lunes, 14 de abril de 2008

Eduardo de la Serna presbítero argentino, pide angustiado a la oposición tobas del Chaco, desnutridos de Tucumán, pobres sin pan, retenciones, Carrió,























Reflexiones de un presbítero argentino

From: edlserna03@uolsinectis.com.ar
Date: Sat, 12 Apr 2008 20:34:36 -0300

Angustiante pedido a la oposición

Como ciudadano argentino, de 53 años, y por tanto heredero de una historia marcada por la muerte y la apuesta por la vida; cura por opción de vida, y tratando, con mis limitaciones y debilidades, de jugar mi vida del lado de los pobres, y peleando por lo que honestamente creo que los beneficia y contra lo que los perjudica, me encuentro con una crisis de conciencia, una situación de perplejidad que me desconcierta.

Quiero ser sincero: no voté a Cristina. No la voté porque creía que iba a ganar sin necesidad de segunda vuelta y me parecía bueno marcar una dirección. No sé si hubiera votado a quien voté si pensara que podía ganar. Creo que no. Como pasa con todos, salvo que hagamos una lectura fundamentalista o caricaturesca, creo que en el gobierno hay aciertos y errores, cosas que me alegran y otras que no. Y acá viene mi 'angustiante pedido', que -lo repito- lo formulo desde mi irrenunciable compromiso en favor de los pobres: más de una vez me ha pasado que ante alguna decisión, política, o acción del gobierno que me deja desconcertado, ver las actitudes de la oposición, y sus discursos, me hace casi invariablemente, acercarme al gobierno. No recuerdo desde el feliz advenimiento de la democracia un gobierno que haya suscitado tanta encarnizada e irracional oposición. Y mirando las actitudes y argumentos, lo repito, me siento en las antípodas de los opositores. Es verdad que el actual gobierno (y su predecesor) se caracterizan por la intolerancia, la falta de diálogo, y rechazo a toda crítica (aún las que más tarde terminará aceptando), y ciertamente, esto provoca a su vez intolerancia, falta de diálogo y rechazo a toda crítica.

se dice con verdad, que el peronismo histórico no respetó las minorías, pero dicho esto por quienes no respetaban a las mayorías, no resulta ni siquiera razonable;

se decía también que el peronismo llevaba por la fuerza a la gente a la Plaza de Mayo, hoy se dice que con choripán;

las 'señoras de la sociedad' decían cosas horribles de Evita, y no son diferentes a los carteles referidos a Cristina que empapelaron San Isidro antes de las elecciones;

se dice que el peronismo histórico fue adversario de la prensa independiente, y también se dice lo mismo de éste, sin que la prensa 'independiente' (?) haya hecho una autocrítica sobre su complicidad en el golpe de 1976, sin que se aclaren los nombres de los periodistas que 'reciben sobres' (se dijo que lo hacía Corach, que lo hizo De Santiba es [¡200 periodistas! Se dijo] y que lo hace también este gobierno), sin que quede clara la relación de ciertos sectores de la prensa con los espacios del poder: sea del suplemento 'rural' de algún periódico, encarnizado defensor de la soja (transgénica), de los chantajes para hablar bien o mal de un espectáculo (como lo decía la película 'El mismo amor, la misma lluvia'), o de un deportista en orden a su futura venta... De ninguna manera compromete esto a tantos periodistas -conocidos o no- que mantienen una férrea actitud de defensa de lo que creen y ven como verdad y justicia; sino más bien a tantas empresas o empresarios periodísticos de dudosa honestidad y cierta cercanía al poder;

se dice que el peronismo histórico tuvo conflictos con los EEUU, la Iglesia, el 'Campo', y no fueron estos ajenos a más de un golpe de Estado en Argentina, y no estaría mal para ser fieles a la verdad y la historia que estos sectores reconozcan su responsabilidad es estas instancias dramáticas...

Se dice esto, y ciertamente otras cosas... muchas son verdades parciales (lo que implica que son también falsedades parciales). Ante el reciente conflicto con los sectores del Campo, abundaron las medias verdades de un lado y del otro. Con razón se hizo referencia a lo grotesco de la aparición de un personaje patoteril y menor, pero no se puso el mismo acento en las discriminaciones que eso provocaba (incluso de parte de quienes se jactan de inteligentes, pero no quisieran semejante discriminación por otros motivos). En lo personal, a pesar de haber señalado que yo no soy 'K', y que pretendía un trato diferenciado a los pequeños y medianos productores, recibí correos -y parientes míos también los recibieron para que me lo hagan saber- que no hacían sino confirmarme en mi actitud, por la intolerancia, ideologización, y por lo endeble de algunos argumentos. Todavía tenemos fresca la memoria con los niños desnutridos de Tucumán, o los tobas del Chaco, como para ver obscenamente tirar granos, leche, carne. Llega un punto que no me importaba quién tiene o no razón, sino la suerte de los pobres. Me perdonará el gobierno, me perdonarán los productores, pero esta y otras realidades sólo quiero mirarlas desde mi opción por los pobres. Y desde los pobres, 'el pan, no se tira', 'es pecado'.

Estoy de acuerdo que este Gobierno es más de lo mismo. La perversión del sistema capitalista no cambia. No se pretende cambiar. Creo que las retenciones son una herramienta dentro de este sistema para que la trampa de las 'commodities' (precios internacionales) no se aplique al interno del país. Pero eso no sería necesario si hubiera otro sistema, otro modelo, otra política. Y -repito- sigo hablando desde mi compromiso con y por los pobres. Estoy de acuerdo que este gobierno critica la concentración de poder en los grandes productores, y es a ellos a los que ha beneficiado; critica la concentración de los Medios de Comunicación, y es este gobierno el que la ha permitido, renovando licencias con una ley de la dictadura, o permitiendo el oligopolio en las comunicaciones (teléfonos y cable, por ejemplo). ¿No era que lo malo de la telefonía estatal era que no había competencia? si es malo que el grupo Clarín tenga tanto poder (y creo que lo es), ¿por qué permitió este gobierno la fusión de Cablevisión y Multicanal?

Estos dos ejemplos los señalo para dejar claro que no estoy con el gobierno. Pero tampoco soy oposición. Pero cuando miro lo que se llama oposición es que me desconcierto. Hay radicales con Kirchner, con Carrió, con López Murphy, con Lavagna... ¿Hay radicales? Carrió, que defendía las retenciones móviles cuando la acompañaba Lo Vuolo, las rechaza ahora, con Prat Gay y Patricia Bullrich. La que hablaba de un 'contrato social' (yo no lo firmé, porque no firmo contratos sin haberlos leído. Hoy veo que la letra chica me hubiera perjudicado), y que 'el límite era la corrupción', apoyó a Macri en la Ciudad de Buenos Aires. Macri sigue saltando baches, pone funcionarios de la dictadura, no tiene política de cultura nada menos que para la 'culta Buenos Aires' si no es desde lo económico, y sigue rechazando a los habitantes del Conurbano cada vez que puede. ¿La solidaridad? ¡bien. Gracias! La homeopática izquierda mostró una vez más en el acto del 24 de marzo, y en la crisis del Campo su mirada fundamentalista, que termina presentando como su más encarnizado enemigo al que ayer era su aliado, descuidando a los verdaderos adversarios fuera del discurso.

Toda democracia necesita oposición. ¡La necesitamos! Para poder mirar críticamente lo que es necesario criticar, cuando es necesario el debate, pero no desde una oposición sistemática que no acepta razones, ni escucha; para entender otra posible lectura de los acontecimientos, cuando es necesario 'leer', pero no desde el fundamentalismo del '¡no!' sin conocer la pregunta; para poder ver otros caminos, cuando es necesario elegir o preguntarse por variantes, pero no desde el 'piquete' verborrágico que antes de empezar ya afirma que el elegido no sirve.

Necesitamos oposición, porque necesitamos conocer y escuchar variantes, propuestas, lecturas. Necesitaríamos que el Gobierno escuche, que la oposición hable, que reine la sensatez. Pero mientras la oposición grita, o golpea cacerolas de teflón, y el gobierno se regodea escuchando sus auto-aplausos, falta el diálogo. Falta el encuentro... Durante la reciente crisis del campo, llegaban mails que hablaban de 'tiranía', 'autoritarismo', 'inconstitucionalidad' del gobierno, viejos golpistas se hacían ver a la luz del día, ex-senadores se mostraban públicamente, la derecha recalcitrante se reunía en Rosario, y muchos recordábamos que antes de cada golpe hay 'ensayos' para ver las reacciones de la gente, que antes del 24 de marzo de 1976 hubo lock out patronal y desabastecimiento para que la clase media se preocupe por 'su' comida, y no por un proyecto de país, luego modificado a sangre y fuego, y que todavía no ha cambiado... Yen un momento como ese, y en otros que seguramente vendrán, falta el diálogo. Diálogo que supone que dos partes hablen y las mismas dos partes escuchen. Pero mientras la oposición siga con este mismo discurso, y esta intolerancia, nos mantendrá desconcertados, y las más de las veces, en la otra orilla. No es razonable que la oposición nos haga ser sus propios opositores, ¿no es cierto?

Eduardo de la Serna 12 de abril 2008