes.
La verdadera victoria de los simuladores de guerra estriba en haber metido a todo el mundo en la podredumbre de esta simulación.[3]
Nada ha cambiado, la CIA continúa, teniendo entre sus funciones, el ser una gran “agencia de prensa” con inagotables recursos financieros, encargada de difundir la mentira, de construir una imagen favorable del capitalismo estadounidense y destruir simbólicamente a sus enemigos, como un paso previo a su exterminio total.
[1] Deborah Davis, Katharine the Great. Washington, 1979, pp. 137-138.
[2] Nina Burleigh, A Very Private Woman. 1998, p. 118.
[3] La Guerra del Golfo no tuvo lugar es una colección de tres ensayos breves de Jean Baudrillard publicados en el periódico francés Libération y en el periódico británico Jean Baudrillard (Reims, Francia, 20 de junio de 1929- París, 6 de marzo de 2007) fue un filósofo y sociólogo, crítico de la cultura francesa. Su trabajo se relaciona con el análisis de la posmodernidad y la filosofía del postestructuralismo.