miércoles, 3 de septiembre de 2008
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La sonrisa del bebé podría ser adictiva.
La sonrisa de su bebé activa el centro de recompensas cerebral de la madre como lo haría una droga adictiva, según un estudio del Colegio Baylor de Medicina en Houston (Estados Unidos) que se publica en la revista 'Pediatrics'. El descubrimiento podría ayudar a los científicos a desvelar el vínculo madre-bebé y cómo algunas veces no funciona cómo debería, según señala Lane Strathearn, coautor del estudio.
Según explica Strathearn, "la relación entre madres e hijos es crítica para el desarrollo del niño. Cualquiera que sea la razón, en algunos casos, la relación no se desarrolla con normalidad. Puede surgir negligencia y abuso, con unos efectos devastadores para el desarrollo del niño".
Para estudiar esta relación, los investigadores pidieron a 28 madres primerizas con bebés entre 5 y 10 meses que observaran fotos de sus bebés y otros bebés mientras que pasaban por un escáner de imágenes de resonancia magnética, una técnica que mide el flujo sanguíneo en el cerebro. En los escáneres, las áreas con un mayor flujo sanguíneo se iluminan y dan a los investigadores un indicio de dónde tiene lugar la actividad cerebral.
En algunas fotos los bebés estaban sonriendo o felices, en otras estaban tristes y en algunas tenían expresiones neutrales.
Los investigadores descubrieron que cuando las madres observaban las caras de sus propios bebés, las áreas centrales del cerebro asociadas con la recompensa se iluminaban durante las pruebas de escáner.
Las áreas estimuladas al ver a sus propios bebés eran aquellas asociadas con el neurotransmisor dopamina. En concreto, las áreas asociadas incluían el área tegmental ventral y las regiones de la sustancia negra, el estriado, y las regiones del lóbulo frontal que participan en el procesamiento de la emoción, la cognición y las salidas de información motora y conductual.
"Estas son áreas que han sido activadas en otros experimentos asociados con la adicción a las drogas. Podría ser que ver la cara sonriente de su bebé sea como un "subidón" natural", explica Strathearn. La fuerza de la reacción dependía de la expresión facial del bebé. Según el investigador, la activación más fuerte se producía con las caras sonriendo y había un menor efecto con las fotos de sus bebés con expresiones tristes o neutrales.
Los científicos esperaban una reacción diferente con las caras tristes y descubrieron pocas diferencias en la reacción de los cerebros de las madres ante la cara de sus bebés llorando en comparación con las de niños desconocidos. En general, las madres respondían con mucho más fuerza ante las caras de sus propios bebés que ante las de los bebés desconocidos.
"Comprender cómo responde una madre de forma única ante su propio bebé, cuando sonríe o llora, podría ser el primer paso para comprender la base neural del vínculo madre-hijo", concluye Strathearn. + (PE/EUROPA PRESS)
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