domingo, 21 de octubre de 2007

Urnas electorales custodiadas por NIÑOS, criaturas libres y con futuro, son cubanos



Elecciones en Cuba: guardianes con pañoletas.

Por Marta Cabrales

Santiago de Cuba, 19 oct (PL) Cuando faltan hoy apenas horas para las
elecciones generales del próximo domingo, en muchos hogares cubanos los
niños se aprestan, con la ilusión y el entusiasmo propios de esos años, a
ser especiales protagonistas del acontecimiento.

Así viene sucediendo desde que en los primeros comicios realizados en
1976, comenzaran a ser los pequeños, integrantes de la organización de
pioneros José Martí, los encargados de custodiar las urnas en una
fehaciente prueba más de la transparencia y eticidad de ese ejercicio de
democracia revolucionaria.

En estos más de 30 años, sucesivas generaciones de cubanos han vivido esa
experiencia y en muchos casos lo hacen hoy como padres, con la añoranza de
los años idos y el recuerdo de cuando fueron ellos los responsabilizados
con la sagrada encomienda.

Junto a los símbolos patrios que presiden los sitios de votación, los
escolares uniformados son parte ya de la tradición que, junto a varias
singularidades más, convierten a la práctica electoral de la isla en única
en el mundo.

Aunque la edad para votar son los 16 años, al llegar a ella ya los
adolescentes están familiarizados con ese derecho ciudadano porque desde
ese otro ángulo, en sus puestos a ambos lados de las urnas, han vivido su
trascendencia.

Como las elecciones en Cuba son un hecho esencialmente masivo, en muchas
familias el ajetreo de los preparativos involucra a varios de sus
miembros, ya sea como parte de las mesas, los colegios y las comisiones de
circunscripción, o del entramado de apoyo de las organizaciones sociales.

De esa efervescencia, entonces, no escapan los benjamines, quienes
preparan sus uniformes de estudiantes para una ocasión tan especial, que
en algunos casos van a vivir por primera vez. Abuelos, padres, tíos y
hermanos mayores también se confabulan en esa fantasía iniciadora.

Con su presencia en los colegios, los pioneros no se limitarán a informar,
en solemne postura, que la persona ya votó, sino que también ayudarán a
moverse a los más ancianos o limitados f sicamente y le facilitarán ese
acto ciudadano.

La expectación de los niños cubanos por su aporte en este domingo de
elecciones, sólo tiene comparación con la de los más de 300 mil jóvenes
que por primera vez irán a las urnas, tras arribar a la edad establecida.
De continuidad y de futuro se trata.