lunes, 24 de marzo de 2008
Rodolfo Livingston arquitectura de almas, Cuba Existe es Socialista y no está en Coma. Argentina solidaria, bloqueo, período especial, épica cubana
...........página 84 del libro "CUBA EXISTE, ES SOCIALISTA Y NO ESTA EN COMA". del Arquitecto argentino Rodolfo Livingston, publicado en 1992
Quisiera referirme ahora a otro aspecto del período especial que viven los cubanos y éste es la lucha contra las dificultades, contra las carencias de todo tipo, contra la amenaza del hambre, pues los quieren rendir por hambre. Es interesantísimo lo que está ocurriendo, las modificaciones productivas y mentales que están sucediendo. Dije antes que se puede llegar a amar una dificultad, pero eso ocurre solamente si se lucha contra ella al mismo tiempo. Es la lucha lo que enciende la llama de la pasión, la luz de la inteligencia.¿Cómo se defienden los cubanos? Están usando muchísimo menos hierro, menos cemento, menos petróleo. Compran, fabrican y usan bicicletas por cientos de miles, hasta el punto de que La Habana se convirtió en Ámsterdam de un día para otro. Las bicicletas superan ya ampliamente a los autos en las ciudades. Hasta el secretario general del Consejo de Ministros, Carlos Lage, va en bicicleta a su trabajo, como tantos otros dirigentes. Ya no usan casi fertilizantes que, como se sabe, contaminan el agua y la tierra, además de dañar la salud. Aplican más que nunca el micro jet que es un sistema de riego que incorpora a la red general un pequeño cañito de goma que se inserta en la raíz de cada plátano, ahorrando, así gran cantidad de agua y, por ende, de energía. En un momento dado me preguntaron si quería conocer al isleño. ¿Quién es el isleño? Pregunté y me llevaron caminando entre los plátanos hasta que encontramos al famoso isleño, transpirado y sonriente. El es un técnico medio que introdujo una mejora muy importante en el sistema de riego. Se utilizaban varios tubos largos y de distinto diámetro para que el agua llegara con la misma presión a los plátanos más distantes. A él se le ocurrió reemplazar esos caños enterrados, de asbesto cemento,
por un solo caño con sección variable, con el cual lograba el mismo propósito. Para eso tuvo que improvisar una cantidad de cosas – como conexiones plásticas, que no había en la isla – y luchar también contra la oposición de compañeros y aún de ingenieros que se resistían al cambio. Fidel estuvo con él, pues se interesa siempre por las mínimas innovaciones. Fidel siempre salta de lo micro a lo macro. Desde los problemas internacionales, que vislumbra con excepcional claridad, hasta el mínimo tornillito de una central azucarera ó, aunque parezca mentira, la glotis de la gallina que le impide digerir tal o cual alimento. Es increíble. El isleño, estimulado finalmente por sus compañeros y, podría decirse, por el país entero (porque son estas las cuestiones que…
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…ocupan las páginas de los diarios) inventó también un soporte único para el plátano (que, de otra manera, caería vencido por el peso de los frutos) y para el caño aéreo de riego, que antes tenía un soporte independiente. ¿Cómo hacen para mejorar la alimentación de las vacas sin usar fertilizantes? Cuentan con el aporte de un francés que también se enamoró de Cuba y murió allá, hace algunos años. Durante un buen período de tiempo los cubanos fueron dejando caer en el olvido las enseñanzas del francés, que se llamaba Voisin descansando en la provisión de insumos que venían de los países socialistas, pero ahora han retomado el método Voisin a pleno. Este francés no era agrónomo sino biólogo. Se instaló en una torre de observación y anotó la conducta de las vacas durante meses. Se dio cuenta de que el bebedero suele estar ubicado en el lugar más atractivo, bajo la sombra de un árbol. Las vacas se instalaban allí y arruinaban el pasto. Después comían, no de una manera racional (como tampoco sería de esperar, por otra parte..) sino que comían el pasto cuando éste llegaba a su punto óptimo de crecimiento. Voisín plantea una serie de alambrados formando pequeños recintos por los que van rotando las vacas. Voisin propone un bebedero incómodo y en definitiva, la producción aumenta hasta dos veces, sin utilizar fertilizantes ni maquinaria. Lo que sí exige el método es una mayor atención por parte del personal que atiende a los animales. Ya no podrá atenderlos un peón aburrido bajo un árbol, sino que deberán ser hombres que piensen cuándo y cómo tienen que cambiar las vacas de potrero; están obligados a controlar y pensar. En este ejemplo del pastoreo racional, como en el de la arquitectura que mencioné al principio, lo que se est´estimulando no es la compra de nuevos productos, sino la inteligencia y la creatividad humanas. Me regalaron hace poco un video documental sobre el Che y anoté dos ó tres pensamientos de él que, precisamente, en este momento, se cumplen como nunca antes en Cuba: “La juventud tiene que crear – dice el Che - , una juventud que no crea es una anomalía realmente” ó “declarar la guerra al formalismo, a todo tipo de formalismo y pensar todos y cada uno en cómo ir cambiando la realidad”. Esta crisis, el período especial, actúa, sin duda, como un estímulo en ese sentido. El sistema social cubano en este momento no sólo es más justo y distribuye mejor los bienes, sino que, además, está creando hombres más inteligentes, más felices al poder aplicar su inteligencia y, sobre todo, poder aplicarla en la dirección deseada por ellos, no en la venta de nuevos desodorantes, autos ó cigarrillos. Creo que una sociedad se acerca a su ideal cuando el domingo nos podemos alegrar…
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… de que el día siguiente sea Lunes y no a la inversa, como suele suceder “Mañana Lunes, otra vez al yugo”, dice la gente. Una sociedad en la que el Lunes sea esperado sería algo verdaderamente atractivo, porque la vida no transcurre solamente durante los huecos de los fines de semana, y una de las fuentes de la felicidad es gozar con el trabajo que uno hace. Si alcanzamos varios logros en forma simultánea en la misma acción, nos parecemos a las abejas, que en el mismo gesto, extraen la miel, fertilizan las flores y ¡ todo sin generar basura !
En este difícil momento de su historia los cubanos carecen de una cantidad de cosas que, si bien no llegan a ser estrictamente imprescindibles, nos hemos acostumbrado a tenerlas y nos vienen muy bien. Desde toallitas higiénicas para el ciclo menstrual de las mujeres, hasta pilas para escuchar radio durante los cortes de luz. Pero, ¿quién tiene las pocas pilas que se importan? En los hospitales por ejemplo, he visto a los médicos con la última generación de aparatos de radio-llamado del tamaño de una estampilla y con pilas en perfecto estado. Los adultos sanos no toman leche en Cuba desde hace meses. Yo tampoco probé leche en Cuba durante casi dos años en 1961 y ´62 cuando vivía en Baracoa, porque había un fuerte racionamiento también en esa época. La verdad es que me acostumbré. Comía una carne china, que nunca se supo bien de qué era. Yo los hacía reír a los cubanos porque decía que era exquisita y ponía caras de fruicción al probarla… En fin, lo cierto es que probé el primer vaso de leche recién cuando me enfermé de hepatitis. Pero, ¿quién tiene hoy la leche que logran producir en Cuba? Cada niño tiene un litro de leche, en cualquier rincón del país, en plena sierra, en pleno monte. Pero también en Buenos Aires hay racionamiento, solo que se hace por el precio. Dos tercios de los que están por debajo del nivel de pobreza en Argentina (unos nueve millones de personas) son niños. María Elena Walsh, a quien admiro profundamente , dijo “Es que el mundo no es para todo el mundo”. Hace poco ví un video hecho en Cuba por un turista, largísimo, con una cámara en constante movimiento. Buena parte del video transcurría en una fiesta en casa de unos cubanos que saludaban a cámara y enviaban mensajes a los argentinos, mientras mostraban lo que cocinaban. Brindando hacia la cámara, uno de ellos dijo: “Aquí lo poquito que tenemos es para todo el mundo”. Yo le diría a María Elena Walsh que hay un lugar en el mundo donde el mundo es para todo el mundo. Es muy interesante la relación que se está planteando entre la Cuba actual, la economía de mercado y la ecología. A tal punto es….
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…interesante que tengo el convencimiento de que, lejos de ser Cuba una rémora de una época y de un sistema social superado(el llamado socialismo real), su verdadero rol en el mundo se parece cada día más a un modelo posible de producción no contaminante. Me doy perfecta cuenta de que semejante hipótesis sería rechazada desde la Patagonia hasta Liberia, pues la idea del progreso indefinido que predominó durante el siglo pasado, sigue vigente hoy. Lo que viene después es mejor que lo anterior, según este criterio; lo anterior pasa rápidamente a la categoría de antiguo, descartable, así se trate de medicamentos , teorías ó ideologías. Los avances culturales de la humanidad no se producen, sin embargo, de una forma tan lineal. Bastaría con citar el redescubrimiento de la medicina verde y multitud de terapias alternativas que día a día ganan terreno frente a la medicina meramente tecnológica para desmentir esa creencia que nada tiene de moderna en el terreno de la filosofía. El tema de la ecología es considerado, actualmente en la Argentina, algo así como un planteo romántico y opuesto a la seriedad de los negocios. “Me dan risa ciertos arquitectos ecologistas que dicen: ¡Uy! Los shopping centres… deberían hacer escuelas… Me parece muy bien que hagan shopping centres y que sean cientos de miles, que llenen de shoppings la ciudad es fantástico, da alegría la gente comprando ó paseando o vendiendo” (*)
Esto lo escribió hace poco, en una revista dedicada a la cultura, el filósofo especializado en posmodernismo Tomás Abraham. No me nombraba en su nota pero evidentemente se refería a mí como “arquitecto ecologista”; pues en el número anterior había escrito yo acerca de los shoppings, y en particular sobre esa escuela que pasó a ocupar el entrepiso de su propio edificio para dar lugar a un shopping center, en pleno centro de Buenos Aires. Mal que le pese al jóven filósofo posmoderno, el tema de la ecología, lejos de ser un planteo romántico, constituye un asunto esencial que traza límites muy concretos a las posibilidades de supervivencia de la especie humana sobre la Tierra. Y sin especie humana tampoco habrá shopping centres, negocios ni economía de mercado ni de ningún otro tipo. Repasemos algunos datos extraídos de las conclusiones de la Cumbre de la Tierra Eco ´92, donde participaron presidentes de 172 países. Estas conclusiones tienen carácter oficial y no son, por lo tanto, fantasías alarmistas de ningún ecologista romántico ni nada parecido.
(*) continúa la cita: “El shopping lo hacen tipos que ponen guita en un negocio, para que les dé más guita. Chau. Eso da trabajo, construcción, ladrillos, empleados, soldadores, etc. Esto es mejor que la desocupación y este país no puede darse el lujo de decir vamos a programar inversiones prioritarias” Revista La Maga, Buenos Aires, 22 de Julio de 1992. nº 28
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* En un plazo no mayor de 40 a 50 años el mar subirá entre 50 cms. y 1 metro, con lo cual desaparecerán importantes sectores de ciudades costeras en el planeta. Esto se debe al efecto invernadero, es decir, el recalentamiento progresivo de las capas superiores de la atmósfera.
* Los combustibles fósiles, principales contaminantes de la atmósfera, son consumidos en una proporción 8 a 1 entre países desarrollados y países del Tercer Mundo. Esto es, el 20 por ciento de los países consume el 80 por ciento del petróleo con la consiguiente contaminación atmosférica.
Esto quiere decir que si se cumpliera mágicamente la meta final a la que apunta la economía de libre mercado y cada sudamericano, cada hindú, cada africano, cada chino tuviera su propio auto, bueno la atmósfera sería ya irrespirable en una o dos décadas más, como máximo. El gobierno argentino, por ejemplo, está eufórico en estos días porque la producción de autos trepó a 24.000 en un solo mes. En México fabricaron también un número equivalente de automóviles. ¿Cómo imaginan ustedes el tránsito en estas ciudades dentro de diez años, si todos los meses se agregan autos y más autos? La publicidad de los autos los muestra siempre saltando ágilmente en caminos deshabitados, pero la realidad no es el auto, sino los autos, es decir el tránsito, el lento avance paragolpe contra paragolpe con toda la potencia contenida, inutilizada. El tema de los autos es una metáfora perfecta de la economía de mercado: si se suman hechos aislados eficientes (un auto lo es, si se toma aisladamente) el resultado será una totalidad eficiente, sin necesidad de prever ni planear nada, pues las leyes del mercado se encargarán, en forma automática, de regular esta interacción entre las partes. Por eso a nadie le preocupa como será el transporte en nuestras macrociudades dentro de 20 años. Tal preocupación sugiere la palabra “plan”, concepto que, como se sabe “ha sido superado”. El pequeño detalle de que ya en México y Santiago de Chile haya noticieros específicos sobre la contaminación y que la gente use máscaras de oxígeno es motivo de preocupación, pero en otra área del gobierno. ¿Y que ocurre con los compradores de autos? No todos advierten que al comprar un auto se verán obligados a habitar no solo su acolchada y perfecta cabina, sino también el contexto que la rodea: estacionamientos con techos bajísimos y olor a nafta, talleres mecánicos y fundamentalmente, el tránsito, donde se pierden cada día más y más horas de vida útil. Pero el tema de la atmósfera es sólo una parte del proceso de…
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… deterioro. Leeré brevemente algunos datos más extraídos de la conferencia Eco ´92.
* 3.500 millones de hectáreas de tierras productivas (una superficie igual a la del continente americano) están siendo afectadas por la desertización, lo que significa según las Naciones Unidas, una amenaza para los medios de vida de 850 millones de personas. La deforestación en zonas tropicales aumentó de 11.3 millones de hectáreas anuales en 1980 a 17 millones en 1990.
* De las 24 ciudades que superarán los 10 millones de habitantes en el año 2000, 18 estarán situadas en los países subdesarrollados, lo que significa más capas de agua contaminada por falta de cloacas en el perímetro de estas ciudades, más enfermedades que rebrotan, - como el cólera -, más mortalidad infantil que afecta ya a unos 180 millones de niños.
* La pobreza acelera la tala de árboles, pues una familia africana – para citar solo un ejemplo – consume cinco veces más energía en la cocción de alimentos que una familia europea.
* El ritmo de pérdida de especies era en 1980 de una por día y en 1990 es de una por hora. Unas 250.000 especies (la cuarta parte de la biodiversidad total de la tierra) corre grave peligro de desaparecer dentro de los próximos 20 ó 30 años. 350 especies de aves, 200 de mamíferos y alrededor de 25.000 especies de plantas están hoy al borde de la extinción, muchas de ellas desaparecerían antes de ser siquiera estudiadas por el hombre y aprovechadas en sus ignoradas potencialidades.
Fidel Castro fue el único gobernante que en esa Cumbre vinculó el deterioro ecológico con la política y las relaciones económicas internacionales. Su intervención pública, de una síntesis y una contundencia formidables, duró apenas cuatro minutos. También presentó un informe escrito de 53 páginas, de una lucidez irrebatible. El tema que plantea va más allá de los límites trazados por el socialismo y el capitalismo, y así lo entendió el periodismo y la gran mayoría de los asistentes, quienes, no obstante, pronto dieron vuelta al página. Aquí van algunos conceptos extraídos de su informe.
*Los países desarrollados producen el 60 % de los desechos peligrosos. En 1984 los EEUU, la Comunidad Económica Europea y Japón producían el 86 % de clorofluorocarbonos, mientras que sólo el 14 % correspondía a los países del Tercer Mundo. (Habría que agregar que es muy probable que buena parte de esos desechos fueran aceptados generosamente como material de importación por las autoridades argentinas, y yace en oxidados containers – que absolutamente nadie reclama – en el
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puerto de Buenos Aires. Puedo verlos desde mi ventana, en Buenos Aires. El periodismo trató el caso durante algunos días, como se estila. Después las primicias fueron otras).
* Algunas organizaciones ecologistas han planteado que para empezar a revertir el proceso de deterioro en América latina serían necesarios unos 125 mil millones de dólares anuales hasta fines de siglo, provenientes del Primer Mundo. Pero sucede que en la actualidad el flujo de capital corre en sentido inverso en concepto de pago de intereses por la deuda externa, deterioro de los términos de intercambio y otros ítems.
* Es decir que lejos de “humanizar el modelo” como proponen la Iglesia y otros amables críticos del sistema, éste debería dar un giro de 180 grados.. ¡y pronto!.
*El “desarrollo sostenible”, entendido como el desarrollo capaz de permitir la satisfacción de las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las generaciones futuras para satisfacer, a su vez, sus propias necesidades, es algo que ineludiblemente tiene que ponerse en acción. En otras palabras, el consumo irrestricto, como meta del desarrollo, es incompatible con la supervivencia de la especie humana. Se aspira con este concepto a definir una forma superior de desarrollo, más equitativa, más inteligente – más modesta quizás – y más humana, que haga posible la supervivencia del género humano sobre la Tierra.
Este último concepto, que incluye también la modificación de las relaciones económicas internacionales, está ligado con la necesaria sustitución de la cultura consumista y derrochadora por otra cultura diferente. De lo contrario, cabe esperar un deterioro muy serio del ambiente para el año 2040, como máximo.
“Ah.. pero si yo ya no voy a estar para ese entonces”, me dijo sonriendo un yuppie posmoderno, con quien comentaba estos datos . “¿Ah sí? ¿Y entonces porqué vas tan contento al casamiento de tu hija? ¿Por qué comprás regalitos para tu futuro nieto?”, le contesté al joven pragmático (no tan joven ya..) para quien solo existe el instante y los negocios rápidamente rentables.
Me viene a la memoria algo que le escuché decir a Joan Manuel Serrat por radio: “Había cantado yo hace algunos años que quisiera que, cuando muera, me enterraran frente al Mediterráneo. Nunca imaginé que sería yo quien asistiera al entierro del Mediterráneo. ¿Cuál es la realidad cubana actual en relación con la ecología? Ni en La Habana ni en ninguna capital de provincia crecen los cinturones de miseria. Antes que eso, la miseria prácticamente no existe alrededor de las ciudades ni en ninguna otra parte. La Habana fue la única. …
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…capital en América Latina que no creció desmesuradamente: su población pasó de 1.5 millones a 2.1 en los últimos 30 años, pese a que se duplicó la población de la isla durante ese período. Recorriendo el interior del país se ven agrupaciones de viviendas en pleno campo, cooperativas, casas del médico de familia, escuelas secundarias ubicadas en el campo, en fin, toda clase de pequeños poblados con todos los atractivos y el confort, casi siempre mayores que los de La Habana, algo decaída en ese aspecto, principalmente en los barrios centrales mas antiguos. En Cayo Largo nadé durante horas bajo el agua sin ver jamás una lata de cerveza o una botella como en Brasil, por ejemplo. Los arrecifes coralinos cubanos son los más limpios del mundo. Durante una excursión en lancha un turista salió a la superficie con un gran caracol en la mano. Al subir a cubierta el cubano que nos conducía le dio toda clase de explicaciones sobre el caracol y, después, con gran amabilidad, le dijo: “Bueno señor, ahora yo le pido a usted que lo vuelva a dejar donde lo encontró, así el próximo turista podrá apreciarlo como usted”.
Es muy escasa la propaganda en las carreteras de Cuba. No tapan el paisaje las leyendas a favor del tabaco, del alcohol ni nada parecido. En los escasos carteles que vi la palabra que más recuerdo es cuida. Cuida….cuídate, CUIDA LOS PAJAROS, y aunque no lo crean, camino a Santiago ví un cartel que decía CUIDA A LOS INSECTOS. En otro viaje, mis acompañantes me señalaron la parte alta de una sierra que tenía una especie de raspón hecho por la mano del hombre. Me explicaron que habían construído allí un feísimo tanque de agua y cuando se dieron cuenta lo hicieron demoler porque arruinaba el paisaje. Después lo construyeron en otra parte. Me sorprendí también cuando vi gente tomando agua directamente del río, en varias partes. ¡Pensar que en la Argentina cuando era chico hice lo mismo en varios lugares! Hoy están contaminadas todas las cuencas del país; hasta el bellísimo lago Nahuel Huapi está contaminado. ¿Y cual es el planteo que difunde la propaganda oficial frente a la contaminación? Educación en las escuelas. Si cada niño aprende desde chiquito a no tirar papeles en la calle, como la población se compone de la suma de muchos niños, la conclusión es evidente: “se terminará la contaminación”. Como si fuera lo mismo un niño o uno cualquiera de nosotros que una industria multinacional que tira miles de litros de arsénico, plomo o lo que sea, a través de un caño de 20 pulgadas, en el cauce del río Reconquista. La suma de cada uno da la totalidad, como los autos, como las empresas exitosas, produzcan lo que produjeren. Siempre que haya más ladrillos, más negocio, más compra y más venta, cualquiera que
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fuere, todo irá mejor. De los detalles se encargarán estas maravillosas leyes automáticas y sabias que son las Leyes del Mercado. Hasta los filósofos se creen eso, según parece. ¿Acaso a los niños no se les dice desde hace muchos años en el Jardín de Infantes, que sean solidarios, que no sean egoístas, que compartan?
¿No se lo dijeron también a los Manzano, a los Vicco, a los Spadone, a los Yoma? (*). Todos ellos escucharon durante años a sus maestras que les decían “todo es de todos”, “hay que ser buen compañerito”, “no hay que robar”. (Robo para la corona es el título del best-seller del momento, dedicado a nuestro Ministro del Interior en pleno ejercicio del poder). Los diarios dicen muchas veces la verdad sobre algunos temas, solo que hay que leer la sección equivocada para comprenderla. Por ejemplo, la sección Avisos, donde se solicitan ejecutivos para empresas internacionales. ¿Cuáles son las cualidades que se piden en esos avisos?. ¿Acaso es la solidaridad (“joven solidario con conciencia ambientalista se necesita”) ¿O “agresivo”, “lider de marketing”, “competitivo”, etcétera? La eficiencia global de un país se mide de otra manera. Cuba pese a sus errores burocráticos – contra los cuales luchan, pero que todavía tienen -, cuenta con mejores condiciones de salud que Estados Unidos, ¡con diez veces menos de Producto per Capita que Estados Unidos ¡ El promedio de mortalidad infantil es de 10.6, y una provincia Cienfuegos logró este año bajar esta cifra en pleno bloqueo a 4.6; prácticamente el más bajo posible de lograr. Yo escuché a sus dirigentes hablar de competencia allá, porque compiten las provincias entre sí ¡ para obtener el más bajo índice de mortalidad infantil! Esa si es eficiencia, una eficiencia algo atípica en el mundo actual, porque es una eficiencia orientada hacia la vida y no hacia el consumo. NOTA IMPORTANTE: estoy copiando este libro y ya no es el año 1993 sino Marzo de 2008, pasaron 14 años en los que Cuba hizo descender a 5.50 el promedio de mortalidad infantil nacional, con un municipio (el de Puerto Padre) que tuvo CERO mortalidad infantil. Es interesante señalar las relaciones entre cuestiones aparentemente tan distantes entre sí como son economía y sistema de valores, técnica y ética, eficiencia y solidaridad. Pocas veces los especialistas están en condiciones de comprender estos vínculos, vínculos cruzados de la realidad, podríamos llamarlos. Las pocas familias que en el Gran Buenos Aires tienen recursos suficientes para perforar un pozo de sesenta metros de profundidad y alcanzar así la napa de agua potable, podrían juntarse en cada manzana para hacer un solo tanque y un solo pozo, por ejemplo. En lugar de eso hacen un pozo al lado del otro (los que pueden). El egoísmo es muy caro, por eso es más económica la salud en Cuba. Cuando llega una ambulancia en La Habana para atender a un accidentado en la calle, es seguro que ya los
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primeros auxilios se los han hecho simples ciudadanos porque todos se detienen ante un caído. Tampoco ingresan desnutridos a los hospitales; todo es más económico por esa razón.
Se me ocurre otro ejemplo. Quizás algunos de ustedes no sepan qué son las barreras arquitectónicas. Es el tema de los discapacitados en relación con la arquitectura, con la ciudad. También los viejos tienen problemas, los chicos no alcanzan los teléfonos públicos, los botones del ascensor, etc, etc. Hace algunos años los arquitectos empezaron a celebrar congresos sobre el tema. En uno de ellos un francés mostró una diapositiva donde se veía un extraño aparato ubicado al costado de una pequeña escalera con alfombra roja, de dos o tres escalones, ubicada a su vez en un bar. Esta máquina, explicó, era para subir a un discapacitado en silla de ruedas. Funcionaba a electricidad y de ese modo el discapacitado no precisaba ayuda de nadie. Cuando me toco el turno de hablar me referí a aquel aparato, exhibido con orgullo por el francés (era un suizo francés) y dije que en Cuba ese aparato sería completamente inútil porque en ese bar se levantarían varias personas y antes de que el discapacitado atinara a acercarse al aparato, ya lo estarían subiendo entre todos, lo invitarían a su mesa a tomar ron, y el aparato empezaría a oxidarse en poco tiempo por falta de uso. (Si esto ocurriera ahora, seguro que adaptarían el pequeño motor para hacer andar algún lavarropas o alguna bicicleta). Ese aparato, dije, era en realidad una máquina productora de soledad. Era una trituradora de la solidaridad humana. Se podría llegar a medir, incluso, cuánta energía consume por kilo de soledad que produce.
Mientras en todo el mundo retrocede en forma alarmante la cantidad de bosques, de árboles productores de oxígeno, Cuba aumentó en un 20 por ciento, desde el inicio de la Revolución, el área forestada. Centenares de millones de árboles se siembran en la isla. Hay otra escena que pude imaginar a través del relato (el chofer, el “rey negro” a quien me refería anteriormente, él era lustrabotas en ese entonces). En enero de 1959 cuando los barbudos entraron en La Habana encabezados por Fidel y Camilo, el pueblo salió a derribar parquímetros y en su lugar plantaron árboles. Carlos recordó esto cuando pasamos al costado de una plaza rodeada de aquellos mismos árboles, que hoy tienen treinta metros de altura. En Buenos Aires, durante estos días, talan árboles centenarios en pleno Palermo para construir estacionamientos. Dos escenas, dos concepciones del mundo. Hoy Cuba lucha por sobrevivir, aunque sería más acertado decir,
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Con Roberto Fernández Retamar: “En Cuba no peleamos una derrota sino que defendemos una esperanza”. Esta lucha, que hoy se acentúa debido al doble bloqueo al que son brutalmente sometidos, los obliga a domesticar dos centenares de miles de bueyes para reemplazar a los tractores, utilizar bambú en lugar de acero, sembrar huertas en todos los rincones, utilizar bicicletas, reemplazar remedios y fertilizantes por productos naturales y, sobre todo, desarrollar como nunca la investigación científica y la imaginación popular. ¿Cuál es el resultado de lo que están haciendo, no ya en relación con ellos mismos, con su propio país, sino en relación con la humanidad? Ellos contribuyen no solo con oxígeno proporcionado por sus bosques a la atmósfera del planeta y con vacunas inventadas por ellos como la que evita la meningitis meningocóccica, ó técnicas médicas que curan o detienen según los casos, la ceguera producida por retinosis pigmentaria y su aporte a la curación de varias enfermedades hasta hoy incurables. No solamente con todo eso aportan al mundo que los bloquea o los calumnia, sino que también contribuyen fundamentalmente como modelo posible de desarrollo sostenible y humanista. Sé que muchos se ríen de sus bueyes, de sus huertas urbanas y aún de sus bicicletas. “Vuelven al pasado… retroceden” , dicen a través de ríos de tinta negra en todo el mundo, a través de documentales (como el que están pasando en estos días por Canal 13) que muestran imágenes verídicas con textos falsos. La cámara muestra lujosas residencias abandonadas por exiliados mientras el locutor miente: “aquí viven hoy los dirigentes del partido”, cuando cualquier turista medianamente lúcido sabe que todos, absolutamente todos esos palacios fueron convertidos en centros de educación, de salud, museos, embajadas. Aparece en mi mente la imagen del “Titanic”. Las chapas del fondo están agujereadas y por allí entra el agua a raudales. En cubierta, rodeados aún del lujo, algunos pasajeros bailan y cantan en medio del mar. Estos son hoy los que defienden los shoppings en medio del subdesarrollo. Los cubanos no tienen mármoles, ni ricos postres, ni miles de máquinas, ni nada de eso. Están todos soldando las chapas, controlando el rumbo del barco, achicando la sentina (*). Así entonces sostengo que Cuba, lejos de ser una rémora, es un modelo. Cuando nos llegue de golpe a nosotros (quiero decir a toda la sociedad), el período especial que ya existe para más de la mitad de la población y mucho peor que en Cuba, el mundo entero tendrá que aprender como hicieron los cubanos para ahorrar energía, como
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Hicieron tal o cual cosa. Cuba es hoy apenas una pequeña semilla perdida en el mar. Pero una pequeña semilla contiene siglos de información genética. Lo micro contiene a lo macro como sucede con la casa y la ciudad, con el hombre y el universo. Cuba es hoy un laboratorio de la humanidad, un gran taller de los vínculos cruzados, una propuesta de sociedad más modesta, menos contaminada, más sencilla, más humana y sabia. Si sólo se aplicaran los inmensos recursos invertidos en armamentos (hoy innecesarios por el cese de la bipolaridad política), en el desarrollo del tercer mundo, muchas perspectivas se abrirían para cambiar a tiempo el modelo. El propósito de Cuba no está puesto hoy, quizá, de manera central, en salvar a la humanidad. Ellos responden a su realidad, al texto, pero actúan también en el contexto. Texto (país) y contexto (planeta) se hacen sorprendentemente coherentes en su experiencia singular.
Cuba es hoy una excepción, decía, pero esa excepción¿es una rémora ó un modelo? Hace millones de años, cuando aún no existía vida sobre la tierra y por lo tanto no existía allí competencia, algunos animales marinos, casos aislados, excepciones, nacieron con branquias deformes. Esas deformaciones se generalizaron luego a especies enteras y fueron justamente los pulmones (branquias equivocadas) lo que les permitió adaptarse al mundo terrestre. Siguieron después innumerables adaptaciones del mismo tipo hasta llegar al hombre. Curiosamente, estos fenómenos fueron estudiados por primera vez por Darwin, que es nada menos que el inspirador del liberalismo económico (él no tiene la culpa, claro) en cuyo nombre se condena a Cuba por inadaptada. ¡ Lean bien a Darwin señores, porque podrían llevarse una sorpresa ! ¿Cuál podría ser, entonces, el modelo posible?: ¿la economía de mercado, cuyo éxito resulta a todas luces incompatible con la supervivencia de la especie humana?¿Son las branquias lo más conveniente sólo porque todos las tienen? ¿O será acaso, ese pequeño ejemplar atípico y rebelde, el modelo posible? Valdría la pena examinar el asunto con alguna consideración porque hay errores que no son fáciles de reparar. Podríamos preguntarnos, sin embargo; pero, ¿podrá Cuba sobrevivir? Muchos se lo preguntan, interiormente, como la mayor parte del pueblo cubano, yo estoy convencido de que sí, de que Cuba sobrevivirá. Pero no puedo dejar de admitir, en el mutante mundo de hoy, que podría no sobrevivir. Que el peligroso imperio yanqui, convertido hoy en un Estado terrorista (donde la Corte Suprema legalizó el secuestro fuera de sus fronteras), un Estado capaz de violar todas las normas internacionales de convivencia, el único que arrojó por dos veces consecutivas la bomba atómica sobre seres humanos, podría ser capaz, en su locura, de tirar sobre Cuba alguna nueva arma destructiva cuyo efecto no los alcance a ellos. Todo ese odio y terror que desatan contra Cuba confirma, quizá, mi hipótesis del modelo cubano. ¿Por qué, si no, gastar tanta tinta, tanta maldad, tanta energía contra una pequeña isla de apenas once millones de habitantes? También podría Cuba, dentro de 15 ó 20 años, desviarse de la democracia que están profundizando hoy cada día más. Podría ser… Pero el modelo seguirá existiendo aún en siglos venideros si la humanidad llegara a convertirse algún día en esas tribus vagabundas que muestra el cine de ficción, peleándose entre sí por un mendrugo sobre los campos yermos del desastre ecológico o entre las ruinas de la catástrofe nuclear, entre las piedras y los restos de acero quemado. Aún entonces la palabra Cuba surgirá nuevamente frente a las hogueras, en los relatos de los hombres, portadora de la última esperanza.
Tres son, a mi juicio, los pilares que sostienen e impulsan el modelo cubano de hoy: 1) La profundización de la democracia, su perfeccionamiento. Esta democracia, de la cual es parte muy importante el partido que están construyendo continuamente, es lo que permite el aporte de iniciativas populares en todos los órdenes y la versatilidad de las soluciones. El micro-jet, como concepto, es opuesto a la norma rígida y puede generalizarse gracias a la democracia. El autoritarismo es incapaz de producir con rapidez nuevas ideas , nuevas técnicas, soluciones atípicas, individuales. 2) La crisis, la dificultad tremenda que se les presentó con la disolución del campo socialista, con el que comerciaban, sumado al bloqueo norteamericano , esa misma dificultad es la que los impulsa a toda velocidad para revisar todos los sistemas, criticándolo todo, con toda libertad, gracias a la democracia. Sin crisis, las cosas hubieran seguido más o menos como iban o mejorando lentamente. La crisis, entonces, a pesar de los innumerables perjuicios que trae a la población, puede ser vista también como una oportunidad, como un impulsor de la inteligencia, como un motor de la transformación. Esa misma crisis les ha producido un aumento de la confianza en lo esencial de su sistema socialista. Ningún otro país hubiera resistido, ni económica, ni anímicamente semejante cimbronazo. Eso lo comprenden claramente. 3) La tercera columna donde se apoya el modelo es algo más difícil de cuantificar, de detectar “científicamente”, si cabe el término. Es la exacerbación de los sentimientos de dignidad, de fe, de patriotismo y aún de entusiasmo frente a los problemas. Yo sé que muchos, incluso los más luchadores, deben pasar por momentos de fastidio. Ya pasaron treinta años y todavía faltan cosas que hacen la vida más cómoda, más placentera. A veces alguien se cansa, se deja seducir por las vidrieras repletas de la cubierta del “Titanic” y tratan de quedarse allá pensando que serán más felices. Muchos se dan cuenta, pronto, de lo que pierden, y quieren volver. Otros son capaces de abandonar a sus hijos en manos del Estado cubano, sabiendo que serán cuidados e incluso amados más que antes. No son muchos, ni son tampoco lo mejor del pueblo cubano, por cierto, los que autotitulandose “exiliados”, aunque nadie los persiga ni les impida irse, logran, por poco tiempo, salir en los titulares de los diarios y conseguir la protección en países que como el nuestro, no pueden proporcionar trabajo ni salud a millones de sus propios ciudadanos. En fin, no todos luchan contra la tormenta, algunos prefieren abandonar el barco, es cierto, pero, ¿en que se habrá convertido ese pueblo cuando pase la tormenta, cuando superen esta crisis? ¿Cuál será su nueva valoración de las cosas, de la vida misma? Porque nadie es igual después de escalar una montaña, nadie es el mismo después del tifón. ¿De que no serán capaces entonces? ¿a que le temerán?.
Para terminar, dirijo la mirada hacia mi mismo y me pregunto no sólo qué hice y qué hago yo en ese país, sino qué hizo ese país conmigo. Hace treinta años, en Baracoa, fui arquitecto por primera vez en mi vida. Allí discutí mucho (aun con el partido, que en ese entonces se llamaba Organizaciones Revolucionarias Integradas – ORI-) pero sentía que, en definitiva se me exigía lo mejor de mí. Vi entonces lo mejor de mí puesto afuera, en la acción, y me gustó. Y nunca más lo abandoné, en el ejercicio de una profesión que amo. Cuba extrajo de mí lo mejor y cuando uno puede verlo, decide no abandonarlo más. ¿Con cuanta gente Cuba habrá hecho lo mismo –me pregunto- aun sin que trabajen allá?. Pienso que este fenómeno invisible es un aporte más que ha hecho y hace Cuba a la humanidad.
Un aporte en dosis individuales que se van sumando y formando asociaciones, casas de amistad, barcos con lápices y remedios; en fin, el fenómeno humano de dar y recibir: la esencia de la fraternidad, nada menos.
Tres semanas duró este último viaje, el sexto que hago a Cuba. Una lluvia fina y constante caía sobre la isla cuando subí al avión que me traería de vuelta a Buenos Aires. El paisaje rutinario de los vuelos,
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la demostración con la máscara de oxígeno que debemos colocarnos sonriendo antes de morir, el pasajero vecino, la ventanilla gris, todo era irreal para mí, menos las imágenes que se agolpaban en mi mente como en un teleobjetivo, todas en el mismo plano; las situaciones vividas, tantas y tantas emociones, tantos pensamientos. De pronto una canción empezó a girar y girar en mi interior. Era una canción de Juan Luis Guerra, dedicada a una mujer: “Me tosté en tus mejillas/como el sol en la tarde, /se desgarra mi cuerpo y no vivo un segundo/para decirte que sin ti, muero/ Me quedé en tus pupilas/ya no cierro los ojos/me tiré a lo más hondo/y me ahogo en los mares de tu partida”.
Era una canción que, curiosamente, me emocionaba mucho. Tiempo después entendí su eco inconsciente, qué me quería decir aquella letra en el momento mismo de despegar. ¡Cuba era esa mujer!. Una hermosa mujer que navega solitaria en el Caribe. Y en aquella canción, a esa mujer tan hermosa yo le seguía diciendo una y otra vez: “Me quedé en tus pupilas, /ya no cierro los ojos/me tiré a los más hondo y me ahogo/en los mares de tu partida”. Nada más.