viernes, 25 de mayo de 2007

Kirchner Néstor a cuatro años de tarea

EDITORIAL: DE 1810 A 2007, ENTRE LUCES Y SOMBRAS.

A 197 años de la Revolución de Mayo y a 4 años de la asunción de Néstor Kirchner como Presidente de la Nación, nos encontramos con la supervivencia de viejos paradigmas y la existencia de crueles paradojas en nuestro país. Del ideario de libertad, igualdad y fraternidad al ideario del sálvese quien pueda, la República Argentina atraviesa, atravesó y atravesará los horizontes de lo errático gracias a los designios de la hegemonía mundial en cada etapa histórica, con la colaboración de una oligarquía que solo piensa en sus propios intereses en detrimento de las grandes mayorías sumergidas en la pobreza y en la indigencia.

Desde 1810 a la actualidad, las diferentes coyunturas históricas giraron en torno a los intereses de los terratenientes, hoy capitalistas industriales en su gran mayoría y de los comerciantes librecambistas, adoradores de todos los golpes militares y feroces críticos de la democracia, cuando no satisfacían sus intereses de clase. El paradigma liberal en lo económico sobrevivió, entre avances y retrocesos, para asegurar la perpetuación de los privilegios de quienes hoy podrían ser considerados saavedristas. Sin embargo, lo político se construyó alrededor de las necesidades imperiales; primero, con Gran Bretaña y a partir de 1945, con EE. UU.para conformar un Estado basado en el individualismo feroz en cruel consonancia con el utilitarismo del siglo XIX y con el neoliberalismo esbozado en la década del `60 y profundizado durante la década del `80, culminando su obra con el continuismo de los `90 hasta la actualidad.

Entre el paradigma liberal en lo político, económico y social, que llevó al continuo desdibujamiento de la identidad nacional gracias a las oleadas inmigratorias de 1874 a 1960 y de 1989 a la actualidad, y la cruel paradoja, perpetuada por lo anterior, de un Buenos Aires rico y de un Interior pobre, al igual que una distribución desigual de la riqueza, nos encontramos ante un país con un enorme potencial que sigue siendo devastado por una clase política funcional al Imperialismo.

Y Kirchner no iba a ser la excepción, pese al mensaje a la Asamblea Legislativa del 25 de mayo de 2003. Con un 25% de los votos, se dedicó a la acumulación de poder, antes que resolver las viejas problemáticas de una Argentina que había sufrido una de las mayores crisis políticas y económicas a partir del 2001. Con el caballito de batalla de los Derechos Humanos, intentó dar un baño de humanidad a un capitalismo que ahogó los sueños de millones de argentinas y de argentinos. Con la demagogia, intentó y sigue intentando disfrazar al neoliberalismo continuista como la nueva izquierda, pero no nos engaña.

Alguna vez dijimos que no era un revolucionario, ni lo iba a ser. Que iba a continuar la senda marcada por Martínez de Hoz, la misma que profundizara Carlos Menem y que continuara De la Rúa y Duhalde. La realidad de hoy está llena de hechos y de acciones que nos permiten afirmar la supervivencia del ideario neoliberal y de la paradoja entre Buenos Aires y las provincias, como también la de un modelo económico y social, justificado bajo el lema de "un capitalismo en serio", que sigue promoviendo sistemáticamente el saqueo de los recursos naturales y la exclusión de los grupos vulnerables, junto a una gran masa de argentinas y de argentinos que no pueden sentarse al banquete de la dignidad.

Entre luces y sombras, la Argentina en clave electoral sigue aferrada al clientelismo promovido por la perpetuación de la pobreza y de la indigencia, sin contar con otras opciones que permitan la superación de este estado de cosas para construir el país que necesitamos.

Así, el sistema feudal construido en Santa Cruz, en donde los docentes y los empleados estatales siguen luchando por su dignidad, al igual que en San Luis, donde el reinado de los Rodríguez Saá sigue derrochando incoherencias políticas y sociales; en Formosa, donde un Gildo Insfrán, que supo encerrar a integrantes de los pueblos originarios para asegurarse sus votos y que sigue persiguiendo a las fuerzas democráticas en su provincia, pretende seguir libando las mieles del poder mientras su pueblo carece de salud y de educación y en Neuquén, en donde el sapagismo devino en sobischismo para continuar con las viejas mañas conservadoras, de la mano de una represión salvaje que es ejecutada desde los `90 y que le costara la vida al Prof. Carlos Fuentealba y a Teresa Rodríguez, se consolida por la ausencia de alternativas políticas pero con el condicionante de las luchas populares encarnadas en los docentes de ADOSAC y de ATEN, de la Multisectorial de San Luis y del Foro por las Libertades Democráticas de Formosa.

El otro gran condicionante son las luchas sectoriales, en donde los trabajadores del subte y otros gremios vienen resistiendo las presiones de la oligarquía sindical, la misma que es funcional a la clase dominante que pretende continuar con su política de exterminio de los pobres para erradicar la pobreza; de las personas con discapacidad, para terminar con las problemáticas derivadas del hambre y de la exclusión social y del ejército de reserva creado por las políticas económicas y sociales que impusieron.

Entre luces y sombras, nos encontramos ante la perspectiva de un futuro inestable, en donde Fuenteovejuna puede hacer tronar su escarmiento en cualquier momento, en cualquier ocasión. Lo demostró lo sucedido en Santa Cruz, en Neuquén y en Constitución, al igual que las pequeñas y grandes luchas llevadas a cabo por quienes siguen soñando con una Argentina distinta, en donde reine la vida y la dignidad humana.

En estos tiempos volátiles, se impone terminar con las sombras neoliberales para dar lugar a las luces del socialismo de la mano de la construcción de alternativas políticas que permitan alcanzar el sueño de un Estado de los Derechos Humanos. Para ello, debemos dejar de lado los egoísmos estériles y la figuración inútil que así lo impiden.

También debemos dejar de ser funcionales a una derecha agazapada que sigue soñando con volver a los viejos tiempos en los cuales podían adueñarse de la vida y de los bienes de todas y de todos. Si queremos otra Argentina, debemos buscar el camino hacia un cambio de paradigmas para acabar con las paradojas, debemos construir una fuerza que permita la unión de todos los esfuerzos para erradicar esta avidez insaciable de poder y de dinero, para terminar con los excesos de un justicialismo "injusticialista" que solamente busca la perpetuación en el poder como cómplice del poder económico aliado a los intereses imperiales y a quien poco le importa los niños desnutridos, los ancianos sin asistencia médica y las personas con discapacidad sin trabajo.

Construyamos la luz que nos lleve a otra Argentina, para que las sombras neoliberales sean desterradas de estas tierras. Nuestros hijos e hijas y nuestros nietos y nietas merecen que así lo hagamos.

Como diría Ortega y Gasset: ¡ Argentinos ! ¡ A las cosas !.

Prof. Juan Carlos Sánchez gacetillas.populares@gmail.com
Director Editorial GACETILLAS POPULARES