sábado, 23 de junio de 2007
Caribe le roban sus cerebros, Brain train Fuiste des cerveaux América Latina Trasiego de Neuronas
EL CARIBE Y EL ROBO DE CEREBROSAutor: Rolando Álvarez y Marta Guzman Pascual
Uno de los problemas que más debilita y compromete en lo inmediato y mediato,
el desarrollo de los países caribeños o antillanos, sin lugar a dudas, es
el "robo de cerebros", "brain train", en inglés o "fuiste des cerveaux ",
en francés.
Este fenómeno de alcance mundial, que acontece en menor medida entre países
desarrollados, golpea con tremenda fuerza a los países del Tercer Mundo
y
como parte de estos, a los de América Latina y el Caribe Insular. Para ello,
las naciones desarrolladas utilizan métodos cada vez más refinados destinados
a promover la inmigración de profesionales mediante mecanismos de contratación
y sistemas de selección que facilitan su entrada al país receptor.
Incalculables resultan las pérdidas que ocasiona este mal a los países subdesarrollados
debiéndose tener presente que un ser humano preparado en su país de origen
es un recurso insustituible.
Se menciona a la década de 1960 cuando se produjo la institucionalización
del robo de cerebros, lo que a lo largo de la historia ha sido una práctica
de distintas metrópolis con sus antiguos territorios coloniales en el Caribe.
Entonces y mediante Ley, en Estados Unidos se estableció una cuota anual
de 125,000 inmigrantes de América Latina y el Caribe para su entrada en
su
territorio, pero bajo el criterio selectivo de la capacidad profesional,
técnica y cultural de aquéllos.
Como hechos concretos sucedidos, por entonces, en el Caribe, tenemos los
siguientes ejemplos. Entre 1961 y 1970, la República Dominicana perdió,
anualmente,
el 16% de sus graduados médicos, Haití el 20% y Jamaica el 25%. En 1969,
el 80% de los médicos graduados ese año en República Dominicana, pasaron
a ejercer la profesión en Estados Unidos.
En esa década, y en la actualidad, la pérdida de personal calificado resulta
más elevada en los pequeños países. Un ejemplo de ello es como en 1970,
Jamaica
vio perder a 60 científicos.
Se calcula que entre 1960 y 1975 unos 14,000 científicos, médicos, ingenieros,
técnicos y otros especialistas latinoamericanos de alta calificación emigraron
a los países capitalistas desarrollados, de manera particular a Estados
Unidos,
causando una pérdida de 2,800 millones de dólares.
Las ofertas tentadoras que acompañan a una política arrasadora e indiscriminada,
convierten al científico, especialista de alto nivel o técnicos ramal en
una mercancía para la obtención de ganancias superiores a base de un ínfimo
gasto. La inversión principal siempre ha estado a cargo de los países a
donde
pertenecen o donde nacieron, tanto en su formación como en su capacitación.
Distintas instituciones internacionales o regionales se han manifestado
en
contra del robo de cerebros, reclamando o proponiendo medidas que tiendan
a su desaparición, inclusive, mediante una legislación universal como propuso
la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo ( UNTAD ).
Esta criminal sustracción de inteligencias también es preocupación máxima
de los ministros de la Comunidad del Caribe (CARICOM) así como de la Conferencia
General de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo.
Precisamente, Cuba ha desempeñado un papel activo para enfrentar esa pandemia.
En 1972 propuso en la III UNTACD, en Santiago de Chile, un proyecto resolución
para lograr tal objetivo. En aquella oportunidad la delegación cubana precisó
que dicho robo representaba un caso de transmisión de tecnología a la inversa,
pues se efectuaba de países atrasados y pobres hacia naciones capitalistas
adelantadas y ricas, de forma particular, hacia las ex metrópolis.
Un ejemplo de ello fue Surinam hasta el momento de su independencia, en
1975,
cuando su ex metrópoli, Holanda, a través de los Monopolios allí radicados
así como de sus instituciones científicas y académicas afectaron, sistemáticamente,
el desarrollo económico, científico, cultural y deportivo mediante el reclutamiento
de un alto por ciento de los estudiantes que disfrutaban diferentes becas
en Holanda. Esta situación se agravó al producirse la independencia de Surinam
y emigrar otros cientos de especialistas y funcionarios de nivel que trabajaban
en distintas compañías holandesas.
La década delos años 60 del siglo pasado, muestra con crudeza cómo se produjo
el robo de cerebros de las naciones de América Latina y el Caribe hacia
Estados
Unidos, lo cual no deja de ser impresionante. En esos años, el robo alcanzó,
entre otros a 132 físicos altamente calificados, 35 eminentes matemáticos
y 769 científicos experimentados dedicados a la bioquímica y la biología.
Esa política de compra o reclutamiento de inteligencias, fue aplicada a
Cuba
a partir del triunfo de la Revolución en 1959, acompañando la misma, desde
entonces, de un viso político para hacer fracasar dicho proceso en la mayor
de las Antillas. Estimulando por todos los medios la deserción o las salidas
ilegales - política vigente y sistemática aplicada por todas las administraciones
norteamericanas en el poder en el contexto de un férreo bloqueo - han salido
de Cuba miles de especialistas y profesionales desde los primeros años de
la Revolución. Se recuerda que de los 3,000 médicos existentes en Cuba,
el
lro. de enero de 1959, el 50% optó por abandonar el país con destino a Estados
Unidos. No seria hasta el 14 de noviembre de 1965, en que Cuba realizó la
primera graduación de médicos, 400 en total, lo cual tuvo lugar en el Pico
Turquino, a unos 2,000 metros de altura en la Cordillera de la Sierra Maestra.
El 31 de diciembre del año 2005 existían en Cuba 70,594 médicos. Esto indica
que por cada 10,000 habitantes hay 62 médicos, o sea, un médico por cada
159 cubanos. En cuanto a los estomatólogos Cuba contaba, en igual fecha,
con 10,554, lo que indica que existe un estomatólogo por cada 1,066 habitantes.
Indiscutiblemente estos resultados demuestran el impresionante salto cualitativo
dado por Cuba, en tan poco tiempo en la formación de profesionales de la
salud.
Es notorio como se produce la compra o sustracción de inteligencias de los
países subdesarrollados y que laboran en las filiales de monopolios transnacionales
e instituciones extranjeras radicadas en países del tercer mundo. Muchos
de los que allí laboran llegan a tener tal identificación con los intereses
foráneos que representan, que ponen por encima de la nación donde nacieron,
la lealtad y el condicionamiento a los mismos.
En la relación emigrante-receptor no deja de jugar un papel determinante
la selección de los que desean viajar a las metrópolis, o a otros países
subdesarrollados, subyaciendo en la misma una política destinada al robo
de cerebros. Es imposible calcular, hasta los momentos actuales - inicios
del siglo XXI - el éxodo latinoamericano y caribeño hacia distintos países
del llamado primer mundo, fundamentalmente profesores, médicos, enfermeras,
ingenieros, escritores, artistas o deportistas que dejan un gran vacío en
sus territorios originarios, algunos de éstos con escasa población, unida
a un débil desarrollo industrial y científico técnico. De esa triste secuela
se han encargado instituciones y gobiernos como el de Estados Unidos, Inglaterra
y Canadá.
En todo ello está presente la selección de quienes viajan y dentro de ello,
su calificación. Esos migrantes, como apunta Miguel Villa, Jefe del área
de población y desarrollo del CELADE, suelen brindar a los países de destino
una oferta de trabajo con diversos grados de calificación, ya adquiridos
en los países de origen. Claro está, este tipo de emigración calificada
traerá
grandes afectaciones para los países que la pierden, no tan solo en el orden
de los recursos humanos de esas características, sino que también comprometen
o debilita el posible desarrollo de los países de origen. Cada vez es más
preocupante para los países emisores ya que son pérdidas no renovables pero
también por el destino que corren sus nacionales debido a las reacciones
racistas y xenófobas reinantes en los países receptores.
La Encuesta Continua de Población de los Estados Unidos del año 2000 reportó
que allí se encontraba una cifra del orden de un millón de profesionales
y técnicos de América Latina y el Caribe, un 12% de la fuerza de trabajo
inmigrante de ese origen.
Abundando en otras informaciones elaboradas por la CEPAL, del año 2002,
así
como de otros autores como Pellegrino ( 2000 ) y Pellegrino y Martínez del
( 2001 ), se precisa que la " migración calificada" no muestra atisbos de
reducción y ello impone retos a los países de origen. Frente a las iniciativas
tradicionales dirigidas a retener a los potenciales participantes del brain
drain - y que amén de poner en riesgo los derechos de las personas, tuvieron
escaso impacto en la región - parece más realista reconocer la conveniencia
de estimular la circulación y el intercambio de tal tipo de personal (brain
circulation y brain exchange), con el propósito de convertir a los migrantes
en nexos entre las redes locales y globales de desarrollo científico y tecnológico,
y en agentes de transferencia de conocimiento y tecnología.
En los últimos tiempos se ha incrementado el robo del conocimiento tradicional
de muchos países por parte de las transnacionales, siendo los productos
farmacéuticos
uno de los sectores más afectados y que se ha dado en llamar la biopiratería.
Es usual que a partir del desarrollo de distintos medicamentos con las más
adelantadas tecnologías, los mismos resultan patentados por firmas extranjeras,
manteniendo su control monopólico dentro y fuera del país donde se ha descubierto
o logrado determinado producto médico.
No debemos perder de vista que el personal altamente calificado que emigra
y del cual se benefician los países receptores, se obtiene sin inversión
alguna, sin gasto alguno por su capacitación. Sin lugar a dudas, la fuga
de cerebros sufraga los gastos de reproducción de la mano de obra de las
naciones desarrolladas.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo ( OIT ), dados
a
conocer en 1995, un 47% de las personas nacidas en el extranjero que completan
un doctorado en Estados Unidos se quedan en este país.
La sangría de capital humano en los países del Sur es cada año más ostensible.
La propia OIT no deja de reconocer que en ello resulta determinante el avance
de la globalización y del espectacular desarrollo de la tecnología de la
información y la comunicación. A lo que habría que agregarse la voraz e
indetenible
acción de infinidad de transnacionales.
A comienzo del siglo XXI se conoció que existían " 3,7 veces más jamaicanos
de nivel universitario en Estados Unidos que en su propio país ". Esto se
relacionaba con lo informado por la OIT de que las personas que habían emigrado
a Norteamérica originarios de países en desarrollo tenían en promedio un
nivel de educación dos veces superior al de sus compatriotas que seguían
viviendo en su país.
El despojo a que continúan siendo sometidos los países caribeños, en su
casi
totalidad, es impresionante. Tanto Jamaica como Trinidad y Tobago, ven perder
anualmente fuerza de trabajo calificada que emigra y que en un 50% es portadora
de un nivel superior. Esta información, contenido en la obra de Carrigton
and Detragiache, 1998, " How Big is the Brain Drain", es acompañada de una
cruda aseveración de dichos autores, y es que la fuga de cerebros en el
Caribe
es la más alta del mundo., debiéndose tomar en cuenta, para cualquier proporción
o comparación los índices de población.
El cuadro de Jamaica con respecto al éxodo de enfermeras y maestros es desolador.
De esto se ocupan Estados Unidos e Inglaterra. De esa manera, Jamaica pierde
cada año, aproximadamente, un 8% de sus enfermeras graduadas.
También es impresionante el robo de cerebros en la esfera educacional en
el citado país. El Ministerio de Educación de Jamaica estima que entre los
años 2000 y 2002, solo dos años, perdieron la cantidad de 2000 maestros.
Se debe tomar muy en consideración, que los profesionales de lengua inglesa
materna, son los más codiciados por los reclutadores norteamericanos e ingleses,
ofreciendo mayores salarios y mejores condiciones de vida. Sin embargo,
los
lugares donde son ubicados a trabajar por lo general, son comunidades o
barrios
pobres o con grandes problemas sociales.
El cuadro que se presenta en un sector tan sensible como las enfermeras,
la Organización Panamericana de la Salud ( OPS), en su Revista Perspectivas
de Salud, da a conocer que asciende a un 35% las plazas vacantes de enfermería
en los países del Caribe. Añade la información que como el resultado de
la
fuga de cerebros en enfermería el Caribe ha perdido casi 17 millones de
dólares
en inversiones públicas destinadas a la capacitación de enfermeras.
Por lógica, todo ello va contra el desarrollo y la productividad de las
naciones
caribeñas. Esa pérdida de capital humano no abundante, tarda en reemplazarse,
lo que contrae un reto que por lo general se puede cumplir a largo plazo
o no cumplirse.
El robo de cerebros afecta a todos los campos de la vida de las sociedades
caribeñas. Por ejemplo, en los deportes más priorizados. De esa manera,
se
estima, que más de 600 peloteros de República Dominicana juegan en diferentes
equipos profesionales de Estados Unidos, Canadá, Venezuela, México y Japón.
Por otra parte, la economía diáspora o economía de la emigración se ha convertido,
como un elemento alucinante para no pocas naciones caribeñas, al obtener
ingresos de magnitud, pero de incalculables consecuencias negativas.
Hacia la segunda mitad del año 2005 se conoció la denuncia de la Universidad
de Harvard y la Organización Mundial de la Salud sobre el escandaloso saqueo
de médicos de los países pobres por parte de los países ricos. Resulta impresionante
las cantidades de médicos que emigran hacia el llamado Primer Mundo. Estadísticas
recientes indican que los países más beneficiados son: Nueva Zelandia, con
un 35%; Reino Unido con un 32%; Canadá con un 26%; Estados Unidos con un
24%; y Australia con un 22%.
El informe conjunto de la Universidad de Harvard y de la Organización Mundial
de la Salud concluye que esa fuga de cerebros representa 500 millones de
dólares en pérdidas a los países del Tercer Mundo, cantidad con la cual
subsidian
cada año a los países ricos.
En el año 2005 se consideraba que los países del Caribe que más médicos
pierden
son Jamaica en que el 41% sale del país para ejercer y Haití, que pierde
el 35% de sus graduados. En este sentido, se estima que nueve de los países
con mayor índice de emigración de profesionales médicos están en el Africa
Subsahariana o en el Caribe. Triste y real situación sufren los países del
Sur, de manera general, con la pérdida de su capital humano.