sábado, 19 de septiembre de 2020

El Papa ignoró la Shoá e Israel ignoró la masacre de Sabra y Shatila memoria de genocidios en la humanidad los que odian y destruyen los que aman y construyen José Martí Consul argentino en Nueva York Chaubloqueo museo Che Guevara Caballito Eladio González toto

Sabra y Shatila: una masacre que no debemos olvidar

 

http://www.federacionpalestina.cl/wp-content/uploads/2019/09/Logo-comunidad-palestina-cuadrado-y-transparente.png- Septiembre 17, 2020

 

La humanidad nunca debía olvidar que, del 16 al 18 de septiembre de 1982, Israel cometió una de las mayores masacres en la Historia, en los campamentos de refugiados palestinos de Sabra y Shatila en Beirut.

 

Al amparo del ocupante ejército israelí, fuerzas de la ultraderecha libanesa consumaron el asesinato de unas siete mil personas residentes en esas instalaciones.

 

Fue una matanza sólo comparable a las de los nazis en las décadas de los años 30 y 40 del siglo pasado, cuando asesinaban a los judíos, en virtud de una limpieza étnica.

 

Occidente apenas si emitió vacías condenas contra los militares del régimen sionista, aunque más de 400 mil israelíes se manifestaron en sus ciudades en rechazo al crimen.

 

La matanza la concibieron el entonces ministro de Guerra, Ariel Sharon, y el jefe de las tropas de ocupación, Rafael Eitan, junto a milicias y entidades estadounidenses, según documentos publicados, en 2012, por el diario norteamericano The New York Times.

 

Las tropas de ocupación y las fuerzas libanesas y del ya extinto Ejército de Líbano del Sur, iniciaron la masacre en la noche del 16 de septiembre de 1982, después de cerrar los puntos de salida de Sabra y Shatila, y la concluyeron el 18.

 

Los militares israelíes lanzaron bombas incendiarias, mientras los integrantes de las milicias derechistas libanesas disparaban a todo lo que se movía.

 

La comunidad internacional no enjuició a los asesinos y el tema se diluyó en comisiones de investigación de poca monta.

 

Se habla de cinco mil a siete mil víctimas mortales, entre ellas niños de tres a cuatro años, que cayeron bajo la metralla de los verdugos.

 

La Comisión McBride confirmó, en un informe, la responsabilidad legal de los ocupantes israelíes, quienes planificaron facilitaron y ejecutaron la matanza.

 

A los crímenes de Sabra y Shatila los antecedieron otros cometidos por el Ejército de Tel Aviv en las localidades libanesas Qibya, Deir Yassin y Tantura y siguieron otros en Yenin, Qana y Gaza.

 

Del horror vivido en aquellos campamentos de refugiados, sólo quedan monumentos, porque la inmensa mayoría de sus actuales residentes nació con posterioridad a septiembre de 1982.

 

Aún sobreviven siete u ocho personas de aquellas 30 horas consecutivas de asesinatos, comentó Abu Jaber, dirigente del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).

 

No hay odio ni palabras de venganza en las palabras de Jaber, sobre lo que calificó de aberración humana, aunque no encuentra palabras para describir las mutilaciones, asesinatos y violaciones de las fuerzas ultraderechistas libanesas al amparo de los ocupantes israelíes.

 

Después de la retirada hacia Siria de la Organización de Liberación de Palestina, que combatía al invasor Ejército sionista, la milicia conservadora católico maronita recibió un impulso de Tel Aviv para ejecutar ese crimen que, incluso, encontró rechazo en Israel.

 

Al difundirse las matanzas de Sabra y Shatila, unas 400 mil personas se manifestaron en las ciudades israelíes, para reprobar y condenar el abominable episodio y que costó la renuncia de Ariel Sharon.

 

Hoy, es evidente otro ambiente en esos campamentos de refugiados, con un ir y venir de sus habitantes, sobre todo jóvenes, en los que se aprecia alegría por vivir.

 

Sabra y Shatila no avanzaron mucho en el tiempo y continúan siendo un lugar de pobreza, con un potencial humano apreciable en los grados de escolaridad de sus residentes, de acuerdo con Jaber.

 

“Se ha impuesto una fe de superación, porque la toman como un arma para la vida”, asegura el también vicejefe del FPLP para todo El Líbano.

 

Pese a las limitaciones económicas de la mayoría de los refugiados palestinos, el nivel educacional es bastante alto con decenas de graduados universitarios, que no pueden ejercer su profesión por limitantes de las leyes libanesas, apunta.

 

Hay guarderías para niños de hasta cinco años, luego de lo cual deben incorporarse a escuelas que llegan al nivel preuniversitario, apoyadas por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

 

Para los estudios universitarios, obran otros componentes, entre ellos el costo de la matrícula, aunque con esfuerzo, agrega Jaber, muchos llegan y se gradúan, pero después trabajan en puestos menos remunerados y calificados, o no tienen trabajo.

 

El desempleo, entre los palestinos en El Líbano, llega a 78 por ciento, explica el dirigente político, de ahí que pululen los pequeños comercios y las ventas callejeras dentro de esas comunidades.

 

Casi medio millón de refugiados palestinos viven en la nación de los cedros con la esperanza de regresar a su país, ocupado por Israel e, incluso, disfrutar de la sacralidad de Jerusalén, la capital soñada para un Estado independiente.

 

Fuente: Prensa Latina

 

A 38 años Sabra y Shatila:

Una masacre sin culpables

 

http://www.federacionpalestina.cl/wp-content/uploads/2019/09/Logo-comunidad-palestina-cuadrado-y-transparente.png- Septiembre 16, 2020

 

 

Hace treinta y ocho años, se escribió uno de los capítulos más sangrientos de la historia palestina, en un campo de refugiados en el Líbano. Rodeados por las fuerzas israelíes en distintos flancos, miles de refugiados, privados de liderazgo y protección de la comunidad internacional, fueron asesinados durante de dos días en el campo de refugiados de Shatila y el vecindario adyacente Sabra de Beirut, por la milicia falangista cristiana y paramilitares de Israel en complicidad con el Líbano.

 

Las fuerzas israelíes, que habían invadido Líbano tres meses antes, avanzaron hacia Beirut y rodearon el campo de refugiados palestinos de Shatila. Los Estados Unidos ya habían negociado un acuerdo de alto el fuego, para permitir que el liderazgo de la Organización de Liberación de Palestina (OLP), con más de 14 mil combatientes, abandonara el País, que fue devastado por una guerra civil.

 

La resolución 520 del Consejo de Seguridad de la ONU, de fecha 17 de septiembre, se aprobó por unanimidad y condenó “las recientes incursiones israelíes en Beirut en violación de los acuerdos de alto el fuego y de las resoluciones del Consejo de Seguridad”. Israel, también, ignoró esta resolución.

 

Masacres de Sabra y Chatila: 35 años después, una herida abierta | LIT-CI

 

Prácticamente sellados, rodeados por tanques israelíes, cientos de combatientes falangistas, un grupo de milicianos cristianos inspirados por fascistas europeos, fueron instruidos por las fuerzas israelíes para eliminar a los miembros de la OLP del área. Lo que se desarrolló durante el día siguiente y medio horrorizó al mundo.

 

La falange cristiana consideraba enemigos a los miembros de la OLP. Lucharon en lados opuestos en la guerra civil libanesa.

 

También, querían vengar la muerte del recién elegido presidente del Líbano, Bachir Gemayel. Los falangistas creían que los palestinos habían asesinado a Gemayel, el 14 de septiembre, una acusación que resultó ser completamente falsa y fue fatal para los palestinos.

 

En las 38 horas que los israelíes permitieron que la milicia de la falange ingresara al campo de refugiados, sin obstáculos, los palestinos se protegieron en sus refugios improvisados ​​y sufrieron horrores indescriptibles.

 

Los representantes de las milicias israelíes violaron, torturaron, mutilaron y mataron a más de 3.000 residentes palestinos y libaneses de Sabra y Shatila. Asistido por bengalas brillantes, disparadas al cielo nocturno por tropas israelíes con sede en el estadio deportivo, con vista del área, el asesinato continuó sin pausa.

 

 

A pesar de que testigos presenciales informaron los horrores que estaban teniendo lugar, el ejército israelí envió más refuerzos para entrar en Shatila e, incluso, se dijo que proporcionaron excavadoras a los falangistas, para enterrar cadáveres de los palestinos asesinados.

 

Decidido a destruir la base de la OLP en el Líbano e instalar un régimen títere en Beirut, el entonces ministro de Defensa de Israel, Ariel Sharon, hizo la vista gorda ante lo que estaba sucediendo. Se dice que el 17 de septiembre se le comunicaron detalles de la masacre, pero el hombre que luego se convertiría en el primer ministro de Israel no se movió, lo que permitió que el asesinato continuara durante varias horas más.

 

Tras enterarse de los que estaba sucediendo, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 521, por unanimidad, condenando la masacre. El 16 de diciembre de 1982, la Asamblea General de la ONU declaró que la masacre fue un “acto de genocidio”.

 

Israel inició una investigación propia el 28 de septiembre de 1982, con la Comisión de Investigación de Kahan. Llegó a la conclusión de que la “responsabilidad directa” recaía en los falangistas, y que ningún israelí se consideraba “directamente responsable”, aunque aceptaba que Israel era “indirectamente responsable”.

 

Sin embargo, se descubrió que el ministro de Defensa, Ariel Sharon, tenía “responsabilidad personal”, por “ignorar el peligro de derramamiento de sangre y venganza” y “no tomar las medidas adecuadas para evitar el derramamiento de sangre”. Fue despedido de su cargo; pero, eso hizo poco por dañar su carrera política y se convirtió en primer ministro de Israel, en 2001.

 

Para Estados Unidos, que había garantizado la seguridad de los civiles que quedaron después de que los combatientes de la OLP fueran enviados desde Líbano, la masacre fue una vergüenza profunda. Causó un daño inmenso a su reputación y llevó a la decisión de desplegar fuerzas estadounidenses en el País, con resultados desastrosos.

 

Para los palestinos, la tragedia de Sabra y Shatila sigue siendo un poderoso recordatorio de su ciclo aparentemente interminable de desplazamiento. Fue otra consecuencia más de la limpieza étnica de Palestina en la Nakba de 1948 y, nuevamente, en 1967.

 

Alrededor de medio millón de refugiados palestinos todavía están deshumanizados e inseguros en su situación en el Líbano, con pocos derechos civiles y políticos. Además, se encuentran cerca de 5,4 millones de palestinos dispersos por la Región, en miserables campos de refugiados, que ahora tienen una inquietante sensación de permanencia.

 

Fuente: Comunidad Palestina de Chile

 

El acusado. Sabra y Chatila (Documental BBC, 2001

https://www.youtube.com/watch?v=ighSJ14Av3M

 

Vals con Bashir

https://www.area-documental.com/player.php?titulo=Vals%20con%20Bashir

 

 

Rechazan presiones contra la Corte Penal Internacional por investigar crímenes en Palestina

 

MEM/AP

http://www.prensa-latina.cu/templates/template_pl_2016/images/logo01.png- 3 septiembre, 2020

 

La Corte Penal Internacional (CPI) calificó de graves ataques para interferir en la independencia judicial las sanciones anunciadas por Estados Unidos contra integrantes de dicho órgano radicado en La Haya, subrayó hoy WAFA.

 

Son otro intento dirigido a interferir en la independencia judicial y procesal, y en el trabajo crucial para abordar delitos que preocupan al mundo, tales actos coercitivos no tienen precedentes, insistió ese tribunal, en una declaración pública, destacada por la agencia palestina de noticias en su portal oficial.

 

Washington podrá congelar o confiscar las cuentas bancarias en Estados Unidos o, simplemente, prohibir la entrada a ese país a dos funcionarios de la CPI, uno de ellos involucrado en la investigación de hechos perpetrados por Israel en Cisjordania y la Franja de Gaza.

 

La CPI continúa apoyando, firmemente, a su personal en la misión de luchar contra la impunidad por los crímenes más graves del mundo, según el Derecho Internacional, de manera independiente e imparcial, de acuerdo con su mandato consagrado en el Estatuto de Roma, su instrumento constitutivo, aseveró tal instancia.

 

Como reacción, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) tildó de ilegales e inaceptables las medidas punitivas estadounidenses.

 

Deben [las sanciones] enfrentarse con una condena y una oposición inequívocas, los funcionarios de la CPI no pueden ser castigados, acosados ni perseguidos por cumplir con su mandato de investigar crímenes de guerra y otras violaciones, manifestó la OLP, en un mensaje divulgado por WAFA la víspera.

 

La fiscal Fatou Bensouda respaldó la petición de grupos palestinos para abrir una pesquisa acerca de sucesos acontecidos en Cisjordania, incluida Jerusalén oriental, y en la Franja de Gaza, y que los demandantes consideran crímenes de guerra.

Estoy satisfecha de que haya una base razonable para proceder con una averiguación sobre la situación en Palestina, comentó en fecha previa la jurista, quien es blanco de las presiones de la Casa Blanca.

 

No hay razones sustanciales para creer que una indagación al respecto no serviría a la justicia, enfatizó.

 

Las medidas están enfiladas, además, hacia otro miembro de la CPI vinculado con un proceso que examina la actuación de efectivos militares estadounidenses en Afganistán.

 

Se trata de una agresión contra el orden global basado en reglas y un bombardeo directo al principio indispensable de responsabilidad, denunció la OLP.

Sabra y Chatila: 30 años de una masacre | Mundo | elmundo.es