XI Y XII DE XXI
GOLPES DE ESTADO EN BOLIVIA.
XI.- PLAN CÓNDOR.
Por Froilán González y Adys Cupull.
El mismo guion para todos los tiempos.
Ante el deterioro de la dictadura de Banzer, la CIA tomó directamente el control de los ministerios de Gobierno, Defensa, Presidencia y Relaciones Exteriores. Reestructuró los servicios de Inteligencia y estableció en Bolivia el Plan Cóndor. El general Hugo Banzer a sugerencia de la CIA y de su asesor Klaus Barbie propuso a Luis Arce Gómez como Secretario del Plan con un sueldo de 2 mil dólares al mes pagado por la Embajada de Estados Unidos.
Luis Arce Gómez, nació en 1938, hijo del general Luis Arce Pacheco, nacido en Andorra y uno de los ganaderos más ricos de Santa Cruz, la madre era de ascendencia alemana, mantenía amistad y correspondencia con jerarcas del nazismo y con familias de origen alemán asentadas en Bolivia. Era tía de Roberto Suárez Gómez, conocido como el "Rey de la cocaína" de la mafia del narcotráfico boliviano.
Arce Gómez fue un mal estudiante, de bajas calificaciones, de conducta violenta, racista, indisciplinada, autosuficiente y prepotente. En 1955 ingresó en el Colegio Militar y en 1960 fue acusado de violar a una joven, hija de uno de los jefes militares y lo expulsaron definitivamente del Ejército y comenzó a trabajar como fotógrafo para varios órganos de prensa, cubriendo eventos sociales y llevando una vida catalogada como desordenada, de libertinaje, impúdica, obscena y lujuriosa. Tenía el apodo de Malavida.
En 1964 participó en el Golpe de Estado de Barrientos y lo reincorporaron al Ejército, con el grado de capitán y se especializó en explosivos. Obtuvo una beca en Estados Unidos en la Escuela de Las Américas donde se graduó de paracaidista y piloto de aviación. Pasó un curso en Argentina de Inteligencia, al regresar fue designado en el Departamento de esa especialidad en el Estado Mayor.
En 1969 se desempeñó como Jefe de Seguridad del Palacio Presidencial, participó en varios negocios ilegales, entre ellos un tráfico de armas compradas a Israel y vendidas secretamente al líder libio Muamar al Gadafi.
Algunos testigos de esos negocios fueron asesinados, entre ellos el dueño y director del periódico Hoy, Alfredo Alexander Jordán y su esposa Elena Dupleych. La pareja recibió dentro de un regalo de cumpleaños una bomba de relojería y al explotar destrozó sus cuerpos. La noticia impactó al país, Alexander, era un destacado periodista, reconocido político y ex embajador de Bolivia en España. Los analistas señalaron que el autor o autores del crimen requerían de conocimientos especializado para preparar el artefacto explosivo y no pocos sospecharon en Luis Arce Gómez.
En 1970 cuando el general Alfredo Ovando fue nombrado embajador en España, lo acompañó e ingresó en una Academia Militar, fue discípulo del Rey Juan Carlos I, con quien estableció amistad. El general Francisco Franco le entregó su diploma de graduado. Regresó a Bolivia en 1973 y el dictador Hugo Banzer lo reintegró al Ejército, hasta que, a sugerencia de la CIA y de Klaus Barbie, lo propuso como Secretario del Plan Cóndor.
En entrevista con la argentina Graciela Ramírez Cruz, nacida en Buenos Aires en 1958, periodista especializada en Derecho y Dirección Comercial, luchadora por los derechos humanos y miembro de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, coordina actividades del Comité Internacional por la Dignidad y Justicia de los Pueblos y es miembro de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, expresó:
"El Plan Cóndor, en Bolivia se inició en la dictadura del general Hugo Banzer en coordinación con las de Argentina, Chile, Brasil y Uruguay. Fue un pacto criminal entre las dictaduras del Cono Sur, que provocó no solo 30 mil desaparecidos en la Argentina, sino miles de torturados y exiliados en toda América Latina.
"Le ponen Cóndor, ave nacional de Bolivia y respetado en el mundo andino, es la de más alto vuelo, mejor vista y observar desde las alturas. El Cóndor sobrevuela los Andes de forma majestuosa, es fuerte y venerada y quisieron convertirla como símbolo de terror, muertes, desapariciones y crímenes."
Graciela se refiere a varias víctimas de Plan Cóndor, entre ellas las de Carla López Artes, nacida en Perú, hija del uruguayo Enrique López asesinado en Bolivia y de la argentina Graciela Rutila Artes, a quien junto a su hijita, una bebé de nueve meses de edad, las entregaron a militares argentinos y las llevaron al Centro de Detención Clandestino "Automotores Orletti", un centro de torturas y muerte, donde fueron trasladados cerca de 200 militantes, uruguayos, argentinos, paraguayos, chilenos, brasileños y cubanos.
Expresó como cuando asesinaron a Graciela, la bebé fue adoptada por uno de los secuestradores y torturador, durante años ocultaron su identidad, abusada sexualmente por el torturador que se apropió de ella y gracias al trabajo extraordinario de los organismos de derechos humanos, en particular el de las Abuelas de Plaza de Mayo, se logró recuperarla.
En la entrevista Graciela Ramírez añadió como en el Centro de Detención y Exterminio Automotores Orletti desaparecieron al argentino Marcelo Gelmán y a su esposa María Claudia, de nacionalidad uruguaya, quien estaba embarazada y fue entregada a la dictadura de Uruguay. Los restos de Marcelo fue encontrado años después, dentro de un tanque arrojado al río Luján en Buenos Aires. Su padre el poeta argentino Juan Gelmán, mantuvo una incesante búsqueda y en el año 2000, pudo recuperar a su nieta Macarena cuando ya tenía 23 años de edad. Es otro símbolo del plan criminal del Cóndor.
"También fueron asesinados y desaparecidos, dos diplomáticos cubanos, Crescencio Galañena Hernández y Jesús Cejas Arias, secuestrados a escasas cuadras de la Embajada de Cuba en Buenos Aires, trasladados a Orletti, torturados brutalmente y luego arrojados al río en barriles de lata con cemento. Se conoció que en los interrogatorios participaron agentes de la CIA que viajaron desde Estados Unidos para interrogarlos y torturarlos. En junio de 1976, el Plan Cóndor creó un banco de datos de inteligencia computarizada y nuevamente vuelve a abrirse sobre América Latina, con la agresividad y brutalidad del gobierno de Estados Unidos y la pretensión de la reactivación de la Doctrina Monroe y la Doctrina de Seguridad Nacional."
Entrevistado Luis Fernando Rodríguez Ureña, Secretario Ejecutivo de la Comisión de la Verdad en Bolivia, Sociólogo y ex diplomático expuso: "El Plan Cóndor viene a ser la expresión militarizada de una propuesta económica de los años 70, cuando gobiernos populares habían tomado el poder en América Latina. Es importante denunciar al sistema capitalista como generador de gobierno de dictaduras y han producido un mecanismo de intercambio de información y de prisioneros. Inicialmente ese Plan era llamado Plan Buitre, un ave de rapiña mirando a los animales moribundos para actuar sobre ellos. Bajo esa concepción, la CIA genera ese plan. A los dictadores no les gustó Buitre, los afectaba en su orgullo y dicen: "Buitre no. Cóndor". Ahí es donde se transforma el Plan Buitre de la CIA en el Plan Cóndor de la CIA; subrayo de la CIA, porque es un resultado de intercambio de información de Inteligencia entre los estados, coordinado y financiado por la CIA.
"El Plan tiene tres etapas, la articulación de la información en una misma base de datos, en torno a militantes de izquierda, activistas, curas tercermundistas, todos son vigilados y reprimidos y cuando uno de ellos pasa de un país a otro, es seguido para ser generalmente eliminados.
"En el caso boliviano el general Juan José Torres es una de las víctimas, es parte de ese esquema, en ese momento empieza a actuar con la participación de paramilitares para la eliminación de enemigos como les llamaban ellos… También funcionaba en Europa con otras características, pero siguiendo la misma metodología: intercambio de información entre agencias de Inteligencia, seguimiento de militantes y en muchos casos la eliminación física de activistas importantes."
El general Juan José Torres, después del Golpe, solicitó asilo político en Perú y luego en Chile y dos años después se trasladó a Argentina y estableció su residencia en un céntrico apartamento de la ciudad de Buenos Aires y continuó con los preparativos de regresar a Bolivia para luchar contra la dictadura de Banzer, junto a militares nacionalistas recuperar el poder.
El 3 de junio de 1976, al salir de su casa, cuatro individuos lo secuestraron y al día siguiente su cadáver fue encontrado bajo un puente de una carretera en la localidad de Giles, a unos 100 kilómetros de Buenos Aires. Estaba acribillado a balazos y tirado de bruces con las manos atadas con cuerdas y los ojos vendados.
La prensa al referirse a los posibles autores del crimen, publicó: "Los asesinos son gente a sueldo de organismos represivos como la CIA norteamericana y que cuentan con la más segura impunidad ya que hasta ahora ninguno de sus miembros ha caído en manos de la policía [...].".
Ricardo Aneyba Torrico, compañero de Luis Arce Gómez en el Colegio Militar, expresó: "Su abuela era alemana y de ella heredó los ojos verdes, la señora era muy racista, repetía que éramos una raza mala, si Bolivia no estuviera habitada por indios, sería un país como Alemania por la cantidad de riquezas que poseía.
"Cuando lo nombraron comandante en el Colegio Militar, lo acusaron de racista, de castigar con rudeza y crueldad a los cadetes no blancos, para obligarlos a renunciar. También lo denunciaron de querer convertir la institución en un centro de paramilitares."
El doctor Tomás Molina Céspedes, sobre Luis Arce Gómez explica como las protestas lo obligaron a renunciar y fue designado Embajador en Taiwán y posteriormente Agregado Militar en Argentina, donde el general Rafael Videla lo condecoró con la medalla Militar en el Grado de Gran Comendador. Un periódico de Estados Unidos publicó la foto con el titular UN ASESINO CONDECORA A OTRO ASESINO. En esa ocasión los militares argentinos le vendieron un departamento en 30 mil dólares, propiedad de uno de los revolucionarios eliminado.
Ricardo Aneyba comentó: "Los militares argentinos incautaban fincas, casas, autos y departamentos propiedad de los revolucionarios, después de torturados, los asesinaban, desaparecían y sus propiedades las vendían."
Arce Gómez le confesó al historiador Tomás Molina, su admiración al Ejército Argentino porque lo planificaban todo y dijeron: "Saquemos de encima a toda esta gente izquierdista". Desaparecieron a mucha gente. Por eso hay tantos muertos, tantos desaparecidos, por eso hay las madres de la Plaza de Mayo que hoy reclaman a sus hijos y nietos. A los izquierdistas que mataban los desaparecían o los lanzaban al mar y confiscaban sus propiedades…",
Le explicó que en Bolivia era necesario implantar un gobierno al estilo de Franco de España, Trujillo, de República Dominicana, Somoza, de Nicaragua, Stroessner, de Paraguay o Pinochet en Chile.
Continuará.
XII.- UN PAÍS EN QUIEBRA.
Por Froilán González y Adys Cupull.
El mismo guion para todos los tiempos.
La explotación desmedida, saqueos de las riquezas por trasnacionales, evasión fiscal, contrabando, corrupción, robo, inflación descontrolada, entre otras causas llevaron a la economía de Bolivia a la quiebra, el país profundamente endeudado, tasa elevada de desempleo, discriminación, alto nivel de pobreza, represión, asesinatos selectivos, crisis social y económica a punto de un estallido.
El 19 de enero de 1977 Jimmy Carter asumió la presidencia de Estados Unidos y el diputado Marcelo Quiroga Santa Cruz habló en el Congreso, denunció la injerencia de Estados Unidos y el apoyo a la dictadura de Hugo Banzer y los crímenes y violación de derechos humanos de esta, y afirmó que sin el apoyo de Estados Unidos la dictadura se derrumbaría.
El 8 de febrero llegó a Bolivia un enviado especial del presidente norteamericano, para sostener dos encuentros con el general Hugo Banzer y tratar la necesidad de democratizar el país ante el peligro de una sublevación y la guerra civil.
La pobreza y la crisis económica eran tan grave que Estados Unidos gestionó con Alemania Federal, Gran Bretaña y Venezuela intensificar la asistencia humanitaria. Comentaristas afirmaban que Bolivia a pesar de sus grandes riquezas se había convertido en un país mendigo, experta en pedir limosna. Los analistas se refirieron a los intereses de Estados Unidos en situación de peligro, especialmente el oro, petróleo y litio, su mayor interés.
El embajador de Bolivia en Estados Unidos, Carlos Iturralde, prometió realizar unas impecables elecciones e invitó a varias personalidades sugeridas por los norteamericanos como observadores y garantes, integrada por un diputado de la comisión de derechos humanos de la cámara de los comunes de Inglaterra, de la Corte de Alemania Occidental, del comité de apelaciones de Suecia, del consejo de iglesias de Estados Unidos y unos funcionarios de la OEA.
Las elecciones exigidas por los norteamericanos e impuestas al general Hugo Banzer, fueron convocadas para el 9 de julio de 1978. El dictador impuso a su candidato, el general Juan Pereda Asbún, Ministro de Gobierno (Interior), quien anteriormente se había desempeñado como Ministro de Industria y Comercio.
Las elecciones se realizaron en la fecha prevista con gran despliegue de medidas de seguridad. El candidato del general Banzer, resultó ganador con elevadísimo porcentaje de votos. Se dijo que nació en 1931, de origen palestino, graduado de piloto en el colegio militar de aviación, de familia económicamente acomodada, con especialización en Italia y Argentina, comandante del colegio militar de aviación, Jefe de la Fuerza Aérea y fiel amigo y leal subalterno de Banzer.
Muy rápidamente se descubrió un gran fraude electoral, en comunidades donde la represión de la dictadura había dejado una estela de muertos, heridos, detenidos y desaparecidos. Cerca de Pucarani, una comunidad aimara en las márgenes del Lago Titicaca, de unos dos mil habitantes, votaron más de 10 mil. Se denunció la estafa, envuelta en corrupción, donde los políticos pretendían culpar a los indios y justificar el dinero empleado en compra de votos, campaña electoral, del presupuesto abultado para transporte, audios, propaganda, bebidas, salteñas, charangos y danzarines.
En otras poblaciones se denunciaron irregularidades, como la compra de votos en comunidades enteras, con falsas promesas, de caminos, escuelas, agua, postas médicas, campos deportivos, electricidad y sobornos con dinero a algunos caciques y dirigentes sociales, denunciados posteriormente porque lo que pagaron era una mínima parte de lo reportado como gastos. Se conoció la impresión de boletas en Buenos Aires para el fraude, facturadas en cinco veces superior al pago de las mismas y se apropiaron del dinero.
Se reveló un complot para cometer el fraude, buscando la nulidad de las elecciones y permitirle al dictador Hugo Banzer continuar en el poder. Con esos propósitos se tergiversaron y ocultaron informaciones, se culparon a los partidos opositores, a la corrupción, a líderes del Movimiento Nacionalista Revolucionario y a las comunidades campesinas.
Importantes líderes sociales y políticos amenazaron con bloqueos de caminos y carreteras, desobediencia civil, tal como había calculado el equipo de Banzer, pero la convulsión social se desató y las elecciones tramposas fueron anuladas. Dos días después el general Juan Pereda Asbún y sus patrocinadores dieron el Golpe de Estado, traicionaron a Banzer, lo amenazaron de muerte y obligaron a salir del país. La rebelión generalizada podría conducir a trágicas consecuencias.
El presidente de facto nombró al coronel Luis Arce Gómez Jefe de la Casa Militar y anunció elecciones para 1980. La cúpula militar fue acusada de nido de ambiciosos, corruptos y traidores, donde todos se disputaban el poder y querían erigirse como presidentes. Cuando sus estrategias fracasaban por la vía electoral tomaban el gobierno por la fuerza y cuando lo alcanzaban no querían abandonarlo.
El gobierno de Estados Unidos se opuso a la posposición de las elecciones. En Bolivia se sabía cómo la embajada norteamericana pagaba un plus a funcionarios y personal de la fiscalía y al consejo electoral y le exigieron intervenir. En pocas horas, tal como exigían los norteamericanos esas instituciones condenaron la posposición de las elecciones.
El 24 de noviembre de 1978 a cuatro meses del monumental fraude, el general David Padilla, derrocó a Pereda Asbún e inmediatamente procedió a convocar elecciones para el 1 julio de 1979 como exigían los norteamericanos.
El general David Padilla, nació en 1927 de familia acomodada y prestigiosa, perteneciente al sector institucionalista del Ejército, gozaba de seriedad y honestidad, se había especializado en la Escuela de Armas del Comando y Estado Mayor de Altos Estudios Militares, estudió en una Escuela Militar en Estados Unidos, en una base norteamericana en el Canal de Panamá y en la Escuela Superior de Guerra de Argentina. Se elogió el hecho de ser el primer militar en trece años, que entregaba el mando sin masacres ni estar mezclado en corrupción y narcotráfico.
El nuevo presidente de facto, concretó sus esfuerzos al mantenimiento del orden interno, la creación de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos, derogar la ley fundamental de universidades decretada por el dictador Banzer, reponer la Autonomía Universitaria, organizar una comisión para conmemorar el centenario de la reivindicación marítima de Bolivia, en su conflicto con Chile desde la Guerra del Pacífico.
Ante la agudización de la crisis económica, social y política, Estados Unidos aprobó el 1 de marzo de 1979 una ayuda económica de 280 millones de dólares, para Bolivia, Haití, Honduras, El Salvador, Guyana y algunos estados del Caribe, considerados los más pobres de América Latina y en el caso de Haití y Bolivia del mundo, solo comparables con los más subdesarrollados de África. A estos dos últimos le impusieron como condición fiscalizar la ayuda, administrada por Estados Unidos, para evitar corrupción y malos manejos.
El 1 de julio de 1979 se realizaron las elecciones, resultó ganador el doctor Hernán Siles Suazo, pero sin los votos requeridos para asumir la presidencia y tenía que pactar con otros partidos. Las fuerzas de derecha conspiraron para que no llegara a ningún acuerdo.
El doctor Hernán Siles Zuazo había regresado a Bolivia en 1964, pero después del golpe de estado de Barrientos, lo amenazaron de muerte y vivió asilado en Perú, Argentina y Uruguay, hasta la dictadura en ese país y se vio obligado a refugiarse en Chile hasta el Golpe de Estado de Augusto Pinochet, que partió para Venezuela. En 1977 aceptó suscribir una alianza con el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), donde fundaron el frente de Unidad Democrática y Popular, (UDP), integrada por partidos de izquierda, incluyendo a los comunistas.
El triunfo de Hernán Siles Zuazo no fue aceptado por las dictaduras del Cono Sur, la embajada de Estados Unidos, los partidos de derecha y la junta militar. En 1979 el Congreso eligió al Presidente de esa cámara Walter Guevara Arze, Presidente constitucional interino con mandato de un año y con el encargo de convocar nuevas elecciones presidenciales en 1980.
El doctor Guevara nació en 1912, autor de varios libros de ensayo. Se graduó de Derecho y estudió Sociología y Economía en la Universidad de Chicago en Estados Unidos. Fue Embajador de Bolivia en Francia, Venezuela y Naciones Unidas. Ministro de Relaciones Exteriores en varias ocasiones. En 1960 rompió con el MNR y fundó el Partido Revolucionario Auténtico (PRA) del que fue candidato presidencial. En 1964 participó en el Golpe de Estado apoyando al general Barrientos, quien lo nombró Ministro de Relaciones Exteriores y fue electo Senador y el general David Padilla, le transfirió el poder el 8 de agosto de 1979 con el rechazo de los partidos de oposición y los militares derechistas.
Ese año el ex dictador Hugo Banzer fundó un partido de derecha, Acción Democrática Nacionalista ADN y enfrentó en el Congreso Nacional los intentos de enjuiciarlo por los crímenes de lesa humanidad y corrupción cometidos durante su dictadura. El principal acusador era Marcelo Quiroga Santa Cruz, presidente del Partido Socialista. Las fuerzas de derecha bloquearon el juicio y el ex dictador juró vengarse del considerado detractor y calumniador.
El sacerdote jesuita Luis Espinal Camps, denunciaba sistemáticamente la dictadura de Banzer, lo acusaba de violador de los derechos humanos, censura a la prensa, corrupción, sobornos, nepotismo y las vinculaciones con el narcotráfico. Los paramilitares lo amenazaron de muerte, de quemarle la habitación donde residía y desaparecerlo para siempre. El religioso llegó a Bolivia procedente de España en 1968 y dos años después obtuvo la ciudadanía boliviana.
Trabajó como profesor en la Universidad Católica de La Paz, donde desarrolló una intensa labor pastoral, autor de varios libros, escribía para el diario católico Presencia, programas de radio y televisión, agudo crítico de cine, dirigía el semanario Aquí, donde pensaba publicar una investigación que demostraba las relaciones de la cúpula militar con el narcotráfico. Sus comentarios eran escuchados y respetados.
Para apoyar al nuevo gobierno y su reclamo legítimo al Mar en su viejo conflicto con Chile, Estados Unidos instruyó a la OEA convocar una reunión en Bolivia. Asistió el Secretario del Departamento de Estado Cyrus Vance, pero tan pronto el alto funcionario se marchó y aún presente las delegaciones de la OEA, el 1 de noviembre de 1979 el coronel Alberto Natusch Busch, ejecutó un cruento Golpe de Estado.
La prensa reflejó, era hijo de un alemán asentado en Bolivia, con amplios recursos económicos, con relaciones en Alemania Federal, amigo del nazi fascista Klaus Barbie. Ese vínculo familiar le permitió obtener una beca en la Escuela de Armas y de Infantería de Montaña de ese país, hablaba alemán y también cursó estudios en la Escuela Superior de Guerra en Buenos Aires. Mantenía excelentes relaciones con Banzer a quien en su mandato sirvió en varios cargos, Ministro de Agricultura y Ganadería, Ministro de Asuntos Campesinos y Agropecuarios y Presidente del Banco Agrícola.
Durante los días de la represión utilizó a militares y policías con carros de asalto y armamentos pesados contra civiles y provocó la muerte de un centenar de personas y medio millar de heridos.
El principal represor fue el coronel Arturo Doria Medina, comandante del Regimiento Tarapacá quien dirigió una masacre de 208 muertos y más de 500 heridos. La condena al genocidio abarcó las ciudades y minas. La COB convocó una huelga nacional. El gobierno de Estados Unidos suspendió la ayuda militar a Bolivia, se originaron amenazas de sublevación de las Fuerzas Armadas y la retirada del apoyo de políticos comprometidos con el golpe de estado.
El doctor Walter Guevara Arze acusó a Estados Unidos de la inestabilidad política. Alberto Natusch renunció el 15 de noviembre de 1979, a 16 días del intento golpista. El Parlamento eligió a Lidia Gueiler Tejada, presidenta constitucional interina, hasta las elecciones del 29 de junio de 1980.
Lidia Gueiler Tejada, nació en 1922 en el seno de una familia con recursos económicos. Hija del suizo-alemán Moisés Gueiler, estudió en el Instituto Americano y obtuvo el título de contadora general. Se casó con un oficial paraguayo prisionero del Ejército boliviano, cuando culminó el conflicto bélico estableció su residencia en Asunción.
Años después regresó a Bolivia, empezó a trabajar en el Banco Central y se inscribió en el Movimiento Nacionalista Revolucionario, (MNR); en abril de 1951 participó en una huelga de hambre en el Palacio de Justicia en la ciudad de La Paz, exigiendo junto a 27 mujeres, la libertad de presos y exiliados políticos, entre ellos Víctor Paz Estenssoro. Se integró a la Revolución del 9 de abril de 1952.
Al año siguiente fue acusada de estar involucrada en un complot para asesinar al presidente Víctor Paz Estenssoro y posteriormente fue designada en la Secretaria del Consulado General de Bolivia en la ciudad alemana de Hamburgo, de donde pasó a Agregada de la misión diplomática en Bonn y finalmente Embajadora.
En 1956 la eligieron diputada y al año siguiente asistió como representación del gobierno de Bolivia, a la Reunión de Técnicas y Dirigentes de las Oficinas del Trabajo de la Mujer, que tuvo lugar en México. En 1960 fue reelegida diputada, en 1963 participó junto a Juan Lechín Oquendo en la fundación del Partido Revolucionario de la Izquierda Nacionalista (PRIN).
Después del Golpe de Estado de Barrientos se exilió en Santiago de Chile. En 1978 integró el Frente Revolucionario de Izquierda, retornando al MNR al año siguiente, cuando fue elegida diputada y presidenta de la Cámara de Diputados. Fue dirigente de organizaciones femeninas y representó al país ante la Comisión Interamericana de Mujeres. Recibió más de una veintena de distinciones, entre ellas el Cóndor de Los Andes y la condecoración Andrés Bello.
La embajada de Estados Unidos mostró su satisfacción por la restauración del sistema constitucional y prometió reanudar la ayuda económica y militar y enviar de forma inmediata 53 millones de dólares que estaban paralizados.
El 16 de noviembre de 1979, Lidia Gueiler juró como Presidenta interina y ese mismo día hubo un intento de Golpe de Estado cuando el general Luis García Meza y Luis Arce Gómez le exigieron la destitución del general Hugo Rocha, al frente de la Inteligencia. Lidia Gueiler accedió y designó al agente de la CIA, coronel Luis Arce Gómez en ese importante cargo con la aprobación de la embajada de Estados Unidos.
Convocó nuevas elecciones y como candidato a Presidente por el Partido Revolucionario de Izquierda Nacional PRIN se inscribió Juan Lechín Oquendo, quien había regresado a Bolivia en 1978 y fue reelegido secretario general de la (COB) y Lidia Gueiler quería ser la candidata a Presidente por ese partido.
Continuará.