sábado, 11 de marzo de 2023

Tania la guerrillera del Che nacida en Argentina

TANIA LA GUERRILLERA  nacida en Argentina.

 

      Tania la Guerrillera o Laura Gutiérrez Bauer encubría la personalidad de Haydée Tamara Bunke Bider, nacida en Buenos Aires, hija de padre alemán y madre soviética, radicados en Argentina. Al triunfo de la Revolución Cubana,  decidió establecerse en Cuba y ayudar en la defensa de la Revolución socialista. En 1963, comenzó un riguroso entrenamiento operativo para el trabajo de inteligencia, que le permitiría cumplir complicadas y riesgosas misiones, vivir de forma aislada, soportar en silencio sus sentimientos y no poder compartir sus alegrías revolucionarias.

      Aprendió a transformar su lenguaje y actitudes por las propias de la sociedad burguesa donde debía cumplir su trabajo. El 20 de febrero de 1964 concluyó la primera fase de su preparación y se trasladó a la ciudad de Cienfuegos para desarrollar su plan práctico operativo. A fines de marzo, el Comandante Ernesto Che Guevara le explicó en detalle el contenido de su trabajo clandestino y la necesidad de radicarse en Bolivia. El Che le advirtió que, por difícil que fuera su situación, no debía vincularse a las organizaciones o partidos políticos de izquierda ni a personas relacionadas con estos; ni solicitar ayuda o revelar su verdadera identidad. La compartimentación tenía que ser total.

      El 9 de abril de 1964 utilizando un pasaporte con el nombre de Haydée Bider González partió rumbo a Europa occidental. Viajó con documentos y bajo dos personalidades distintas, Vittoria Pancini y Marta Iriarte. Entre las variadas misiones encomendadas estaban las de tomar fotos de una aldea en una región determinada que luego pudiera mostrar como su pueblo natal y la de un matrimonio de edad avanzada, previamente estudiado, para poder presentarlos como sus padres. El 5 de agosto de ese año llegó a Frankfort en la República Federal de Alemania, allí tomó la personalidad y documentos de Laura Gutiérrez Bauer, con la cual trabajaría definitivamente. En los primeros días de octubre de 1964, partió para Bolivia convertida en una etnóloga especializada en arqueología y antropología. El 5 de noviembre de ese mismo año llegó a Perú; desde la capital peruana viajó en avión al Cuzco, en tren a Puno y en una camioneta hasta Yunguyo, última población peruana en la frontera con Bolivia. De aquí pasó a territorio boliviano sin mayores dificultades, se alojó en un hotel de la población de Copacabana, y al día siguiente continuó para La Paz.

      En la capital boliviana se vinculó con los pintores Juan Ortega Leytón y Moisés Chire Barrientos, este último pariente del presidente boliviano. Ambos le presentaron a otros artistas e intelectuales. Estableció estrechas relaciones con Gonzalo López Muñoz, jefe de la Dirección Nacional de Informaciones de la Presidencia de la república, amigo personal y de la más absoluta confianza del Presidente. Gonzalo pertenecía al reducido grupo de funcionarios que tenían acceso a todas las dependencias del palacio, incluidas las habitaciones privadas del mandatario boliviano. Por sus manos pasaban documentos secretos y sumamente sensibles, incluso antes de recibirlos el Presidente.

      Gonzalo la acreditó como agente suscriptor del semanario IPI, una publicación confidencial que él dirigía, solo adquirida por funcionarios, políticos y personas de alto nivel dentro de la sociedad boliviana. Este trabajo le permitió valiosas relaciones y acceso a las oficinas del Jefe de informaciones.

      Tania entabló amistad con la doctora Julia Elena Fortún, a través de la cual trabajó en el comité de investigación, integrado por un numeroso grupo de especialistas, que estaba adscrito al Departamento de Folclor del Ministerio de Educación. Para legalizar su admisión a ese comité requería de una carta de recomendación de la embajada argentina, la cual se la proporcionó Ricardo Arce, secretario de esa misión diplomática, con quien estableció estrechas relaciones. Arce le presentó a todo el personal de esa embajada, incluso al señor Marcelo Barbosa, cónsul de Argentina en la ciudad de Santa Cruz.

      Se relacionó con la Secretaría de Planeamiento y Planificación del gobierno boliviano, con Ana Henrich, quien fuera secretaria del Senado, vinculada al ministro del Interior Antonio Arguedas, con altos dirigentes del gobierno, partidos políticos de derecha y altos jefes militares, y muchas otras personas importantes, como el conocido periodista Mario Quiroga, de tendencia falangista, quien le proporcionó un certificado de trabajo y le ofreció un empleo como correctora de prueba del periódico Presencia, el más importante del país. Tania comenzó a impartir clases privadas de alemán a un grupo de hijos de la burguesía local, lo que le permitió visitar sus casas, relacionarse con sus padres y demás familiares.

      Otra relación muy valiosa lo fue el abogado Bascopé Méndez, quien la introdujo en el amplio grupo de sus amigos.

Al asistir a una fiesta en el exclusivo club La Paz, acompañada de Ricardo Arce, este la presentó a sus amigos como una persona que trabajaba en la embajada argentina. Este hecho le abrió muchas puertas y, sobre todo, nuevas e interesantes relaciones.

      Con Ricardo Arce y el mexicano Juan Manuel Ramírez concurrió a otra actividad social a orillas del lago Titicaca, donde se encontraban altos oficiales de las fuerzas armadas, ministros del gobierno y el general Barrientos, ocasión en que lo conoció.

      El Presidente boliviano mostró vivo interés por ella y conversaron animadamente. Los que conocieron a Tania plantean que era una mujer muy hermosa, simpática, agradable, de personalidad sumamente atrayente, de vasta cultura, que sabía cantar, tocar la guitarra y el acordeón; que sus cabellos negros y la mirada profunda de sus ojos verdes‑azules cautivaban a quienes la conocían. Su participación en esta actividad le proporcionó un amplio círculo de amigos y se relacionó con los miembros del protocolo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia, donde llegó a ser muy conocida.

      El 20 de enero de 1965 había logrado su radicación definitiva y entablar relaciones con importantes personalidades gubernamentales: altos jefes militares, como el general Ovando, diplomáticos acreditados en La Paz, artistas, investigadores, periodistas y líderes políticos derechistas y reaccionarios, Laura Gutiérrez Bauer se movía dentro de los altos círculos bolivianos como una brillante estrella.

      Estudió el arte folclórico con rigor científico. Montó la primera exposición de trajes típicos de Bolivia. Recorrió el altiplano boliviano, con el propósito de reunir canciones autóctonas. Representó al departamento de folclor del Ministerio de Educación de Bolivia en un festival celebrado en la ciudad de Salta en Argentina.

      Contrajo matrimonio con Mario Martínez, estudiante de ingeniería eléctrica e hijo de un importante ingeniero de minas. La boda se celebró en la casa de la artista Yolanda Rivas de Plaskonska. De esa forma obtuvo la ciudadanía y el pasaporte boliviano.

      El 1ro de enero de 1966 arribó a la ciudad de La Paz el representante de una importante y famosa firma de belleza que respondía al seudónimo de Mercy. Su verdadera identidad nunca fue descubierta por la CIA ni por los servicios secretos bolivianos. La misión secreta de Mercy era contactar a Tania, conocer cómo se encontraba, traerle noticias de sus familiares y amigos, repasarle los conocimientos operativos adquiridos y entregarle nuevas gamas para las comunicaciones secretas.

      Mercy valoró altamente la preparación de Tania, igual que su alto grado de asimilación.   Meses más tarde, Tania salió de Bolivia y sostuvo varias entrevistas clandestinas con un nuevo enlace, quien le comunicó que en La Paz haría contacto con un compañero que, al igual que ella, estaba radicado en esa ciudad y bajo cuyas órdenes debía ponerse. Regresó a la capital boliviana y en el mes de mayo de 1966 recibió la señal convenida, acudió al lugar previamente acordado y estableció contacto con la persona orientada.

      El 10 de julio de 1966 Tania recibió un mensaje, de inmediato inició los preparativos para la llegada de los guerrilleros: alquiló casas de seguridad y locales que pudieran servir de almacenes; preparó embutidos para el envío de mensajes cifrados y cumplió otras misiones. Cuando el Che llegó se entrevistó con ella y le impartió nuevas instrucciones.

      El 20 de diciembre de 1966 el Che escribió en su Diario de campaña que se había resuelto apurar los contactos del hombre, de Coco Peredo que estaba trabajando dentro de la oficina de informaciones de la presidencia de la república, hablar con Megía ‑revolucionario peruano cuya identidad aún no se ha revelado‑, para que este sirviera de contacto entre Iván y el hombre de la presidencia. Señaló que lván mantendría relaciones con Tania, con Megía y Sánchez ‑Julio Dagnino Pacheco‑, otro revolucionario peruano que estaba radicado y trabajando en la clandestinidad en Bolivia, además con un compañero del Partido Comunista Boliviano. La red de apoyo urbano se estaba conformando aceleradamente, e incluía al doctor Hugo Lozano, como radista, Rodolfo Saldaña, los doctores Walter Parejas Fernández y Humberto Rhea Clavijo, también a Loyola Guzmán y otros compañeros.

      A fines de diciembre de 1966, Tania viajó a Ñacahuasú y el 31 se entrevistó con el Che. Esperó el nuevo año de 1967 con sus compañeros en las selvas bolivianas; el 1ro de enero el Che le dio instrucciones para realizar varias misiones secretas en la Argentina; al día siguiente partió rumbo a La Paz para desde allí trasladarse a Buenos Aires.

      Tania cumplió todas las misiones encomendadas y volvió al campamento guerrillero en el mes de marzo de 1967, con el propósito de llevar a Regis Debray y Ciro Roberto Bustos.

      Mientras esperaban al Che, que se encontraba de recorrido, desertaron Vicente Rocabado Terrazas y Pastor Barrera Quintana, quienes informaron al ejército boliviano, a sus servicios de inteligencia y a los oficiales de la CIA, la presencia de Tania en el campamento guerrillero y que esta había viajado en jeep hasta Camiri. El vehículo fue localizado y Laura Gutiérrez Bauer descubierta como vinculada a los guerrilleros. El Che escribió en su Diario. "...Todo parece indicar que Tania está individualizada con lo que se pierden dos años de trabajo bueno y paciente..."

      Los servicios secretos bolivianos y la estación CIA en La Paz, no sabían de las actividades secretas y clandestinas de Laura Gutiérrez Bauer hasta que las revelaciones de los dos desertores les proporcionaron una valiosa pista. Ella trabajó dentro de las esferas de la alta sociedad boliviana sin que sospecharan de su importante misión. Cuando su apartamento fue allanado, solo encontraron fotos con importantes personalidades de la vida cultural, política y social de Bolivia, incluso con los generales Barrientos y Ovando, lo que desconcertó a los oficiales de la CIA y del servicio de inteligencia boliviano. Los nombres, direcciones y teléfonos en su agenda, eran de personas que ni remotamente podían estar vinculadas con la lucha guerrillera o la red de apoyo urbano, y aunque la represión incluyó a algunas de ellas, como eran influyentes y ligadas al gobierno fueron puestas en libertad inmediatamente.

 

Fuente: Froilán González y Adys Cupull. La Cía contra el Che.                                                                                                                                                        Primer Museo Suramericano de Buenos Aires,
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