De: Froilan y Adys <froilan@cubarte.cult.cu>
Date: sáb, 10 jul 2021 a las 12:35
Subject: RV: HOMENAJE A NICOLÁS GUILLÉN EN SU CUMPLEAÑOS
To: Eladio Gonzalez <museocheguevara@fibertel.com.ar>
NICOLÁS GUILLÉN Y FLORET EN LOS ALPES.
En 2005 en Italia Roberto Casella de la Asociación de Amistad con Cuba organizó una presentación de nuestros libros en el Museo del Vidrio en la ciudad de Altare en la zona de los Alpes. Mientras esperábamos la hora del comienzo, observamos una dama de piel negra, esbelta y hermosa, de avanzada edad, elegantemente vestida, con una maceta de flores que descendió de su automóvil y se dirigió a un Castillo aledaño al Museo.
Preguntamos quien era, pensando podría ser cubana, respondieron, era ermitaña, no hablaba con casi nadie, sabían era la viuda de un famoso italiano y se llamaba Floret de Guadalupe, y desconocían el país de origen.
Decidimos saludarla, la dama se mostró sorprendida y algo desconfiada, cuando conoció nuestro origen y el motivo de la presencia en el Museo, el rostro se iluminó, relató que era poeta, nacida en la isla francesa de Guadalupe y en París conoció a un poeta italiano, con quien se casó y entre sus huéspedes tuvieron a Nicolás Guillén, quien escribió un poema para ella, que sabía de memoria.
Dijo ser ferviente admiradora de Cuba y de Fidel, preguntó por nuestra Isla, el pueblo, familia, hijos, nietos, nombres, edades y sexo. Al despedirnos pidió esperar un momento. Regresó con varios recuerdos, pequeñas obras de artes confeccionadas por ella en metal. Expresó: "Para los nietos varones los perros de raza. Para las niñas mariposas."
Cuando le solicitamos una copia del poema de Guillén, dijo tenía que buscarlo y propuso un pacto, la próxima vez le traeríamos uno de los libros de la poetisa Nancy Morejón, orgullo del Caribe, de quien conocía prácticamente la biografía, la traducción a importantes intelectuales caribeños, mencionó su obra literaria y declamó uno de sus poemas.
Cuando entregamos a nuestros nietos los recuerdos de Floret acordaron que permanecieran juntos a nuestro lado, como permanecerían ellos. Al contarle esta historia a Nancy Morejón, amablemente accedió a dedicarle algunos de sus libros, que enviamos con el solidario amigo italiano Alberto Ilengo.
