jueves, 5 de julio de 2007
Rey de Copas Monarca Español depredador tiemblan el Pato Abondancieri y el Ratón Ayala y la Pulga de la gata de mi señora
Asunto: Jaque al ReyApreciados Enrique Oliva y don Armando Puente, autor de la nota:
mitad de mi corazón grita su indignación y desprecio y mi otra mitad enarbola la obediencia debida, ¡que digo!, la fidelidad a mi Rey Borbón, que pretendían jurara cuando solicité la nacionalidad española, sin renunciar a mi Gran Pueblo Argentino Salud (como dice nuestro Himno Nacional al que le faltan 7 estrofas, que resultan proféticas a la luz de lo que cuentan uds.)
Pero el cálido ejemplo de mi esposa que es gatófila y la proliferación de veterinarias, peluquerías y psicólogos de mascotas han hecho que pese mi lado republicano y por ello presentaré un habeas brutus invertido, intentando salvar vidas no muy humanas pero vidas al fin.
Se trata de que se le niegue la entrada al territorio nacional al Rey de España, y así evitar la depredación de algunas de nuestras especies autóctonas
He recibido hasta este momento calurosas adhesiones de:
la Mona Giménez (¿quién se ha tomado todo el vino?)
las Leonas (adhirió el equipo completo de las hockey-girls)
los Pumas (selección de rugby)
el Perro Santillán (activista)
los Ratones Paranoicos (grupo de rock)
la Hiena Barrios ( pugilista –vean que no dije boxeador-)
los Rata Blanca ( grupo de rock )
el Puma Rodríguez (vocalista)
la Tigresa Acuña (mujer golpeadora)
Pocho La Pantera (cantor cuartetero)
las Gatitas de Porcel (sponsorea Corega)
el Potro ó Toro Horacio Guaraní (cantautor)
el Camaleón Borocotó (pediatra)
el Pollo Jorge Daffra ( comunicador puntano )
el Pato Fillol (ex - guardavallas)
además una llamada anónima de alguien que se dice apodarse
el Pingüino ( y denuncia probabilidad de Magnicidio - ¿Quién será? )
- lo que traería aparejada la guerra con España, donde yo lucharía en ambos bandos,
o sea: me muero ó me mato – bien a lo gallego -).
solo un mensaje se opuso a mi propuesta y se trata del enviado por
el Gusano Molina (hijo de la doctora cubana sponsoreada por Mauro Viale).
Evalúo que para enfriar una posible reacción Monárquica (que pudiera hacernos perder la señal en todos los celulares, Telefónica es española), Cancillería argentina envíe a nuestros depredadores vernáculos
el Tigre Acosta y al Lagarto Astiz
que pudieran corretear por la manchega llanura, para distraer al armado y amado Rey borbón.
(yo lo consideraría daños colaterales).
Eladio González Toto director
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30/X/06 JUAN CARLOS I EL GRAN CAZADOR
La semana pasada se difundió como un “accidente” que el rey de España Juan Carlos I había cazado un oso en Ucrania, que resultó ser un pequeño animalito domesticado. Y nada más. Ni una sola palabra más.
Pero este “accidente”, por tener otros precedentes que molestan a los amantes de la naturaleza y sus criaturas, ha provocado un pedido de explicaciones al gobierno de Rodríguez Zapatero y la divulgación nada amable de ciertos medios ampliando los detalles del amor a la caza mayor del monarca Borbón.
Más nuestro corresponsal en la Madre Patria, el periodista y académico Armando Rubén Puente, nos brinda hoy la nota que reproducimos a continuación, con sabrosos detalles de cómo se entretiene un deportista amante de la caza mayor y, muy discretamente. E. O.
“No solo se puede cazar en 25 de Mayo. Hay otros lugares en el mundo. Pero si el rey español se entera de las perdices coloradas y los ciervos que hay por aquellos pagos, cualquier día se va a verlos a Uds. los argentinos.
Esta es la historia de un rifle real. El rey Juan Carlos I viajó en agosto pasado 3.500 km para cazar un oso. El 23 de agosto voló a Sochi, aceptando una invitación de Putín, pasando aquel día en una de las dachas (casa de campo) del ex-coronel de la GPU en visita privada, no oficial. Supongo que el dirigente ruso invito al rey para hablar de petróleo y gas. Como resultado del encuentro la compañía española Gas Natural, con intereses en Argentina, se va a asociar con la gran compañía rusa. España no tiene en su territorio ni gas ni petróleo y debe importar toda esa energía.
Al día siguiente, siempre por invitación de Putín que sabe cuanto le gusta a don Juan Carlos I - como a todos sus antepasados reyes Borbones - la caza mayor, se fue a Vologda, en Siberia. Ese es uno de los paraísos de caza de osos, reservado para dirigentes políticos y millonarios. El 25 visitó el monasterio ortodoxo de Kirilo Belozerski y el 26 el monasterio de Ferantopovo. Esto es lo que había trascendido hasta ahora de ese viaje privado.
Una indiscreción de Serguei Staroskitin, jefe de guardabosques de Vologda, ha permitido saber que el rey dedico esos dos días no solo a piadosas visitas a monasterios sino a una de sus pasiones favoritas, la caza. Y que mató un oso. Staroskitin contó al diario local Gazeta 35 que el oso que había matado, de un certero disparo, tenía cuatro años y pesaba 120 kilos.
Lo grave vino después, cuando añadió que era un oso amansado, que se exhibía a los lugareños en una jaula y que "no podía vivir en libertad porque tenia miedo a los perros". Dijo también que el oso había sido drogado para permitir la real caza.
Como no es la primera, ni la décima vez que don Juan Carlos I de Borbon se va a cazar osos, jabalíes y bisontes, a lejanos paraísos de Europa y África, procurando que no lo sepan sus súbditos, y por una u otra razón a veces ha trascendido.
Esta vez los diputados de Ezquerra Republicana de Catalunya y de Izquierda Unida han pedido que el gobierno de explicaciones en el parlamento.
Staroskitin ha sido detenido por charlatán. Putín, que es un "buen amigo del rey", ha insinuado que estaba borracho cuando hizo esas declaraciones al diario local de Vologda.
Pero es que llueve sobre mojado. En febrero del 2004 el rey Juan Carlos se fue a Polonia invitado por el presidente Alexander Kwasinieswski a cazar faisanes y terminó cazando un zubr o bisonte europeo, una especie protegida por estar en peligro de extinción. Pagó 7.500 dólares por abatir a un anciano zubr. El asunto provocó un escandalete en Polonia y así se enteraron los españoles de las andanzas de su rey por aquellas tierras.
En octubre del mismo año, 2004, el rey participó en una cacería en los Cárpatos rumanos y abatió un lobo y una osa gestante, especies protegidas por la Convención de Berna, lo que originó una gritería entre los rumanos amantes de los animales y la ecología.
El monarca había estado antes otra vez de cacería en Rumania y en aquella ocasión resultó herido uno de sus guardaespaldas (no por el rifle real), teniendo que ser trasladado en helicóptero a un hospital de Bucarest. Así se supo que don Juan Carlos andaba por allá.
Una cacería en Burgenland, Austria, en enero del 2005, movilizó a los ecologistas austriacos.
Putín, "un buen amigo" lo invitó a una cacería en septiembre del 2001, de regreso de Kazajistan, donde don Juan Carlos había ido a cazar invitado por el presidente Nuruslan Nazarbáyeb (otro demócrata) . "Espero que esta no sea su ultima visita; aquí tenemos buenos cotos de caza" le dijo entonces Putín. El rey le tomo la palabra y volvió a Rusia en agosto del 2002 para cazar en el parque nacional de Zavidovo, retiro predilecto de Kruschov y Brezhnev (otros dos demócratas).
Y en agosto del 2004 participó en una cacería junto con Putín, según reveló éste, pues en España sino fuera por esas infidencias tales cosas no se conocerían.
La real afición a la caza mayor le viene de sus antepasados, los Borbones, pero fue Franco quien lo inició en ella regalándole la primera escopeta cuando tenía 10 años y el joven Juan Carlos, nacido en Roma y criado en Zurich y Lisboa, vino a estudiar a la sombra del Generalísimo. Franco quien le dijo: en diciembre, antes de navidad, "vendréis conmigo a cazar faisanes en Aranjuez y así podréis llevar unas cuantas piezas a vuestros padres, cuando vayáis a Estoríl a pasar las fiestas con ellos".
Desde entonces y durante 27 años a la sombra del Generalísimo Franco, a quien le gustaba cazar, participó en muchísimas jornadas cinegéticas, derribando ciervos, gamos, muflones y centenares de liebres y perdices, hasta convertirse en un gran cazador.
Hace unos días estuvo en los Montes de Toledo, cazando con la princesa Carolina de Mónaco y su esposo Ernesto de Hannover, que por estas fechas, acostumbran a venir a España”.
Armando Rubén Puente