lunes, 13 de agosto de 2007

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Camilo Vives: Homenaje a un productor imprescindible

Por Manuel Robles Sosa


Un cálido homenaje al productor cubano de cine Camilo Vives constituyó
una de las notas más destacadas del recién terminado XI Encuentro
Latinoamericano de Cine de la capital peruana.

El tributo correspondió a la larga y esforzada trayectoria de Vives en la
defensa del cine latinoamericano y a su apoyo al mismo, en la labor de
productor de importantes obras de la cinematografía regional.

En el homenaje, el director del festival limeño, Edgar Saba, subrayó que
Vives, como presidente de la junta directiva de la Federación Interamericana
de Productores de Cine y Audiovisuales prestigia los trabajos de esta
entidad, por su representatividad y experiencia.

Destacó además que el cubano, con una labor tenaz de décadas, "ha
inscrito su nombre entre los productores imprescindibles del cine
latinoamericano", y es un artista "comprometido con el proyecto de rescatar
la identidad cultural de todo un continente a través de su obra
audiovisual".

En el tributo participó el director peruano Federico García, quien tuvo
como productor a Vives en sus películas Túpac Amaru (1984), Melgar, el poeta
insurgente (1982), El socio de Dios (1986) y La lengua de los zorros (1991).

García señaló que el homenajeado es el productor que más ha hecho por el
cine de Cuba y por el llamado Nuevo Cine Latinoamericano y lo definió como
"un abanderado de nuestro cine, un legítimo capitán de empresa que sigue
bregando para que la imagen de Latinoamérica ocupe el lugar que le
corresponde en las pantallas del mundo".

Las virtudes de Vives fueron resaltadas también por la cineasta peruana
Nora de Izcue, en cuya película El viento del ayahuasca (1983) trabajó el
productor cubano.

Para Izcue, Vives ha alcanzado dimensión continental, convertido "en uno
de los grandes constructores del cine latinoamericano, sabiendo enfrentar
con lucidez y creatividad los desafíos y los cambios que le tocaron vivir".

Entrevistado por Prensa Latina tras el homenaje, el cineasta dijo que no
lo considera un honor personal, sino un reconocimiento al cine cubano, sin
el cual "yo no sería nada".

Al mismo tiempo, evocó sus tres décadas de labor como productor de
películas peruanas y consideró positivo que el festival limeño rindiera
tributo a un productor, algo que no es muy usual.

Señaló que el ICAIC ha tenido siempre una conducta solidaria con el cine
de la región. En los buenos tiempos, el cine cubano ha apoyado las
producciones latinoamericanas, en los tiempos malos hemos compartido nuestra
pobreza, sintetizó.

En esa línea, refirió que están en marcha las coproducciones
cubano-peruanas Una sombra al frente, de Augusto Tamayo; La prueba, de
Judith Vélez, y Coliseo, de Alejandro Rose.

En su dilatada trayectoria, Vives ha trabajado en las películas cubanas
Fresa y chocolate (Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío), Amor vertical
(Arturo Soto), La vida es silbar (Fernando Pérez) y Un paraíso bajo las
estrellas (Gerardo Chijona).

También en Lista de espera (Juan Carlos Tabío), Hacerse el sueco (Daniel
Díaz Torres), Miel para Oshún (Humberto Solás), Suite Habana (Fernando
Pérez), 3 veces 2 (Fernando Pérez) y Che Guevara donde nunca jamás se lo
imaginan (Manuel Pérez Paredes).

Su labor incluye a las obras cubanas Barrio Cuba (Humberto Solás),
Páginas del diario de Mauricio (Manuel Pérez Paredes), La edad de la peseta
(Pavel Giroud) y El Benny (Jorge Luis Sánchez).

Ha sido igualmente productor de los filmes peruanos Ojos de Perro,
Malabrigo y Alias La Gringa, de Chicho Durant, y Lima 451 (Rafael Zalvidea).

También de las producciones latinoamericanas Alsino y el cóndor y
Sandino (Miguel Littín, Cuba-Nicaragua-México-Costa Rica), Tiempo de Morir
(Jorge Alí Triana, Colombia-Cuba), Acta general de Chile (Miguel Littín,
Cuba-Chile), Técnicas de duelo: una cuestión de honor (Sergio Cabrera,
Colombia-Cuba).