lunes, 21 de mayo de 2007

Panamá - Terrorismo - Posada Carriles - Cuba - Fidel Castro














El Terrorismo y los que luchan contra el terrorismo

por Peter Kornbluh

El 17 de noviembre de 2000, poco después de llegar a la Ciudad de
Panamá para asistir a una cumbre de líderes iberoamericanos, Fidel
Castro realizó una conferencia de prensa para dar a conocer que el
legendario terrorista y exiliado cubano Luis Posada Carriles también
había llegado a Panamá, en una misión de asesinato. Posteriormente,
las autoridades cubanas proporcionaron un video de Posada y tres
co-conspiradores reunidos en frente del hotel donde se hospedaban. En
menos de cuarenta y ocho horas los funcionarios panameños encontraron
un bolso de gimnasia que contenía treinta y tres libras de explosivos
C4 que al parecer Posada tenía planeado utilizar para hacer estallar
el Paraninfo donde estaba previsto que Castro hablaría.

¿Cómo se enteró el gobierno de Castro de la conspiración de Posada?
El servicio de inteligencia de Cuba, conocido como el DGI, tenía
infiltrado a un espía de alto rango en uno de los grupos de exiliados,
quien le informaba cómo iba evolucionando el plan de asesinato. El
programa de espionaje cubano posiblemente salvó docenas de vidas y
evitó un acto de terrorismo internacional.

Tal vez más que ningún otro país en los últimos cincuenta años, Cuba
lleva enfrentando de manera constante tanto amenazas como intentos
reales de asesinato, sabotajes, ataques armados y dinamiteros
tristemente célebres, como la voladura en pleno vuelo de un avión
cubano de pasajeros en 1976. (Los documentos de la CIA y el FBI
involucran como autor intelectual de ese ataque a Posada, a quien la
agencia una vez pagó como entrenador experto en voladuras). Mucho
tiempo después de que la CIA abandonara sus esfuerzos directos
destinados a derrocar al régimen de Castro y poner fin a su liderazgo,
los grupos militantes anticastristas prosiguieron su campaña de
violencia. Según un memorando de la Casa Blanca desclasificado
recientemente, el presidente Jimmy Carter, tras ver el programa
especial de la CBS de 1977 titulado The CIA's Secret Army (El Ejército
Secreto de la CIA) sobre las operaciones violentas del exilio cubano
en la Florida, "se horrorizó ante la idea de que la gente pudiera usar
el territorio de los Estados Unidos como base para actividades terroristas".

Sin embargo, incluso después de los ataques del 11 de septiembre, se
sigue utilizando el territorio estadounidense para esos propósitos.
Hace relativamente poco tiempo, en noviembre de 2005, el principal
benefactor financiero de Posada en Miami, Santiago Álvarez, fue
atrapado con un arsenal militar de ametralladoras, granadas,
silenciadores, explosivos y miles de cartuchos de municiones ­ lo que
hace suponer que exiliados violentos han estado preparando otra
importante operación contra Cuba.

De la misma forma en que la CIA intensificó sus esfuerzos para
penetrar a la organización Al Qaeda tras el 11 de septiembre, el DGI
ha dedicado enormes recursos para infiltrar las organizaciones
anticastristas de línea dura en Miami y monitorear las actividades de
Santiago Álvarez y otros líderes del exilio con antecedentes de
violencia. A mediados de los años noventa, Cuba envió a más de una
docena de operativos a la Florida para establecer una red de espionaje
cuyo nombre en clave era Red Avispa, Wasp Network. La mayoría de los
operativos fueron enviados para penetrar a grupos como la Fundación
Nacional Cubano-Americana, Hermanos al Rescate y Alfa 66; uno de
ellos, Antonio Guerrero, fue contratado para fabricar piezas con
láminas metálicas en la base aérea de Boca Chica, donde tomó nota
sobre los tipos de aviones militares que aterrizaban y despegaban y
monitoreó el nivel de actividad en la base.

En septiembre de 1998, el FBI intervino. Los cinco agentes cubanos,
Guerrero,
Fernando González, Gerardo Hernández, René González y Ramón Labañino,
actualmente conocidos como los Cinco Héroes, fueron detenidos y
lanzados al "hueco" incomunicados durante diecisiete meses, fueron
procesados por conspiración para cometer espionaje (ya que no había
pruebas de que hubieran reunido información clasificada de los Estados
Unidos), y se les impusieron condenas máximas que oscilan entre penas
de quince años de prisión hasta doble cadena perpetua. Cuando el
panel de tres jueces del Tribunal de Apelaciones del Onceno Circuito
rechazó sus condenas en agosto de 2005 al emitir la decisión unánime
de que los Cinco Héroes no habían recibido un juicio imparcial, la
oficina del Fiscal General Alberto Gonzáles inmediatamente apeló ante
el Tribunal de Circuito en pleno para volver a examinar el fallo.

El esfuerzo coordinado de Gonzáles por mantener en prisión a los
espías cubanos contrasta marcadamente con su inacción para mantener a
Posada entre rejas. Después de haber sido indultado en Panamá en
agosto de 2004, Posada entró subrepticiamente en los Estados Unidos en
marzo de 2005 y solicitó asilo político; fue arrestado solamente
después de que la publicidad sobre su expediente terrorista, generada
en gran parte por los documentos desclasificados de la CIA y el FBI
publicados en la página web de mi organización, el Archivo de
Seguridad Nacional, amenazara con socavar la credibilidad de la
administración de Bush en la "guerra contra el terrorismo". Sin
embargo, Gonzáles se ha negado a certificar que Posada es un
terrorista en virtud de las disposiciones de la Ley Patriota ­
certificación que permitiría al gobierno mantenerlo detenido
indefinidamente. En cambio, el Departamento de Justicia ha tratado a
Posada como a cualquier otro inmigrante ilegal, acusándolo solo de
mentir acerca de la forma en que llegó al país.
Al haber sido acusado únicamente por fraude migratorio, no es de
extrañar que los abogados de Posada hayan convencido a tres tribunales
diferentes de que debería ser liberado. El 19 de abril pagó una
fianza de 350 000 dólares y regresó a Miami. El hombre que el propio
Departamento de Justicia ha descrito en los documentos presentados al
tribunal como "criminal impenitente y confeso de ser el autor
intelectual de conspiraciones terroristas" ahora vivirá cómodamente
bajo arresto domiciliario hasta la celebración de su juicio previsto
para el 11 de mayo.

En Cuba, la liberación de los Cinco Héroes y el encarcelamiento de
Posada se han convertido en causas célebres. Lo primero que ven los
viajeros al llegar al Aeropuerto Internacional José Martí en las
afueras de la Habana es una enorme valla con las fotografías de los
"héroes de la República de Cuba" en que se exige "Libertad para los
Cincos Héroes"; imágenes similares se destacan en los pasillos de los
principales hoteles. Se han celebrado gigantescas concentraciones
para exigir justicia para las muchas víctimas de Posada y denunciar la
hipocresía de los Estados Unidos al permitir su excarcelación hacia la
casa de su esposa en Miami. Fidel Castro salió de su convalecencia
para acusar a la administración Bush de haber puesto en libertad a
"un monstruo". Con frecuencia se refiere a los Cinco Héroes como
presos políticos.

En realidad, a los Cinco Héroes se les conoce mejor como agentes
contra el terrorismo cuyo objetivo era proteger a los cubanos y a
otras víctimas inocentes de la violencia de consagrados terroristas
como Luis Posada. La forma en que la administración Bush ha manejado
estos dos casos inseparables desde el punto de vista histórico es un
recordatorio de que, cuando se trata de Cuba, los encargados de
formular la política de los Estados Unidos se niegan a reconocer la
diferencia que existe entre los que cometen actos terroristas y los
que tratan de impedirlos.

Peter Kornbluh es analista principal del Archivo de Seguridad Nacional
de la Universidad George Washington y director de los Projectos de
Documentación Chile y Cuba.